“El éxito de un museo no se mide por el número de
visitantes que recibe, sino por el número de visitantes
a los que ha enseñado algunas cosas, no se mide por
el número de objetos que expone, sino por el número
de objetos que los visitantes han logrado aprender en
su entorno humano, no se mide por su extensión sino
por la cantidad de espacio que el público puede de
manera razonable recorrer en aras de un verdadero
aprovechamiento. Eso es el museo.”
Georges Henri Riviére
Revista de Museología Kóot
2025 Año 15, n.º 17
ISSN 2078-0664
E-ISSN 2307-3942
ISNI 0000 0001 2113 0101
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ISNI 0000 0001 2113 0101
E-ISSN 2307-3942
Autoridades universitarias
Lic. José Mauricio Loucel Funes
Presidente Utec
Lic. Carlos Reynaldo López Nuila
Vicepresidente Utec
Ing. Nelson Zárate
Rector
Dr. José Modesto Ventura
Vicerrector Académico
Revista de Museología Kóot
ISSN 2078-0664
E-ISSN 2307-3942
ISNI 0000 0001 2113 0101
Editor:
Dr. Ramón D. Rivas
Antropólogo social y cultural
Consejo editorial:
Dr. José Edgardo Cal Montoya
Universidad San Carlos de Guatemala
Dr. David Hernández
Universidad de Hanover, Alemania
Dr. Jaime Alberto López Nuila
Investigador asociado,
Universidad Tecnológica de El Salvador
Arq. Rafael Alas
Museo de Arte de El Salvador
Antropóloga Carmen Molina Tamacas
Periodista cultural
Dr. Rafael Guido Béjar
Académico-consultor
Msc. Laura Zavaleta
Universidad de Barcelona, España
MSc. Aracely Pérez de Hernández
Directora del Sistema Bibliotecario Utec,
Coordinadora Latindex El Salvador
Equipo de apoyo:
Diagramación: Evelyn Reyes de Osorio
Revisión: Noel Castro
Colaboradora: Aracely de Hernández
Traducción de textos: Ramón D. Rivas
Fotografía portada: Carlos Flores Manzano
Fotografías separadores: Katherine Sánchez Alemán
Revista indexada en Latindex
Enero, 2025
Tels. (503) 2275-8836, 2275-8837
E-mail: museo_utec@yahoo.com
La revista Kóot es una publicación de la Universidad
Tecnológica de El Salvador, editada por el Museo
Universitario de Antropología. Es la primera revista en
su generó, cuyo contenido se centra en la investigación
museológica y en otras ramas relacionadas de la ciencia
desde el punto de vista antropológico. Se abordan temas
referentes a la arqueología, la historia y las artes en
general. Otro objetivo de esta publicación es fomentar el
intercambio académico con universidades e institucio-
nes afines. Los conceptos vertidos en la publicación son
exclusivamente la opinión de sus autores.
Impreso en El Salvador por Tecnoimpresos, S.A. de C.V.
19.ª Av. Norte, n.º 125, San Salvador.
Tel. (503) 2275-8861
E-mail: gcomercial@ utec.edu.sv
Dra. Noris Isabel López Guevara
Vicerrectora de Investigación y Proyección Social
Ing. Lorena Duque de Rodríguez
Vicerrectora de Operaciones
Dr. Ramón D. Rivas
Editor
Director de Cultura
Contenido
Prólogo
Lic. José Mauricio Loucel Funes ................................................i
A modo de presentación .......................................................... 7
Dr. Ramón D. Rivas
Después de Ilopango: La arqueología urbana
de Cuscatlán, en los periodos Clásico
y Posclásico El Salvador
After Ilopango: The urban archaeology
of Cuscatlán, during the Classic and
Postclassic Periods, El Salvador
Carlos Flores Manzano .............................................................11
A quinientos años de la llegada de los castellanos.
Conquista de Cuscatlán y fundación de la villa
de San Salvador.
Five hundred years after the arrival of the Castilians.
Conquest of Cuscatlán and foundation of the village
of San Salvador.
José Heriberto Erquicia Cruz ...................................................61
6
REVISTA DE MUSEOLOA OT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Loucel Funes, José Mauricio. Prólogo p. i-ii
La Escritura Jeroglíca Náhuatl
en el Lienzo de Tlaxcala y la conquista
de El Salvador
The Nahuatl Hieroglyphic Writing
on the Lienzo de Tlaxcala and the Conquest
of El Salvador.
Margarita Cossich Vielman ....................................................83
Mochizalco:
Centro de Poder Político y Simbólico Nahua
en el Suroeste Salvadoreño
Mochizalco
Center of Nahua Political and Symbolic Power
in the Salvadoran Southwest.
Hugo Vladimir Díaz Chávez ................................................. 114
La invasión de 1524, medio milenio después:
Una reconsideración de los “indígenas conquistadores”
The invation of 1524, half a millennium later:
A reconsideration of the “indigenous conquerors”
Laura E. Matthew .........................................................................144
Anexos a esta revista
1. Palabras de bienvenida por parte del Director de Cultura
de la Universidad Tecnológica de El Salvador
“Introducción Encuentro de dos mundos”
Dr. Ramón Rivas ................................................................ 155
2. Posición ante los 500 años de invasión
Mateo Rafael Latín (líder indígena) ................................... 158
3. Resúmen de Simposio
A 500 años de la invasión española
Histórico simposio reunió a investigadores
y profesionales de diversas ramas académicas
en la UTEC
Lic. Iván Escobar (periodista) ............................................161
Museo Universitario de Antropología ..................................179
Colaboradores .....................................................................183
Pieza del mes .......................................................................185
Los artículos y documentos que aparecen en esta edición son responsabilidad de sus autores, no representan la
opinión ocial de la Universidad Tecnológica de El Salvador.
La revista Kóot es de acceso abierto, por lo que se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos, siempre
que se cite la fuente.
Esta revista está indexada en
9
REVISTA DE MUSEOLOA OT, 2023 AÑO 13, n.º 15, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Loucel, José Mauricio. Prólogo p. i-ii
i
Prólogo
Muy buenos comentarios hemos tenido del reciente simposio que se
realizó en el Museo Universitario de Antropología, MUA, referente a
la conmemoración del quinto centenario de la llegada de los europeos
a nuestro continente, el cual se denominó “Encuentro de dos mundos
1524-2024: A 500 años de la primera incursión española a Cuscatlán”.
La actividad desarrollada en conjunto con la Universidad de Yale, el
Consejo International de Museos, ICOM, la Academia Salvadoreña de
la Historia y el Museo Marte de El Salvador, dejó información valiosa
que hemos recogido para elaborar la edición número 17 de la revista de
museología Kóot, con el propósito de acercar y fomentar el intercambio
académico con otras comunidades universitarias, las cuales están
pendientes de este tipo de publicación.
Es información histórica que se conoció y analizó en conjunto con
investigadores, académicos y personal docente que asistieron al simposio
realizado el pasado mes mayo del presente año; misma que contó con
doctos en la materia, y que expusieron magistralmente este proceso
histórico de cambio y acontecimientos que han impactado en la cultura
mesoamericana en cada una de las áreas de la sociedad humana.
Considero que es una edición de lujo, en donde el lector podrá leer
artículos de historiadores e investigadores salvadoreños que con
mucho profesionalismo y rigurosidad han analizado y escrito “sobre
la documentación, tanto elaborada por los españoles que participaron
como actores; como por los indígenas aliados que poseyeron «agencia»,
documentaron en sus respectivos pictogramas y códices, su respectivo
registro para cotejar ante los españoles la lealtad como socios”, como
lo señala el doctor Heriberto Erquicia en su artículo que publicamos en
esta revista.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Loucel Funes, José Mauricio. Prólogo p. i-ii
ii
Invito al lector a conocer y reexionar sobre el quincentenario de la
primera invasión española en el territorio salvadoreño, el cual se registró
en el año de 1524 y que marcó la ruta para una transformación social que
debería interesarnos a todos los que hoy habitamos estas tierras.
Debo patentizar y reconocer que el proyecto de la Revista de Museología
Kóot que heredó mi padre a esta universidad y a la sociedad salvadoreña,
sigue cumpliendo su objetivo de difundir el conocimiento académico y
cientíco. Al tener en mis manos esta edición número 17, se conrma el
rigoroso trabajo que hacen sus autores, tanto de los que escriben como de
los que recopilan la información, para ofrecer a la comunidad académica
información para el análisis y la interpretación en tiempos como el
nuestro.
Desde que se fundó la revista, en el año 2010, a la fecha, en la revista
Kóot existe información muy valiosa que perdura a través del tiempo,
y no dudo que esta edición será una de las más consultadas por las
generaciones presentes. Que la disfruten.
José Mauricio Loucel Funes
Presidente
Universidad Tecnológica de El Salvador
7
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Rivas, Ramón. A modo de presentación p. 7-9
A modo de presentación
Este es un número especial de la revista de Museología Kóot, se trata de
un signicativo Simposio que se llevó a acabo el 15 de junio en el Museo
Universitario de Antropología MUA, denominado “A 500 años de la
invasión española”, reunió a antropólogos, arqueólogos e historiadores,
así como a cientícos de otras ramas importantes que tienen que ver con
la historia y la cultura.
Sabemos que el conocimiento humano es una de las más complejas
tareas que el cerebro realiza de manera dinámica, permitiéndonos una
evolución de lo que sabemos, conocemos e interpretamos.
No hay nada más provechoso para el ser humano que adquirir conocimiento
para mejorar su entorno, resolver problemas, innovar, hacer ciencia y
hasta para conquistas o alcanzar objetivos, ya sean buenos o malos. De
ahí la importancia que el conocimiento tenga un carácter social, ya que,
con el intercambio de información con otras personas, ampliamos nuestro
horizonte cognitivo.
¿Por qué de la idea anterior? Resulta que la edición 17 de esta revista,
caracterizada por difundir el conocimiento académico, reúne las
ponencias de expertos que participaron en la actividad académica
denominada “Encuentro de dos mundos 1524-2024: A 500 años de
la primera incursión española a Cuscatlán”, realizada por el Museo
Universitario de Antropología (MUA) de la Universidad Tecnológica
de El Salvador (UTEC) en coordinación con la Universidad de Yale, el
Consejo Internacional de Museos, ICOM, la Academia Salvadoreña de la
Historia y el Museo Marte de El Salvador.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Rivas, Ramón. A modo de presentación p. 7-9
En este número de la revista Kóot, podrán leer artículos sobre el
contexto histórico de la incursión española a la región, lo anterior desde
la perspectiva académica de autores como el arqueólogo Paul Amaroli
y su libro Arqueología de El Salvador (Amaroli, 2015); al connotado
historiador don Pedro Escalante Arce y sus escritos sobre Tlaxcala en
Centroamérica (Escalante Arce, 2001), y el arqueólogo e historiador
salvadoreño Heriberto Erquicia, con su más reciente libro titulado
“Del señorío de Cuscatlán a la villa de San Salvador” (Erquicia, 2023).
Cada uno de ellos presentaron sus más recientes investigaciones sobre
la conquista de estas tierras y las implicaciones que las poblaciones
originarias tuvieron con la llegada de los europeos a estas regiones.
Fue una excelente oportunidad escucharlos y poder remontarnos hasta
la década del siglo XVI en donde ocurrieron hechos que marcaron la
historia de la humanidad.
Es una riqueza histórica contada por medio de conferencias y discusiones
que permitieron revivir el proceso histórico de cambio y acontecimientos
que han impactado en la cultura mesoamericana desde la llegada de los
españoles hasta la actualidad. No podíamos dejar este conocimiento en
un solo encuentro de participantes del simposio; consideramos necesario
publicar y dejar constancia del conocimiento difundido por los expertos
en la materia, sobre esos procesos y recorridos que realizaron tanto los
españoles como los grupos prehispánicos en esta lucha de conquista, que
trajo consigo diversos cambios culturales y sociales.
Cabe señalar que este es un número especial de la revista universitaria de
museología kóot, contiene seis artículos académicos de gran valía, escritos
por Margarita Cossich Vielman, Maestra en Estudios Mesoamericanos;
el arqueólogo Carlos Flores Manzano; una nota de presentación del
reprersentante de los pueblos indígenas de El Salvador que participaron
activamente durante todo el evento don Mateo Rafael Latín Ex-Alcalde
del Común de Izalco; Laura E. Matthew, Universidad Marquette,
Milwaukee, WI, EE.UU; Hugo Vladimir Díaz Chávez, investigador
y arqueologo nacional y José Heriberto Erquicia Cruz, del Centro de
Investigación de la Universidad Pedagógica de El Salvador, «Dr. Luis
Alonso Aparicio». La revista se complementa con un valioso resumen
del evento, que incluimos, del periodista Iván Escobar. Pero también
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Rivas, Ramón. A modo de presentación p. 7-9
destacar la magistral intervención del antropólogo y etnohistoriador
Neerlandés Ruud Van Akkeren, con especialización en Mesoamérica.
No omito en decir que, en el simposio hubo otras presentaciones o
reexiones hechas por profesionales de la talla del antropólogo, Carlos
Flores; y del embajador de la República Dominicana en El Salvador, Julio
César George, quienes compartieron sus reexiones sobre el histórico
acontecimiento que marcó un antes y un después en lo que se conoce
como El Salvador. Estas exposiciones no están en este numero de la
revista, pero estamos seguros que las presentaremos en futuras ediciones.
Estoy plenamente convencido que, con esta publicación, estamos
cumplimiento uno de los objetivos que debe tener toda revista
universitaria, actualizar y divulgar conocimientos cientícos mediante la
publicación de trabajos inéditos que son revisados por pares. Todo ello,
con el único propósito de fomentar y promover la iniciativa cientíca a
nivel local, nacional e internacional. Con ello, facilitamos el acceso libre
al conocimiento académico de calidad.
Por su carácter antropológico, la revista también permite conocer la
historia y su capacidad de ser reescrita, como lo dijo Georges Orwell:
«quien controla el pasado controla el futuro: quien controla el presente
controla el pasado».
Espero disfruten esta nueva edición y se aumente el conocimiento sobre
la llegada de los europeos a estas regiones del mundo.
LEGITE ET IMPLETE VOS SCIENTIA
Ramón Rivas
Director de Cultura
Editor de la Revista de Museología Kóot
Universidad Tecnológica de El Salvador
Universidad Tecnológica de El SalvadorUniversidad Tecnológica de El Salvador
Museo Universitario de Antropología, MUAMuseo Universitario de Antropología, MUA
Universidad Tecnológica de El Salvador
Museo Universitario de Antropología, MUA
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
Después de Ilopango: La arqueología urbana
de Cuscatlán, en los Periodos Clásico
y Posclásico El Salvador
After Ilopango: The urban archaeology of Cuscatlán,
during the Classic and Postclassic Periods, El Salvador
Carlos Flores Manzano
0000-0001-7278-0286
Arqueólogo
Estudiante Doctoral
Yale University
carlos.oresmanzano@yale.edu
Fecha de recibido: 11 de octubre de 2024
Fecha de aceptación: 2 de diciembre de 2024
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18986
URI: http://hdl.handle.net/11298/1373
Resumen
Desde 1978, cuando Paul Amaroli identicó formalmente un yacimiento
arqueológico tras un hallazgo fortuito en los alrededores de la Finca
La Esmeralda en Antiguo Cuscatlán, se puede considerar que ese año
marcó el inicio ocial de las investigaciones arqueológicas en el Sitio
Arqueológico Cuscatlán. En las siguientes líneas, se abordarán los
descubrimientos realizados al sur del Área Metropolitana de San
Salvador desde la perspectiva de la Arqueología Urbana —o, por qué
no, la “Arqueología del Desarrollo Urbano Moderno”— destacando la
ocupación durante los períodos Clásico Tardío, Posclásico Temprano y
Posclásico Tardío (431/539-1524 CE). Esto se debe a la densidad de sitios
arqueológicos previos a la erupción de la Caldera de Ilopango, durante
los períodos Preclásico Medio, Preclásico Tardío y Clásico Temprano,
aunque estos últimos no son el objeto del presente estudio. Asimismo, se
presentarán fotografías inéditas de las excavaciones y una reconstrucción
hipotética del conjunto arquitectónico principal, así como el estado actual
del sitio.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
Palabras clave:
San Salvador (El Salvador) - Arqueología - Investigaciones
Área metropolitana de San Salvador (El Salvador) - Historia - Siglo XIX-
XX - Antiguo Cuscatlán sitio (El Salvador) - Excavaciones arqueológicas
- Civilización antigua - Restos arqueológicos - Monumentos históricos.
Abstract
Since 1978, when Paul Amaroli formally identied an archaeological site
after a fortuitous nd in the vicinity of La Esmeralda Farm in Antiguo
Cuscatlán, that year can be considered to mark the ofcial beginning of
archaeological investigations at the Cuscatlán Archaeological Site. In the
following lines, the discoveries made to the south of the Metropolitan
Area of San Salvador will be discussed from the perspective of
Urban Archaeology —or, why not, the “Archaeology Modern Urban
Development”— highlighting the occupation during the Late Classic,
Early Postclassic, and Late Postclassic periods (431/539-1524 CE). This
focus is due to the density of archaeological sites prior to the eruption of
the Ilopango Caldera, which occurred during the Middle Preclassic, Late
Preclassic, and Early Classic periods, although the latter will not be the
subject of the present study. Likewise, unpublished photographs of the
excavations and a hypothetical reconstruction of the main architectural
complex, as well as the current state of the site, will be presented.
Keywords:
San Salvador (El Salvador) - Archaeology - Research.
Metropolitan area of San Salvador (El Salvador) - History - 19th - 20th
century - Antiguo Cuscatlán site (El Salvador). Archaeological excavations.
Ancient civilization. Archaeological remains. Historical monuments..
1. Introducción
El Área Metropolitana de San Salvador posee una ocupación humana
antiquísima y diversa, en el presente documento nos centraremos en los
hallazgos arqueológicos al sur del Área Metropolitana de San Salvador,
en los alrededores de las denominadas Lomas de Candelaria, Loma
del Tacuazín y el Cerro del Caballito, siendo el rasgo topográco más
importante la Laguna de Cuscatlán actualmente conocida como Plan de
La Laguna, los cuales por su geografía y fertilidad del suelo los hicieron
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
propicios para el desarrollo de asentamientos humanos durante por lo
menos los últimos 3000 años.
Este es el lugar de ocupación del Cuscatlán Histórico (Flores Manzano
2019; 2024), registrada por primera vez en un documento histórico en
la Crónica Xajil o Anales de los Cakchiqueles (Restall 2010:196) como
“Cuzcatan” para 1524 (Nahuatizado) (Recinos 1980:117-118), registrada
por Pedro de Alvarado (Alvarado en Kurtz 1913:18-20) en su segunda
carta de relación del 28 de Julio de 1524 como la “Ciudad de Cuxcaclan”,
lugar donde habitaban los “Señores de Cuxcaclan” (Alvarado 1524 en
Kurtz 1913:18-20); según el acta del Cabildo de Guatemala del 6 de
mayo de 1525, en la que Pedro de Alvarado se lamenta la imposibilidad
de celebrar el cabildo debido a la ausencia del regidor Diego de Holguín,
el cual “…se ha ido “a vivir y permanecer en la villa de San Salvador, de
la cual es alcalde…” (Lardé y Arthes 1925:37-38).
Fig.1. Sitio Arqueológico Cuscatlán, Mapa LIDAR, debido a la densidad del desarrollo urbano
solo es útil para análisis arqueológicos la topografía del mismo, Imagen proporcionada por el
MARN 2024, procesada con ARCGIS Pro, Licencia de Yale University.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
Para 1526 denominada como “Provincia de Cuzcatlán” según la Crónica
de la Santa Provincia de Chiapas y Guatemala de Fray Francisco Vázquez
de Herrera (Lardé y Arthes 1925:37), siendo la segunda fundación de la
Villa de San Salvador de 1528, la cual para 1532 era denominada como
la “Villa de San Salvador” (Gall 1968 en Amaroli 1986) según la mal
llamada Relación Marroquín , la cual según Amaroli (C.P. 2018) debería
de llamarse “Relación de la villa de San Salvador Cuscatlán”, “…lo cual
se aproxima más a la verdad: fue hecha en (la villa de) San Salvador,
bajo la supervisión del cura, puesto en tinta por su escribano, y son las
palabras vivas de unos 50 de sus residentes… (C.P. Amaroli 2018), por
ejemplo, todavía en el siglo XVII se conoció en otras latitudes como
“San Salvadorou Cuscatlán” (en este caso en francés), así en 1749 según
el Mapa de George Anson en el cual describe “Le Cote de la Mer du Sud”
en su Libro Voyage Autour du Mond. Así también el otrora lugar donde
estaba la Ciudad Prehispánica de Cuscatlán paso a llamarse “Santos
Inocentes de Cuzcatan” por lo menos, desde 1737 (Amaroli 1986:17-18).
La ocupación arqueológica del Sitio Antiguo Cuscatlán fue formalmente
identicada el 16 de febrero de 1978 por Paul Amaroli (1978:1), en la zona
donde hoy se encuentran el Centro de Retiro San Ignacio de Loyola, la
Finca La Esmeralda y el Complejo Deportivo de ANDA. Posteriormente,
en 1994, se documentó el descubrimiento de estructuras al oeste del lugar
original, aunque estas fueron destruidas para dar paso a urbanizaciones
como Residencial Villas de Cuscatlán y Residencial Quetzalcóatl (Flores
Manzano 2019:217).
Sin embargo, los registros arqueológicos formales no implican que
no se hubieran encontrado vestigios en el sur del Área Metropolitana
de San Salvador en épocas anteriores. Ya a mediados del siglo XIX,
Ignacio Gómez Meléndez había identicado montículos y excavaciones
en lo que luego se conocería como “Cuscatlán el Nuevo” en 1858, hoy
llamado Nuevo Cuscatlán (Gómez Meléndez 1860:320). Asimismo,
Guillermo Dawson también registró hallazgos en la zona (Dawson
1890:32), y durante el siglo XX, Atilio Peccorini documentó la presencia
de materiales arqueológicos (Peccorini 1913:176). En 1915, Herbert
Spinden propuso los límites de la ocupación Pipil en Cuscatlán (Spinden
1915:447).
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
Ese mismo año, Pedro S. Fonseca, en su “Prontuario Geográco y
Estadístico de la República de El Salvador”, relata que Antiguo Cuscatlán
fue la antigua capital del reino o señorío de Cuscatlán, situada a 8 km al
suroeste de San Salvador. Fonseca también menciona la existencia de
túmulos o sepulcros indígenas y describe una hoya que antes fue una
laguna volcánica, la cual se secó tras el terremoto de 1873. En el terreno
donde estuvo la laguna, se encontraba el ingenio de la familia alemana
“Dheininger” (Fonseca 1915:12), propiedad que Fedor Deininger heredó
de Francis Bogen, dueño original de la Finca Montecristo. El más
conocido de esta familia fue Walter Thilo Deininger, quien asumió el
control de las tierras en 1911.
Fig.2. Dibujo de una pieza cerámica, realizada por Walter Lehmann en 1917, parte de la
Colección Deininger (Gobel 2009:9).
Durante este periodo, el etnólogo alemán Walter Lehmann, discípulo de
Eduard Seler, visitó El Salvador. Como era habitual entre los viajeros
alemanes de nales del siglo XIX y principios del XX, Lehmann llegó al
lugar conocido como “Puerta de La Laguna” o “Plan de La Laguna”. Allí,
Walter T. Deininger le mostró las curiosidades arqueológicas halladas en
su nca, lo que llevó a Lehmann a dibujar una de las vasijas Copador
encontradas en La Laguna. Posteriormente Jorge Larde y Arthes “El
Sabio” (A no confundirse con Jorge Larde y Larin su hijo) discute los
16
REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
documentos históricos como las Cartas de Relación de Pedro de Alvarado
y hace las primeras interpretaciones históricas con fuentes sobre el
devenir del Sitio Cuscatlán (Lardé y Arthes 1925:15), ulteriormente John
M. Longyear III en 1944 registra someramente los materiales culturales
que han surgido en la Puerta de La Laguna (Longyear y Boggs 1944:76)
(Lardé y Arthes 1950:39).
A continuación, se da el hallazgo y el registro de parte del Sitio Cuscatlán
en 1978, así como el descubrimiento de más tiestos en la Puerta de La
Laguna en 1980, estos hallazgos dan pie a que, en 1985, Paul Amaroli
realice un reconocimiento supercial en la zona, en el cual delimita
un área con altísimo potencial arqueológico supercialmente. En el
presente documento se discutirá la prospección supercial de Amaroli
de 1985, las zonas arqueológicas denominadas Cumbres de Cuscatlán,
Madreselva y Nuevo Cuscatlán, en las ocupaciones ocurridas posterior
a la erupción de Ilopango entre el 431-539 CE (Dull et al 2019; Smith
et al 2020) y la Guerra de Cuzcatlan en Junio de 1524, es decir entre
los Periodos Clásico y el Protohistórico, así también se aportarán
fotografías inéditas de mapas y algunas excavaciones en el marco de la
arqueología urbana.
2. Generalidades
La Zona Arqueológica de Cuscatlán se encuentra en el Valle de San
Salvador, abarcando áreas conocidas como “Sabanas tropicales cálidas
- tierra caliente - planicies internas en las alturas” y “Sabanas tropicales
cálidas - tierra templada - planicies altas y faldas de montañas” (MARN
2015:19). Estas zonas se sitúan entre los 1812 metros sobre el nivel del
mar (msnm) en la cima del Volcán de San Salvador o Quezaltepec, y
los 512 msnm en el Río Las Cañas, Soyapango. La principal área de
ocupación prehispánica se encuentra entre los 512 y 900 msnm, con una
temperatura promedio de 22 a 28°C, en lo que se conoce como planicies
internas (Información extraída de http://www.snet.gob.sv/meteorologia/
climaelsal.htm). Además, la precipitación anual promedio entre 2011 y
2015 osciló entre 1653 mm y 2780 mm (MARN 2015:19).
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Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
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2.1. Actividad volcánica y estratigrafía
La Zona Arqueológica de Cuscatlán se encuentra delimitada al norte y
noroeste por el Complejo Volcánico de San Salvador (SSVC, según sus
siglas en inglés) (Ferres et al 2011), al oeste y suroeste por la Cordillera
del Bálsamo, y al sur del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS)
por varios conos de escoria. Hacia el este se encuentra la Caldera de
Ilopango, cuyas erupciones sucesivas han incrementado la profundidad
del suelo en esa región. Este conjunto de formaciones volcánicas ha dado
lugar a suelos profundos y fértiles, principalmente clasicados como
andisoles (MAG 2012:54), los cuales se caracterizan por su origen en
cenizas volcánicas, estructura granular, textura franca y color oscuro.
Estos suelos tienen una alta productividad, lo que los hace ideales para
la agricultura intensiva (Carias et al 2004:149). Además, la zona cuenta
con áreas de recarga hídrica, lo que ha hecho del Valle de San Salvador
un lugar propicio para el desarrollo de diversas civilizaciones a lo largo
de los siglos.
3. Hallazgos fortuitos 1978-1984
Se identica formalmente al Sitio Antiguo Cuscatlán el 16 de febrero de
1978, debido a un hallazgo fortuito durante la construcción del Tanque de
ANDA y el Centro de Retiros San Ignacio de Loyola, Amaroli (1978:1-
2), describe el sitio como un depósito de desechos domésticos que
contiene hojas prismáticas y núcleos de obsidiana, tiestos de cerámica
tosca y al menos una mano de moler. Así también en un corte de camino,
observo tiestos a profundidades de entre 10 y 70 cm, junto con manchas
de tierra quemada. Se recolectaron tiestos, un soporte egie de vasija y
fragmentos de obsidiana, el área examinada durante el recorrido fue muy
pequeña de 100x100 m.
Para 1980 gracias a datos del señor Cerna y el apuntador Méndez, es que
se registra el sitio arqueológico “Antiguo Cuscatlán” en el registro del
Ministerio de Cultura “...en la nca Santa Elena en las raíces de Nuevo
Cuscatlán, en terrenos de los Guirola a nueve cuadras de Ayagualo,
Cantón el Triunfo, en terrenos de Roberto Parker, se hallaron tiestos...”
(Méndez 1980:2).
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4. En la Búsqueda de Cuscatlán: Prospección cientíca 1984-1985
Entre diciembre de 1984 y febrero de 1985 (Amaroli 1986:81) se gesta
el “Proyecto Cuscatlán”, este estudio arqueológico nace, debido a la
amenaza por las nuevas urbanizaciones que se extendían en ese momento
hacia el sur, contempladas en el Metroplan 2000 (VMVDU 1997:31), el
cual fue propuesto en 1980 por la rma León Sol Arquitectos, este plan
buscaba expandir la ciudad al sur oeste, especícamente en las zonas
de Antiguo Cuscatlán y Santa Tecla, justamente en el sitio que parecía
ser la antigua capital pipil, el Proyecto Cuscatlán buscaba evitar “…la
pronta obliteración de sus posibles restos físicos es una certeza a menos
que se implemente medidas de conservación...(Amaroli 1986:1). El
Proyecto Cuscatlán tenía como objetivo, ante la inminente urbanización
de la zona (Amaroli 1986:1):
“...Recoger las referencias etnohistóricas pertinentes para
Cuscatlán para poder determinar la extensión y otros datos
acerca de su provincia, y la ubicación e índole de su capital. El
próximo paso fue de realizar un reconocimiento arqueológico
en lo que se determinó ser la probable ubicación de la antigua
capital, para así identicar restos prehispánicos de la época
correspondiente, que pudieran relacionarse con Cuscatlán...”
(Amaroli 1986:2).
Este proyecto fue nanciado por el Banco Cuscatlán y administrado
por el Patronato Pro-Patrimonio Cultural (Amaroli 1986:2). En el
mismo se recorrieron 700 hectáreas al sur de Antiguo Cuscatlán y al
Norte de Nuevo Cuscatlán, donde se llevó a cabo un reconocimiento
intensivo, registrándose yacimientos arqueológicos, además de realizarse
recolecciones superciales de materiales diagnósticos (Amaroli 1986:3).
Las hipótesis de trabajo que manejó para conrmar que este lugar
era el Cuscatlán Histórico fueron dos. En primer lugar, el patrón de
asentamiento, basado en el hecho, que para el Posclásico la tendencia
era abandonar las planicies y ubicarse en lugares defendibles, éstos
pueden ser islas y mesetas (Amaroli 1986:77). Estos lugares utilizaron
las defensas naturales como fosos, murallas y portones; las zonas
domiciliares aledañas a las residencias de los nobles albergaba a la gente
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del común. Este tipo de comunidades fue las que Pedro de Alvarado
denominó como ciudades (Amaroli 1986:77).
Fig.3. Área de Prospección supercial, Proyecto Cuscatlán (Amaroli 1986).
Amaroli propone que un centro capital debería de contar con un juego
de pelota con forma de “i”, además que sus zonas residenciales deberían
de poseer plataformas rectangulares con bordes de hileras de piedras
de dimensiones de alrededor de cinco por tres metros y alrededor de 50
centímetros de altura, las cuales poseerían ranchos perecederos sobre
estas (Amaroli 1986:78).
La segunda hipótesis es la ubicación proporcionada por los datos
etnohistóricos, que la colocarían en las cercanías del actual Antiguo
Cuscatlán (Amaroli 1986:79).
La metodología utilizada fue un reconocimiento arqueológico intensivo,
mediante el recorrido en transeptos de entre 20 y 30 metros, examinando
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el suelo; cuando se localizaban materiales culturales, éstos se clasicaban
por su abundancia. De estas colecciones se realizaron 49 (Amaroli
1986:82). En este recorrido pedestre, fueron identicadas plataformas
prehispánicas cuyas piedras habían sido desplazadas por el ahoyado
para cultivar café y por la erosión (Amaroli 1986:82).
Fig.4. Distribución de Materiales Culturales en el Área de Estudio (Amaroli 1986).
Entre los principales resultados arrojados por esta investigación fue el
reconocimiento de restos muy extensos cercanos al cráter de la Laguna,
además hacia el sur del municipio de Antiguo Cuscatlán se identicaron
terrazas naturales con abundante material cultural identicado; entre este
material se encontraban “...tiestos, navajas prismáticas de obsidiana,
ocasionales fragmentos de manos, metates y piedras “donut” y algunas
plataformas de probable uso residencial... (Amaroli 1986:83), así
también durante el reconocimiento, el autor recabó testimonios sobre
hallazgos arqueológicos en la construcción de la Escuela Walter
Thilo Deininger, así como durante el proceso de urbanización de las
residenciales La Sultana y Jardines de Guadalupe (Amaroli 1986:81).
Al sur, sobre las lomas se identicaron distintos lugares con diferentes
densidades de material, de los cuales destacaba un sitio con una “...
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plataforma elaborada con bloques cortados de talpetate... ...su dramática
ubicación en una cima elevada...” (Amaroli 1986:84).
Se identicaron materiales históricos como arranques de ranchos sobre
una colina al sur. Entre otros hallazgos se registraron las ruinas de un
trapiche mezclada con materiales prehispánicos del siglo XIX (Amaroli
1986:84), probablemente el trapiche fundado por Francisco Bogen en
1864 (Fernández y Chávez 2018).
Sobre las estructuras identicadas se menciona el hallazgo de 8
plataformas de uso probablemente residencial, en áreas con materiales
culturales exclusivos del Posclásico. Entre estas había dos grupos de 2
y 3 plataformas y habían 3 plataformas individuales aparte (Amaroli
1986:85). Estas median entre 2x3 y 3x5 metros, cuya altura equivalía
al nivel de las rocas (Amaroli 1986:85). Este tipo de plataformas son
similares a las reportadas por Amaroli (1979) en Atempa Masahua y por
Fowler en Cihuatán (Fowler 1981 en Amaroli 1986:85-86).
Entre los materiales del Posclásico se identicó Cerámica del Grupo
Joateca, los cuales resultaron ser comunes en la recolección supercial,
principalmente en la variedad Joateca Estriada, variedad Joateca “...
distinguida por las estrías horizontales irregulares en las paredes
exteriores de ollas, con paredes “recurvadas” y asas de correa
horizontales... (Amaroli 1986:88). La misma era similar al grupo
Granadillas del Valle de Zapotitan descrito por Marilyn Beaudry
(1983:175) (Amaroli 1986:86). Amaroli considera este tipo cerámico
como el más conable de su investigación.
Igualmente, se logró identicar cerámica beige bruñida y cerámica rojo
sobre beige bruñida, las cuales pertenecen a un mismo grupo cerámico,
cuya diferencia radica en la ausencia o presencia de diferentes motivos
pintados en color rojo (Amaroli, 1986, Pág. 89). Este tipo cerámico
posee características que lo relacionan con el grupo cerámico Marihua,
aunque con varias diferencias. Este material es exactamente similar al
recolectado en el sitio Madre Tierra en Apopa (Amaroli 1986:90), lo
cual convierte este tipo cerámico como otro marcador del Protohistórico.
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De la misma forma, fueron encontrados fragmentos de Comales
relacionados a la cerámica Joateca, las cuales poseían como características
ser “...planos con bordes en forma de “coma”, bruñidos en su lado superior
y dejados sin bruñir en el otro...(Amaroli 1986:90). Este tipo de comales
son identicados desde el Posclásico Temprano (Amaroli 1986:90).
Entre los elementos líticos encontrados están los metates tabulares de
piedra volcánica escoriacea, clasicados con y sin bordes laterales, los
cuales han sido encontrados en contextos Posclásicos en Chalchuapa
(Amaroli, 1986, Pág. 91). Además, fueron identicadas puntas bifaciales
de obsidiana manufacturadas en una navaja prismática. Es digno de
subrayar, que un ejemplar fue encontrado en el campo de la Escuela Walter
Thilo Deininger, con procedencia de Ixtepeque (Amaroli 1986:91).
Del período Clásico Tardío se lograron identicar policromos Arambala
y Salúa conocida también como Babilonia; “...jarras con borde exterior
reforzado en un ángulo agudo...” (Amaroli 1986:91) y una mano
planoconvexa de piedra volcánica escoriacea (Amaroli 1986:91).
Entre los materiales históricos encontrados están tejas, ladrillos,
cerámica vidriada “Quezaltepeque”, “cream ware”, porcelana pintada a
mano inglesa, entre otros (Amaroli 1986:94-96).
Para esta investigación, estaba ausente material marcador del Posclásico
temprano, con un vacío entre el Clásico Tardío y el Protohistórico
(Amaroli 1986:97). Además, señala la ausencia de cerámica Plomiza
Tohil (Amaroli 1986:100). Cabe destacar el hecho que no se realizaron
excavaciones en esta investigación.
De igual forma, Amaroli al comparar este sitio con Atempa Masahua, en
Metapán, inere que la densidad de viviendas en esta zona sería de 340
residencias en las 85 hectáreas en las que se identicó material cultural,
sumando la zona de La Sultana y Jardines de Guadalupe serían alrededor
de 680 residencias (Amaroli 1986:101). Basado en estas inferencias se
calculan 5,600 personas para la población de Cuscatlán, cercano a las
6,500 personas registradas en las fuentes etnográcas registradas en esta
región en la Relación Marroquín (Amaroli 1986:102).
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Amaroli concluye de la siguiente forma:
“...Puesto que Cuscatlán era la única comunidad del período
Protohistórico reportada en la vecindad del área de estudio,
y dada la correspondencia notada arriba en las poblaciones
estimadas, se concluye que los restos arqueológicos bajo
discusión representan parte de 1a zona residencial de
Cuscatlán. Se esperaba identicar los restos del “núcleo élite”
de Cuscatlán dentro del área de estudio” Se anticipaba que
esto incluiría las ruinas de las residencias de los gobernantes
(“palacios”), pirámides pequeñas y por lo menos una cancha
del antiguo juego de pelota. No se localizó indicios de un
núcleo élite en el reconocimiento arqueológico. Hay varias
posibles explicaciones por su aparente ausencia en el área de
estudio, pero la más favorecida es que había sido destruido por
la amplia urbanización de Antiguo Cuscatlán y las colonias
aledañas...” (Amaroli 1986:114).
5. El n de la guerra y el boom urbanístico: Rescate en Madreselva,
1992
Las investigaciones en Madreselva, comenzaron posterior a la denuncia
de un hallazgo fortuito, el cual concluyó en un rescate arqueológico el
6 de febrero de 1992. Posterior a esto se planearon las excavaciones
pertinentes a esta zona, en la cual se había realizado una prospección
supercial entre noviembre de 1984 y febrero de 1985 por Paul Amaroli
(Amaroli 1992:1).
En esta denuncia, un arquitecto informa sobre el hallazgo de materiales
arqueológicos durante las obras de terracería (Amaroli 1992:2). De estas
obras se lograron identicar, varias piezas, aparentemente cuando se
abría la calle Conchagua Oriente hacia el este:
“...Nuestra inspección resulto inmediatamente en la
identicación de cuatro entierros con piezas, expuestas en un
corte de bulldozer y luego después muchos hallazgos más...”
(Amaroli 1992:2).
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El rescate arqueológico formal comenzó en la urbanización Madreselva
el 17 de febrero de 1992 y estuvo bajo la dirección del arqueólogo Paul
Amaroli. En estas investigaciones se documentaron rasgos arqueológicos
no esperados basados en la prospección realizada en la década de los 80, los
cuales están fechados entre el Clásico Tardío y el Protohistórico (600 a 1524
d.C.) (Amaroli 1992:1). Estos rasgos se pueden clasicar de esta manera:
“...unos 22 entierros humanos, más de 65 piezas cerámicas, 8
estructuras pipiles (incluyendo “palacios” y templos), Vestigios
de numerosas viviendas comunes...” (Amaroli 1992:1).
La información arqueológica obtenida en este lugar para el
Posclásico,
Amaroli la calica de novedosa, dado que proporcionó más información
sobre la capital nahuat-pipil que no se conocía (Amaroli 1992:1). Además,
se proporcionó información sobre una aldea muy probablemente maya
contemporánea a San Andrés y a Joya de Cerén, es decir, del Clásico
Tardío, la cual para 1992, era información con la que no se contaba para
el área de San Salvador (Amaroli 1992:1). Amaroli discute que en estas
investigaciones se perdieron dos áreas donde existía arquitectura pipil -
estas se encontrarían en la Urbanización Santa Elena - de las 80 hectáreas
registradas en 1986. A la vez propone que todavía existían áreas de interés
arqueológico para ese año, en las ncas La Esmeralda y Montecristo al
este de Madreselva (Amaroli 1992:2).
Fig.5. Vista en planta de las 8 estructuras identicadas en la Urbanización Madreselva en 1992,
el Grupo 1 se ubica a la izquierda de este esquema y el Grupo 2 a la derecha (Amaroli 1992:7).
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Ya para 1992 Amaroli propone que debería de existir una coordinación
con la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural a la hora de aprobar
la edicación de loticaciones (Amaroli 1992:2), dado que esta
coordinación, en ese entonces, ya había condenado y destruido varios
sitios en El Salvador. La urbanización Madreselva tiene una extensión
de 120 manzanas, de las cuales se propone que el sitio arqueológico se
extendía hacia el este y el sureste (Amaroli 1992:2).
5.1. Descubrimientos en Madreselva, Período Clásico Tardío (600-900 d.C.)
Para el período Clásico Tardío (Amaroli 1992:2), se registran los primeros
hallazgos en esta investigación. Cabe recalcar que para 1992 no se excavó
el estrato de TBJ, el cual en esta zona tiene alrededor de 10 metros de
profundidad, por lo tanto, no se logró alcanzar el estrato con ocupación
del Preclásico Tardío o Protoclásico y mucho menos al Preclásico Medio
bajo el estrato de la erupción de La Laguna de Cuscatlán o Tefra Cuzcatan
(Amaroli 1987).
Durante este período, una aldea de alrededor de 50 hectáreas, o más,
se localizaba alrededor del Plan de la Laguna, la cual consistía en
casas fabricadas como ranchos de bahareque, de los cuales fue posible
identicar una casa que fue quemada (Amaroli, 1992, Pág. 2). En las
inmediaciones de las casas se cavaban agujeros, los cuales se rellenaban
con basura, identicada en forma de tiestos de cuencos y ollas quebradas,
fragmentos de herramientas de obsidiana, fragmentos de gurillas, y,
distintos materiales perecederos como frutas y verduras ,de las cuales
solo se identicaron sus semillas, algunas carbonizadas, entre estas de
aguacate, cacao, ayote y maíz (Amaroli, 1992, Pág. 2), cuyos materiales
culturales son el testigo de la forma de vida de los antiguos habitantes
del Clásico Tardío de esa zona, muy probablemente de liación maya.
Además de cavar agujeros a forma de basurero, los habitantes del Clásico
Tardío, en las inmediaciones de sus viviendas, enterraban a sus muertos,
siendo ésta una costumbre muy difundida y normal en Mesoamérica
(Amaroli, 1992, Pág. 2).
Sobre estos entierros, Amaroli los describe encontrados en posición
estrechamente exionada o “posición fetal” (Amaroli, 1992, Pág. 3), con
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su cabeza orientada al norte, en la cual se ve reejada su cosmovisión.
Además, estos entierros estaban ataviados con ofrendas a los lados del
difunto, las cuales estaban compuestas por comida y bebida colocada
en diferentes recipientes cerámicos, entre otros artefactos, como por
ejemplo una “perfumera” con pintura roja, pitos o una cuenta de jade
(Amaroli, 1992, Pág. 3).
Estos entierros encontrados, fueron identicados dentro del estrato de
tierra blanca, conocido como TBJ (Tierra Blanca Joven), la cual posee
propiedades ácidas, por lo que deshacen los restos óseos. En este sentido,
la mayoría de los entierros identicados consisten en la ofrenda y una
mancha en la tierra de lo que muy seguramente eran los restos óseos
del difunto (Amaroli 1992:3). Amaroli estima que dado a la densidad
de entierros en un área pequeña, se estimaría que existen cientos de
entierros en las inmediaciones acompañadas de miles de piezas cerámicas
completas (Amaroli 1992:3). Además, propone que el grupo étnico del
Clásico Tardío es el mismo que habitaba en Joya de Cerén, San Andrés
y el valle de Zapotitán, emparentado con los habitantes de Chalchuapa
(Amaroli 1992:3). Amaroli aduce que era muy probable que hablaran el
mismo idioma, el cual posiblemente era de la familia lingüística maya
(Amaroli 1992:3). A la vez se determina que esta aldea fue abandonada
alrededor del 900 d.C. en el contexto del colapso maya, cuyo efecto
es registrado en todos los sitios arqueológicos del territorio nacional
(Amaroli 1992:3).
5.2. Descubrimientos en Madreselva, Periodo Posclásico (900-1524 d.C.)
Al momento del colapso maya, se dan migraciones desde el centro de
México hacia el sur (Amaroli 1992:3-4). Muchos de estos migrantes eran
de etnia Nahuat, los cuales establecen diversos enclaves en Nicaragua,
Honduras y Guatemala, pero principalmente en el territorio que los
españoles y su ejército de “nativos amigos” denominaron pipiles (Amaroli
1992:4). Amaroli destaca que, para el momento de la invasión española,
Cuscatlán tenía alrededor de 50 pueblos tributarios y su poder cubría un
área aproximadamente de 7,000 kilómetros cuadrados (Amaroli 1992:4).
En el campo político, fue notado y aprovechado por los españoles esta
situación en la cual los habitantes de este territorio se encontraban en
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guerra con los cakchiqueles, los cuales estaban en plena expansión desde
las tierras altas de Guatemala (Amaroli 1992:4). Se propone que Cuscatlán
poseía al menos dos Señores Principales, la cual era una costumbre entre
los nahuas (Amaroli 1992:4). Además, éstos venían de diferentes linajes,
donde cada linaje poseía un territorio en particular, en donde existían los
equivalentes a viviendas élites o casas para gobernar llamados palacios,
que pertenecían a las cabezas de estos linajes (Amaroli 1992:4).
Entre los hallazgos principales del Sitio Cuscatlán, localizado en estas
excavaciones en la Urbanización Madreselva (Amaroli 1992:4), destacan
dos grupos de estructuras pipiles: un grupo interpretado como una zona
ceremonial (Grupo 2) y el otro grupo como el área de habitación o centro
del linaje gobernante o preeminente (Grupo 1) (Amaroli 1992:4).
5.2.1. Descripción del Grupo 1, Palacios
Este grupo de estructuras son interpretadas como Palacios Pipiles y
consisten en una plazuela en la cual se distribuían tres estructuras largas
de 5 por 20 metros, con apariencia de grandes salas, denominadas
estructuras 2, 3 y 4 (Amaroli 1992:4).
En estas estructuras probablemente residía uno de los linajes gobernantes
(Amaroli 1992:4). Amaroli resalta el hecho que este grupo de estructuras
es similar al relatado por el español Fernando González de Oviedo
(Amaroli, Comunicación Personal 2018), el cual describe el pueblo
Nahuat de Tezoatega en Nicaragua (Myers 2007:259), además de
dibujar los palacios, que son similares en dimensiones con los cimientos
de estructura encontrados en Madreselva. Amaroli describe que estas
estructuras fueron encontradas quemadas y localizó varias puntas de
echas alrededor de sus cimientos. En ese momento se consideró muy
arriesgado asegurar que esa quema y esos rasgos de guerra, fuesen
producto de la invasión española o si fueron producto de un evento
previo (Amaroli 1992:4). Además, se encontró en la parte externa de la
estructura 1 un empedrado de talpetate (Amaroli 1992:20). Dentro de
esta estructura se encontraron chunks de horsteno, así como una navaja
de obsidiana verde quebrada y un solo tiesto de cerámica plomiza Tohil
(Amaroli 1992:20).
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5.2.2. Descripción del Grupo 2, Zona Ceremonial
La descripción del Grupo 2 de Madreselva, consiste en cuatro montículos,
cuyas dimensiones máximas poseen 20 metros de diámetro y 2 metros de
altura, las cuales fueron denominadas Estructuras 5, 6, 7 y 8 (Amaroli
1992:5), de las cuales, hasta el 2 de junio de 1992, solo había sido
excavado un montículo, denominado Estructura 5, descrita como una
plataforma cuadrada con gradas de acceso. Ésta sostenía una construcción
de bahareque en su parte superior, la cual muestra evidencia de haber
sido quemada, probablemente era un templo. Esta hipótesis está basada
en el hecho que se encontró el pie de una escultura cerámica (¿Acaso
Xipe Totec?), cuya nalidad pudo ser religiosa (Amaroli 1992:5).
En el interior de esta estructura se identicaron “...dos cámaras
cuidadosamente hechas con bloques. Posiblemente se tratan de depósitos
para ofrendas o tumbas...” (Amaroli 1992:5).
Fig.6. Estructura 5, Madreselva (Amaroli 1992).
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en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
6. El ocaso de la arqueología de Cuscatlán: Rescate en Cumbres de
Cuscatlán 1993-1994
Las investigaciones se llevaron a cabo entre marzo de 1993 y diciembre
de 1994, dirigido por los arqueólogos Guatemaltecos Juan Luis Velásquez
y Bernard Hermes, nanciado por Cumbres de Cuscatlán S.A. de C.V.
(Velásquez y Hermes 1995) ...el proyecto surgió como una respuesta
a la necesidad de preservar información arqueológica en terrenos que
estarían sujetos a urbanización... (Velásquez y Hermes 1995:1). Las
excavaciones se realizaron en un área de 850,000 m
2
, entre abril de 1993
y mayo de 1994 (Velásquez y Hermes 1995:2).
“...la información recuperada comprende evidencias de
modicaciones al terreno natural, plataformas domésticas,
terrazas de cultivo, área de actividad, edicaciones de piedra
y tierra, cerámica y lítica, que son muestra de ocupación del
lugar en un lapso de tiempo comprende del Preclásico Tardío
(300 a.C.-300 d.C.) al Posclásico Tardío (1200-1524 d.C.)...”
(Velásquez y Hermes 1995:Pág. 2).
Efectuándose 330 operaciones, excavando un área de 1100 m
2
,
equivalentes al 0.3% del total del terreno (Velásquez y Hermes 1995: 2).
El objetivo general de los investigadores era “...rescatar y estudiar
toda la información posible sobre los habitantes prehispánicos del
área de trabajo, para incrementar los conocimientos sobre la sociedad
que la habito...” (Velásquez y Hermes 1995:2). Estas investigaciones
comprendieron dos aspectos metodológicos: trabajo de campo y de
gabinete (Velásquez y Hermes 1995:3). La investigación se dividió en
cinco sectores, los cuales fueron dispuestos así por la urbanizadora.
En primer lugar, los investigadores hicieron un recorrido pedestre para
reconocer la zona y posteriormente realizaron la excavación mediante
el control de niveles naturales y arbitrarios (entre 10 y 20 centímetros),
mediante pozos y trincheras. Estos pozos poseían un área en promedio
de 1x1.5 metros y las trincheras, aproximadamente, entre 3 y 7 metros
x 1 metro, utilizándose el sistema de muestreo aleatorio y el sistema de
excavación dirigida basado en ejes, análisis de topografía, documentación
por medio de dibujos y documentación fotográca (Velásquez y Hermes
1995:3).
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6.1. Hallazgos Sector I
El Sector I corresponde al área de la Finca La Esmeralda identicada en
1978 por Paul Amaroli, la cual no fue urbanizada, posteriormente en esta
zona se construiría la Residencial Villas de Cuscatlán.
Fig.7. Dibujo Final, Grupo 1, Sector I (Velásquez y Hermes 1995).
Como resultados de las excavaciones en el Sector I, se lograron identicar
diversos rasgos de ocupación cultural, principalmente la presencia de
estructuras denominadas Grupo 1, el cual se describe como dos terrazas de
uso agrícola, talla de TBJ y nivelación con TBJ para construir sobre ellas
viviendas de material perecedero. Ala vez se observaron muros de piedra que
retuvieron el relleno de las plataformas (Velásquez y Hermes 1995:17). Se
dio el hallazgo de cuatro ofrendas en el eje central de la estructura en forma
de “L”. La primera ofrenda contenía seis vasijas policromas en una cavidad
en el piso del patio, cuatro son del grupo copador, uno probablemente del
grupo Arambala y otro del grupo Palmar, procedente de Peten (Velásquez y
Hermes 1995:17), ofrenda del Clásico Tardío.
La segunda ofrenda consistía en una “...olla globular con el cuello
cortado...(Velásquez y Hermes 1995:17). En el interior de esta olla se
encontraron restos dentales de infante (¿entierro?) y una vasija pequeña
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roja. Es posible asociar esta ofrenda a la ofrenda 4, la cual consistía en
...tres manos de piedra de moler fragmentadas a la mitad...” (Velásquez
y Hermes 1995:17) y un metate plano trípode (Velásquez y Hermes
1995:18). Se asigna la misma al período Posclásico. La tercera ofrenda
poseía una “...olla globular de cuello corto...” (Velásquez y Hermes
1995:18), así como ostentaba decoración de tres círculos con pintura
roja sobre ante, fechada para el Clásico Tardío (Velásquez y Hermes
1995:18). Los investigadores concluyeron sobre las exploraciones, que
se identicó ocupación para el período Preclásico Tardío, basadas en la
cerámica obtenida en las Op. 11 y 12. Simultáneamente, se identicó
una plataforma hecha de talpetate en el corte de la calle bajo la TBJ
(Velásquez y Hermes 1995: 18), sin embargo, no fue identicado material
del Clásico Temprano en la estratigrafía (Velásquez y Hermes 1995: 18).
La ocupación del Clásico Tardío se basó en una fuerte actividad
constructiva y ocupacional de la zona, sustentados en el hallazgo del Grupo
Copador del valle del copan y del Grupo “…Palmar Naranja Policromo
propia de las Tierras Bajas Mayas...(Velásquez y Hermes 1995:18),
evidenciando la presencia de una familia o linaje de “extranjeros” de
alto estatus, como parte del repoblamiento posterior a la erupción de
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Ilopango (Velásquez y Hermes, 1995:18). En la ocupación continua del
lugar se aprecia material del Posclásico Tardío asociada al asentamiento
de Cuscatlán mencionado en 1524 (Velásquez y Hermes 1995:18), así
como la identicación de mayólica del período colonial, la cual no fue
analizada (Velásquez y Hermes, 1995:18).
6.2. Hallazgos Sector II
Para el Clásico Tardío se observaron cuencos policromos Copador y
Arambala, así como ollas y cántaros con engobe rojo del Grupo Guazapa
(Velásquez y Hermes 1995:23). Sobre el material recuperado del
Posclásico, fueron identicadas ...vasijas con engobe rojo especular y
cuencos trípodes del Grupo Cuscatlán, así como cántaros sin engobe
con asas verticales y horizontales...” (Velásquez y Hermes 1995:23), no
existe evidencia de estructuras, probablemente destruidas por el uso del
suelo (Velásquez y Hermes 1995:23).
6.3. Hallazgos Sector III
Este sector consiste en una lengüeta de tierra en la que corren dos riachuelos
a los lados (Velásquez y Hermes 1995:24). Es importante mencionar que
esta zona fue determinada con alta densidad de material arqueológico
por Amaroli (1986) en su estudio de 1984-1985. Es interesante el hecho
que esta zona fuese destruida cuando ya se conocía sobre el avance
del proyecto de rescate arqueológico. Muy probablemente existían
estructuras en esta área, dado que se encuentran cerca del Grupo II.
“...se decidió no efectuar ningún trabajo en las zonas verdes que
comprende el sector ya que estas no serán urbanizadas; al igual
que el área de la avenida Olomega en la que el movimiento de
tierra efectuado al momento de iniciar el trabajo arqueológico
ya era de tal envergadura que cualquier evidencia que pudiese
haber existido tuvo que haber sido destruida. El esfuerzo se
concentró por lo tanto en los Polígonos L-1, K-1, J-1, J-2...”
(Velásquez y Hermes 1995:24).
Entre los hallazgos principales fueron notables los Cortés en la TBJ,
así como la colocación de pisos de arena mezclados con TBJ que
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poseían una relación con bloques de piedra, lo cual indica que existió
modicación del terreno para construir viviendas (Velásquez y Hermes
1995:26), conrmándose con el hallazgo de “...bajareque, carbón,
obsidiana, manos y piedra de moler y vasijas en formas de cántaros
y ollas de pasta rojiza y con inclusiones de mica presentando asas
horizontales y formas sencillas...(Velásquez y Hermes 1995:26). De
lo anterior se concluye que la ocupación de esta área basada en los
materiales culturales sugiere un “...asentamiento rural...” (Velásquez y
Hermes 1995:26) del Posclásico Tardío, conocido como Protohistórico
(1250-1524 d.C.) (Velásquez y Hermes 1995:26). Es sospechoso que
para este Sector los autores no presentaron análisis de contextos, ni de
materiales culturales, así como en los sectores I y II. Además, indicaron
casas de habitación, pero no ofrendas asociadas, ni inventario de
materiales completos.
Fig. 8. Contraste entre el Material del Posclásico identicado entre 1984 y 1985 con el Sector
III (sector color rosado) y el material cultural identicado (Amaroli, 1993).
6.4. Hallazgos: Sector IV, Operación 4
En este sector se cubrió un área de 140,000 metros cuadrados, mediante
198 pozos de excavación de 1x1.5 metros y trincheras (Velásquez y
Hermes 1995:27), la topografía de esta zona posee ...lenguas de tierra
rodeadas de barrancas y riachuelos...(Velásquez y Hermes 1995:27).
En éste se identicó una zona con alta densidad de material cultural,
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circunscrito en la zona denominada como Grupo 2, cuya ocupación es
fechada para el Posclásico Temprano (1000-1200 d.C.) (Velásquez y
Hermes 1995:27).
El Grupo 2 fue encontrado a nales de 1993 sobre una colina nivelada y
modicada, cuyas dimensiones abarcan 80x40 metros, abarcando 3,200
metros cuadrados, de forma oval en su eje este-oeste. Posee dos estructuras
sobre ella denominadas 2-1 y 2-2 (Velásquez y Hermes 1995:67).
Fig. 9. Reconstrucción Grupo 2, Estadio II, Vista en Planta, Sector IV (Velásquez y Hermes 1995).
La Estructura 2-1 posee una “...forma alargada y sus dimensiones son
de 17x14x0.80 mts, compuesta por dos cuartos denidos por muros de
piedras amarradas por mortero, un piso de tierra blanca preparada y
paredes de bajareque y debió tener un techo de material perecedero...
(Velásquez y Hermes 1995:67). La misma fue nombrada como “El
Palacio”, debido a que estas estructuras de más de un cuarto poseen la
misma denominación, cuya razón reside en que son “...residencias u
ocinas administrativas asociadas a la élite (Adams, 1991)...” (Velásquez
y Hermes 1995:67).
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La estructura 2-1 está colocada sobre un terreno que posee una pequeña
pendiente, la cual desciende desde su alto máximo en el muro norte de
80 centímetros hasta el sur donde termina la pendiente. Además, posee
un drenaje de lajas en dirección norte-sur al oeste del cuarto sur y una
remodelación (¿subestructura?). Velásquez y Hermes plantean que es
similar a la estructura C-III de Zacualpa, la cual proyectan es contemporánea.
A la vez, se identicaron dos altares al Norte, lastimosamente solo uno fue
excavado (Velásquez y Hermes 1995:67). Posteriormente en el año de
1997 se presentó una reinterpretación de El Palacio, esto basado en que
en el recinto sur se encontró un drenaje cerrado de sección cuadrangular
construido con lajas, lo que sugiere la posible presencia de un temascal.
Se identicaron dos fases constructivas, denominadas Edicios II-1-1 y
II-1-2 (Velásquez y Hermes 1997:257), esa interpretación ha sido puesta
en duda por Amaroli (Comunicación Personal 2024).
La Estructura 2-2 fue localizada a 30 metros al oeste de la Estructura
2-1, en la cima del Grupo 2, la cual posee una estructura en forma de “T”
tiene una altura de 80 centímetros y cubre una supercie de 25 metros
cuadrados. Está compuesta por muros de piedra unidos con mortero,
que sostienen un relleno de piedras sueltas y tierra blanca. Debido a sus
dimensiones y a la presencia de dos escalones de piedra namente cortada
en su lado sur, que conducen a la parte superior, se le ha denominado “El
Adoratorio”. (Velásquez y Hermes 1995:68).
El Adoratorio fue construido en el Posclásico Temprano y es probable
que siguiera en uso en el Posclásico Tardío, debido a los restos de
incensarios “...de picos y base pedestal...(Velásquez y Hermes 1995:69),
identicados en tiempos protohistóricos, así también en este lugar se
encontraron las ofrendas 5, 6, 7 y 9 (Velásquez y Hermes 1995:69).
Los resultados de las excavaciones en el Sector IV permitieron apreciar
rasgos relacionados al patrón de asentamiento, donde se observó cómo
se aprovecharon las zonas planas para uso agrícola (Velásquez y Hermes
1995:33); el aprovechamiento de rumas en la construcción de viviendas
élite; y, la construcción del Grupo 2, donde se concentró material para
elevar el terreno, mediante la creación de un basamento (Velásquez y
Hermes 1995:33).
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El Grupo 2 es el primer lugar en la zona de investigación en la cual
se recuperó material del Posclásico Temprano, así como la aparición de
rasgos Toltecas (mexicanos) y foráneos (Velásquez y Hermes 1995:33), es
en esta estructura donde se identica la Ofrenda 7 la cual está compuesta
por 21 vasijas, entre ellas cerámica foránea Plomizo Tohil (8) y Policromo
Nicoya (3), así como de 15 Navajas de obsidiana sin huellas de uso, entre
ellas 13 de obsidiana verde de Pachuca una gris y una café (Velásquez
y Hermes 1997:258). . Se cree que esta estructura servía como altar o
adoratorio, y la posibilidad de una función ritual se ve respaldada por
la presencia de cuatro ofrendas (Núms. 5, 6, 7 y 9), que probablemente
estuvieron originalmente vinculadas a un entierro (Velásquez y Hermes
1997:257).
Fig. 10. Cimientos del Palacio, Sector IV, Suboperación 97N, Cumbres de Cuscatlán
(Velásquez y Hermes, 1995).
6.5. Sector V
El Sector V comprendía un área de 206,000 metros cuadrados, limitando al
oeste con la Urbanización Madreselva, cuya topografía es plana (Velásquez
y Hermes 1995: 34). La metodología de campo al igual que en los sectores
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anteriores se basó en un reconocimiento del área, destacando el muro de
una estructura y una cantidad abundante de material cultural, relacionado
a los grupos de estructuras ubicadas en la Urbanización Madreselva, donde
fueron identicadas 8 estructuras del Posclásico, lo cual conllevó a realizar
excavaciones dirigidas extensivas. En las otras áreas se excavó basándose
en un muestreo al azar (Velásquez y Hermes 1995: 34).
Se identicaron muros en la sub-operación 5-A9-15, denominada
estructura 9, siguiendo el correlativo de estructuras identicadas por
Amaroli en 1992. En el mismo sentido, se identicó la Estructura 10,
descrita como un Palacio (Velásquez y Hermes 1995:39). Además en un
basurero en la sub-operación 5-A9-21, se encontró cerámica del n del
Posclásico o protohistórico (Velásquez y Hermes 1995:40).
6.6. La Cerámica de Cumbres de Cuscatlán
La descripción de los contextos y la cerámica identicada en el Proyecto
Cumbres de Cuscatlán son las mas detalladas de la zona, y nos presentan
un escenario muy importante, destacando la falta de material diagnóstico
del Periodo Clásico Temprano y destacando el hallazgo de material del
Periodo Posclásico Temprano.
Para el Clásico Tardío, se identicó cerámica con engobe café, presente
en cuencos de paredes recto-divergentes, siluetas compuestas, y cántaros
de cuello alto, con motivos incisos y pintura roja (Velásquez y Hermes
1995: 47). También se hallaron cuencos con incisiones sobre pasta rojiza
y engobe crema (Velásquez y Hermes 1995: 47), junto con cerámica
de color crema con incisiones y vasos con pseudoglifos en el borde,
asociados al Grupo Surlo de Honduras. Cerámica similar fue encontrada
en Asunción Mita (Velásquez y Hermes 1995: 47).
En cuanto a cerámica utilitaria o doméstica, se documentaron ollas y
cántaros Guazapa con engobe en tonos rojo, crema y negro; piezas con
engobe crema y borde naranja o rojo; así como Guazapa con engobe
raspado y Guarumal (Velásquez y Hermes 1995: 47). Entre las vasijas
sin engobe, se encuentran cántaros de cuello alto con egies, cuencos
de borde directo, ollas de cuello corto y curvo divergente (Velásquez
y Hermes 1995: 47). En la cerámica policroma destacan los grupos
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Copador, Gualpopa y Arambala, que muestran el estilo Machacal Púrpura
(Velásquez y Hermes 1995: 47). Esta zona se vincula con la fase Payu
y los sitios de Copán, Valle del Motagua, Asunción Mita, Chalchuapa y
Joya de Cerén (Velásquez y Hermes 1995: 47-48).
Entre las gurillas encontradas, se mencionan huevas moldeadas que,
en su mayoría, son silbatos o pitos con representaciones de animales o
personajes ricamente adornados (Velásquez y Hermes 1995: 48).
Para el Posclásico Temprano, se identicaron materiales en el Grupo 2,
donde se hallaron ofrendas de cerámica Plomiza y Policromo Nicoya
(Velásquez y Hermes 1995: 48). En cuanto a la cerámica doméstica,
se constató la continuidad del Grupo Guazapa en este periodo. Se
encontraron cántaros y cuencos sin engobe, destacando las estriaciones
en su acabado nal (Velásquez y Hermes 1995: 48).
Fig.11. Ofrenda 7, Estructura 2-II “Adoratorio” (Velásquez y Hermes 1995), Cumbres de Cuscatlán.
En el sitio se identicó una nueva clase cerámica, denominada
provisionalmente Rojo Brochado. Esta se caracteriza por cuencos de
paredes rectas o curvas con bordes planos y cántaros de cuello corto
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y cuerpo globular, hechos de pasta rojiza con inclusiones blancas.
Presentan un engobe rojo oscuro que, por efectos de la cocción, puede
tornarse marrón, y delgadas ranuras en el exterior debido a la técnica
de brochado (Velásquez y Hermes 1995:48). También se encontraron
cántaros con engobe rojo pulido y decoración modelada, incluidos egies
antropomorfas y zoomorfas.
Se observaron otras piezas con engobe rojo especular, negro sobre
marrón y cuencos con soportes. Además, se hallaron cántaros con engobe
crema y banda naranja en el borde, así como cuencos delgados con pasta
arenosa mezclada con ceniza volcánica que producen un sonido metálico
(Velásquez y Hermes 1995:49). Entre las cerámicas más destacadas está
una con engobe rojo y laca crema con diseños policromos, así como el
Policromo Nicoya y el Grupo Bandera, que presenta decoraciones en
crema, rojo, naranja y negro, similares a la cerámica de las Tierras Altas
de Guatemala.
En cuanto a la cerámica Plomiza Tohil, se identicaron cuencos con egie
y cántaros trípodes. También se hallaron incensarios de estilo mixteca-
puebla y de la clase Las Lajas. La presencia de estos materiales sugiere
inuencias toltecas y del centro de México (Velásquez y Hermes 1995:50).
Durante el Posclásico Tardío, las vasijas locales del periodo anterior
continúan mientras desaparecen las cerámicas extranjeras. Estas incluyen
cuencos de paredes curvas y cántaros globulares con cuellos altos, a
veces múltiples, y asas. También se documentaron piezas sin engobe,
con estriaciones externas, y cerámica con un autoengobe rojo a marrón
oscuro con partículas brillantes (Velásquez y Hermes 1995:50-51).
Finalmente, el Grupo Cuscatlán presenta variaciones en el engobe y
decoraciones con bandas rojas, junto con cuencos trípodes con soportes
en forma de cabezas de animales. Los comales estriados y los sahumerios
con egies y mangos son otros ejemplos de la cerámica local de la zona
(Velásquez y Hermes 1995:51-52).
La cerámica del Periodo Colonial se observa porcelana europea y española
bicromía, la cual posee diseños naturalistas y geométricos en color verde,
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azul, rojo/blanco, similares a la mayólica de producción Guatemalteca
(Velásquez y Hermes 1995:52).
8. Hallazgos: Arqueología de Rescate/Fase II en Antiguo Cuscatlán,
1995-2022
Se dieron muchas investigaciones de arqueología de rescate y arqueología
preventiva en este periodo donde destacan los hallazgos de materiales
asociados a los Periodos Clásico y Posclásico, entre ellos de plataformas
al sur del Boulevard Luis Poma (López Rodríguez 2015a, 2015b, 2015c),
en algunas zonas la ocupación tardía estaba totalmente alterada como es
el caso de la construcción de Wal-Mart Santa Elena, por edicaciones
anteriores (Ramos 2017) y la mayoría de material identicado en las
excavaciones realizadas posteriormente eran del Periodo Preclásico
(Barrera Tolentino 2017; Arévalo 2017).
7. Rescate arqueológico en Vía del Mar, Nuevo Cuscatlán 1993-1994
El rescate arqueológico en Vía del Mar, rmado el 22 de noviembre
de 1993, tenía como fecha límite de nalización el día 8 de abril de
1994, el cual estaría a cargo del arqueólogo Emmanuelle Broillet. Este
procedimiento se planicó realizarse durante tres semanas. Por motivos
prácticos, la excavación fue dividida en tres sectores I, II y III (Amaroli
1994:1).
Entre los hallazgos realizados se recuperaron cuatro entierros, cada
uno acompañado de entre dos y seis vasijas del periodo Clásico Tardío
(600-900 d.C.). Estos entierros son similares a los de Madreselva,
pertenecientes al mismo periodo, y suelen estar asociados con
arreglos de lajas. Las ofrendas incluyen cuencos, presumiblemente
para alimentos, y jarras para bebidas. No se han hallado restos óseos,
pero al igual que en Madreselva, la ausencia de estos se atribuye a
los efectos de la tierra blanca en la que fueron depositados. Las fosas
de enterramiento eran visibles, y los grupos cerámicos representados
incluyen Arambala, Salúa (con un ejemplar destacado que presenta
un diseño de petate) y Guarumal, todos correspondientes al periodo
mencionado. (Amaroli 1994:2).
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8. Investigaciones en el Sitio C “La Viuda”, 1996
Las investigaciones realizadas en el sitio conocido como “La Viuda” o
Sitio C, respondieron a la prospección hecha en el lugar, en la cual se
identicaron tres sitios denominados A, B y C, este último fue el único en
el que se llevaron a cabo investigaciones intensivas (Earnest y Sampeck
1996:1). Estas investigaciones fueron realizadas en el marco del proyecto
Urbanístico conocido como “Ciudad Nuevo Cuscatlán” (Earnest y
Sampeck 1996:1).
Fig.12. Rasgo 117, Ciudad Nuevo Cuscatlán, Sitio C “La Viuda” Estructura de laja y talpetate
(Earnest y Sampeck 1996:16).
El análisis cerámico para el sitio crea dos nuevas fases cerámicas para
la zona central de El Salvador, llamadas Fase Viuda (550-700 d.C.) y
Fase Loma Linda (700-850 d.C.) (Earnest y Sampeck, 1996, Pág. 13).
La primera de ellas está caracterizada por existir previo al desarrollo
del policromo copador y se identica el tipo cerámico Cháncala como
el principal material de esta fase (Earnest y Sampeck, 1996, Pág. 13).
Por otra parte, la segunda Fase, es decir, la Fase Loma Linda, comienza
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con el tipo cerámico Arambala en cajetes faceta temprana, luego con el
tipo Copador en cajetes faceta tardía (Earnest y Sampeck, 1996, Pág.
13) y se identica el tipo cerámico “Chanseñora”, el cual se identica
por ser “...cajetes policromados con diseños de animales acuáticos en
pinturas anaranjadas es mas importantes en la faceta temprana, y el tipo
Campana es más evidente en la faceta tardía...(Earnest y Sampeck,
1996, Pág. 13).
Fig.13. El autor, Carlos Flores Manzano, en el 37 Simposio de Investigaciones Arqueológicas de
Guatemala, fotografía tomada por el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, Julio de 2024.
9. Enfoques teóricos e interpretativos
9.1. La Arqueología Urbana de Cuscatlán
El presente trabajo busca enfocarse en los asentamientos posteriores a la
erupción del Volcán de Ilopango acaecida entre el 431 y el 539 CE (Dull
et al 2019; Smith et al 2020), dado que est os han sido los más afectados
por la expansión de la ciudad.
El Sitio Arqueológico Cuscatlán puede interpretarse desde diversas
perspectivas, entre ellas la Arqueología Urbana. Según Schávelzon
(2020:13), esta disciplina se dene como “la arqueología de la ciudad
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moderna” y se enfoca en el proceso de transformación del entorno habitado
que experimentamos y construimos diariamente, independientemente de
cuándo haya comenzado la ciudad. Lo relevante es que haya llegado hasta
el presente, con el énfasis principal puesto en el estudio arqueológico de
la ciudad misma (Schávelzon 2020:13).
Cuscatlán adquiere una notable importancia económica hasta su repoblación
a mediados del siglo XIX cuando se da el quiebre en el monocultivo del
añil debido al desarrollo de colorantes sintéticos, y se incrementa el interés
en la zona impulsado la vocación de esta tierra para el cultivo del café,
azúcar y lácteos. Así también esta zona era crucial en el desarrollo de la
nueva matriz económica salvadoreña, como la entrada al Valle de San
Salvador desde el Nuevo Puerto de La Libertad, todas estas circunstancias
reactivaron la economía y la dinámica urbanística en la zona.
En este contexto se trató infructuosamente de eliminar al municipio de
Cuscatlán en 1842 (Lardé y Larín 2000:56). Posteriormente al construir
el puerto de La Libertad se creó el Municipio de Nuevo Cuscatlán en
1853 (Gómez Menéndez 1992:321), para que sirviera como lugar de paso
antes de llegar a San Salvador. Dicho municipio perdió la importancia
con la que fue diseñada originalmente, debido al traslado de la capital
San Salvador a la Nueva San Salvador en los terrenos de la ex hacienda
Santa Tecla la cual era parte del municipio de Cuscatlán entre 1854 y
1856 (Contreras Callejas et al 2004:17).
Este traslado se debió al terremoto que destruyó San Salvador en 1854
(Lardé y Larín 1955:265). Para esta época, la ya asentada familia Bogen,
se comenzó a interesar en las tierras de Cuscatlán, ahora conocido
como “Cuscatlán el Antiguo”, donde adquieren la Finca Montecristo,
entre otras. Alrededor de 1864 comenzaron a cultivar caña y café, e,
introdujeron la cría de ganado. En el contexto del desarrollo de la zona
impulsado por el café y la caña de azúcar, se diseñó un proyecto para
mejorar la irrigación de las tierras, el cual en ese momento era un gran
problema. Debido a ello, se diseñó el dreno de La Laguna de Cuscatlán
por medio de máquinas de vapor hacia la quebrada La Soledad (Fernández
y Chávez 2018), la cual provee de agua a las ncas El Espino y San
Benito. Es digno de mencionar que, además de crear un lugar óptimo
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para cultivar caña de azúcar, donde el agua nunca faltaría, este lugar es
el lecho de La Laguna y donde se funda la compañía The Central Sugar
Factories of El Salvador Limited, propiedad de Francis Bogen (Cañas
Dinarte et al 2009:83).
Es interesante como en dos hechos cruciales del siglo XIX fueron
culpados los terremotos, en el contexto de la expansión del café para
obtener tierras aptas para este cultivo; primero el terremoto de 1854
en el que se traslada la capital a Nueva San Salvador; y, segundo el
terremoto de 1873, o terremoto de San José al cual se culpa de causar
el dreno de La Laguna de Cuscatlán, cuando ya existía un plan para
drenarla desde 1868.
Se mantiene el uso de las tierras como ncas hasta mediados del siglo
XX, donde el Plan de La Laguna se convierte en un Parque Industrial.
Impulsado por la baja en los precios del Café, el fallecimiento del
mayor terrateniente de la zona Walter Thilo Deininger en 1965 - el
cual no deja hijos o herederos directos - y los planes gubernamentales
de expansión hacia el sur del Área Metropolitana de San Salvador es
que comienza la transformación de la vocación de los suelos de rural
a urbana sin ningún tipo de medida. El casco urbano del municipio de
Antiguo Cuscatlán inicia su crecimiento alrededor de los 60 debido a
que Walter Thilo Deininger dona terrenos y casas a los trabajadores de
las ncas. En Nuevo Cuscatlán la expansión urbana se demora hasta
la década de los 1990, principalmente por las zonas con protección de
Medio Ambiente, las cuales se han ido eliminando a pasos agigantados
en los últimos años.
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Fig. 14. Fotografías de la Fuerza Aérea Salvadoreña; Finca Santa Elena y parte de la Finca
Montecristo, no se observan estructuras por la vegetación (Proporcionada por el CNR 2018).
9.2. Análisis comparativo: La Arqueología de Cuscatlán en el Clásico
y Posclásico
La ubicación de los asentamientos en Cuscatlán obedece principalmente a
la geografía de la zona, la cual coloca al sitio en un área que es defendible
militarmente, así también su ubicación es fundamental en la comunicación
y comercio entre la costa y el Valle de Salcoatitán o Quetzalcoatitán.
Es importante mencionar que la zona tiene un alto contenido simbólico y
religioso, al poseer una Laguna, la cual en la cosmovisión mesoamericana
era importante, y estar rodeado de volcanes y montañas, para las culturas
Mesoamericanas existían lugares comunes que eran importantes en
su cosmovisión, siendo estos estudiados como “Meaningful Places” o
“lugares signicativos” los cuales se describen como
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“... un lugar discreto de comportamiento, materiales y memoria,
un lugar signicativo, un producto de las interacciones de las
personas con la naturaleza y lo sobrenatural, así como entre sí.
El lugar se convierte en una categoría de cultura material en
virtud de la transformación a través de la actividad humana...”
(Traducido de Agnew 1987; Bowser 2002:136-144; Carroll
2007; Zedeño 2000:206 en Nieves Zedeño y Bowser 2009:6).
Posterior a la Erupción de la Caldera de Ilopango, en el proceso de
repoblación de nuevos grupos locales y foráneos durante el Periodo
Clásico Temprano, se dio más importancia a la zona de Nuevo Cuscatlán,
(Sitios Vía del Mar, La Viuda) lugar en el que se construyeron estructuras
similares a las encontradas en Chalchuapa y San Andrés, siendo el
principal elemento el ser la zona en la que se recibía a la gente que venía
de la costa, y a la vez siendo el lugar de nacimiento del Rio San Antonio,
en este sentido durante el Clásico Tardío limitando la zona de Madreselva
y Cumbres de Cuscatlán para mantener villas similares a Joya de Cerén,
por el momento sospecho que probablemente buscaron un sitio con
agua y refugio ante una posible segunda erupción del volcán, al cual
probablemente -asumiendo que no existieron testigos-, culparon ya sea
al Volcán de San Salvador o Quezaltepec o a La Laguna de Cuscatlán, la
cual había hecho una erupción que probablemente existía en la memoria
de los habitantes de la zona unos 1000 años antes, dado que no eran
ajenos a las erupciones volcánicas, creo que esta zona era un lugar
relativamente seguro ante cualquier contingencia en los primeros años
de la reocupación posterior a la erupción de Ilopango.
Durante el Clásico Tardío, se comenzaron a crear aldeas y posiblemente
otros centros ceremoniales en Nuevo Cuscatlán, Madreselva, Cumbres
de Cuscatlán especialmente en el Sector 1, así como en otras partes del
Valle de San Salvador.
Durante el Periodo Posclásico, posterior al Colapso Maya, se da el
fenómeno de diásporas desde el centro de México, este fenómeno
cambio absolutamente la demografía de la Costa Sur-Este de
Mesoamérica, en este proceso migratorio en los nuevos asentamientos,
la diáspora nahua-pipil construyó culturalmente el paisaje a través
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de metáforas, de esta manera permitió a las personas estructurar
relaciones sociales, percepciones y crear conexiones (Whittlesey 2009
en Nieves Zedeño y Bowser 2009:8), y crearon nuevas biografías
de lugares donde modicaron y acomodaron signicativamente
las identidades étnicas, para mantener una continuidad material
signicativa, estas nuevas biografías de lugares están conectadas con
un cambio en las relaciones políticas, sociales y económicas de sus
nuevos usuarios (Nieves Zedeño y Bowser 2009:9). En la creación
de estas nuevas biografías de lugares, la diáspora Nahua-Pipil, - la
cual ha sido estudiada profundamente en Mesoamérica por William
R. Fowler (1989) y últimamente por Marlon Escamilla en El Salvador
(2022) - se enfrentó a un nuevo paisaje que de alguna manera era
familiar en las creencias mesoamericanas, en el que han identicado
cinco clases principales de características rituales: árboles (ceibas),
pasos de montaña, aberturas en la tierra (llenas de agua), montañas
y rocas inusuales (Vogt 1981 en Palka 2014:101), por ejemplo estos
lugares fueron identicados en Chiapas para los mayas tzotziles, y
son bastante importantes en toda Mesoamérica. Estas características
rituales se asociaron con eventos históricos y míticos y fueron el origen
de los nuevos Paisajes Rituales, que son características del paisaje que
se asocian con la memoria social para preservar las historias, mitos
y verdades de un grupo (Feld y Basso 1996; Moore 2004:84-87).
Estos Paisajes Rituales son importantes para el establecimiento de los
grupos indígenas, fundando sus identidades y creando los límites de
su poder político (Palka 2014:102), son especialmente importantes
para los grupos de la diáspora ya que los Paisajes Rituales crean un
vínculo con los lugares a los que llegan (Gonzalo 1999:258 en Palka
2014:101).
Es muy probable que este Paisaje Ritual, hubiese servido como un lugar
de peregrinación desde tiempos remotos, destacando la formación de la
Laguna de Cuscatlán, al ser las Lagunas o formaciones similares en forma
- como los cenotes - lugares de mucha importancia, como es el caso de
los diferentes cenotes en Yucatán, siendo el más famoso el de Chichen
Itzá, es muy probable que al ser un lugar de peregrinaje fuera necesario
que lideres políticos y religiosos lo utilizaran para consolidar su poder
en la zona (Palka 2014:5-6). Así también es necesario compararla con
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otros posibles sitios arqueológicos importantes que tenían lagunas en El
Salvador como Chalchuapa y la Laguna Cuscachapa o La Laguna de
Guija en Metapán.
Es interesante que aparentemente no hay un abandono entre los Periodos
Clásico y Posclásico y Protohistórico en la zona, es evidente la sustitución
de la cultura material, y no es de extrañarse dado que debido al vacío de
poder y a la cercanía de la costa era un lugar donde era mas accesible
la entrada de grupos foráneos en la zona. Futuras investigaciones
en la zona ayudaran a elucidar muchas de las interrogantes que dejan
los sitios arqueológicos del Área Metropolitana de San Salvador o
como propongo, Zona Arqueológica de Cuscatlán, por el momento me
encuentro impulsando el Proyecto Arqueológico Cuscatlán asistido por
Yale University, esperamos que este se lleve a cabo a la brevedad posible.
10. Preservación y conservación
El estado actual de las ocupaciones del Periodo Clásico y Posclásico es
alarmante, dado que el desarrollo urbano no ha parado, y se continúa
transformando el paisaje y los suelos sin tomar en cuenta los antecedentes
arqueológicos de la zona, a menudo siendo la mayor parte de estas
ocupaciones totalmente destruida.
Muchas veces se piensa, como es el caso del Proyecto Cumbres de
Cuscatlán, que por haber hecho un “rescate” ya se “acabo” la arqueología,
lo cual es totalmente erróneo, máxime cuando en el informe de Cumbres
de Cuscatlán se menciona que solo se excavo el 0.2% de la zona
(Velásquez y Hermes 1994), igual como los estimados de población de
Amaroli (1986) en el cual propone la ocupación total a través de distintos
tipos de niveles de patrones de asentamientos en los alrededores de la
Laguna de Cuscatlán y Nuevo Cuscatlán durante los Periodos Clásico y
Posclásico.
En 2018 durante mi trabajo de grado de Licenciatura en Arqueología,
identique un mapa con la Zona de Preservación del Sitio Arqueológico
Cuscatlán en los archivos del Departamento de Arqueología, del
Ministerio de Cultura de El Salvador, esta zona de protección la visite
por primera vez en julio de 2024, con el permiso de la comunidad, es
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decir los vecinos de la Residencial Madreselva 2 y con el permiso de
los dueños es decir el Ministerio de Educación, en esta visita, esperaba
encontrar lo que quedaba de la Zona Ceremonial del Sitio Arqueológico
Cuscatlán: 3 montículos o estructuras basado en los informes de Amaroli
(1992:7). Cual fue mi sorpresa cuando identique un montículo extra
en la zona este, el cual es posiblemente parte de la estructura 5 la cual
fue movida para poder hacer la calle de la Residencial Madreselva 1
y mi mayor sorpresa fue encontrar una estructura que no estaba en los
planos y que basado en sus tamaño y arquitectura parece ser uno de
los Palacios Pipiles del Grupo 1 (Amaroli 1992:7), el cual fue movido
piedra por piedra inspirada por la Campaña Internacional para salvar los
Monumentos de Nubia iniciada en 1954 cuando se construyó la presa
hidroeléctrica de Asuán en Egipto.
a)
b)
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c)
Fig.15. a) Escaneo 3D usando el Software Polycam y el LiDAR de un IPAD Pro de los
cimientos de la estructura identicada en la Zona de Preservación de Madreselva, Antiguo
Cuscatlán, potencialmente siendo la Estructura 2. b) Dibujo en planta de la Estructura 2,
del Grupo 1, Los Palacios, un Palacio Pipil (Amaroli 1992:8). c) Reconstrucción hipotética
(Amaroli 1992:8). Pueden observarse que el tamaño es similar, con una longitud alrededor
de 16 metros y con dos puertas o accesos en su costado.
A continuación, se presenta una reconstrucción hipotética de la Ciudad
de Cuscatlán, especícamente del Cuscatlán Histórico de 1524 del cual
se tiene evidencia arqueológica según las investigaciones realizadas por
Amaroli (1992) y Velázquez y Hermes (1994), esta propuesta esta basada
en la ocupación del Periodo Posclásico Tardío y Protohistórico del Grupo
1 conocido como Los Palacios y el Grupo 2, conocido como la zona
ceremonial.
a)
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b)
Fig.16. Reconstrucción hipotética, Zona Monumental del Periodo Posclásico Tardío, Ciudad de
Cuscatlán, Antiguo Cuscatlán a) Grupo1, Palacios Pipiles vista al norte (se observa la Laguna de
Cuscatlán a la derecha). b) Grupo 2: Centro Ceremonial. Software SketchUp 2023.
11. Conclusiones
La Arqueología Urbana de Cuscatlán o como propongo de manera irónica
como una “Arqueología del Desarrollo Urbano”, dado que, si bien es
cierto se continuo el desarrollo de la Ciudad, la densidad e importancia
de esta zona bajo durante entre 1524 y 1853, y aun conociéndose el valor
de los yacimientos arqueológicos de la zona, estos fueron destruidos a
favor de la modernidad y el capital.
El patrimonio arqueológico ha sido notablemente visibilizado en el
siglo XX y se ha hecho eco del peligro que corre alrededor del mundo,
este sensibilización se da posterior a la catástrofe de la Segunda
Guerra Mundial, los planteamientos teóricos alrededor del patrimonio
cultural mueble son muchos, entre los cuales Leonardo López Lujan
lo menciona como la “arqueología de la substitución urbana en un
mundo globalizado” (López Lujan et al 2021), o Fabricio Valdivieso
propone la arqueología de la Ciudad de San Salvador por poseer
“contextos intensamente transformados”, esta teorización del problema
ha resultado con diferentes propuestas para la conservación no solo del
patrimonio arqueológico sino del paisaje cultural al limitar el tamaño
de la construcción de ciertos edicios o cierto tipo de arquitectura en
Centros Históricos, el caso de la Ciudad de Cuscatlán prehispánica es
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notable dado que este se encontraba en la periferia de San Salvador y se
mantuvo en un estado prístino hasta 1992.
Fig.17. Evolución Urbana del AMSS “1935”-1995: Blanco, 1935; Amarillo, 1955; Rojo, 1977;
Rosa, 1995 (VMVDU 1997:24).
Como se ha podido observar durante la presente propuesta, el yacimiento
arqueológico al sur del Área Metropolitana de San Salvador ha sido
identicado desde las fuentes históricas desde que se gesta la victoria en
junio 1524 de los habitantes de la “Ciudad de Cuzcatan” ante la invasión
de los ejércitos tanto de españoles liderados por Pedro de Alvarado como
de “indígenas conquistadores” que acompañaban la empresa colonial.
Se hacen registros de las ocupaciones de la zona por diferentes fuentes
coloniales, entre ellas gracias a a los documentos que mantenía la Iglesia
Católica, y es hasta el siglo XIX que bajo la luz de las ideas Republicanas
y al cambio de la matriz económica de El Salvador de Añil a Café, es que
algunas áreas anteriormente olvidadas recobran un nuevo interés por su
vocación agrícola relacionada al café, en perjuicio de otras locaciones las
cuales son abandonadas al disminuir al colapsar la producción de añil.
Este cambio abrupto en la economía conguraría las divisiones políticas
de la naciente República de El Salvador, la “República Cafetalera”.
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Es interesante ver como las dinámicas políticas y económicas en
su conjunto afectan directamente la ocupación del suelo, siendo la
producción de añil lo que mantiene alejada de esta zona durante la matriz
económica de la época colonial, viendo se afectada por el nuevo cambio al
monocultivo del café a mediados del siglo XIX y siendo el sitio totalmente
devastado con el nuevo paradigma económico nales del siglo XX: el
desarrollo urbanístico de viviendas unifamiliares en promedio de dos
plantas, para familias de clase media y alta al sur del área metropolitana
de San Salvador, en ese sentido, este paradigma constructivo acabo con
la mayoría de contextos del Periodo Clásico y Posclásico en la zona, y a
la vez preservo la mayoría de contextos del Periodo Preclásico Medio y
Preclásico Tardío.
El nuevo paradigma constructivo en el siglo XXI, los edicios de
apartamentos está destruyendo la mayoría de contextos del Periodo
Preclásico en el AMSS, la nueva conguración del Área Metropolitana
de San Salvador en la cual el ahora “Distrito de Antiguo Cuscatlán”
- que de una forma interesante esta recobrando el terreno que le fue
segmentado en 1854 en la nueva división política impulsada por la
industria del café -, esta amenazando todos los contextos arqueológicos
más profundos y antiguos.
Es necesario que el gobierno se siente con los especialistas, y con los
pueblos originarios, no con aquellos que hacen llamarse arqueólogos o
poco conocen de arqueología y conocen más de legalizar la destrucción del
patrimonio arqueológico. Y se logre un plan de rescate integral en todas
las zonas donde se están llevando proyectos de desarrollo urbano -porque
el progreso económico no es enemigo de la arqueología, al contrario, van
de la mano con la cultura material de los pueblos-, dado que lo principal
en la arqueología es registrar los contextos in situ y evitar el saqueo
y tráco ilegal de piezas al extranjero, donde su principal mercado es
Estados Unidos, y esto solo puede evitarse con la concientización de los
ingenieros, arquitectos y representantes del estado, solo de esa forma se
puede parar la destrucción del Tesoro Cultural Salvadoreño, dado que en
todos los países modernos y avanzados, uno de sus atractivos principales
es la protección del Patrimonio Cultural en todas sus formas, ya sea en
capitales con un patrimonio impresionante en sus formas como Ciudad
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de México o Roma u otras con un patrimonio diferente en sus formas, la
arqueología siempre puede contar una historia que ayuda a engrandecer
la cultura del país así como su turismo. Personalmente, creo rmemente
en el gran potencial de la arqueología salvadoreña para transformar el
país. Espero que mis compatriotas también lo vean así.
11. Agradecimientos
El simposio conmemorando los 500 años de la invasión a Cuzcatan,
no hubiese sido posible sin el apoyo de el Council for Archaeological
Studies at Yale University, en especial gracias al apoyo de los profesores
Oswaldo Chinchilla, Richard Burger, William Honeychurch y Anne
Underhill, el nanciamiento del Fondo Josef Albers de Yale University.
Así también agradezco el apoyo de Ramón Rivas y Melissa Campos
de la Universidad Tecnológica de El Salvador, así como al Museo
Universitario de Antropología por abrir su espacio y por la publicación
de las presentes memorias del simposio. Agradezco a la junta directiva
de ICOM El Salvador, Rafael Alas, Madeleine Imberton, Andrea
Quintanilla y una vez más Melissa, gracias por su apoyo en la gesta del
simposio. Un agradecimiento especial a Eugenia López Velásquez y a
la Academia Salvadoreña de la Historia por su apoyo y participación.
Quiero agradecer a la Alcaldía del Común de Izalco por participar y
representar al CACTI, especialmente a Rafael Latín por denunciar los
atropellos del pasado y del presente y extender su mano a la academia.
Así también un agradecimiento especial a todos los ponentes y al Museo
MARTE por colaborar en la organización del evento.
Quisiera expresar un agradecimiento especial a Paul Amaroli y resaltar
su legado en la planicación del Proyecto Cuscatlán de 1984-1985, así
como en la gestión, registro y documentación del Sitio Arqueológico
Cuscatlán, entre otros. En numerosas ocasiones, Paul propuso la creación
de Zonas de Protección más amplias e investigaciones intensivas en
Antiguo Cuscatlán. Lamentablemente, sus propuestas no prosperaron
como él esperaba, para desgracia del pueblo salvadoreño.
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Fig. 18. Paul Amaroli en un Puente de Hamaca sobre el Rio Lempa, Masahuat, Santa Ana, 1978.
12. Referencias
Amaroli, P. (17 de agosto del 2018). El patrimonio cultural de El Salvador
está en peligro. La zebra. https://lazebra.net/2018/08/17/paul-
amaroli-el-patrimonio-cultural-de-el-salvador-en-peligro-opinion/
Amaroli, P. (1978a). Materiales arqueológicos en dos proyectos
de construcción adyacentes, cerca de Antiguo Cuscatlán,
Departamento de La Libertad. San Salvador, El Salvador: Inédito,
documentación interna, Ministerio de Cultura de El Salvador.
Amaroli, P. (1978b). Ficha de registro, Sitio Arqueológico Cuscatlán.
San Salvador, El Salvador: Inédito, documentación interna,
Ministerio de Cultura de El Salvador.
Amaroli, P. (1991c). Linderos y geografía económica de Cuscatlán,
provincia pipil del territorio de El Salvador. Revista Mesoamérica,
21(1), 41-70.
Amaroli, P. (1992a). Algunos grupos cerámicos pipiles de El Salvador.
San Salvador, El Salvador: CONCULTURA.
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DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Vaso Tiquisate
DIMENSIONES: Alto: 15.5 cm Ancho: 12.1 cm
Vaso monocromo, en tonos crema y rojizas, con base plana, pared vertical
y borde evertido. Presenta dos paneles tallados en relieve, ambos con
un personaje antropomorfo en posición sedente, con penacho, ricamente
ataviado, posiblemente es un gobernante.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
A quinientos años de la llegada de los
castellanos. Conquista de Cuscatlán y fundación
de la villa de San Salvador.
Five hundred years after the arrival of the Castilians. Conquest
of Cuscatlán and foundation of the village of San Salvador.
José Heriberto Erquicia Cruz*
0000-0002-9152-0057
Centro de Investigación
Universidad Pedagógica de El Salvador,
«Dr. Luis Alonso Aparicio»
El Salvador, Centroamérica.
herquicia@pedagogica.edu.sv
Fecha de recibido: 26 de agosto de 2024
Fecha de aceptación: 30 de septiembre de 2024
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18990
URI: http://hdl.handle.net/11298/1377
Resumen
Este artículo, se consigna en el marco del Quinto Centenario de la
«Conquista de Guatemala y Cuscatlán», con ello pretende narrar a través
de varias fuentes, las acciones de asedio, invasión y batallas llevadas a cabo
por los castellanos y sus aliados indígenas a partir de la primera incursión
al mando de Pedro de Alvarado en 1524, reconociendo que ésta acción de
* Licdo. en arqueología por la Universidad Tecnológica de El Salvador, UTEC, y máster en Docencia
Universitaria por la misma universidad; máster en Ciencias Sociales por la Facultad de Ciencias
Sociales FLACSO, Guatemala; máster en Historia de América Latina. Mundos indígenas, por la
Universidad Pablo de Olavide, UPO, Sevilla, España; doctor en Historia y Estudios Humanísticos:
Europa, América, Arte y Lenguas, por la UPO. Profesor invitado en programas de pregrado y posgrado
en Estados Unidos de América, México, Centroamérica y España. Investigador adscrito al Colegio de
América, del Centro de Estudios Avanzados sobre América Latina y el Caribe de la UPO. Miembro de
la Red de Estudios Afro-Centroamericanos REAC y de la Red Mexicana de Estudios sobre Paisajes
Patrimoniales RMEPP. Miembro de Número de la Academia Salvadoreña de la Historia, y miembro
correspondiente de la Real Academia de la Historia de España y de la Academia de Geografía e Historia
de Guatemala; y miembro de la Asociación de Arqueología de El Salvador. Director de la Escuela de
Antropología de la UTEC, 2006-2010; director del Museo Nacional de Antropología de El Salvador,
2014 a 2021; Actualmente director del Centro de Investigación de la Universidad Pedagógica de El
Salvador. Investigador en patrimonio cultural, identidades indígenas y afrodescendientes.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
conquista fue una prolongación de la de México-Tenochtitlán. Por su parte,
la conquista de Cuscatlán y del resto del actual territorio salvadoreño, no
fue una operación militar expedita, sino más bien un proceso dilatado, y de
visibles fracasos para los conquistadores y los conquistados.
Para vislumbrar estos hechos de Conquista, es importante reconocer
la documentación, tanto elaborada por los españoles que participaron
como actores; como por los indígenas aliados que poseyeron «agencia»,
documentaron en sus respectivos pictogramas y códices, su respectivo
registro para cotejar ante los españoles la lealtad como socios. Además
de las crónicas indígenas de los pueblos conquistados. Finalmente, se
discuten los hechos de la fundación de la villa de San Salvador en 1525
hasta su traslado al actual emplazamiento en 1545.
Palabras clave:
El Salvador - Historia - Descubrimiento y conquista,
1524. San Salvador (El Salvador) - Arqueología. Guatemala - Historia
- Descubrimiento y conquista, 1524. Guatemala - Arqueología. Mayas.
Indígenas de México. Pipiles.
Abstract
This article is written in the framework of the Fifth Centenary of the “Conquest
of Guatemala and Cuscatlán”, and thus aims to narrate, through various
sources, the actions of siege, invasion and battles carried out by the Castilians
and their indigenous allies from the rst incursion under the command of
Pedro de Alvarado in 1524, recognizing that this conquest was an extension
of that of Mexico-Tenochtitlán. For its part, the conquest of Cuscatlán and
the rest of the current Salvadoran territory was not an expeditious military
operation, but rather a prolonged process, with visible failures for both the
conquerors and the conquered. In order to understand these facts of the
Conquest, it is important to recognize the documentation, both prepared by
the Spaniards who participated as actors; and by the indigenous allies who
had “agency”, documented in their respective pictograms and codices, their
respective records to verify their loyalty as partners to the Spaniards. In
addition to the indigenous chronicles of the conquered peoples. Finally, the
facts of the founding of the village of San Salvador in 1525 until its transfer
to the current location in 1545 are discussed.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
Keywords:
El Salvador-History-Discovery and conquest, 1524. San
Salvador (El Salvador)-Archaeology. Guatemala-History-Discovery and
conquest, 1524. Guatemala-Archaeology. Mayas. Indigenous people of
Mexico. Pipiles.
Introducción
Este ensayo, pretende brindar una aproximación histórica a través de una
diversidad de fuentes arqueológicas y etnohistóricas; considerando el
marco del Quinto Centenario de la denominada «Conquista de Guatemala
y Cuscatlán
1
», llevada a cabo por España y sus aliados indígenas a partir
de 1524, y la posterior fundación de la villa de San Salvador en 1525
hasta su traslado al actual emplazamiento en 1545.
El territorio de la república de El Salvador es la composición de dos
espacios geográcos de la época colonial, que constituyeron un segmento
del oriente de Guatemala, durante los tres siglos de la autoridad hispana
(1524-1821); fue hasta mediados de 1824, que la Alcaldía Mayor de
Sonsonate y la Alcaldía Mayor de San Salvador, -después Intendencia-,
pactaron y acordaron un nuevo Estado al que dieron por nombre
«Salvador» a secas, para diferenciarlo del San Salvador del antiguo
régimen (Herquicia, 2020)
2
Con la irrupción de conquista de los europeos y sus huestes de indígenas
aliados en el primer cuarto del siglo XVI, el territorio salvadoreño estaba
conformado por una diversidad de entidades etnolingüísticas: Pipiles
de habla Nahuat, Lencas de habla Potón, Mayas de habla Pocomam y
Chortí, Xincas, Ulúas de habla Cacaopera o Kakawira y Matagalpa,
y Chorotegas de habla Mangue, entre otros (Amaroli, 2015)
3
Estas
comunidades indígenas cohabitaban en el marco del espacio cultural
más amplio nombrado Mesoamérica (Kirchoff, 1967)
4
1 Cuscatlán, era la sede del Señorío del pueblo Pipil de Cuxcatan, población de habla náhuat, que
abarcaba otros territorios pipiles, sumando alrededor de unos siete mil kilómetros cuadrados.
2 Erquicia, Heriberto. El Salvador nacimiento de un Estado. Banco Agrícola, 1ª. Edición, San
Salvador, El Salvador, 2020.
3 Amaroli, Paul. Arqueología de El Salvador. FUNDAR, 1ª. ed. San Salvador, El Salvador,
2015, p. 332.
4 Kirchoff, Paul, Límites geográcos, composición étnica y caracteres culturales. Suplemento
de la revista Tlatoani, México, 1967.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
1524: La irrupción de conquista e invasión de Guatemala y Cuscatlán
La conquista e invasión de Guatemala y Cuscatlán fue una prolongación
de la conquista de México-Tenochtitlán. Hernán Cortés había recogido
informes de los prósperos y abundantes territorios que había más allá de los
linderos bajo el control de los mexicas; por ello quiso ensanchar su señorío
y dominio. Tras la derrota de los mexicas en Tenochtitlán en 1521, se
entabló el contacto entre Cortés y los mayas kaqchikeles y mayas quichés.
Seguidamente después de dar cuenta sobre la caída del imperio Mexica,
hacia 1522, los dos grupos mayas, tanto kaqchikeles como quichés, en un
esfuerzo por demorar e imposibilitar los acontecimientos de conquista,
remitieron representantes ante Cortés formulando ser providenciales al
rey español, como era de esperar, los delegados fueron bien recibidos
por el conquistador (Kramer, Lovell y Lutz, 1993)
5
Una táctica manejada
por Cortés fue adelantarse a enviar militares a las fronteras sureñas de
Mesoamérica para no dejar un vacío de poder ante el nal de la jurisdicción
mexica. De igual condición, había que hacerle frente a la expansión
jurisdiccional española procedente de Panamá y Nicaragua, encargada por
Pedrarias Dávila; esto revelaba las dos autoridades que se prorratearían el
istmo Centroamericano (Amaroli, 2015, p. 315)
6
Hernán Cortés constituyó dos ejércitos que partieron en 1523, uno
comandado por el capitán Cristóbal de Olid con rumbo hacia Honduras
y el otro encaminado por Pedro de Alvarado (Amaroli, 2015, p. 315)
7
Este último partió el 6 de diciembre de 1523 con una hueste de ciento
veinte soldados de caballería, trescientos de infantería, entre ellos ciento
treinta ballesteros y arcabuceros, conjuntamente de centenas de socios
indígenas mexicanos de Cholula y Tlaxcala, y cuatro piezas de artillería
con sucientes balas y pólvora. Escoltaban a esta milicia los hermanos
de Pedro de Alvarado, Jorge, Gonzalo y Gómez de Alvarado, así como
sus primos Hernando y Diego de Alvarado, y su mano derecha, Pedro
Portocarrero (Kramer, Lovell y Lutz, 1993, pp. 29-30)
8
5 Kramer, Wendy; Lovell, W. George; Lutz, Christopher H. (1993). La conquista española de
Centroamérica. En: El Régimen Colonial (1524-1750), edición a cargo de Julio Pinto Soria,
Historia General de Centroamérica, tomo II, FLACSO, p. 29.
6 Amaroli, Paul (2015). Arqueología de El Salvador. Fundación Nacional de Arqueología de El
Salvador, FUNDAR. San Salvador, El Salvador, p. 315.
7 Amaroli, (2015). Arqueología de El Salvador…p., 315.
8 Kramer; Lovell; y Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica… pp. 29-30.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
José Heriberto Erquicia Cruz
Pedro de Alvarado fue transcendental al establecer nuevas alianzas con
los pueblos originarios. Los pueblos indígenas que se enlistaron en su
ejército procedían de los importantes reinos y etnias del centro de México:
mexicas, tlapanecas, acolhuas, huezotzincas y tlaxcaltecas. Además,
se les agregarían otros grupos que se hallaban en la ruta a seguir por
Alvarado, entre ellos mixtecas y zapotecas de Oaxaca. Cuando llegaron
a Guatemala, se enlistaron alrededor de mil kaqchikeles, quienes eran
adversos habituales de los pipiles. Para todos estos grupos indígenas era
hondamente signicativo participar en la reyerta al lado de un ejército
de conquista, ya que les ofrecía oportunidades como la obtención de
un botín y el ascenso social por logros en la guerra, algo que en la
cosmovisión mesoamericana era entendido (Amaroli, 2015)
9
Los tlaxcaltecas hallaron en los españoles a unos socios para batallar
frente a sus enemigos letales, los mexicas, y fue justamente gracias al
audaz sustento tlaxcalteca que los castellanos lograron arrebatarles la
capital, Tenochtitlán, en 1521. A partir de ello, los tlaxcaltecas estuvieron
presentes en diversas gestas de beligerancia durante el siglo XVI como
9 Amaroli, (2015). Arqueología de El Salvador…p., 318.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
los más eles acompañantes y auxiliares de los conquistadores en
sus trayectos. De esta manera, Tlaxcala acopió diversos privilegios y
prerrogativas en la época virreinal. Con base a todas estas consideraciones,
los tlaxcaltecas fueron el pueblo mexicano de cultura nahua que
progresó y se estableció en varios espacios americanos. Esta coalición
belicosa ha sido documentada en variadas ocasiones, tal es el caso del
Lienzo de Tlaxcala, un manuscrito pictográco que se elaboró en 1552
a postulación del Cabildo de Tlaxcala y del virrey Luis de Velasco. El
conjunto de guras y escenas pintadas se creó para documentar el rol
clave que habían librado los tlaxcaltecas como socios en la conquista
del Nuevo Mundo, con el n de manifestar a la corona española que
eran dignos “de ciertos privilegios, como la disminución o indulgencia
del pago de tributos que las autoridades virreinales imputaban a las
provincias” (Secretaría de Cultura, 2019)
10
La conquista de Guatemala abrió con la entrada de Pedro de Alvarado
y su ejército español-mexicano en territorio guatemalteco en febrero de
1524, con disposiciones de comprobar si en realidad existían las valiosas
y fértiles tierras con la diversidad de pueblos que le habían detallado
(Kramer, Lovell y Lutz, 1993, p. 30)
11
Encontrándose en Iximché
(Guatemala), y aún entre aliados, Pedro de Alvarado conoció a una
esclava pipil, cuyo nombre se ha registrado como Suchit (Flor), quien
le despabiló con las narraciones sobre la tierra de Cuscatlán; a partir de
ello, Alvarado estableció ”calar la tierra y saber los secretos de ella, para
que su majestad fuese más servido y señorease más tierras” (Amaroli,
2015, p. 324)
12
y comenzar su marcha hacia Cuscatlán. Alvarado manejó
exitosamente una táctica española habitual para dividir y conquistar
provincias nativas, que residía en asaltar a los enemigos de los grupos
que se declaraban amistosos hacia los castellanos. Los kaqchikeles
ayudaron por un lapso de tiempo corto a los españoles en la conquista
de sus viejos enemigos, los quichés. Otra expresión de esa habilidad
fue la disposición de Alvarado de anticipar, comenzando en el capital
kaqchikel, para marchar sobre otros de sus enemigos tradicionales, los
pipiles de Izcuintepeque y Cuscatlán, y de esta forma ensanchar su poder
10 Secretaría de Cultura, México (2019). https://www.gob.mx/cultura/articulos/ el-lienzo-de-
tlaxcala-los-tlaxcaltecas-y-su-labor-en-la-conquista?idiom=es
11 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, p. 30.
12 Amaroli, (2015). Arqueología de El Salvador…p., 324.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
para establecer derecho prior sobre una mayor cuantía de territorio hacia
el sur (Amaroli, 1986, pp. 52-53)
13
El derrotero y asedio a Cuscatlán
La conquista de Cuscatlán y del resto del espacio de El Salvador
contemporáneo, no fue una operación militar expedita, sino más bien
un proceso dilatado, y de visibles fracasos para los conquistadores y los
conquistados. Como se ha antedicho, el ejército de Alvarado era una fuerza
multiétnica, ataviada por europeos, africanos y diversos pueblos indígenas
(Amaroli, 2015)
14
El asedio e invasión de Cuscatlán es un acontecimiento
de la conquista de Guatemala, como se ha repetido. Alvarado, al marchar
de Izcuintepeque (actual territorio de Guatemala), rumbo al sureste en
camino a la costa del Pacíco, desplegó una operación de tierra arrasada,
quemando poblados, sometiendo y esclavizando a sus habitantes (Kramer,
Lovell y Lutz, 1993, p. 34)
15
Luego de franquear el pueblo de Pasaco
(Guatemala), Alvarado salió del área xinca y volvió a ingresar en territorio
pipil, concretamente en los pueblos de Mopicalco, Acatepeque y Acaxual
(Acajutla), situados en el actual El Salvador (Kramer, Lovell y Lutz, 2019,
p. 49)
16
Alvarado había ingresado al reino de Cuscatlán, encontrando los
primeros dos poblados pipiles conscientemente abandonados por sus
residentes, Mopicalco y Acatepec (o Acatepeque); esto no representaba
que los pipiles estaban desertando a la desbandada, más bien estaban
conformando un ejército con urgencia para poder enfrentar a los españoles
y sus aliados en Acajutla (Amaroli, 2015, p. 324)
17
Así lo narró Alvarado en su segunda Carta de Relación enviada a Hernán
Cortés desde Iximché o Tecpán-Guatemallan en julio de 1524:
“…y de allí me partí para otro pueblo que se dice Mopicalco, y
fui recibido ni más ni menos que de los otros; y cuando llegué
al pueblo no hallé persona viva, y de aquí me partí para otro
13 Amaroli, Paul (1986). En la búsqueda de Cuscatlán. Un proyecto etnohistórico y arqueológico.
Patronato Pro-Patrimonio Cultural, San Salvador, El Salvador, pp. 52-53.
14 Amaroli, (2015). Arqueología de El Salvador…p., 313.
15 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, p. 34.
16 Kramer, Wendy; Lovell, W. George; Lutz, Christopher H. (2019). Atemorizar la tierra.
Pedro de Alvarado y la conquista de Guatemala, 1520-1541. FyG Editores y Centro de
Investigaciones Regionales de Mesoamérica, CIRMA, Guatemala, p. 49.
17 Amaroli, (2015). Arqueología de El Salvador…p., 324.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
pueblo llamado Acatepeque, a donde no hallé a nadie, antes
estaba todo despoblado. E siguiendo mi propósito, que era de
calar las dichas cien leguas, me partí a otro pueblo que se dice
de Acaxual donde bate la mar del sur en él…”(Alvarado. 2000,
p. 28)
18
Cuando Alvarado alcanzó media legua de Acajutla, observó que los
campos estaban colmados de gente “con sus plumajes y divisas y con
sus armas ofensivas y defensivas” (Alvarado. 2000, p. 29)
19
Allí, en
medio del llano, lo estaban esperando a él y a los suyos, llegando a ellos
”hasta un tiro de ballesta” (Alvarado. 2000, p. 29)
20
, quedándose a la
expectativa de que concluyera de llegar su gente. En aquel momento
Alvarado y su ejército se fueron aproximando a sus contendientes,
que eran ”gente de guerra y en ellos no hubo ningún movimiento ni
alteración” (Alvarado. 2000, p. 29)
21
En seguida, ilustra Alvarado que
se apartó un cuarto de legua y cercó a sus contendientes, rompiendo
sobre ellos, destrozándolos por completo, no subsistiendo alguno de sus
rivales con vida; y es que los pipiles iban tan armados que el que caía
al suelo no conseguía levantarse, pues eran tan pesadas sus armaduras,
hechas de tres dedos de grosor de algodón, y además cargaban estas
hasta en los pies, igualmente las fechas y lanzas. Una vez estos caían al
suelo eran asesinados por la gente de Alvarado (Alvarado. 2000, p. 29)
22
En Acajutla, durante una reyerta, Alvarado fue herido por el impacto de
un echazo en el muslo, y a raíz de esta lesión quedó cojo por el resto
de su vida (Vallejo García-Hevia, 2008, p. 137)
23
Alvarado adelantó con
mucho aprieto hacia Tacuscalco. Uno de sus acompañantes españoles,
Pedro Portocarrero, hombre de absoluta conanza, aprisionó a dos espías,
quienes le dejar ver que más adelante los pipiles de Tacuscalco y los
18 Alvarado, Pedro (2000). Segunda Carta de Relación de Alvarado a Cortés. En: Cartas de
Relación y otros documentos. Pedro de Alvarado, Diego García de Palacios y Antonio de
Ciudad Real. Tercera edición, Dirección de Publicaciones e Impresos, Biblioteca de Historia
Salvadoreña, volumen I, San Salvador, El Salvador, p. 28.
19 Alvarado, (2000). Segunda Carta de Relación de Alvarado a Cortés…, p.29.
20 Alvarado, (2000). Segunda Carta de Relación de Alvarado a Cortés…, p.29.
21 Alvarado, (2000). Segunda Carta de Relación de Alvarado a Cortés…, p.29.
22 Alvarado, (2000). Segunda Carta de Relación de Alvarado a Cortés…, p.29.
23 Vallejo García-Hevia, José María (2008). Juicio a un conquistador: Pedro de Alvarado.
Su proceso de residencia en Guatemala (1536-1538). Tomo I. Marcial Pons, Ediciones de
Historia, S.A., Madrid, España, p. 137.
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pueblos adyacentes habían fusionado fuerzas y estaban esperando a los
enemigos invasores de su tierra. Alvarado, tras haber sufrido la herida en
combate, trasladó el mando de las tropas españolas a sus tres hermanos y
tomó posición en la porción más alta de un cerro con vistas al campo de
guerra, desde donde observó la riña que seguía (Kramer, Lovell y Lutz,
2019, p. 50)
24
En Tacuscalco se produjo una gran carnicería, después de
la cual descansaron dos días. Alvarado creyó que a partir de esa batalla
los españoles eran experimentadamente imbatibles en terreno despejado
y llano, puesto que los pipiles resolvieron abandonar sus pueblos al
enemigo y esconderse lejos del peligro en las montañas. Esto ocurrió
también en Myahuatlan (Azacualpa, en náhuat «pueblo viejo»), en donde
los pobladores se marcharon a los montes. De Myahuatlan Alvarado se
encauzó a Atehuan (actual Ateos), cerca de su destino previsto, Cuscatlán
(Kramer, Lovell y Lutz, 2019, pp. 50-51)
25
Pedro de Alvarado arribó a Cuscatlán en junio de 1524. Cuando los
españoles y sus aliados indígenas se preparaban para instalarse, Alvarado
advirtió que en el pueblo no permanecía ni una tan sola persona, pues
todos habían desaparecido. Acto continuado remitió comisionados a la
elite de Cuscatlán para recordarles sobre la promesa hecha de manifestar
obediencia y sumisión ante sus majestades. Sin embargo, el alegato
de los pipiles de cuscatlecos fue que no saldrían de sus escondrijos,
no obedecerían órdenes y si Alvarado procuraba algo de ellos estarían
ahí esperándolo con sus armas. Alvarado hizo varias intimidaciones,
enviando mensajeros que nunca retornaron, y ordenó expediciones
armadas para localizar y luchar contra los señores y sus guerreros en las
montañas, causando bajas entre los españoles y los indígenas aliados de
Alvarado (Kramer, Lovell y Lutz, 2019, p. 51)
26
La violenta campaña de conquista en el territorio pipil de los actuales
Guatemala y El Salvador produjo muchas bajas y solo sometió en
parte la zona. Este suceso sería muy signicativo en la memoria de las
prestaciones hechas a la conquista por los pobladores nahuas y otros
24 Kramer; Lovell; y Lutz (2019). Atemorizar la tierra. Pedro de Alvarado y la conquista de
Guatemala…, p. 50.
25 Kramer; Lovell; y Lutz (2019). Atemorizar la tierra. Pedro de Alvarado y la conquista de
Guatemala…, pp. 50-51.
26 Kramer; Lovell; y Lutz (2019). Atemorizar la tierra. Pedro de Alvarado y la conquista de
Guatemala…, p. 51.
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aliados no mayas (Matthew, 2017, p. 94)
27
A discrepancia de lo que
Alvarado esperaba, no halló nada que se aproximara a las valiosas
cuantías de oro que se había extraído a los mexicas, o a lo llevado por Gil
González Dávila y Hernández de Córdoba de Nicaragua. Ese asco y la
indomable resistencia de los indígenas pipiles estimularon que Alvarado
adoptara una actitud más cruel durante la conquista de los territorios de
Cuscatlán. Alvarado retornó a Iximché el 21 de julio de 1524 y se afrontó
con una rebelión de los kaqchikeles, pueblo que primeramente había
sido su aliado en la guerra de conquista de Cuscatlán (Kramer, Lovell
y Lutz, 1993, p. 36)
28
Solamente unos días después, el 25 de julio, allí
mismo en la capital kaqchikel (Iximché), fundó la ciudad de Santiago
de los Caballeros de Guatemala (Vallejo García-Hevia, 2008, p. 137)
29
Finalmente, luego de siete meses y 21 días desde la salida de México-
Tenochtitlán, Pedro de Alvarado había desarrollado una amplia y sagaz
campaña de conquista, en la que había conseguido llegar hasta la capital
del reino de Cuscatlán, y someter al menos en parte otros reinos, tales
como los quiché, kaqchiquel, tzutujil y buena parte de la región xinca
(Cabezas Carcache y Luján Muñoz, 1994, p. 55)
30
Lo que sí permanecía
claro en ese momento era que a Pedro de Alvarado y sus huestes les haría
falta un extenso y dilatado recorrido para poder conquistar y someter por
completo los territorios de Guatemala y Cuscatlán.
Fundación de la villa de San Salvador de Cuscatlán
Luego de haber pasado algunos meses de la primera incursión de
Pedro de Alvarado a Cuscatlán, en junio de 1524, llegó el contingente
armado de Hernando de Soto y encontró despojos que habían dejado
27 Matthew, Laura E. (2017). Memorias de Conquista. De conquistadores indígenas a
mexicanos en la Guatemala colonial. Traducción, Margarita Cruz, Plumsock Mesoamerican
Studies; Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica, CIRMA, Serie Monográca
19; Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego”, Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla; Sociedad de Geografía, Estadística y Literatura del Estado
de Tlaxcala; Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), Universidad de San Carlos
de Guatemala, p. 94.
28 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, p. 36.
29 Vallejo García-Hevia (2008). Juicio a un conquistador…, p.137.
30 Cabezas Carcache, Horacio; Luján Muñoz, Jorge (1994). La Conquista. En: Historia
General de Guatemala, tomo II, Dominación Española: Desde la Conquista hasta 1700. El
Descubrimiento y la Conquista. Director General, Jorge Luján Muñoz, director del Tomo
II, Ernesto Chinchilla Aguilar, Asociación Amigos del País, Fundación para la Cultura y el
Desarrollo, Guatemala, p. 55.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
los castellanos. La presencia de Hernando de Soto hasta Cuscatlán o
«Nequepio», como era citado desde Nicaragua, surge en la carta que
Pedrarias Dávila remitió al emperador Carlos V, hacia mayo de 1525,
en la cual le noticó el establecimiento de las localidades nicaragüenses
de León y Granada. Esta llegada de avanzada militar y fundacional
desde Nicaragua posiblemente fue el detonante que apresuró que Pedro
de Alvarado resolviera fundar una villa en los dominios de Cuscatlán a
inicios de 1525 (Escalante Arce, 2011, p. 10)
31
Así se establecería ese
mismo año la villa de San Salvador en el territorio pipil de Cuscatlán. En
acto de sesión realizada el 6 de mayo de 1525 en el cabildo de la ciudad
de Santiago de los Caballeros de Guatemala, Pedro de Alvarado enunció,
que en nombre de sus majestades había transmitido la fundación de dicha
ciudad de San Salvador, y cómo alcalde nombró a Diego de Holguín y
regidor a Francisco de Arévalo (Sáenz de Santa María, 1991, p. 67)
32
Así, la inicial villa de San Salvador se estableció por disposición
exteriorizada de Pedro de Alvarado, estando él en Guatemala, se ubicó
en el territorio de Cuscatlán, no lejos del pueblo indígena de Xochitototl
(unas dos leguas al sur de la actual ciudad de Suchitoto), en el sitio que
luego se denominó el valle de La Bermuda, sabiéndose el nombre de
su alcalde ordinario Diego de Holguín (Barón Castro, 1996, p. 44)
33
En
esta trama, la villa de San Salvador de 1525 no se fundó con una con
una reunión de pobladores, sino más bien fue una de las villas que se
establecían con cabildo o ayuntamiento y un ejército de exploración y
conquista. De esa manera sucedió con Veracruz en 1519, con Santiago
de Guatemala en 1524, y al inicio con León de Nicaragua y Granada. Se
trataba de no conceder ante los propósitos expansionistas de Pedrarias
Dávila, por el contrario, de asentar la base fundacional de una villa
anexa a la jurisdicción de Hernán Cortés, pues Pedro de Alvarado era
su lugarteniente. El establecimiento de la villa de San Salvador de 1525,
31 Escalante Arce, Pedro Antonio (2011). Ciudad Vieja, su historia. En: Edición Conmemorativa
Bicentenario, Primer Grito de Independencia 1811-2011. Academia Salvadoreña de la
Historia y La Prensa Gráca, El Salvador, Centroamérica, p. 10.
32 Sáenz de Santa María, Carmelo (1991) Libro Viejo de la fundación de Guatemala, año
1524. Academia de Geografía e Historia de Guatemala, Comisión Interuniversitaria de
Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, p. 67.
33 Barón Castro, Rodolfo (1996). Reseña histórica de la villa de San Salvador desde su
fundación en 1525 hasta que recibe el título de Ciudad en 1546. Segunda Edición, dirección
de Publicaciones e Impresos, Consejo Nacional para la Cultura y el Arte, Ministerio de
Educación, San Salvador, El Salvador, p. 44.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
a cargo de un miembro de la casta de los Alvarado, fue efímero. El
levantamiento e insurrección de los kaqchikeles, que se extendió entre
los demás pueblos indígenas de la región, requirió la presencia de los
castellanos en esos territorios. Hubo que esperar hasta abril de 1528
para restablecerla, cuando la ciudad de Santiago de Guatemala ya se
encontraba estable en el sitio de Almolonga hacia noviembre de 1527
(Escalante Arce, 2011, p. 12)
34
En agosto de 1526 Pedro de Alvarado viajó a España en la búsqueda
de soporte para sosegar a los que se hallaban en insubordinación en los
territorios recientemente conquistados. Precedentemente a su salida,
este citó a su hermano, Jorge de Alvarado, quien se hallaba en México,
a tomar el compromiso de teniente gobernador. Este último llegó a
Guatemala en marzo de 1527 con refuerzos españoles y una hueste de
entre cinco y seis mil solados mexicanos, entre los cuales se hallaban los
quauhquecholtecas. Hacia noviembre de 1527, Jorge de Alvarado junto
a sus aliados fundó en el valle de Almolonga la ciudad de Santiago de
los Caballeros (Van Akkeren, 2007, pp. 80-81)
35
La coalición española-
quauhquecholteca, relatada en el Lienzo de Quauhquechollan, es el
relato de los conquistadores quauhquecholtecas que constituyeron
parte y perseveraron con Jorge de Alvarado, para ser copartícipes en la
conquista de Guatemala (Asselbergs, 2010,
36
y Cuscatlán. En denitiva,
el éxito de la conquista de Guatemala y Cuscatlán se debe conferir a
la intervención de los conquistadores indígenas del centro de México,
pues enormes ejércitos de capitanes y soldados indígenas batallaron al
lado de los españoles. Dichos socios suministraron a los españoles una
diversidad de elementos notables como los alimentos ineludibles para
las campañas, pero además brindaron el conocimiento de los caminos
y la manera de hacer la guerra en Mesoamérica. También les revelaron
las costumbres e idiomas de la región. Ellos fueron quienes surtieron los
guerreros y los conocimientos que hicieron de la conquista una empresa
efectiva (Asselbergs, 2010, p. 143)
37
34 Escalante Arce, (2011). Ciudad Vieja, su historia…, p.12.
35 Van Akkeren, Ruud (2007) La visión indígena de la conquista. Guatemala: Serviprensa, pp.
80-81.
36 Asselbergs, Florine (2010). Los conquistadores conquistados. El lienzo de Quauhquechollan.
Una visión nahua de la conquista de Guatemala. Plumsock Mesoamerican Studies, Cirma,
Guatemala, p. 119.
37 Asselbergs, Florine (2010). Los conquistadores conquistados…, p. 143.
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Antonio de Remesal expresó respecto de la segunda fundación de san
Salvador, que en 1528 el teniente gobernador y capitán general Jorge de
Alvarado enunció:
“…dio orden para tener sujeta y de paz la provincia de Cuscatlán,
que era una de las más ricas y principales de la gobernación de
Guatemala que en ella se hiciese una población de españoles,
la cual dio por nombre villa de San Salvador, dejando a la
voluntad y albedrío de los ociales que enviaba, la elección del
sitio más conveniente que les pareciese para asiento del lugar.”
(Remesal, 1966, p. 1298)
38
La villa de San Salvador fue establecida en un área al norte del territorio
pipil de Cuscatlán, que supuestamente tenía poca o ninguna población
al momento de la conquista. Se presume que la región sirvió como
zona neutral entre los pipiles al oeste y sur y los lencas al este (Fowler,
2007, p.5)
39
San Salvador, desde el ámbito urbano y poblacional, inició
indiscutiblemente en 1528 con la rehabilitación llevada a cabo por
Diego de Alvarado, enviado de Jorge de Alvarado, y el contingente
de soldados en calidad de iniciales pobladores y sus acompañantes
indígenas, quienes el primero de abril de 1528 asentaron la villa al
extremo del cerro Tecomatepe, hoy el sitio histórico de Ciudad Vieja.
En ese lugar los mandos y cabildo entero realizaron la solemnidad de
la fundación de la villa, con los puntuales actos civiles y religiosos.
Asimismo, se demarcaron las vitales manzanas y los solares de los
primeros moradores; con ello, inició la ocupación de la tierra y el origen
de la propiedad privada en el territorio. Además, se instauraron las áreas
para la casa del cabildo o ayuntamiento y para la inmueble de la iglesia
parroquial, todo esto documentado en el acta de refundación de la villa
de San Salvador (Escalante Arce, 2011, p. 5)
40
De este modo la villa,
comenzó a vivir en un espacio privilegiado por barrancas y defensas
naturales, con suciente agua y población indígena en las cercanías, lo
38 Remesal, Antonio (1966). Historia General de las Indias Occidentales y particular de la
gobernación de Chiapas y Guatemala. Tomo III, libro IX, Biblioteca Guatemalteca de Cultura
Popular “15 de septiembre”, volumen 93, Departamento Editorial y de Producción de Material
Didáctico “José de Pineda Ibarra”, Ministerio de Educación, p. 1298.
39 Fowler, William R. (2007). El Fin de la Civilización Pipil Precolombina: Ciudad Vieja, El
Salvador. FAMSI, p.5.
40 Escalante Arce, (2011). Ciudad Vieja, su historia…, p. 5.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
que le manifestó un carácter de villa-fortaleza pues el territorio aún no
se encontraba en paz y se incrementaban los levantamientos (Escalante
Arce, 2011, p. 12)
41
La villa de San Salvador temprana fue establecida por 73 vecinos en
1528. Su población de españoles uctuó entre 50 y 70 vecinos y llegó
a tener 44 encomenderos para 1545. Estos encomenderos poseían
derechos legales sobre unos 12,000 trabajadores pipiles en la provincia
de Cuscatlán (Card, 2011, pp. 248-251)
42
En las franjas de máximo
control hispano, los encomenderos hurtaron indígenas de sus propias
encomiendas para esclavizarlos; otros españoles organizaron irrupciones
nocturnas en poblaciones ya pacicados, con el objetivo de conseguir
indígenas para someterlos (Kramer, Lovell y Lutz, 1993, p. 59)
43
En
1532 se realizó el censo de encomiendas de los vecinos de la villa de
San Salvador por su párroco, Antonio González Lozano, a deferencia de
Francisco Marroquín, vicario de Santiago de Guatemala. Este padrón se
conoce como La Relación Marroquín. El documento es recuento de las
declaraciones de cerca de 70 encomenderos, que ofrecen una mirada de
Cuscatlán y términos aledaños. La villa de San Salvador fue ampliando
su importancia como sitio de camino ineludible entre la ciudad de
León en Nicaragua y Guatemala, así como hacia las localidades de
Comayagua y Gracias, y Puerto Caballos en Honduras. Además, fue
paraje de enlace de tres obispados que recién habían sido establecidos,
los de Guatemala, Honduras y Nicaragua (Escalante Arce, 2011, p. 10)
44
A raíz de la importancia sostenida de la villa de San Salvador, tuvo que
sufrir los embates y conictos del siglo XVI temprano. Uno de dichos
episodios bélicos fue el desarrollo Martín de Estete desde Nicaragua,
en la llamada guerra de Nequepio (Cuscatlán), saliendo San Salvador
intacta de dicha incursión. De esta manera, la villa-fortaleza se cuidaba
también de no exponerse a los alzamientos indígenas, sin embargo,
los hubo (Escalante Arce, 2011, p. 10)
45
Sin embargo, Estete arremetió
41 Escalante Arce, (2011). Ciudad Vieja, su historia…, p. 12.
42 Card, Jeb J. (2011). Transformaciones de identidad en El Salvador en la época colonial
temprana: gente y cerámica de la villa de San Salvador en el siglo XVI. En: Arqueología de El
Salvador, La Universidad, Órgano cientíco-sociocultural de la Universidad de El Salvador,
Nueva Época, número 14-15, pp. 248-251.
43 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, p. 59.
44 Escalante Arce, (2011). Ciudad Vieja, su historia…, p. 10.
45 Escalante Arce, (2011). Ciudad Vieja, su historia…, p. 10.
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en contra de seis comunidades indígenas sansalvadoreñas, obteniendo
unos quinientos indígenas, los cuales esclavizó y consignó hacia León
-Nicaragua- (Kramer, Lovell y Lutz, 1993, p. 59)
46
Quizá una de las rebeliones más notorias en contra de las autoridades
de la villa de San Salvador, es el levantamiento de pipiles en 1538 en
el lugar conocido como Cinacantán, situado en la costa del Bálsamo.
Cuando ya se daba por quieto el proceso de control y sosiego de los
nuevos dominios reales en Cuscatlán, transitó la alarma de un nuevo y
enérgico levantamiento, en el que los indígenas locales se «empeñolaban»
(término acuñado por los castellanos para referirse a una táctica militar
distintiva de los levantamientos o reyertas pipiles), lo que radicaba en
irse a la cúspide de los cerros y esperar a los enemigos, para luego poder
atacarlos desde un punto estratégico y conveniente (Erquicia Cruz, 2008,
p. 48)
47
La reconstrucción de dichos sucesos se basa en las probanzas
militares de dos vecinos de la villa de San Salvador, Bartolomé Bermúdez
y Miguel Díaz Peñacorba, actores de las gestas. Según armaciones de
Miguel Díaz Peñacorba en julio de 1538:
“…andando conquistando en los términos de esta villa de San
Salvador, llegamos a un fuerte peñol que dicen Cinacantlán,
donde los dos primeros acometimientos que en términos de dos
horas le hicimos, fuimos heridos y despeñados la mayor parte de
los españoles y que habiéndome retirado a posar… me allegué
yo solo al pie de la peña y allí tuve plática con el señor de los
contrarios…Entramos 6 españoles desarmados en aquel peñol
y aunque conocimos a la traición de los enemigos, subimos,
herrando nuestras armas secretas, siendo yo de los españoles
el primero en subir…y tuvimos en el peñol hasta que del Real
fuimos socorridos y fue ganado; muy gran número de enemigos
y sin muerte de ningún español, y la tierra toda luego se dio al
servicio de su majestad…” (Barón Castro, 1996, p. 110)
48
46 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, p. 59.
47 Erquicia Cruz, J. H. (2008). Proyecto de registro y reconocimiento de sitios arqueológicos
históricos de El Salvador (PAHES-UTEC) Primera fase 2007. En: Revista Entorno, No. 40,
p.48.
48 Barón Castro, Rodolfo (1996). Reseña histórica de la villa de San Salvador…, p. 110.
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fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
Bartolomé Bermúdez, por su parte, exhibe distintos pormenores del
acontecimiento:
“…que el dicho Diego de Alvarado y la demás parte de los
españoles que estábamos con él, fuimos haciendo guerra a
poner cerco al dicho peñol de Cinacantlán y si saben que el
día que llegamos al dicho peñol acometimos dos veces, y la
primera vez nos derrocaron a fechazos y a bote de picas del
peñol bajo, y saben ser yo, el dicho Bartolomé Bermúdez,
uno de los que vinieron rodando… Estando como dicho es,
el capitán y la demás parte de nosotros heridos, y sin haber
remedio de poderles ganar el peñol, y si saben que yo, el dicho
Bartolomé Bermúdez, viendo el peligro en que estábamos…
hice una escala…de madera y lo puse al pie del peñol y si sabía
que como los enemigos vieron el ingenio de madera, dejaron de
tirar fechas y piedras y de dar gritos…” (Barón Castro, 1996,
p. 108)
49
La crueldad, violencia e intimidación hacia la población indígena sin
más exacerbó su espíritu de resistencia a lo extenso de la época colonial.
Y es que la esclavización de los indígenas indujo cada vez más acciones
bélicas por parte de los pueblos originarios. El trinomio conquista-
encomienda-esclavitud incitó el binomio resistencia-rebelión (Kramer,
Lovell y Lutz, 1993, pp. 63-64)
50
Denitivamente, el contingente encaminado por Diego de
Alvarado fue desplazado para someter a los sublevados. A la
postre de dos ensayos malogrados, los españoles arremetieron
por tercera vez, obteniendo conquistar el peñón y terminando
con la resistencia indígena (Gallardo Mejía, 2014, p. 83)
51
En
todo el territorio san salvadoreño, a ambos lados del río Lempa,
se registraron incidentes de rebelión indígena; desde nales
de 1530 hasta 1547, cuando las huestes españolas lograron
49 Barón Castro, (1996). Reseña histórica de la villa de San Salvador…, p.108.
50 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, pp. 63-64.
51 Gallardo Mejía, Francisco Roberto (2014). El sitio arqueológico Cinacantan. Primer
levantamiento indígena en Cuscatlán. En: Revista de Museología Koot, año 4, No. 5,
Universidad Tecnológica de El Salvador, p.83.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
pacicar la región, hubo insubordinación continua (Kramer,
Lovell y Lutz, 1993, p. 69)
52
Las epidemias y muertes fueron
desastrosas en la América conquistada, probablemente en
Cuscatlán, el período de conquista clausuró en 1545, con la
pandemia de Cocoliztli (un tipo de ebre hemorrágica viral), que
transgredió de manera decisiva a las comunidades indígenas,
golpeando primordialmente las instituciones socioculturales
nativas (Amaroli, 2015, pp- 342-343)
53
El emplazamiento de la villa de San Salvador en el valle de
la Bermuda, hacia 1545 ya no brindaba las condiciones ni las
particularidades para responder al desarrollo y a los nuevos
tiempos de las provincias castellanas de ultramar, por lo cual
se indagó un nuevo sitio cerca de la localidad de Cuzcatlán-
Nequepio, en el valle que el franciscano fray Francisco Vázquez
llamó Zalcuatitán (Escalante Arce, 2011, p. 10)
54
, en dónde se
asentó denitivamente la villa de San Salvador, que luego en
1546, obtendría la categoría de ciudad y es su emplazamiento
hasta el presente.
Consideraciones nales
Es importante expresar que para comprender los hechos la Conquista
de Guatemala y Cuscatlán, hay que dar cuenta de la documentación,
tanto elaborada por los españoles que participaron como actores de las
incursiones, batallas, alianzas y estrategias; como por los indígenas
aliados, quienes documentaron en sus respectivos pictogramas y códices,
sus hazañas, sus acompañamientos, los cuales sirvieron para cotejar ante
los españoles la lealtad en el espacio y tiempo dentro del cual accionaron
para la llegada al poder de un nuevo régimen de autoridad.
También existe el registro elaborado por algunos de los pueblos
«conquistados», que se encuentran en las crónicas indígenas, tales como,
los documentos escritos por nobles K´iche´: (1) Título K´oyoi; (2) Título
Nijaib I; (3)Título Huitziltzil Tz´unum; y (4) el Título de Totonicapán;
52 Kramer; Lovell; Lutz, (1993). La conquista española de Centroamérica…, p. 69.
53 Amaroli, (2015). Arqueología de El Salvador…pp., 342-343.
54 Escalante Arce, (2011). Ciudad Vieja, su historia…, p. 10.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
asimismo los conjuntos de textos hechos por la nobleza Kaqchikel Xajil:
(1)Memorial de Sololá/ Anales de los Kaqchikeles; y nalmente, dos cartas
y un documento patrocinados por los Ajtz´ikinajay: (1) la carta de los
Ajtz´ikinajay de 1570; (2) La Relación de los Caciques y Principales del
pueblo de Atitlán de 1571; (3) y un escrito sin título, redactado en tz´utujil
en el siglo XVI y publicado en español en 1712; y es que hay que valorara
que muchos de estos documentos, fueron redactados en sus idiomas nativos,
con el propósito de resguardarlos celosamente como memorias para su
comunidad (Ivic y Ramírez de Gálvez, 2024, pp. 57-69)
55
Hay que tomar en cuenta dos hechos importantes de la conquista
de Guatemala y Cuscatlán, «La conquista española», a la luz de la
documentación, fue un proceso cruel y sangriento, en dónde los
invasores españoles fueron minoría; poseyendo dos grandes ventajas: (1)
el arribo previo de las pandemias importadas desde las Antillas a partir
del advenimiento de Cristóbal Colón; (2) la disposición de cuantiosos
aliados indígenas, que trataban de vengarse de sus hostiles enemigos
(Ivic y Ramírez de Gálvez, 2024, p. 55)
56
Además, como se ha expresado, la contienda de los conquistadores
españoles y sus aliados indígenas, no solamente era fue una reyerta en
contra de los pueblos y localidades que se pretendían conquistar; sino
también, había otra disputa por conquistar territorios que aún no habían
sido merodeados por otras huestes de conquista de castellanos, como
ocurrió en el espacio de Cuscatlán, con las incursiones de la gente de
Pedrarias Dávila, por algo la segunda fundación de villa en el actual El
Salvador, sería al oriente del río Lempa, en dónde se instalara en 1530
la villa de San Miguel de la Frontera, como un designio de «hasta acá,
llega mi territorio.»
La complejidad de la conquista y luego la aparente carrera por fundar
villas, como territorios demarcados por las «compañías de conquista»
que se asomaban del norte y del sur, brindó, para el caso de la villa de
San Salvador, tres fundaciones: una en 1525, que fue más bien nominal
55 Ivic, Matilde y Miriam Ramírez de Gálvez, (2024). «Fue cosa temible verlos entrar…». La
conquista de Guatemala según las crónicas indígenas, Editorial Piedra Santa, Guatemala, pp.
57-69.
56 Ivic y Ramírez de Gálvez, (2024). «Fue cosa temible verlos entrar…» …, p. 25.
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Erquicia Cruz, José Heriberto. A quinientos años de la llegada de los castellanos. Conquista de Cuscatlán y
fundación de la villa de San Salvador. p. 61-81
y muy probable de un «campamento de avanzada»; la del 01 de abril de
1528, con toda la solemnidad del caso y que al día de hoy resguarda los
restos de aquella villa prístina de carácter defensiva y militar, actualmente
el sitio histórico de Ciudad Vieja; y la última fundación de 1545, la de su
traslado al actual emplazamiento de la capital salvadoreña.
Este texto, pretende brindar una aproximación a los relatos de la
conquista del territorio del pueblo pipil de habla náhuat de Cuscatlán y
la fundación de la villa de San Salvador de Cuscatlán, que pronto estará
por evocar y llegar a su quinto centenario de constitución.
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Guatemala: Serviprensa
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
NOMBRE: Vasija antropomorfa
DIMENSIONES: Alto: 25 cm Ancho: 17.5 cm
Vasija con representación antropomorfa, presenta restos de pintura roja
con hematites especulares, con base plana, silueta compuesta y borde
redondeado. Presenta un personaje antropomorfo en posición sedente,
tiene un tocado con posible representación de granos de cacao; muestra
facciones longevas, con características de Huehuetéotl.
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de
Tlaxcala y la conquista De El Salvador
The Nahuatl Hieroglyphic Writing on the Lienzo de Tlaxcala
and the Conquest of El Salvador.
Margarita Cossich Vielman
0000-0002-6100-2996
Maestra en Estudios Mesoamericanos
Posgrado en Estudios Mesoamericanos.
Universidad Nacional Autónoma de México, México
cossichmargarita@yahoo.com
Fecha de recibido: 16 de agosto de 2024
Fecha de aceptación: 13 de octubre de 2024
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18985
URI: http://hdl.handle.net/11298/1374
Resumen
El Lienzo de Tlaxcala, es un documento pictográco creado por los
tlaxcaltecas en el siglo XVI para evidenciar su participación en las
guerras de conquista realizadas a lo largo del territorio mesoamericano.
Del Lienzo existen varias copias. Una de estas es el denominado
Manuscrito de Glasgow, fue escrito por Diego Muñoz Camargo
alrededor de 1584, es una combinación de texto alfabético en español,
una serie de imágenes y escritura jeroglíca náhuatl que representan
una a una las batallas que Muñoz Camargo describe. La mayor de sus
particularidades, en comparación con las otras copias del Lienzo, es que
reporta 11 poblaciones más en el territorio salvadoreño y otras tantas en
territorio guatemalteco. Este artículo trata del camino que documentan
los tlaxcaltecas en el territorio salvadoreño y el desciframiento de cada
uno de sus topónimos con escritura jeroglíca. Lo novedoso del trabajo
es que es poco común trabajar la escritura jeroglíca náhuatl y la versión
tlaxcalteca ya que siempre se le da prioridad a la versión alfabética de
los españoles.
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Palabras clave: El Salvador - Historia - Descubrimiento y conquista 1524.
El Salvador - Historia - Invasión 1524. Lenguas Indígenas - Escritura.
Náhuatl (Lengua Indígena) - Escritura. Jeroglícos. Pictografía indígena
Abstract
The Lienzo de Tlaxcala is a pictographic document created by the Tlaxcalans
in the 16th century to demonstrate their participation in the wars of
conquest carried out throughout Mesoamerican territory. There are several
copies of the Lienzo. One of these is the so-called Glasgow Manuscript,
written by Diego Muñoz Camargo around 1584. It is a combination of
alphabetical text in Spanish, a series of images, and Nahuatl hieroglyphic
writing that depict one by one the battles that Muñoz Camargo describes.
Its greatest peculiarity, compared to the other copies of the Lienzo, is
that it reports 11 more towns in Salvadoran territory and another 11 in
Guatemalan territory. This article deals with the path documented by the
Tlaxcalans in Salvadoran territory and the decipherment of each of their
toponyms with hieroglyphic writing. The novelty of the work is that it
is unusual to work with Nahuatl hieroglyphic writing and the Tlaxcalan
version since priority is always given to the alphabetical version of the
Spanish. Keywords: El Salvador - History - Discovery and conquest 1524.
El Salvador - History - Invasion 1524. Indigenous Languages - Writing.
Nahuatl (Indigenous Language) - Writing. Hieroglyphics. Indigenous
Pictography - Mochizalco Center of Nahua Political and Symbolic Power
in Southwestern El Salvador. Abstract After ve hundred years, the history
of the peoples that make up the rst civilizing root of what is now called
El Salvador continues to be hidden by a thick darkness. The elites that
have governed for the last 203 years have allowed only fragments of that
evolution to come to light, either to condemn them or to use them as part
of the scaffolding of a nation-state project that emerged outside of its deep
past. In that scenario and from a confusing mix of liberal, conservative
and authoritarian ideas, the Salvadoran intellectuals throughout the 20th
century vigorously promoted the dead indigenous, mainly submerged in
the lethargy and silence of an archaeological capsule and a stoic but distant
history. The inanimate “Indian”, the one who does not manifest, demand
or claim, was given a fabulous past alongside foreign deities, non-existent
heroes were granted to him and a kingdom called Cuscatlán was created
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
for him. Thus, the other towns that shared territory and history with the
true Pipil settlement have been conveniently rendered invisible, while
the other Nahua political-administrative centers that coexisted with the
real Cushcatan were chained to oblivion. Among these was Mochizalco,
a Nahua power center linked to an almost mythical lineage and of a
multicultural nature that dominated what is now southwestern El Salvador
through a congurational deployment, as recorded by the Tlaxcalans ve
centuries ago.
Keywords: El Salvador - History - Discovery and conquest 1524. El
Salvador - History - Invasion 1524. Indigenous Languages - Writing.
Nahuatl (Indigenous Language) - Writing. Hieroglyphics. Indigenous
Pictography.
Introducción
Cuando se habla de la conquista-invasión
1
de El Salvador
2
suele
utilizarse como principal fuente la Carta de Relación que Pedro de
Alvarado envió el 28 de julio de 1524 a Hernán Cortés desde Santiago
de Guatemala, comentando su recorrido desde Utatlan hasta Cuscatlan.
Sin embargo, poca atención se le da a la versión tlaxcalteca de estos
eventos. Y cuando se le presta, al Lienzo de Tlaxcala y sus copias,
estas simplemente son usadas para ilustrar la versión de Alvarado. Esto
hace que la versión tlaxcalteca sea dejada de lado y ninguneada ante la
versión con escritura alfabética con la que nos sentimos más cómodos.
Pero ¿qué pasa si por un momento se presta mayor cuidado al relato
de los tlaxcaltecas? Y hacemos el intento de comprender la manera de
registro pictográco de estas comunidades nahuas, registros con los
que nos sentimos menos cómodos y por eso los hacemos a un lado
usándolos como simples “dibujitos”.
1 En este trabajo me reero a “conquista-invasión” tomando en cuenta que el ejército aliado
se componía por diversos grupos indígenas mexicanos, guatemaltecos y españoles y que para
todos ellos estas batallas fueron conquistas, pero para los indígenas salvadoreños era una
invasión. Lo hago para hacer evidente que siempre hay dos o más versiones de los eventos.
2 Cabe señalar que, aunque a lo largo del artículo me reero a los países México, Guatemala,
El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, estos países no existían como tales
en el siglo XVI, sino hasta el siglo XIX. Sin embargo, uso estos nombres para una fácil
comprensión del territorio actual.
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Este artículo demostrará que la versión de los tlaxcaltecas sobre la
conquista-invasión de El Salvador es otra, un poco diferente a la reportada
por Alvarado y se hará a través de la explicación de la escritura jeroglíca
náhuatl. En 2023 se publicó la comparación entre la escritura jeroglíca
nahua de los Lienzos de Quauhquechollan y el de Tlaxcala respecto a
las conquistas-invasiones del lado de Guatemala. Este año me centraré
en las reportadas para El Salvador. Tomando en cuenta que El Lienzo de
Tlaxcala presenta tres versiones diferentes de tres épocas distintas. La
primera del siglo XVI de Diego Muñoz Camargo, la segunda del siglo
XVII de Juan Manuel Yllanez, y la tercera publicada en el siglo XIX por
Alfredo Chavero realizada por Genaro López. La gran diferencia entre
estas tres versiones es que, la primera presenta más batallas que las otras
dos versiones.
La Conquista-Invasión de El Salvador
El Salvador es un territorio que fue invadido desde dos puntos geográcos
diferentes, el primero provenía del sur del continente, desde Panamá,
liderado por Gil González de Ávila y Andrés Niño. Estas expediciones
se realizaron por mar, en 1522, y comenzaron con el “descubrimiento”
del ahora conocido Golfo de Fonseca. El segundo, fue desde el Norte,
liderado por Pedro de Alvarado y los indígenas aliados a partir de junio
de 1524.
Gil Gonzáles de Ávila (Gil González Dávila) y Andrés Niño habían
llegado al territorio panameño desde 1520 autorizados por la Corona para
realizar las expediciones hacia el Mar del Sur cuyo objetivo era encontrar
una conexión entre los mares del Sur y del Norte. A su llegada a Panamá
se encontraron con Pedro Arias de Ávila (Pedrarias Dávila), quien había
conquistado ese territorio desde 1514, había comenzado las expediciones
al Mar del Sur.
En enero de 1522 González de Ávila y Niño comenzaron las expediciones
al Norte por vía marítima. En Costa Rica, González, y parte de la
tripulación, desembarcaron y comenzaron un trayecto por vía terrestre,
descubriendo el Lago de Nicaragua. Niño continuó navegando por toda
la costa pacíca hasta llegar al Golfo de Nicoya, sigue hasta adentrarse al
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
que ahora se le conoce como Golfo de Fonseca, en El Salvador, en mayo
de 1522. La expedición continua la misma ruta marítima pasando por
Guatemala y al llegar a la Costa Pacíca mexicana da vuelta regresando
a El Salvador donde se reúne con la expedición de González de Ávila
volviendo a Panamá en junio de 1523. (Erquicia, 2023).
Por el otro extremo, en el Norte, al mismo tiempo se desarrollaba la
invasión-conquista de México Tenochtitlan por Hernán Cortés, quien al
ganar y proclamarse conquistador de esos territorios comenzó a enviar
emisarios al sur tratando de adelantarse a las expediciones que se sabían
realizaban desde el Sur Pedrarias Dávila, González de Ávila y Andrés
Niño. Para esto, Cortés envió en 1523 a dos columnas de expedición
una liderada por Cristóbal de Olid y otra por Pedro de Alvarado, la
primera dirigida a Honduras y la segunda a Guatemala. Cabe resaltar que
la expedición de Pedro iba acompañada de gran parte de sus hermanos
y primos. En ambos casos podemos inferir que, al ser guiados por los
aliados indígenas que en su mayoría eran tlaxcaltecas, tanto Cristóbal
como Pedro iban acompañados de sus respectivas esposas tlaxcaltecas.
Zacuancozcatl, representante de la casa de Quiahuiztlan para el caso del
primero y Tecuelhuetzin, representante de la casa de Tizatlan para el
segundo. A Tecuelhuetzin, después de ser bautizada, se le conoció como
Luisa Xicotencatl. (Ver Cossich, 2021).
Pedro de Alvarado, Tecuelhuetzin y los Indígenas Aliados
Una de las fechas estimadas de la introducción al territorio guatemalteco
por el ejército mesoamericano-castellano es alrededor de febrero de
1524, siendo así que cuando se traspasa al territorio salvadoreño podría
ser junio del mismo año. Este ejército venía de triunfar en las batallas
en México, era un ejército compuesto por españoles, pero sobre todo
por indígenas aliados de: Tlaxcala, Quauhquecholan, Tenochtitlan,
Tlatelolco, Xochimilco, Chalco, Tetzcoco, y del área Mixteca y Zapoteca
por mencionar algunos. Al adentrarse en el territorio guatemalteco fue
ganando simpatizantes y engrosando las las, convirtiéndose en aliados
algunos grupos kaqchikel, k’iche’, tzutujil, etc. Siendo así que, cuando
este ejército penetró en territorio salvadoreño, iba compuesto tanto por
indígenas mexicanos como guatemaltecos.
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Pedro iba acompañado de su esposa tlaxcalteca Tecuelhuetzin, sus dos
hijos (Pedro y Leonor), además de los hermanos y primos Alvarado:
Gonzalo, Jorge, Gómez y Diego (Matthew, 2007). Se conoce que Jorge
Alvarado también tuvo una esposa tlaxcalteca, quien fue bautizada con el
nombre cristiano de Lucía y provenía de la casa de Tizatlan de Tlaxcala,
hija de Xicotencatl padre también de Tecuelhuetzin. Por esta razón, por
lazo matrimonial, los tlaxcaltecas continuaron siendo los aliados más
leales de los extranjeros españoles (Cossich, 2021).
En Guatemala el ejército se movió hacia el sur, avanzando por territorios
ahora nahua y xinca como Izcuintepec, Atiquipaque, Tlacolula, Taxisco,
Guazacapan, Nancinta y Pasaco. Entrando, después, al territorio
salvadoreño siguiendo la ruta costera.
Según la carta que Pedro le escribió a Hernán el 28 de julio de 1524,
relata:
Y otro dia de mañana me partí para este pueblo y halló á la
entrada de el los caminos cerrados y muchas echas hincadas;
y ya que entraba por el pueblo, vi que ciertos indios estaban
haciendo cuartos un perro á manera de sacricio; y dentro el
dicho pueblo dieron una grita y vimos mucha multitud de gente
de tierra y entramos por ellos rompiendo en ellos hasta que los
echamos del pueblo, y seguimos el alcance todo lo que se pudo
segair; y de allí me partí á otro pueblo que se dice Mopicalco y
fui recibido ni mas ni menos que de los otros: y cuando llegué
al pueblo no halle persona viva; y de aquí me partí para otro
pueblo llamado Acatepeque, á donde no halló á nadie, antes
estaba todo despoblado. Y siguiendo mi propósito que era de
calar las dichas cien leguas me partí á otro pueblo, que se dice
Acaxual, donde bate la mar del Sur en él; y ya que llegaba á
media legua del dicho pueblo, vi los campos llenos de gente
de guerra de él, con sus plumajes y divisas y con sus armas
ofensivas y defensivas, en mitad de un llano que me estaban
esperando, y lleguó de ellos hasta un tiro de ballesta y allí me
estuve quedo hasta que acabó de llegar mi gente; y desque la
tuve junta me fui obra de media tiro de ballesta hta. la gente
de guerra y en ellos no hubo ningún movimiento ni alteración
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
á lo que yo conocí: y parecióme que estaban algo cerca de un
monte donde se me podrían acoger; y mande que se retrajese
toda mi gente que oramos ciento de caballo y ciento cincuenta
peones y obra de cinco ó seis mil indios amigos nuestros y así
nos íbamos retrayendo y yo me quedó en la rezaga haciendo
retraer la gente; fué tan grande el placer que hubieron desque
me vieron retraer que me vinieron siguiendo hasta llegar á
las colas de los caballos, las echas que echaban pasaban en
los delanteros; y todo aquesto era en un llano, que para ellos
ni para nosotros no había donde estropezar. (Alvarado, 2008
[1524], p. 93-94)
Siguiendo el relato, después de una cruenta batalla donde se mataron a
muchos españoles y se hirió en la pierna al propio Pedro, el ejército aliado
ganó la batalla y se adentró en el territorio moviéndose a Tacuxcalco,
Miahuaclan, Atehuan y Cuxcaclan. Sin embargo, el Lienzo de Tlaxcala
nos relata que estas conquistas pasaron por más lugares salvadoreños.
El Lienzo de Tlaxcala y la conquista-invasión de El Salvador
El Lienzo de Tlaxcala es un documento cuyo origen fueron los murales
del Cabildo, ubicados en la Ciudad de Tlaxcala y pintados en sus paredes
a inicios del siglo XVI. Con el tiempo, estos murales fueron copiados
en tres mantas de aproximadamente 2 x 5 metros cada una. Los tres
Lienzos tuvieron tres destinos diferentes, el primero enviado a la Ciudad
de México, el segundo a España y el tercero se quedó en la Ciudad
de Tlaxcala. Estos tres Lienzos ahora están desaparecidos, así que no
conocemos cómo lucían los originales del siglo XVI, pero se sabe de
estos ya que existe una descripción de las “mantas pintadas” en las Actas
de Cabildo de Tlaxcala y gracias a que se realizaron copias al óleo, en el
siglo XVIII. Otros documentos pictográcos que están asociados a los
Lienzos son los conocidos como Códice de Entrada, que se ubica en la
Biblioteca del Museo Nacional de Antropología e Historia de México,
y El Fragmento de Texas, que se ubica en la Universidad de Texas en
Austin. En ambos documentos se cuenta la llegada de los españoles al
territorio tlaxcalteca y la alianza matrimonial y política de estos dos
pueblos (Navarrete, Cossich y Jaramillo, 2021).
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Regresando a las copias más conocidas, la primera fue realizada por
Diego Muñoz Camargo en 1584 conocida como Manuscrito Glasgow
por encontrarse en la Universidad de Glasgow en Escocia, se encuentra
empastada y fue realizada a dos tintas, negra y café sobre papel. Muñoz
Camargo tuvo madre tlaxcalteca y padre español, así que comprendió
ambos idiomas y mundos. La copia de 1773 realizada por Juan Manuel
Yllanez en manta, presenta múltiples colores y una glosa al nal de la
manta que reere a que se copió de un mapa original. Y la tercera copia,
realizada en el siglo 1892, son unas litografías a colores por Genaro López
publicadas con comentarios históricos por Alfredo Chavero (Cossich,
2018).
En la actualidad se conoce como el Lienzo de Tlaxcala a cualquiera
de estas tres reproducciones de lo que fueron las mantas pintadas, en
formato libro, lámina por lámina la descripción de los tlaxcaltecas,
desde 1519 hasta 1541, de la conquista-invasión de todo el territorio
mesoamericano (Figura 1). Cada lámina presenta una batalla en la que
participaron los tlaxcaltecas y ganaron, un ejemplo se encuentra en la
gura 1 donde del lado izquierdo se ubica el ejército aliado de tlaxcaltecas
con los españoles combatiendo frente a sus enemigos que se encuentran
en el lado derecho, de este mismo lado en la parte superior se encuentra
delineado un cerro y sobre él un signo, escritura jeroglíca, que nombra
al pueblo vencido. En el centro en la parte superior (o debajo del cuadro
para el caso de la copia del Manuscrito de Glasgow guras 3 y 4), se
encuentra la glosa en caracteres alfabéticos de lo que dice la escritura
jeroglíca, el topónimo.
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Figura 1. Lámina 79 del Lienzo de Tlaxcala. Pueblo de Quauhtemallan, Guatemala.
Dibujo: Camilo Moncada para el Proyecto “Reconstrucción histórica digital del Lienzo de Tlaxcala”
Tomado de: https://lienzodetlaxcala.unam.mx/el-lienzo-de-tlaxcala/
Las mantas originales estaban conformadas por una escena inicial
donde se reconocen los cuatro barrios tlaxcaltecas, la presentación a
los españoles, el escudo de los españoles y el Altepetl de Tlaxcala, para
luego comenzar con la descripción lámina por lámina de las hazañas,
divididas en 13 las y 7 columnas (Figura 2). En este esquema, de lo que
fueron los lienzos originales, las conquistas de Guatemala y El Salvador
se encuentran en las las 12 y 13. En la la 12, lámina 3, de izquierda
a derecha, está la entrada a Zapotitlan, Quetzaltenango, Tecpan Atitlan,
Guatemala e Yzcuintepec. La siguiente la comienza con los sitios del
oriente de Guatemala y las últimas dos láminas reeren a El Salvador.
De las tres copias del Lienzo la más popular es la de Chavero (1892).
Pero la más extensa es la copia del siglo XVI de Muñoz Camargo (2000
[1584]) que presenta 42 conquistas más que las otras dos versiones. De
estas 42, varias láminas pertenecen al territorio salvadoreño.
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
ç
Figura 2. Lienzo de Tlaxcala
Dibujo: Camilo Moncada para el Proyecto “Reconstrucción histórica digital del Lienzo de Tlaxcala”
Tomado de: https://lienzodetlaxcala.unam.mx/el-lienzo-de-tlaxcala/
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Margarita Cossich Vielman
Como se comentó arriba, los investigadores hablan de la conquista-
invasión de El Salvador basados en la ruta reportada por Pedro de
Alvarado y utilizan las láminas del Lienzo de Tlaxcala para ilustrar
este recorrido, pero Pedro solamente menciona 7 poblaciones en su
relato, mientras que el Lienzo de Tlaxcala menciona 13 poblaciones
repitiendo 2 de estas, dando un total de 15 láminas del Lienzo que se
reeren a este territorio.
Correlativo Muñoz Camargo
(S. XVI)
Yllanez (S. XVIII) López-Chavero
(S. XIX)
Pedro de
Alvarado
(1524)
0 X X X Mopicalco
1 Acatepec Acatepec Acatepec Acatepec
2 Cuextlan Quechtlan Cuextlan X
3 Acxotlan X X Acaxual
4 Tlacochcalco X X Tacuxcalco
5 Tecpan Ytzalco X X X
6 Yopicalco X X X
7 Miyahuatlan X X Miahuaclan
8 Teyocan X X X
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
9 Cozcatlan X X Cuxcaclan
0 X X X Atehuan
10 Xilopanco X X X
11 Quezalapan X X X
12 Xochitepec X X X
13 Tlacochcalco X X X
14 Miyahuatlan X X X
15 Centzonapan X X X
Tabla 1. Láminas del Lienzo de Tlaxcala respectivas a El Salvador. Glosas como aparecen en los
tres documentos. La última columna es la ruta reportada por Pedro de Alvarado.
En el rec
orrido de Pedro, de los siete pueblos relatados, dos poblados
no son mencionados en el Lienzo de Tlaxcala, Mopicalco y Atehuan
(numerados como “0”). Mientras que en el Lienzo el orden de láminas
va de Acatepeque, Cuextlan, Acxotla, Tlacochcalco, Tecpan Ytzalco,
Yopicalco, Myahuatlan, Teyocan, Coscatlan, Xilopanco. Después vienen
16 láminas referentes al territorio guatemalteco, luego una lámina glosada
como “Guerra de Atlpopoyan que en los volcanes de Mazagua”, esta, según
Pedro Escalante (2004) reere al volcán en Nicaragua. Después de regreso
al territorio salvadoreño con Quetzalapan, Xochitepec, Tlacochcalco y
Miyahuatlan, para después tener tres láminas de Guatemala y volver a
El Salvador con Centzonapan, la lámina que le sigue, es la lámina 312r
que reere a un poblado llamado Texac, este podría ser un pueblo en
Oaxaca, ya que las siguiente láminas son de Oaxaca, quizá es uno de
los poblados llamado actualmente “Teja”, aunque también podría ser el
poblado de Santiago Texacuangos o Santo Tomás Texacuangos cerca de
Ilopango (Lardé y Larín, 2018 [1957], pp. 479 y 483). Después de Texac
siguen tres láminas relativas a Oaxaca, una al istmo de Tehuantepec,
otra de ubicación desconocida, luego una de Coatzacualcos en Veracruz
y la nal, la de Nochiztlan en Jalisco, lugar donde muere Pedro de
Alvarado. La siguiente página es, según la glosa, “La entrada de que
hizo Francisco Vazquez Coronado a las siete ciudades en tiempo de don
Antonio de Mendoza que en todo se hallaron los tlaxcaltecas en servicio
de su Majestad y Real Corona de Castilla”, una lámina después termina
el Manuscrito de Glasgow con el escudo de Tlaxcala.
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Posiblemente esta parte nal del Manuscrito no llevaba una relación
geográca como lo supuso la primera parte del relato y que fue la reproducida
en los Lienzos ahora desaparecidos (ver Jaramillo, Cossich y Navarrete,
2021). Y, como se describirá más adelante, los poblados salvadoreños de
Tlacohcalco y Miyahuatlan se repiten cada uno dos veces, estos son los
únicos dos poblados con esta peculiaridad en todo el documento.
Al hablar de Mopicalco, Rodolfo Barón Castro (2002 [1942], p. 147)
relaciona el sitio de Cara Sucia con Mochicalco y también lo hace Jorge
Lardé y Larín citado por Hugo Diaz y colegas (2022, p. 34). Pero es poco
probable porque el sitio ya se encontraba deshabitado para 1524 (Díaz,
Alvarado y Messana, 2022, p. 34). Santiago I. Barberena comenta “El
primer pueblo a que llegó el conquistador, aquende dicho río, fue el de
Mojicalco (Moquicalco, se lee en el “Proceso de Alvarado”), que se cree,
según el historiador Milla, haya sido el hoy llamado Nauizalco, el cual
lo encontró completamente desolado, sin duda por haberse escondido en
los montes los habitantes, al saber que se acercaban los españoles” (1966,
p. 299).
Hugo Díaz, Julio César Alvarado y David Messana (2022, p. 33), llegan
a la misma conclusión que comenta Barberena, que al no estar este
pueblo registrado en el Lienzo posiblemente es porque Mochicalco no
se refería a un lugar en como lo relata Lardé Larín (2018 [1957]) sino
a la frase mochi izalco “todos los izalcos” y que Alvarado confundió
esta expresión con un topónimo. Para los investigadores la frase reeja
que los indígenas conquistadores estaban avisando que se adentraban
al territorio de Los Izalco.
Pedro Escalante reporta que para 1553 se produjo un conato de
levantamientos de indígenas de Izalco, siendo los indígenas tlaxcaltecas
y mexicanos quienes apaciguaron estas rebeliones de los cuatro pueblos
de Los Izalcos: Tecpan Izalco, Caluco Izalco, Nahuilingo y Tacuzcalco,
estos cuatro eran los principales productores de cacao de la zona.
Solamente dos de estos poblados vienen mencionados en el Manuscrito
de Glasgow, Tecpan Yzalco y Tacuzcalco como Tlachochcalco, a pesar
de que el Manuscrito fue escrito alrededor de 1584 y estas rebeliones
ya habían sucedido (Escalante, 2004, p. 131), quizá esto explicaría la
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
razón por la que se mencionó en dos láminas el poblado de Tacuzcalco
pero no explicaría la razón de duplicar Miyahuatlan.
Recordemos que, aunque fue en 1524 que el ejército aliado ingresaba al
territorio, no hicieron ninguna fundación de ciudades, sino hasta 1525
con la primera fundación en la villa de San Salvador. En ese mismo año
se decidió “la pacicación de los pipiles de Los Izalcos y Cuzcatlan”
(Escalante op. cit.). El Lienzo de Tlaxcala es un relato plasmado en
manta en 1552 que relata eventos que van desde 1519 hasta 1541,
mientras que el Manuscrito narra eventos ocurridos hasta 1584.
Para el caso de Acatepec dice Barberena que debería escribirse
Acatecpán y que es el pueblo que el Oidor Diego García de Palacios
llama Tecpa, que los vecinos de Guaymoco (ahora Armenia) recordaban
un lugar llamado San Juan Tecpan de donde habían migrado después
del arribo de los españoles convirtiéndose en el barrio San Juan de
Armenia cerca de la hacienda Las Lajas. A su hipótesis le añade el
detalle de que, en 1895, a la cabecera de Izalco, se le conocía como
Tecuzalco, comparando la partícula Tecu, de tekwtli ‘gobernante’, con
Tecpan de tekpan ‘palacio’, ambos llevan la raíz tek y comparten el
signicado de poder de estos dos nombres (1966, p. 299-300).
En el caso de Cuextlan no se reportan lugares con este o similar
nombre por lo que no se conoce su ubicación actual. Sobre Acxotlan,
para Barón Castro (2002 [1942], p. 147) se localiza en el ahora puerto
de Acajutla. Hugo Díaz, Julio César Alvarado y David Messana (2022,
p. 27) relacionan este pueblo con Chalco en el Valle central de México
que tenía una división particular llamada Acxotlan. Este mismo nombre
era el de su cabecera ya que Chalco fue fundada por los acxotecas
que venían de Tollan. Reeren al estudio de Federico Navarrete (2019)
donde describe que Chalco está constituido por cuatro parcialidades:
Amaquemecan, Chimalhuacan, Tenanco-Tepopollan y Tlalmanalco o
Tlacochcalco. Es así como Diaz y Colegas fundamentan la relación
de los nahuas de El Salvador con los de Chalco de México porque
rememoran los nombres de Acxotlan y Tlacochcalco. Otra fuente que
utilizan estos tres investigadores es Chimalpahin quien narra que los
tlacochcalca no son chichimecas, que son ciervos de Tezcatlipoca y
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
que son tratados como “teteuhcin, como pipiltin”. Además, estas
evidencias las usan los tres investigadores para reforzar su hipótesis de
que para los tlaxcaltecas el nombrar un lugar como Tecpan, en el caso
de Izalco, es suciente para hablar de un Altepetl como los conocidos
en el Centro de México. Ya que los tlaxcaltecas entendieron “Acxotlan
como parte de Tacuscalco y este una parcialidad de Tecpan Izalco”
(Díaz, Alvarado y Messana, 2022, p. 29). Cuestión que es sugerente,
pero debe ser analizada a profundidad y comparada con los otros tres
lugares que también llevan la partícula Tecpan que se localizan en el
territorio guatemalteco (Cossich, 2023, p. 117 y 126-127).
Sobre Sonsonate, Antonio de Ciudad Real (2000 [1872]) comenta
“Llámase aquel pueblo en lengua mexicana Zenzonatí, que quiere decir
cuatrocientas aguas, porque por allí hay muchos arroyos y fuentes y ríos,
y corrupto el vocablo le llaman Zonzonate, es villa de españoles…” (p.
128). Pedro Escalante (2004, p. 130) reporta la población a orillas del
río Cenzunat o Sensunapan donde se fundó la villa de La Trinidad en
1553, un año después de la creación del Lienzo de Tlaxcala. Pero en
1552 ya se había fundado, en el mismo lugar, la villa del Espíritu Santo
por un pelotón de, entre otros, tlaxcaltecas procedentes de San Miguel
de la Frontera. Actualmente en Sonsonate existe un barrio llamado
“Sensunapan”
3
De los otros pueblos mencionados por los tlaxcaltecas, Paul Amaroli
(2011, p. 46-47) retoma el documento reportado por Francis Gall llamado
el “Manuscrito Marroquín” fechado para 1532 donde se especican los
poblados que tributaban a Cuscatlan, entre estos podemos encontrar los
pueblos de Opicon y Gilopango por los actuales San Juan Opico en La
Libertad e Ilopango a las orillas del Lago Ilopango en San Salvador, y
que en el Manuscrito de Glasgow aparecen glosados como Yopicalco
y Xilopanco. Cuscatlan está ubicada en lo que ahora conocemos como
Antiguo Cuscatlán y donde Amaroli ha realizado investigaciones
arqueológicas. No se encontró en este listado de pueblos tributarios
otro de los mencionados por los tlaxcaltecas.
3 Cabe mencionar que actualmente el río Sensunapan se ha convertido en foco de movimientos
indígenas que deenden sus territorios de los avances de presas hidoreléctricas en su cauce,
del que aún dependen social y económicamente varios pueblos y comunidades, entre ellos
Nahulingo y Nahuizalco (Julio César Alvarado, comunicación personal, 2024).
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Pedro Geoffroy Rivas en su Toponimia Nahuat de Cuscatán (1961:113)
comenta que Opico probablemente proviene de Yopico y que este a su vez
de yopehua ‘desollejar y co ‘lugar’, traduciéndose este como ‘lugar del
desollejamiento’. Yopi era otro nombre con el que se conocía a la deidad
Xipe Totec quien también era llamado ‘nuestro señor el desollado’.
Para el caso de Miyahuatlan, es reportado por Rodolfo Barón Castro
(2002 [1942], p. 147) como el actual poblado de Miaguatlan en
Sonsonate. Sobre Quetzalapan, Heriberto Erquicia (Comunicación
personal, julio 2024) comenta que es probable que se reera al río
ubicado al sur de Panchimalco, es así como, aunque no se tengan
referencias históricas certeras se coloca esta posible ubicación, porque
además tiene total relación geográca con el recorrido que se plantea
en la gura 3. Existen cuatro poblados reportados por los tlaxcaltecas
de las cuales no se tiene información histórica ni se conoce la ubicación
actual, estos son: Acatepec, Cuextlan, Teyocan y Xochitepec, pero es
posible acercarse a su ubicación trazada en la gura 5 que retrata la ruta
seguida por los tlaxcaltecas en su recorrido por El Salvador.
En este mapa se demuestra que la ruta sigue la costa pacíca siguiendo
el rumbo del lado guatemalteco, y al llegar a Acajutla sube al noreste
hacia Tacuscalco luego sube a Izalco para dirigirse más al noreste hacia
Opico, baja a Miaguatlan, luego un lugar sin ubicación precisa, para
luego adentrarse a Cuscatlán pasa a Ilopango, baja al río Quetzalapa y
se encamina por una ruta hasta llegar a Sonsonate, pero antes pasa por
Tacuscalco y Miaguatlan por segunda vez. La doble aparición de estos
dos poblados podría representar una nueva conquista o pacicación a
los pueblos, mismas que no están reportadas en ninguna de las fuentes
alfabéticas revisadas pero que denitivamente fueron importantes para
los tlaxcaltecas porque pareciera que el ejército regresara sobre sus pasos
antes de acabar su relato en Sonsonate. Esto de mencionar un lugar varias
veces aparece también en el Lienzo de Quauhquechollan, el topónimo
del poblado de Olintepeque aparece tres veces en diferentes lugares
geográcos, dando prioridad a los eventos cronológicos más que a la
geografía dejando en evidencia de nuevo que en el mundo mesoamericano
los mapas pueden tener alteraciones geográcas cuando un evento lo
amerita, (Cossich, 2023: 113), siendo esta una característica de los mapas
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mesoamericanos donde, a comparación de los mapas occidentales, no se
le da prioridad a la geografía sino a la relación de los eventos relatados.
Es una combinación de tiempo y espacio.
Para los casos de Tlacochcalco y Miyahuatlan se describirán las cuatro
láminas buscando posibles evidencias que ayuden a determinar la
razón de repetir estos únicos dos poblados en todo el Manuscrito de
Glasgow. Las láminas 296 y 309 glosadas como <Tlacochcalco>, en
escritura jeroglíca se leen igual, usan los mismos dos logogramas (ver
tabla 1) pero las imágenes representan, evidentemente, dos momentos
diferentes. Primero, se demuestra que fueron dos tlacuiloque quienes
realizaron estas dos láminas, mientras que en la lámina 296 es un trazo
más sobrio la lámina 309 es un trazo donde el tlacuilo maneja las
sombras, además queda evidente que el enmarcado se realizó antes
del dibujo ya que la cola del caballo sobresale al margen. No se puede
decir que la lámina 309 es una copia de la 296 porque toda la escena es
diferente menos uno de los estandartes de los tlaxcaltecas.
En la primera lámina hay dos tlaxcaltecas del lado izquierdo, cada uno
porta un estandarte diferente, uno de medio circulo con pequeños círculos
adentro y otro una bandera prehispánica, rectangular, con dos signos de
cruces. Desgraciadamente todavía no se puede decir a qué parcialidad de
Tlaxcala pertenece cada estandarte, pero se sabe que cada uno representa
un lugar diferente. El guerrero de la izquierda porta en su mano derecha
un macuahuitl, arma de madera con obsidiana a sus lados, porta escudo
al igual que el otro guerrero tlaxcalteca. Ambos guerreros portan traje
completo de guerreros y sus bandas en las cabelleras que los denen como
tlaxcaltecas, dos bandas entrecruzadas una de color rojo y otra blanca con
el nudo hacia el frente. Sobre el caballo va un español que porta escudo,
lanza y espuela, el caballo en posición de ataque con sus patas delanteras
elevadas. Del lado derecho de la lámina dos indígenas que representan a
los pobladores de Tlacochcalco. Ambos portan escudos, uno con detalle
de petate. Por sus posiciones se inere que ambos llevan armas en las
manos derechas. El que está parado tiene un penacho de plumas elevadas
mientras que el que está semi hincado solamente tiene una banda en la
cabeza, ambos visten taparrabos. Sobre el suelo hay siete piedras lo que
simboliza que quizá la batalla implicó lanzamiento de piedras.
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
La segunda lámina, 309, presenta otros dos guerreros tlaxcaltecas con
trajes completos de guerreros, sus bandas tlaxcaltecas en las cabezas,
ambos portan espadas en sus manos derechas y escudos en sus manos
izquierdas, el guerrero que va adelante (a la derecha) lleva un escudo
decorado con plumas y diseños de medialuna. Ambos portan estandartes
sobre sus espaldas españolas, el de adelante lleva el mismo estandarte
de la bandera rectangular con cruces y el guerrero de atrás un estandarte
triangular de esquinas curvas que ostenta un diseño de medialuna
en la parte superior. Un caballo con un jinete que porta vestimenta
color negro, en su mano derecha una lanza y en la izquierda lleva las
riendas del caballo, lleva espuela. Frente a estos se encuentran cuatro
pobladores de Tlacochcalco, uno de pie con escudo de piel de jaguar en
su mano izquierda y en la mano derecha un mazo. Otros tres guerreros
se encuentran sobre una muralla de piedras, cada uno tiene un escudo
de diferentes materiales, uno de piel de jaguar, otro de petate y el otro
indenido, el primer guerrero tiene un arco y echa mientras que los
otros dos portan mazos. El que está de pie viste taparrabos y una banda
en la cabeza mientras que los tres formados no se les dene el cuerpo y
solamente se observa bandas alrededor de las cabezas. Aunque los dos
jeroglícos toponímicos parecieran diferentes representan exactamente
lo mismo dardos o echas saliendo de una casa. Lo que no modica la
lectura de los signos (ver tabla 2 con lectura epigráca).
Figura 3. Manuscrito de Glasgow, Láminas relativas a Tacuscalco a. 296 y b. 309.
Tomado de: https://lienzodetlaxcala.unam.mx/manuscrito-de-glasgow/
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Cossich Vielman, Margarita. La Escritura Jeroglíca Náhuatl en el Lienzo de Tlaxcala
y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Sobre la repetición del pueblo de Miyahuatlan, se repite el mismo
caso visto arriba, el jeroglíco toponímico se escribe con el mismo
logograma, dos manos diferentes, dos tintas diferentes, una más espesa
que la otra, a pesar de que ninguno de los dos tlacuilos tiene un uso
sosticado de las sombras como vimos en la gura 3b. Las dos escenas
de batalla muestran más parecido entre que las vistas en la gura
3. Del lado izquierdo están los dos tlaxcaltecas con traje completo de
guerreros, aunque en la lámina 297r el guerrero tlaxcalteca del frente
no se observa completamente. Los cuatro guerreros tlaxcaltecas visten
insignias diferentes, la de la lámina 297r es similar a la vista en la lámina
309, un triángulo con esquinas redondeadas y una medialuna al centro,
el otro guerrero viste estandarte circular de plumas. Los guerreros
tlaxcaltecas de la lámina 310 visten estandartes, el primero ondulante
y el segundo un ave que quizá sea una garza y si es así, este estandarte
representaría la casa de Tizatlan, una de las cuatro cabeceras tlaxcaltecas
de donde fue gobernante Xicotencatl y de donde provenía la princesa
Tecuelhuetzin, aunque también podría representar la insignia de la casa
de Ocotelulco de donde era gobernante Maxixcatzin, estas dos casas
tenían un estandarte con aves muy parecidas.
Todos los guerreros portan escudos con diferentes diseños. Todos llevan
alrededor de las cabezas el lazo tlaxcalteca. Los dos de la lámina 310
portan, además, espadas españolas. En los dos casos los dos jinetes
españoles montan a caballo, ambos portan espuelas en su pie visible, la
diferencia entre los dos es que el español de la lámina 310 viste armadura
metálica y lleva un escudo del tipo rodela, ambos españoles llevan lanza
en su mano derecha. El español de la lámina 297r no lleva escudo, su
mano izquierda maneja las riendas del caballo. Frente a ellos están los
indígenas de Miyahuatlan, las escenas son muy parecidas, tres guerreros
sobre una muralla de piedras, todos con escudos, en la lámina 297r el
primero lleva arco y echa y los otros dos mazos. Mientras que los tres
de la lámina 310 llevan mazos. Todos visten tocados. Los de la lámina
297r llevan unos tocados de pequeñas plumas, el primero tres plumas
alargadas con pequeños detalles al nal de la pluma, parecerían plumas
de la cola de algún ave, los tres de la 310 llevan bandas alrededor de la
cabeza, el primero además lleva plumones y los dos de atrás unas plumas
alargadas como de cola de ave. Quizá simbolizando diferentes rangos
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
en los ejércitos. De la vestimenta de los miyahuatlecas casi todos llevan
solamente taparrabos, pero los tres de la muralla de la lámina 297r parece
que llevan traje completo de guerreros. En la lámina 297r se observa una
cabeza sin cuerpo. En ambas imágenes aparecen echas en el suelo y un
hombre muerto en la esquina inferior derecha. Para el caso de la lámina
310, las piedras en el suelo representando posibles apedreamientos. Una
diferencia con el personaje de la lámina 297r sería que este personaje
muerto tiene a su lado un arco y echa además de llevar un estandarte en
la espalda o quizá sea su escudo con plumas, sobre la cabeza lleva cuatro
plumones parecidos al guerrero que se encuentra en la muralla de arriba.
Este personaje muerto tiene una herida en su muslo derecho donde el
español está insertando la lanza. Además, este personaje viste taparrabos
y llama la atención los tatuajes en ambas piernas.
Los tatuajes están compuestos por dos signos, unas líneas paralelas
con círculos al centro y en cuyos extremos aparece una sucesión de
triángulos, el tatuaje es llamado por Patrick Johansson (2012, p. 88) y
Guilhem Olivier (2021, p. 307) como Itzcoatl ‘serpiente de obsidiana’,
nombre de uno de los gobernantes mexicas, pero además asociado
a la etnia huasteca (Cossich, sf). Esto es sugerente ya que sería la
segunda asociación a la palabra huasteco en la región salvadoreña,
la primera la vemos con el topónimo Cuextlan cuyo topónimo es el
rostro característico de un huasteco con una perforación circular en
la nariz, esta palabra no solo se traduce como perteneciente a la etnia
huasteca, sino también se usa para referirse a los extranjeros. Así que es
sumamente interesante que en esta lámina de la conquista de El Salvador
los tlacuiloque tlaxcaltecas tuvieran el cuidado de representar a uno de
los pobladores de Miyahuatlan como un huasteco o extranjero. Dentro
de todo el Manuscrito de Glasgow estas son las únicas dos referencias a
huastecos y se encuentran en el territorio salvadoreño.
Es interesante pensar que el Manuscrito de Glasgow tiene 42 láminas más
de batallas que las tres copias en manta, quizá fue por una cuestión de
espacio, ya que esta versión es a manera de libro y en ella se ilustró la
totalidad de conquistas realizadas por los tlaxcaltecas hasta 1584. Mientras
que el objetivo de las tres mantas pintadas era una cuestión cosmográca
donde el centro de la manta era la caída de México-Tenochtitlan, el mayor
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
enemigo de los tlaxcaltecas como ya ha sido expuesto (ver Jaramillo,
Cossich y Navarrete, 2021). Aunque, también es importante preguntarse
por qué los tlaxcaltecas, en la versión del Manuscrito de Glasgow, no
reportaron, por ejemplo, una conquista tan importante como la de San
Miguel en 1530 y su refundación como San Miguel de la Frontera en 1535.
Figura 4. Manuscrito de Glasgow. Láminas glosa das como <Myahuatlan> y <Miyahuatlan>a. 297
y b. 310. Tomado de: https://lienzodetlaxcala.unam.mx/manuscrito-de-glasgow/
A continuación, se presenta un mapa con el recorrido del Manuscrito de
Glasgow, sirva este para demostrar que la otra versión de la conquista-
invasión de El Salvador, la tlaxcalteca, incluye más poblados que los
reportados por Alvarado en 1524, siendo estos quizá conquistados por los
tlaxcaltecas en diferentes periodos de tiempo (ver Figura 5).
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Figura 5. Poblados de la conquista-invasión de El Salvador según los tlaxcaltecas. Manuscrito de
Glasgow. Mapa realizado por Julio César Alvarado.
Lectura de los Jeroglícos Toponímicos
Al momento ya existen varios artículos sobre el funcionamiento de
la escritura jeroglíca náhuatl (Lacadena, 2008; Velásquez, 2019;
Davletshin, 2021; Cossich, 2018 y 2023). Solo para resumir, el sistema de
escritura jeroglíco náhuatl es un sistema logosilábico que fue descifrado
por Joseph Marius Alexis Aubin en 1884 (2009) y sistematizado por
Alfonso Lacadena en 2008. En el Lienzo de Tlaxcala, como en otros
documentos nahuas de la época, los escribas utilizan logogramas (signos
palabra) y fonogramas (signos fonemas/sílabas). Los dos tipos de signos
representan palabras y sonidos bajo ningún caso representan ideas.
Aunque el sistema de escritura está compuesto por estos dos tipos de
signos en los ejemplos del recorrido por El Salvador ningún topónimo
utiliza fonogramas solamente logogramas. Los logogramas se simbolizan
con mayúsculas en negrillas y representan la raíz de las palabras en
náhuatl. Por ejemplo, la palabra ācatl “caña” la raíz que representa el
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
logograma es AKA sin la -tl. Otro ejemplo es la palabra calli “casa” cuyo
logograma representa la raíz KAL sin el absolutivo -li.
Las lecturas de las 15 láminas que reeren a la conquista-invasión de El
Salvador están en la siguiente tabla. Los jeroglícos han sido extraídos
del contexto total de cada lámina
4
En la primera casilla se encuentra entre
paréntesis el número de lámina del Manuscrito de Glasgow, entre signos
de mayor y menos la glosa que se encuentra en el documento original,
y el dibujo del topónimo. En la segunda casilla la lectura epigráca de
los topónimos y entre comillas la traducción al español del topónimo en
náhuatl, es importante notar que la traducción proviene directamente de
la glosa, y no es la traducción de los signos jeroglícos, esto queda claro
en el último ejemplo, el poblado de Centzonapan donde la traducción al
español del nombre es “el lugar de muchas aguas” porque si se tradujera
al español, uno a uno los signos jeroglícos, resultaría una traducción
algo parecido a “El río de las mazorcas de maíz”, perdiendo el sentido
del nombre original y cometiendo un error al interpretar los signos
jeroglícos según su forma gráca y no leerlos según su sonido.
Glosa Diego Muñoz Camargo
(Manuscrito de Glasgow)
Lectura Pueblo actual
(294r)
<Acatepec>
AKA-
CERRO
“En el cerro de caña”
(295)
<Cuextlan>
K
W
EX-
CERRO
“El lugar del extranjero”
4 Para observar las láminas completas dirigirse a la página www.lienzodetlaxcala.unam.mx ,
proyecto realizado de 2018-2021 con un colectivo de compañeros estudiantes historiadores,
arqueólogos, antropólogos y lingüistas de la Universidad Nacional Autónoma de México para
estudiar la versión tlaxcalteca de las guerras de conquista. Gracias a Albert Davletshin por sus
correcciones a las lecturas epigrácas y las traducciones al español.
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
(295r)
<Acxotlan>
AKXO-
CERRO
“Donde abunda el abeto”
Acajutla,
Sonsonate
(296)
<Tlacochcalco>
TLAKOCH-KAL-
CERRO
“La casa de los dardos”
Tacuxcalco,
Sonsonate
(296r)
<Tecpan Ytzalco>
TEK
W
-ISTA-
CERRO
/
TEK
W
-ISTAK-
CERRO
“El palacio en el lugar de
sal”
Izalco, Sonsonate
(297)
<Yopicalco>
YOPI-KAL-
CERRO
“La casa de Yopi”
San Juan Opico,
La Libertad
(297r)
<Myahuatlan>
MIYAWA-
CERRO
“Donde abunda la espiga
de maíz”.
¿Azacualpa,
Armenia,
Sonsonate?
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
(298)
<Teyocan>
TE-
CERRO
“Donde tienen mucha
piedra/el pedregal”.
(298r)
<Cozcatlan>
KOSKA-
CERRO
“Donde abundan las joyas”
Antiguo
Cuscatlan,
La Libertad
(299)
<Xilopanco>
XILO-PAN-
CERRO
“El lugar del jilote”
Ilopango,
San Salvador
(308)
<Quezalapan>
KETZAL-APAN-
CERRO
“El río de plumas /El río de
plumas de quetzal/El río de
los quetzales”.
Río Quetzalapa,
San Salvador
(308r)
<Xochitepec>
XOCH-
CERRO
“El cerro de ores”
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
(309)
<Tlacochcalco>
TLAKOCH-KAL-
CERRO
“La casa de los dardos”
Tacuxcalco,
Sonsonate
(310)
<Miyahuatlan>
MIYAWA-
CERRO
“Donde abunda la espiga
de maíz”.
¿Azacualpa,
Armenia,
Sonsonate?
(312)
<Centzonapan>
SEN-APAN-
CERRO
“El lugar de los 400 ríos/
El lugar de muchas aguas”
Sonsonate
Tabla 2. Lectura de los jeroglícos topónimos de la conquista-invasión de El Salvador. Lienzo de
Tlaxcala. Dibujos: Grecia Colomo.
Discusión sobre la Escritura Jeroglíca
Este trabajo es el complemento de una publicación reciente sobre la
lectura de los jeroglícos referentes a la conquista de Guatemala. En
2023 el objetivo fue comparar la escritura jeroglíca náhuatl usada por
los tlacuiloque nahua de Tlaxcala y los de Quauhquechollan, debido a
que el Lienzo de Quauhquechollan está roto y no presenta las conquistas
del lado de El Salvador, en ese artículo no se tuvo con qué comparar. Es
por esto por lo que en el presente artículo solamente se trata la parte de
El Salvador.
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
En el artículo previo sobre los topónimos de Guatemala se notaron varias
reglas de escritura, en Tlaxcala los tlacuiloque usaban el signo tepētl
‘cerro’ como un determinativo semántico, esto quiere decir que un signo
representa un tipo de objeto y no su valor sonoro como logograma, es por
esto por lo que en la tabla de lectura epigráca el signo cerro no se lee y
no está en mayúsculas con negrillas sino en español como superíndice,
nos indica el tipo de objeto al que se reere. Los tlacuiloque utilizaban
variantes de signos, por ejemplo, la de KAL de calli ‘casa’, en los ejemplos
de Yopicalco y Tlacohcalco las casas son similares, pero no son el mismo
signo, aunque representan el mismo logograma. Solamente aparece un
ejemplo de injo, en el caso de Tecpan Ytzalco donde el signo ISTA de
izta ‘sal’ está dentro del signo TEKW de tekwtli ‘gobernante’ representado
por una banda de la cabeza tlaxcalteca (dos lazos entrelazados, uno rojo
y otro blanco con un plumón, vistos desde arriba). No se utilizó ningún
fonograma pero 17 logogramas, estos son: AKA de ācatl ‘caña’,
KWEX de cuextecatl ‘huasteco/ extranjero”, ACXO de acxoyatl ‘abeto’,
TLAKOCH de tlacochtli ‘echa’, KAL de calli ‘casa’, TEKW de tecutli
o tēuctli ‘gobernante’, ISTA de ista ‘sal’
5
, YOPI de Yopi otro nombre
para el dios Xipe Totec, MIAWA de miāwatl ‘espiga de maíz’, TE de
tetl ‘piedra’, KOSKA de cōscatl ‘joya’, XILO de xilōtl ‘jilote’, PAN de
pāntli ‘bandera’, KETZAL de quetzalli ‘pluma/quetzal’, APAN de āpan
‘rio’, XOCHI de xōchitl ‘or’, SEN de sentli ‘mazorca de maíz’. De estos
logogramas solamente se repiten KAL y APAN dos veces cada uno.
Sobre el signo TE cabe decir que algunas veces es leído como un
fonograma, te, pero no es el caso en el Lienzo de Tlaxcala, ni en la parte
de la conquista de Guatemala ni en la de El Salvador. Así que fue leído
como un logograma. Sin embargo, en el Lienzo de Quauhquechollan
se encuentra el signo te, como complemento fonético, esto es una función
de los fonogramas no de los logogramas (ver Cossich, 2023:122).
El estudio de la escritura jeroglíca náhuatl es fundamental para conocer
la manera de escribir de los tlacuiloque, en este caso los tlaxcaltecas. Este
estudio abona a la comprensión del sistema en general. Además, en este
particular caso, las pictografías nos demuestran la importancia de conocer
las otras versiones de las conquistas en el territorio mesoamericano. La
comprensión de las imágenes y la escritura náhuatl plasmados en las
pictografías ayudará a conocer más a los antiguos pobladores desde la
visión que ellos querían reejar y no a través de la visión occidental.
5 Este signo también podría ser ISTAK de istāc ‘blanco’
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y la conquista de El Salvador. p. 83-112
Agradecimientos
Este artículo se basa en la conferencia presentada el 17 de julio 2024 en el
“37 Simposio de Investigaciones Arqueológicas de Guatemala”, gracias
a Heriberto Erquicia por la invitación a publicar en este número especial
después de escuchar la conferencia en Guatemala. A Albert Davletshin
por sus comentarios a las lecturas de los jeroglícos y las traducciones
a los topónimos. A Grecia Colomo por todas las ilustraciones de los
jeroglícos. A Julio Alvarado por hacer el mapa y sobre todo por sus
comentarios a las ubicaciones de los lugares mencionados y a Tania Ariza
por darle formato al texto según las normas editoriales solicitadas.
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DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Figurilla zoomorfa
DIMENSIONES: Alto: 20.9 cm; Ancho: 17.2 cm
Figurilla zoomorfa, que posiblemente representa a un canino; cabeza de sonaja
con boquilla de silbato;su cuerpo presenta una abertura. Presenta extremidades
superiores e inferiores; estas últimas, junto con una cola, sirven como soportes.
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Centro de Poder Potico y Simbólico Nahua en el Suroeste Salvadoro. p. 114-142
Mochizalco:
Centro de Poder Político y Simbólico Nahua
en el Suroeste Salvadoreño
Mochizalco:
Center of Nahua Political and Symbolic Power
in the Salvadoran Southwest
Hugo Vladimir Díaz Chávez
0000-0001-8315-0642
Trabajador de la arqueología
tunalkal@gmail.com
Fecha de recibido: 17 de agosto de 2024
Fecha de aceptación: 20 de octubre de 2024
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18989
URI: http://hdl.handle.net/11298/1375
Resumen
Luego de quinientos años, la historia de los pueblos que componen la
primera raíz civilizatoria de lo que ahora llaman El Salvador continúa
oculta por una espesa oscurana. Las élites que han gobernado durante los
últimos 203 años han permitido que sólo retazos de ese devenir salgan
a la luz, ya sea para condenarles, ya sea para utilizarlos, como parte del
andamiaje de un proyecto Estado-nación que surgió al margen de su
pasado profundo. En ese escenario y desde una mezcla confusa de ideas
liberales, conservadoras y autoritarias, la intelectualidad salvadoreña a
lo largo del siglo XX promovió con ímpetu al indígena muerto, sumido
principalmente en el letargo y silencio de una cápsula arqueológica y
una historia estoica pero lejana. Al “indio” inanimado, aquel que no se
maniesta, exige o reclama, le fue cedido un pasado fabuloso junto a
deidades extranjeras, se le otorgaron héroes inexistentes y se le creó un
reino llamado Cuscatlán. Así, los otros pueblos que compartieron territorio
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e historia con el verdadero asentamiento pipil han sido convenientemente
invisibilizados, mientras se encadenó al olvido los otros núcleos político-
administrativos nahuas que coexistieron con el Cushcatan real. Entre
estos se encontraba Mochizalco, un centro de poder nahua vinculado a
un linaje casi mítico y de naturaleza multicultural que dominó lo que
ahora es el suroeste salvadoreño a través de un despliegue confederativo,
tal como lo registraron los Tlaxcaltecas hace cinco siglos.
Palabras clave: Mochizalco, Ahuachapán (El Salvador) - Nahuas. El Salvador
- Historia - Descubrimiento y conquista, 1524. Itzalco sitio (El Salvador).
Indígenas de México - Aztecas. Multiculturalismo. Filosofía Nahua.
Abstract
After ve hundred years, the history of the peoples that make up the rst
civilizing root of what is now called El Salvador continues to be hidden
by a thick darkness. The elites that have governed during the last 203
years have allowed only fragments of that becoming to come to light,
either to condemn them or to use them as part of the scaffolding of a
nation-state project that emerged outside of its deep past. In that scenario
and from a confusing mix of liberal, conservative and authoritarian ideas,
the Salvadoran intellectuals throughout the twentieth century vigorously
promoted the dead indigenous, mainly immersed in the lethargy and
silence of an archaeological capsule and a stoic but distant history. The
inanimate “Indian,” the one who does not manifest, demand or claim,
was given a fabulous past alongside foreign deities, non-existent heroes
were granted to him and a kingdom called Cuscatlán was created for him.
Thus, the other peoples who shared territory and history with the true Pipil
settlement have been conveniently made invisible, while the other Nahua
political-administrative centers that coexisted with the real Cushcatan
were chained to oblivion. Among these was Mochizalco, a Nahua
power center linked to an almost mythical lineage and of a multicultural
nature that dominated what is now southwestern El Salvador through a
congurational display, as recorded by the Tlaxcalans ve centuries ago.
Keywords: Mochizalco, Ahuachapán (El Salvador) - Nahuas. El Salvador
- History - Discovery and conquest, 1524. Itzalco site (El Salvador).
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Indigenous people of Mexico - Aztecs. Multiculturalism. Nahua
philosophy.
Durante el siglo XX se promulgó de manera intensa la concepción de
que “Cuscatlán” era el nombre antiguo del ahora territorio nacional,
hasta el punto en el que actualmente dicho topónimo es sinónimo de El
Salvador dentro del imaginario popular. Esta idea fue alimentada desde la
intelectualidad en las primeras décadas de 1900, para luego integrarse a un
discurso nacionalista retomado y amplicado por los regímenes militares a
partir de 1932. Bajo lo que puede pensarse como un mero ropaje dialéctico,
esta consolidación simbólica se gestó en contraposición de las ideas
liberales sobre las que se cimentó el proyecto Estado-nación salvadoreño
en las últimas tres décadas del siglo XIX, desde las cuales se renegaba
abiertamente de las raíces mesoamericanas al considerar que los pueblos
indígenas eran “un obstáculo al progreso y la modernidad” (López,2008).
No obstante, conforme en la realidad actual, dicha oposición no tuvo el
n de superar el desprecio de la elite hacia las poblaciones originarias,
sino más bien adaptarlo en función de los intereses de la oligarquía
criolla, dentro de los cuales el “indio” muerto fue necesario para otorgar
consistencia al proyecto Estado-nación, mientras se condenaba a la
pobreza absoluta a los indígenas que existían y resistían, tanto material
como espiritual.
La construcción simbólica de “Cuscatlán” forma parte de ese despojo,
ya que centra y resume los elementos identitarios en un solo grupo
étnico al enaltecer con mayor vehemencia la herencia nahua-pipil. De
esta manera, la resignicación del topónimo por parte de las grandes
mayorías se ha convertido en un verdadero exterminio en el plano de las
representaciones sociales, al borrar de tajo a los otros pueblos ancestrales
que ocuparon lo que actualmente constituye la república de El Salvador.
Asimismo, el reducir cultural y territorialmente la raíz mesoamericana
permitió la asimilación colectiva del discurso que propaga la falacia de
la aniquilación de los “indios” mediante el terrorismo de Estado desatado
a lo largo de 1932; procurando así el blanqueamiento, mestizaje y
ulterior homogenización de la población bajo el concepto de ciudadanía.
En consecuencia, tales creencias populares afectan drásticamente la
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consolidación de una conciencia común desde la cual se admita la idea
de ser una sociedad multicultural y sobre la que se construya un proyecto
intercultural de nación.
A la vez, la elaboración social en torno al topónimo en discusión implica
el uso de una lengua materna externa, propia de lo que hoy es México,
la que fue utilizada por los ocupantes castellanos dentro de sus procesos
de expansión para interpretar y nombrar los territorios alcanzados, al
tener como traductores a indígenas aliados de habla nahuatl
1
, idioma que
comparte el mismo tronco lingüístico (yutoazteca) con la lengua madre
local, el nahuat: de Cushcatan pasó a ser Cuscatlán, deteriorando aún
más la inestable armazón identitaria actual.
La predominancia de un asentamiento nahua especíco también niega
rotundamente la existencia simultánea de diferentes núcleos políticos
que controlaban territorios bastante delimitados. Cushcatan realmente
fue parte de un entramado geopolítico nahua, que estaba inmerso en otras
1 Por respeto a los idiomas indígenas, a las palabras en nahuat u otra lengua materna no se les
colocará la tilde o acento gráco a lo largo del documento, con excepción de los topónimos
actuales al estar ya castellanizados en su pronunciación y escritura
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estructuras multiculturales a nivel local y regional. En esta disposición
territorial, posiblemente disputada, hacia el occidente se localizaba
– se localiza – un centro de poder que durante el período de Contacto
(1524 - 1528 d.C.)
2
controló gran parte del espacio ocupado por los
llamados pipiles. Dentro de sus límites se encontraba un asentamiento
simbólicamente importante, que fue registrado por algunos tlacuilos o
escribas-pintores del ejército indígena aliado de los castellanos como
Tecpan Itzalco”, quienes otorgaron a este elementos y bienes culturales
vinculados a tradiciones antiguas y de prestigio a nivel mesoamericano.
A la vez, estos dibujantes dejaron plasmadas evidencias sobre la distribución
del territorio administrado por esta civilización mesoamericana y la
conguración espacial utilizada, cargadas de componentes fundacionales
arraigados en la cosmovisión y etnoconocimientos nahuas.
Mochizalco o “Todos los Izalcos”
La descripción de la primera incursión castellana a los actuales territorios
salvadoreños se encuentra en la segunda carta de relación que Pedro de
Alvarado le envió a Hernán Cortés, desde Ciudad de Santiago (cerca de
Iximche, Chimaltenango, Guatemala), con fecha 28 de julio de 1524. En
esta narra que, para el mes de junio del año mencionado, luego de pasar
por la localidad de Pasaco (actualmente en territorio guatemalteco), llegó
a otro pueblo llamado Mopicalco (Alvarado, 2000).
En esta primera expedición castellana es probable que Alvarado fue
informado por los indígenas aliados de habla nahuatl que se estaban
adentrando a “Mochizalco” o “Muchizalco
3
”, palabra que en la lengua
materna local (el nahuat) signica “Todos los Izalcos”. La deformación
del nombre, entonces, se debe a que muy probablemente el topónimo fue
mal registrado por el militar de habla castellana, error bastante frecuente
por parte de los europeos al momento de escribir términos provenientes
de idiomas mesoamericanos.
2 Se propone este período para el devenir histórico propio del espacio comprendido entre el río
Paz y el Lempa, mayoritariamente nahua, teniendo en cuenta que 1524 es el año de ingreso de
las empresas expansionistas europeas a estos territorios y 1528 la fundación de la primera villa
formal castellana. El espacio translémpico, hacia el oriente, tuvo una dinámica social diferente
durante el mismo período.
3 Existen variantes del nahuat en las que en lugar de la letra “O” se utiliza la “U”
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Fue Santiago I. Barberena quien propuso por primera vez esa interpretación
y traducción de “Mochizalco” en 1914, al armar que:
En mi concepto, el lugar donde llegó don Pedro con su gente era
la cabecera o metrópoli de la provincia «de los Izalcos» […] y el
nombre de la localidad debe haber sido Mochizalco, que signica
«todos los izalcos», para signicar que era la capital de la tribu o
nación. Dígase, pues, que llegó a Izalco. (Barberena, 1914:310)
De las armaciones realizadas por el académico a principios del siglo
XX se coincide en el signicado del nombre del lugar y la condición de
“capital” otorgada a Izalco. Sin embargo, se propone que la “nación”
fueron en realidad “Todos los Izalcos” y no solamente el actual distrito
4
o pueblo de Izalco, al considerar lo que escribió Diego García de Palacio
en su carta a Felipe II de fecha 8 de marzo de 1576 en relación con la
provincia de Los Izalcos:
[…] Que es la cosa más rica y gruesa que Vuestra Majestad tiene
en estas partes, comienza del río Aguachapa [Ahuachapán] y
acaba en Gueymoco [Guaimoco] y costa de Tonalá, corre por
la misma costa diez y ocho leguas [...] En los términos y costa
de estos Yzalcos [Izalcos] está el puerto de Acajuca [Acajutla],
donde surgen y están los navíos que andan al trato del dicho cacao
y mercaderías que vienen del Perú y Nueva España […] De los
dichos Yzalcos [Izalcos] se van subiendo tres leguas hasta un lugar
que se llama Apaneca, tan fresco y aún frío, que es el extremo de
los lugares dichos. (García de Palacio, 2000, p. 40-41).
La descripción realizada por el oidor de la Real Audiencia de Guatemala,
García de Palacios, delimita de forma razonable el territorio que
Mochizalco ocupó desde tiempos ancestrales y permite saber que 52
años después del momento del contacto se mantenía la percepción de
esa antigua extensión espacial. Un aspecto importante por destacar es
4 Mediante la “Ley de reestructuración municipal”, aprobada en junio de 2023, fue reducido
el número de municipios (de 262 pasaron a 44). Esto implicó que las antiguas entidades
administrativas locales pasarán a ser “distritos”. Esta acción, implementada de manera
improvisada como una treta electoral por parte del partido ocialista, ignoró por completo
las divisiones territoriales ancestrales, que han venido siendo transgredidas desde 1532,
violentando con ello los ya deteriorados derechos de los pueblos indígenas.
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que el límite oriental descrito por el oidor coincide con lo registrado
por Alvarado en 1524 al llegar a Atehuan (Ateos), al ser este poblado
el lugar donde recibió a los mensajeros enviados por los señores de
Cushcatan (Cuscatlán). Tal detalle hace posible interpretar que los
delegados estaban esperando a los ejércitos invasores en los linderos
que compartían dos de los núcleos nahuas presentes en el occidente
y centro del territorio que en la actualidad le pertenece a la república
salvadoreña, así como, que el respeto mostrado por estos representantes
al no cruzar la frontera se debe a que ambas provincias poseían distintas
características y/o marcadas diferencias entre ellas, a pesar de compartir
un mismo tronco civilizatorio (nahua).
Esas discrepancia entre los centros de poder son el resultado directo del
sentido de pertenencia e identicación que caracterizaba la naturaleza de
los núcleos político-administrativos mesoamericanos:
Cada altépetl era como un país independiente, pues no sólo tenía
su propio gobierno, sino también su propia identidad cultural y
étnica que lo distinguía de sus vecinos. Tenían también su propia
historia que contaba la manera en que fue fundado y la manera en
que mantuvo su independencia (Navarrete, 2024, p.1)
Tlaxcaltecas en Mochizalco durante el período de contacto
El Manuscrito de Glasgow, una versión de 1584 del llamado Lienzo
de Tlaxcala del cronista Diego Muñoz Camargo (Brito, 2021), aporta
evidencia importante para lograr interpretar la transcendencia política y
simbólica de los antiguos Izalcos. Esta fuente fue elaborada por ilustradores
tlaxcaltecas para ser una probanza de méritos y servicios con el n de
obtener benecios, relacionados con su participación como pueblo aliado
en las empresas expansionistas castellanas de 1524, dirigidas por Hernán
Cortés, al momento del contacto e invasión de los territorios.
Los llamados indígenas amigos registraron en sus imágenes los poblados
donde se desarrollaron batallas en las que sus ejércitos participaron,
utilizando para ello un sistema de comunicación pictográco (combina
imágenes y escritura) (Margarita Cossich, comunicación personal, 26 de
agosto de 2024) y uno de escritura jeroglíca “logosilábico” (Margarita
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Cossich, 2024). Entre estos se encuentran lugares que ahora se ubican
en lo que se conoce como El Salvador, incluyendo asentamientos
que formaron parte de Mochizalco: Acatepec, Cuextlan, Acxotlan,
Tacushcalco y Tecpan Izalco, así como, Miahuatlan, ya que Alvarado
en su carta lo ubica espacialmente antes de Ateos, por ende, fuera de
Cushcatan y dentro de “Todos los Izalcos.
El sistema de comunicación es pictográco (combina imágenes y
escritura) y el sistema de escritura jeroglíca es logosilábico
En el manuscrito de Glasgow los tlaxcaltecas representaron a esos
pueblos en los que estuvieron combatiendo y lo hicieron replicando
una de las formas más frecuentes de ordenamiento territorial en los
asentamientos nahuas del valle central del México actual, en pleno
uso durante el período Posclásico mesoamericano, a la que llamaban
“altepetl”, como se observa en la Figura 1. Esta conguración espacial
estaba altamente denida por la cosmovisión y la memoria de los pueblos
que la habitaban, convirtiendo al manuscrito de Glasgow en una fuente
primordial para un acercamiento a las nociones generales en torno a la
gestión y planicación del territorio por parte de los pueblos nahuas
locales y su ordenamiento con base en la espiritualidad y la tradición
mnemónica
5
de estas civilizaciones ancestrales.
Desde la experiencia tlaxcalteca, indudablemente impregnada de
etnoconocimientos y cosmovisión, “Todos los Izalcos” fue percibido
como una articulación (huey altepetl o gran altepetl) de altepeme (plural
de altepetl en nahuatl) que estaban compuestos por parcialidades.
Disposición territorial muy conocida por este pueblo:
[…] En la lámina principal da cuenta de la existencia de un
ordenamiento bajo la concepción indígena mesoamericana,
pues se puede apreciar que en el centro aparecen representados
Tlaxcala y España y a los cuatro extremos las cuatro parcialidades
de la provincia, Tizatlán, Ocotelulco, Quiahuiztlán y Tepetícpac,
5 En el presente esfuerzo se sigue la propuesta de Yásnaya Elena Aguilar, lingüista de la etnia
Mixe (México), desde la cual se considera “más preciso hablar de “tradición mnemónica” en
lugar de “tradición oral” (Aguilar, 2017), ya que la palabra es el medio de trasmisión de una
memoria colectiva.
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que corresponden a un punto cardinal, dando como resultado la
composición de un quincunce. (Brito 2021:32).
Figura 1. Tacushcalco en la Lámina 296r-1 del Manuscrito de Glasgow.
Nota: Representación gráca realizada por los tlaxcaltecas del altepetl Tacushcalco o “Lugar de las
Casas de Armas”, consistente en el logograma (Tacushcal - casa de dardo o armas) sobre un cerro
(co - lugar) dibujado de manera unilineal. Dibujo digital por parte del autor e imagen tomada de:
https://lienzodetlaxcala.unam.mx/app/uploads/2021/01/296r-1.jpg?w=750
Al analizar el manuscrito de Glasgow, se hace evidente que ese
acoplamiento de espacios cargados individual y colectivamente de
identidad poseía características compartidas con el huey altepetl
Chalco del ahora México, descrito por Navarrete (2019) como “una
confederación de altépetl… [que] estaba constituida por al menos
once altépetl diferentes, cada uno con su propio tlatoani, reunidos en
cuatro grandes grupos o parcialidades: Tlalmanalco (o Tlacochcalco),
Amaquemecan, Chimalhuacan y Tenanco -Tepopollan.” (p. 342). Bajo
este patrón territorial la porción norte de esta confederación presentaba
una disposición similar a la sección sur de Mochizalco, al compartir el
nombre del altepetl (Tacushcalco en nahuat y Tlacochcalco en nahuatl)
y el de una de sus parcialidades (Acxotlan). Esto llevó a plantear que al
igual que el otro centro de poder ubicado a miles de kilómetros al norte,
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el núcleo nahua local se erigió como un gran altepetl, es decir, bajo un
sistema confederativo, como lo muestran las Figuras 2 y 3.
Figura 2. Organización del Huey Altepetl Chalco.
Nota. Modelo de disposición espacial ostentado por Chalco, estando al norte de esta el altepetl
Tlacochcalco y su parcialidad Acxotlan. Resaltado propio y Adaptado de El Altepetl Colonial y sus
Antecedentes Prehispánicos: Contexto Teórico-Historiográco (p. 47). Bernal y García, 2006, en
Fernández y García (Ed.) Territorialidad y Paisaje en el Altepetl del Siglo XVI (pp. 31-113). México,
Fondo de Cultura Económica.
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Figura 3. Posible organización del Huey Altepetl Mochizalco.
Nota. Propuesta de organización de Huey Altepetl Mochizalco, considerando las similitudes
presentadas con la Chalca.
La diferencia sobre la ubicación del altepetl Tacushcalco (Tlacochcalco)
en la distribución administrativa de Chalco y Los Izalcos se presume que
responde a elementos propios de la cosmovisión mesoamericana. Para
los mexicas ese término estaba íntimamente asociado al mundo de los
muertos:
El tlacochcalco se podía identicar con una sala, un arsenal o
un patio, pero el punto común siempre era su simbolismo, es
decir la materialización del rumbo cósmico asociado a las tierras
áridas del norte. Se trataba antes de todo de una manifestación
del Inframundo en la dimensión humana, así como de un
probable punto de acceso al Míctlan. Así que la idea transmitida
por la utilización de la palabra tlacochcalco tenía la prioridad
con respecto a las funciones y el arreglo espacial de un lugar.
(Mazzetto, 2014, p. 240 - 241)
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Contrario a las creencias de los grupos nahuas de Tenochtitlan, para
quienes el norte se vinculaba al inframundo, en la cosmovisión de Los
Izalcos el rumbo de los muertos y el Mictan (Mictlan en nahuatl) era el sur.
Este punto cardinal era conocido en nahuat como “Tatsinu”, literalmente
“La Dirección Hacia Abajo”, mientras su color era el negro (Schultze-
Jena, 2010), tonalidad que está asociada a la muerte, lo femenino y el
agua, bajo la concepción dual de los nahuas.
Por ello, en la disposición del axis mundi Izalca, Tacushcalco debía ocupar la
región austral de la confederación, al ser la que colinda con el océano (“huey
at” o “gran agua”) en el plano real y se convierte en el punto de ingreso al
inframundo en el nivel cosmogónico: la materialización del Mictan en el
taltipac (realidad humana). Esto demuestra claramente un arreglo espacial
a nivel regional en orden con la distribución cosmogónica de los nahuas y
como determinante para el desarrollo urbanístico mesoamericano.
¿Itzalco?
A través de esa fuente documental también es posible inferir una
propuesta del posible signicado del topónimo “Izalco” (Itzalco), al que
se le han adjudicado distintas acepciones a lo largo del tiempo. Con el
apoyo del tamachtiani Armando González, oriundo de las tierras izalcas,
y el Dr. Werner Hernández, neonahuablante y estudioso del nahuat, se
ha realizado un acercamiento de traducción basado en el logograma
utilizado por los tlaxcaltecas para representar Tecpan Itzalco (Figura 4),
análisis que consiste en:
1. La “corona” tlaxcalteca compuesta por una correa (yagual) y el
plumero tecpilotl, para representar la palabra Tecpan (castillo o
casa real), aportando con ello la idea de nobleza.
2. Nueve elementos que parecen gurar piedras, ubicados en el centro
de la “corona”.
Respecto a la llamada corona, Ruud Van Akkeren (2024)
menciona que:
En la iconografía mexicana estas plumas forman parte del tocado
señorial […] Se trata de una correa, y de un plumero llamado
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tecpilot. En el Lienzo de Tlaxcala se utiliza la correa y el plumero
para expresar el término tecpan, “palacio” […] En otros códices el
plumero Tecpilotl siempre nos reere a la sede de un señor. (p. 135)
Por otro lado, los nueve elementos del centro son muy similares a los que
muestra el logograma de Chalco en el lienzo de Tlaxcala (Figura 5), al
ser representado por “una casa con piedras dentro, tal vez chalchihuites”
(García y Martínez, 1983), elementos que están profundamente asociados
al agua y por tanto con el lago próximo a este altepetl:
[…] y al gran espejo de agua lo nombraban Chalchiuhtlicue. Fue
así como tomaron [el nombre] los acxoteca y teotenanca con
relación al agua, por lo que se hicieron llamar chalcas así como
queriendo signicar “gente de las orillas del agua” o acaso “gente
de las orillas del Chalchiuhmatlálatl” (Chimalpáhin citado por
Navarrete, 2019, p.350)
Por ello, se propone que las “piedras” al centro del yagual son en realidad
chalchihuites o jades y su presencia hace referencia a la cercanía de “Todos
los Izalcos” con el agua, como sucede con el logograma del huey altepetl
Chalco y su conexión con el lago, haciendo clara alusión a la colindancia
del océano pacico con el límite sur de la confederación Itzalca.
Bajo esta perspectiva, es posible considerar que los chalchihuites se
relacionan a la palabra Itzalco, sin embargo, la clave no se encuentra en
el elemento como tal, sino en su ubicación dentro del yagual: el centro.
De esta manera, se dedujo que Itzalco se traduce del nahuat al castellano
como “Lugar en Medio de” o “El Lugar del Medio o Centro:
Itzalan (“en medio de”) y ko (locativo), dando “la idea de un punto
céntrico” (Werner Hernández).
Itzalan - en medio, entre. Ku- lugar: Itzal + Ku = “lugar del medio”
(Armando González).
La extracción del signicado no “literal” de la imagen se enmarca gran
parte en la hipótesis de Margarita Cossich (comunicación personal, 16
de mayo de 2024), arqueóloga especialista en la escritura jeroglíca y
alfabética en nahuatl:
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Toda la escritura jeroglíca no se puede traducir al español
viendo las imágenes, observando los dibujos, los logogramas o
los silabogramas. Es decir, la traducción al español y al náhuatl no
tiene nada que ver con la imagen que estamos viendo. Para lo que
sirven estas imágenes de los códices, que son escritura, es para
mostrar como suenan las palabras. Pero no se puede extraer de ahí,
de esa misma imagen, la traducción. Que nosotros, occidentales,
como vemos una imagen, un dibujo, decimos “si está ahí el dibujo
quiere decir esto en español”, sin embargo, esto tiene que pasar
por el fonetismo y al pasar por el fonetismo entonces ahí si ya se
traduce al español” (Cossich, 2024)
No obstante, en este caso, el logograma también representa o contiene
un elemento que posiblemente se aleje de lo fonético y se acerque a lo
simbólico. Más allá del sonido vinculado a los chalchihuites, palabra
que para Chalco correspondería a la silaba inicial CHAL, en Tecpan
Itzalco indicarían más bien, como se ha dicho, la posición o la idea de
estar al medio, a la vez que podría hacer referencia a la cercanía de la
confederación con el océano y/o más bien a la abundante presencia de
agua en sus territorios.
Respecto al mar, tal como lo menciona Chimalpáhin para el signicado
de chalcas, se puede estar ante un signicado interconectado con “las
orillas del agua” “las orillas del Chalchiuhmatlálatl”. Sin embargo, no es
de perder de vista que existe una diferencia importante en dos de los otros
tres asentamientos que ostentan el símbolo de palacio: Tecpanatitlan y
Tecpanapan, los que junto a Tecpan Pantitlan se encuentran dentro del
actual territorio guatemalteco. En los dos primeros, la corona tlaxcalteca
no encierra los elementos grácos que indican agua: atitlan (entre
aguas) y apan (río), sino más bien se encuentra sobre los mismos. En
igual condición se registró el correspondiente al tercer altepetl que no se
vincula con el líquido. Al considerar lo anterior salta la inquietud sobre
la posibilidad de referirse a la orilla o costa marítima. Sin embargo, es de
acotar que tampoco en el logograma de Chalco se hace referencia a un
límite, más aún, la mayoría de los chalchihuites se encuentran dentro de
la edicación, a excepción de uno que se localiza al frente de la entrada a
manera de pendiente, lo que posee bastante similitud con Tecpan Itzalco.
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Figura 4. Tecpan Itzalco en la Lámina 296v-1del Manuscrito de Glasgow.
Nota. Representación del altepetl Tecpan Itzalco (a) en la que se observa que el logograma
adjudicado por los tlaxcaltecas a este asentamiento se compone de una “corona tlaxcalteca” que
encierre nueve elementos en centro (b). Dibujo digital por parte del autor e imagen tomada de:
https://lienzodetlaxcala.unam.mx/app/ uploads/2021/01/296v-1.jpg?w=750
Figura 5.
Lámina 10 del Lienzo de Tlaxcala
Nota. Representación de Chalco en el Lienzo de Tlaxcala. Al comparar los elementos que
la componen con el logograma de Tecpan Itzalco, se observan similitudes en los jades o
chalchihuites dentro de la edicación y de la corona tlaxcalteca. Dibujo digital de Tecpan
Itzalco por parte del autor e imágenes tomadas de https://lienzodetlaxcala.unam.mx/lamina-10/
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Por otro lado, en la zona existen abundantes fuentes de agua y
topónimos que reejan esa condición junto al carácter sagrado del
vital líquido. Sonsonate y Sensunapan son ejemplos de la presencia de
innumerables nacimientos y ríos. El primero - Sensunat o Sentzunat- se
traduce como “Las Innumerables” o “Las Muchas Aguas” y el segundo
- Sentzunapan – corresponde a “Río Grande”, “Innumerables Ríos” o
“Donde Se Juntan Los Muchos Ríos” (Iniciativa Portadores del Náhuat,
2023). La naturaleza sacra, por su parte, se reeja en el topónimo
Atecozol: “Cuna de la Deidad del Agua” o más concretamente “Cuna
de la Sagrada Agua”.
Ante esto, la memoria plasmad Toda la escritura jeroglíca a y
evidenciada en los territorios a través de los topónimos podría indicar
que los chalchihuites al medio de la corona tlaxcalteca hacen referencia
a las diversas fuentes de agua albergadas dentro de los límites de la
antigua confederación y a la sacralidad del vital líquido desde la
cosmovisión nahua.
No obstante, queda pendiente ahondar aún más sobre el enorme
simbolismo e importancia cosmogónica que encierra el topónimo para
lograr llegar a una comprensión más completa de su nombre de manera
integral (Tecpan Itzalco), el que a lo mejor también determinó una
importante posición política y simbólica para el centro de poder Itzalca
dentro de los territorios nahuas.
Todo lo anterior, junto a la innegable naturaleza multicultural de lo que
ahora es El Salvador, elimina por completo la idea de que el nombre
mesoamericano de este país es Cushcatan o Cuscatlán y pone en serias
dudas la propuesta que este último asentamiento controló todo el territorio
pipil, en especial cuando su logograma carece de la “corona” tlaxcalteca.
Por otro lado, es posible plantear que la “capital” de la provincia fue
Tecpan Itzalco, fundamentado en el hecho de que la primera parte de
ese topónimo (Tecpan palacio casa real) hace referencia al lugar de
residencia de los pipiltzin (nobles o principales) o la sede de un señor,
como propone Van Akkeren (2024). A pesar de ello, tal como sucedió
con otros huey altepetl del centro de México, también es probable que
se reera a la confederación en su totalidad. Empero, tal como quedo
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plasmado en la segunda carta de relación de Alvarado, seguramente el
nombre de la región era Mochizalco (“Todos los Izalcos”) y su ciudad
central o principal fue Tecpan Itzalco.
¿Niños?
La corona tlaxcalteca junto a la presencia de bienes culturales y
asentamientos vinculados a la tradición tolteca, aportan datos sobre la
procedencia de la palabra pipil utilizada en la actualidad para referirse a
los pueblos nahuas locales. En primer lugar, se propone que básicamente
es un gentilicio basado en linaje, al ser la forma mediante la cual nos
reconocieron y llamaron los pueblos provenientes de otros lugares de
Mesoamérica, principalmente del valle central de México. En otras
palabras, es resultado de la otredad: como se percibieron y entendieron
las poblaciones foráneas desde sus parámetros identitarios en relación
con las civilizaciones locales. Al tomar en cuenta la presencia de
elementos simbólicos, como lo es tecpan, se sugiere que “pipil” proviene
de la deformación del término nahuatl “Pipiltzin”, palabra utilizada para
hacer referencia a la herencia noble identicada por los indígenas nahuas
foráneos al reconocer el antiguo linaje de las poblaciones locales.
En este mismo sentido y respecto a la discusión sobre la versión más
difundida, de que la palabra pipil fue utilizada como burla por los
indígenas aliados debido a que consideraron que las poblaciones locales
hablaban el nahuatl de manera infantil o como “niños”, es necesario
hacer hincapié en dos aspectos. En primer lugar, la palabra “pipiltzin”
literalmente signica “niño” en nahuat, por lo que se debe recordar
que ese gentilicio no fue utilizado por los pueblos nahuas del ahora El
Salvador para referirse a sí mismos (autónimo), sino que fue la forma
en la que los nahuas extranjeros les nombraron a ellos (exónimo). En
segundo lugar, Margarita Cossich (comunicación personal, 16 de mayo
de 2024) menciona que:
Los mexicas eran expertos en poner etnonimias a los otros grupos
culturales y en el siglo XVI decir que “hablabas como niño”
no es decirte [literalmente] niño, cipote6... sino que hablabas
6 En El Salvador “cipote” y “cipota” es la forma popular para referirse a los niños y niñas.
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un náhuatl antiguo. De hecho, el náhuat de Centroamérica
proviene de una migración muy antigua, llegando a fosilizarse
en esa región. Cuando llegan los mexicas, tlaxcaltecas, etc.;
[que son] de nueva generación, se sorprenden al escuchar ese
náhuatl antiguo”
Tanto como “nobles” o “niños”, el término pipil representa un título
que implica un linaje vinculado a la memoria de los pueblos. Este punto
de coincidencia presenta la posibilidad que ambos no sean excluyentes,
sino parte de una misma condición simbólica recreada desde un pasado
fundacional. A la condición de poseer una lengua antiquísima, se suma
que tanto “pipiltzin” como “Tecpan” son correlativos o bienes culturales
íntimamente asociados a la tradición tolteca, una herencia muy apreciada
y reconocida entre los pueblos mesoamericanos. Esta condición también
estuvo presente en Chalco, ya que según las relaciones y el “Memorial
breve acerca de la fundación de la ciudad de Colhuacan”, escritas
por el cronista e historiador nahua Domingo Francisco Chimalpáhin
Quauhtlehuanitzin a principios del siglo XVII, tanto los acxotecas como
los tlacochcalcas de la confederación chalca eran descendientes de
grupos toltecas.
Los fundadores del altepetl Chalco fueron los acxotecas, por lo que su
cabecera original fue Acxotlan. De acuerdo con Chimalpáhin, el lugar
de origen de esa población fue de “Tollan”, es decir, ostentaban una
raíz tolteca y enlazaban la fundación de la ciudad chalca al tecpancalli
o tecpan (palacio: lugar donde reside el tlatoani o gobernante genuino),
un bien cultural propio de esa tradición. Los tlacochcalcas, al contrario
de los primeros, fueron los últimos en llegar a Chalco y como los
acxotecas ostentaban la tradición tolteca, pero con un linaje distintos al
ser considerados por los otros pueblos como nobles (pipiltzin) que solo
se dedicaban a servir a Tezcatlipoca.
Todos estos elementos acentúan la importancia simbólica y el profundo
signicado de pipil. A pesar de ello, es necesario dejar claro que las
comunidades indígenas poseen el derecho inviolable a ejercer su
autonomía, por lo que pueden rechazar el uso actual de la palabra por
considerarla ofensiva. Más allá de eso, es necesario centrar esfuerzos
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para evitar en la media de lo posible que personas con prácticas ligadas
a la llamada Nueva Era y el neoindigenismo, pretendan desprestigiar el
término replicando falsos históricos y haciendo análisis superciales,
acciones que representan negar el linaje ancestral que poseen las
poblaciones nahuas locales. Ocasionando, como siempre sucede, la
continuidad del despojo histórico sufrido por los pueblos indígenas… en
especial en estos momentos en los que el vacío identitario ocasionado por
el corte abrupto de la transmisión oral intergeneracional de la tradición
mnemónica ancestral, luego del terrorismo de Estado implementado en
1932, está siendo llenado con elementos foráneos mediante un proceso
de mayanización, mexicanización y pachamamismo que avanza de
forma vertiginosa.
La Confederación Itzalca – El Huey Altepetl Tecpan Itzalco
Considerando las evidencias planteadas, en torno a extensión y
signicado simbólico, se propone que Tecpan Itzalco constituyó un huey
altepetl (gran altepetl) o una confederación. Tal como se compusieron
tradicionalmente en el centro del México antiguo, la confederación
izalca muy probablemente estaba integrada por cuatro parcialidades o
altepeme de menor envergadura en relación con la región confederal.
Una evidencia de esto es la existencia de Nahuizalco, el que se traduce
como “Izalco Cuatro” o “el Cuarto Izalco”, coincidiendo con el número
de partes que ostentaban estos antiguos territorios.
Siguiendo lo anterior, se han identicado al menos dos de las
parcialidades del huey altepetl Izalca: al sur Tacushcalco y al norte,
como se ha dicho, Nahuizalco. No obstante, siguiendo principalmente
lo planteado por el oidor García de Palacios y en menor grado en lo
estipulado por Pedro de Alvarado, muy posiblemente su lindero este fue
Guaymoco y el oeste Ahuachapán.
Una característica importante de la confederación izalca es su condición
multicultural y por ende cosmopolita. En el manuscrito de Glasgow es
posible reconocer al menos dos asentamientos ocupados por población
proveniente del ahora México. El primero es Cuextlan, en cuyo logograma
se aprecia la cabeza de un personaje ataviado con la “corona” tlaxcalteca,
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tal como se aprecia en la Figura 6. Su topónimo está estrechamente
vinculado a la cultura huasteca, al tener en cuenta que la representación
en el manuscrito se reere al nombre propio de un gobernante huasteco:
Cuextécatl. Cabe mencionar que esta palabra también era utilizada
para designar un título o alto rango militar mexica. Según Johansson
(2012) posee elementos simbólicos importantes al relacionarse con el
sobrenombre de “Tohuenyo”
7
, así como, rasgos mitológicos compartidos
o que fueron heredados por el rey dios tolteca Quetzalcoatl del principal
teenek
8
. El segundo lugar es Acxotlan, cuyos habitantes de acuerdo con
Ruud Van Akkeren (comunicación personal, 16 de junio de 2024) muy
probablemente estaban ligados al comercio de larga distancia, actividad
que fue ejercida por los acxotecas del centro de México en épocas
mesoamericanas. De igual manera señaló que el símbolo de este pueblo
era el acxoyatl o abeto, lo cual coincide con el logograma representado
en el manuscrito de Glasgow: un tan solo árbol sobre la gura unilineal
del cerro, detalle que se muestra en la Figura 7.
Ante la presencia de estos mercaderes mesoamericanos en Mochizalco es
posible considerar ocupaciones ligadas a comerciantes de otras etnias que
ejercían su ocio a través de grandes recorridos, en vista de la existencia
de localidades llamadas Pushtan (Nahuizalco, Sonsonate) y San Pedro
Puxtla (Ahuachapán), topónimos que se desprenden de los pochtecas o
comerciantes mexicas, cuyo símbolo o glifo era la ceiba - puchotl en
nahuatl y pushut en nahuat -, árbol que resguardaba bajo su follaje los
antiguos tianguis o mercados.
La armada Mochizalca: un solo territorio, un solo ejército
Quinientos años han transcurrido desde las primeras batallas de resistencia
nahuas en Acashual y Tacushcalco. Aquel junio de 1524, los comandantes
y estrategas de la armada izalca escogieron la mar del sur como escenario
para la guerra, a lo mejor para exaltar el carácter simbólico del océano
como entrada al reino de los muertos y ofrendarse en sacricio para el
señor del Mictan. De esta manera, Tecpan Itzalco abriría un nuevo ciclo
histórico al convertirse en el primer núcleo político-administrativo local
7 Vendedor de chiles y especies del que se enamoró la hija de Huémac al verlo en el mercado de
Tula, personaje que es asociado a Tezcatlipoca.
8 Forma en la que la población huasteca se llama a sí misma.
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en combatir las empresas expansionistas castellanas de manera unicada,
a través de la incorporación de sus altepeme y parcialidades en las
acciones insurgentes.
Figura 6
Lámina 295r-1 del Manuscrito de Glasgow.
Nota. Representación del altepetl Cuextlan, topónimo vinculado a la cultura huasteca en
general, lo cual se conrma con la vinculación de su logograma con un gobernante de dicho
pueblo llamado Cuextécatl. Imagen recuperada de https://lienzodetlaxcala.unam.mx/app/
uploads/2021/01/295r-1.jpg?w=750
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Figura 7. Lámina 295v-1 del Manuscrito de Glasgow.
Nota. Acxotlan representado por los tlaxcaltecas, utilizando como logograma un árbol,
posiblemente en referencia al acxoyatl o abeto, elemento simbólico de estos mercaderes de largo
alcance. Imagen recuperada de https://lienzodetlaxcala.unam.mx/app/uploads/2021/01/295v-1.
jpg?w=750
Pedro de Alvarado, que para ese momento ya era un militar con mucha
experiencia en las formas de lucha mesoamericanas, proporciona
datos importantes para inferir la estrategia Itzalca en su segunda carta
de relación:
[…] y de allí me partí á otro pueblo que se dice Mopicalco, y fui
recibido ni mas ni menos que de los otros; y cuando llegué al
pueblo no halle persona viva, y de aquí me partí para otro pueblo
llamado Acatepeque, a donde no hallé a nadie, antes estaba todo
despoblado. E siguiendo mi propósito que era de calar las dichas
cien leguas, me partí á otro pueblo que se dice Acaxual donde
bate la mar del Sur en él, y ya que llegaba á media legua del dicho
pueblo, vi los campos llenos de gente de guerra de él, con sus
plumajes y divisas, y con sus armas ofensivas y defensivas, en
mitad de un llano que me estaban esperando. (Alvarado, 2000, p.
28-29)
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A diferencia de Pasaco, donde el adelantado halló una “multitud
de gente” que expulsó del pueblo a la fuerza, al entrar a Muchizalco
(Mopicalco) comenzó a encontrar los pueblos abandonados. Situación
que cambia drásticamente al llegar a Acashual (Acaxual), lugar donde se
encontraba concentrada la hueste nahua. Esto hace posible plantear que,
al considerar la naturaleza de los huey altepeme, los asentamientos fueron
despoblados por orden del consejo compuesto por los representantes
de las cuatro entidades autónomas (pero integradas) que conformaban
la confederación, con el objetivo de agrupar a los guerreros en un solo
punto y de resguardar a las demás personas en otros espacios, tales como
las montañas cercanas.
De igual manera, la carta pone de maniesto que los pueblos de la
confederación realizaron preparativos ante el eminente enfrentamiento
contra los ejércitos invasores. A los guerreros se les proporcionó
coseletes o “armaduras” de algodón de tres dedos de grosor (un poco
más de 5 cm) que les cubría hasta los pies, a la vez que se reforzó la
cantidad de armas a disposición de estos: “venían tan armados, que el
que caía en el suelo no se podía levantar, y son sus armas unos coseletes
de tres dedos de algodón, y hasta en los pies, y echas, y lanzas largas”
(Alvarado, 2000, p. 29)
Muy probablemente a consecuencia de los resultados obtenidos por los
izalcas en sus dos primeros enfrentamientos, la estrategia de resistencia
fue diferente a partir de Tacushcalco y cambio drásticamente en el
siguiente núcleo político nahua. Del combate cuerpo a cuerpo en campo
abierto, descrito por Alvarado para Acashual y Tacushcalco, se pasó a
una nueva modalidad bélica en Cushcatan que poseía características
propias de una guerra de guerrillas, al optar por enmontañarse y utilizar
el territorio como un elemento estratégico de defensa y ataque:
[…] y llegando que llegué a esta Ciudad de Cuxcatlán, hallé
muchos indios della, que me recibieron y todo el pueblo alzado; y
mientras nos aposentamos, no quedó hombre dellos en el pueblo,
que todos se fueron á las sierras […] enviáronme decir que no
conocían a nadie, que no querían venir, que si algo les quería, que
allí estaban esperando con sus armas. (Alvarado, 2000, p. 30)
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Todo lo mencionado proporciona elementos signicativos en torno a una
estrategia implementada de forma confederativa en el caso de los Izalcos
y al seguimiento permanente que estos pueblos realizaron en relación con
el avance de las empresas castellanas.
La disolución paulatina de la confederación
Este ordenamiento de los territorios, cargado de simbolismos y
expresiones de poder ancestral, comenzó a ser cercenado pocos años
después del contacto. En la tasación de tributos realizadas por Francisco
Marroquín en 1532, primer obispo de Guatemala, antiguos pueblos que
constituyeron la confederación, tales como Nahuizalco y Guaymoco,
aparecen como parte de la Villa de San Salvador, mientras queda fuera de
la misma la gran mayoría de su territorio (Amaroli, 1991), especícamente
una enorme porción del espacio que hasta el siglo XIX pasaría a formar
parte del prístino El Salvador y posteriormente se convertiría en los
departamentos de Ahuachapán y Sonsonate, región que a inicios de la
ocupación castellana (aproximadamente a partir de 1528) fue adjudicada
a Ciudad de Santiago (Guatemala).
El mismo año de la tasación mencionada, fue dividido en dos el antiguo
Tecpan Izalco, otorgándole en encomienda a Antonio Diosdado el
ancestral Tacushcalco:
Por la presente se deposita en vos antonio diosdado vezino desta
ciudad de santiago, la mitad del pueblo de ytzccalco ques cerca
de la costa del sur camino de la villa de sant salvador [...]la qual
dicha mitad es la questá de la parte del pueblo de tlacuzcala, la
qual se os deposita con los señores y principales dellos con todos
los barrios y pueblos a ella sujetos y estancias” (Pedro de Alvarado
[1532] citado por Escalante [1992: 218])
En distintas etapas de la ocupación castellana (1528 – 1821 para la zona
estudiada) se mantuvo la visión colectiva y regional de la confederación
mediante el uso de su nombre en plural. Tous (2009 y 2011) cita a tres
cronistas que utilizaron esa forma colectiva para referirse a la zona:
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García de Palacios (1576): la “Provincia de los Izalcos es la cosa
más rica y gruesa que vuestra majestad tiene en estas partes [...] la
más abundante de cacao que se sabe” (2009: 66).
Ciudad Real (1586): “de aquel pueblo y de los comarcanos,
que llaman los Izalcos, se saca cada año gran suma de cargas
de cacao, porque es tierra muy rica y fértil de aquella fruta y
moneda” (2011: 66).
Torquemada (1615): “Los pueblos que llaman los Eçalcos es la
mayor huerta y mas abundante y rica de cacao y algodón que hay
en toda la Nueva España” (2011: 66).
La mutilación del antiguo territorio cedió un tanto luego de la
incorporación de Ahuachapán y Sonsonate a El Salvador en 1824,
luego de la independencia centroamericana. Sin embargo, la nueva
conguración de la nación basada en departamentos generó una
disposición territorial totalmente al margen de la raíz ancestral,
dividiendo la antigua confederación en Ahuachapán y Sonsonate.
En 2023 ese territorio milenario es nuevamente afectado por
la “Ley Especial para la Reestructuración Municipal”, la que
implicó la reducción a un máximo de cuatro municipios por
departamento y la creación de distritos, reorganización que restó
importancia al milenario nombre “Izalco” y otorgó notoriedad
a Sonsonate, topónimo mayormente vinculado al asentamiento
castellano llamado la “Santísima Trinidad de Sonsonate”, villa de
mercaderes fundada en 1553 y vinculada al puerto de Acajutla.
Es de tener claro que, las verdaderas intenciones de estas
desmembraciones territoriales han sido los desplomes del poder
geopolítico milenario que los pueblos ejercían. A grandes rasgos,
los quiebres sociales que eliminaron la autonomía indígena
y el control de sus territorios de manera sistemática fueron las
encomiendas en el período de contacto, la segregación étnica
(pueblos de indios) durante la ocupación, la eliminación de las
tierras comunales y ejidales en la consolidación de la nación
(1881 y 1882) y el terrorismo de Estado ejercido en 1932.
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Ejemplo claro de esta disminución de control es la perdida
de jurisdicción que la Alcaldía del Común de Izalco, último
remanente del antiguo cabildo de indios, ha experimentado ante
su contraparte occidental. Adolfo Herrera Vega (1961) incluye
en su obra “Expresión Literaria de Nuestra Vieja Raza” un
acta de entrega, fechada el 27 de enero de 1901, en la que los
funcionarios del común traspasaban varios “enseres” (1 guión,
1 partesana, 2 baras del tribunal, 1 mesa de altar, 1 cañón o seya
alcabuz, 1 bestido de tunco de monte, 2 cajas o seya tambores,
1 pito, 1 tepunaguaste y 2 camarines de imágenes San Miguel
y San Pablo que dirigen al tribunal), a la vez que hacían del
conocimiento sobre:
1. Las servidumbres de las acequias administradas: El Cuyúpul, El
Salto, El Garrucho, Los Encuentros, San Francisco, El Zizímitet,
Níspero Montés y El Corozo.
2. Los nacimientos: Salumaya, Amel, Tecuma, Mecitas y Tejar.
3. El solar del convento, la plaza pública y el campanario.
El documento citado demuestra que para ese momento ya no disponían de
tierras comunales, tierras de botadero ni tierras ejidales, pero mantenían
el control de espacios públicos, poseían nacimientos y administraban la
distribución del agua. En la actualidad la Alcaldía del Común ha sido
totalmente desplazada de estas facultades, intentando convertirla en una
expresión religiosa y folclórica.
En ese panorama desolador, como candil que ilumina, esta antigua
institución es la síntesis de 500 años de resistencia indígena, ya que
representa el testigo inquieto e insumiso que ha contemplado la pérdida
de autonomía que las antiguas civilizaciones ejercían sobre sus territorios.
A la vez, constituye un verdadero héroe cultural olvidado por la sociedad
salvadoreña, al resguardar la herencia nahua mezclada con la cosmovisión
suplantadora, hasta las entrañas, por una vorágine histórica despiadada.
Sin embargo, ese sincretismo no ha sido nunca una derrota, sino más bien
una victoria no reconocida ni asumida.
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Díaz Chávez, Hugo Vladimir. Mochizalco
Centro de Poder Político y Simbólico Nahua en el Suroeste Salvadoreño. p. 114-142
A pesar de ese desagradecimiento por parte de la nación, su lucha ha
dado frutos, al ser el recuerdo viviente del otrora gran poderío pipil. Por
ello, no es una coincidencia, ni mucho menos un accidente, que la única
alcaldía indígena en funcionamiento se encuentre en el centro – como
remanente insurgente – del ahora casi mítico Muchizalco.
Un asunto inconcluso
A pesar de los distintos quiebres históricos, en la actualidad para referirse
a una parte del antiguo Tecpan Itzalco aún se sigue utilizando el nombre
en plural: “Los Izalcos”, por ello la memoria ancestral materializada en
el territorio se revela y rebela. La confederación Izalca, de a poco y en
gotas de tiempo, sigue viva: aquellas milicias que se reunieron en un
solo ejército (la rebelde armada izalca) para enfrentar a los castellanos y
sus aliados siguen siendo recordadas cada junio; la Alcaldía del Común
aún herida, impulsada por sus principales y miembros indóciles, persiste
en digna resistencia; las rutas de comercio utilizadas por los pochtecas
y acxotecas que se asentaron en su espacio sagrado continúan siendo
caminadas por sus herederos; en el ahora México es posible que los
huastecas aún cuenten historias de aquellas épocas en la que sus abuelos
y abuelas vivieron en la región de los pipiltzin…Pero, sobre todo, Tecpan
ItzalcoMuchizalco “Todos los Izalcos”, pervive en la sangre nahua de
sus nietos y nietas, quienes todavía permanecen de pie en los territorios
otrora pertenecientes a la antigua y cosmopolita confederación de tradición
tolteca, fundada por nobles y emergida como uno de los mayores centros
de poder para el período Posclásico, cuyo linaje serpentea desde lo hondo
de su territorio en la memoria del ahora multicultural Izalco al ser su raíz
más profunda.
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DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Plato policromo Campana
DIMENSIONES: Alto: 12.9 cm; Ancho: 32 cm
Plato policromo, naranja, negro y rojo, tetrápode, con soportes cilíndricos
para sonajas. En el centro muestra dos personajes ataviados, posiblemente
deidades; en la pared muestra un patrón de personajes antropomorfos,
intercalados por posible representación de la milpa.
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Matthew, Laura E. La invasión de 1524, medio milenio después:
Una reconsideración de los “indígenas conquistadores. P. 144-153
La invasión de 1524, medio milenio después:
Una reconsideración de los “indígenas
conquistadores”
The invation of 1524, half a millennium later:
A reconsideration of the “indigenous conquerors”
Laura E. Matthew
Universidad Marquette
Milwaukee, WI, Estados Unidos de Norte América
laura.matthew@marquette.edu
Fecha de recibido: 28 de octubre de 2024
Fecha de aceptación: 12 de noviembre de 2024
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18988
URI: http://hdl.handle.net/11298/1378
Resumen
Después del quincentenario del viaje a Abya Yala de Cristóbal Colón
en 1492, la búsqueda para un entendimiento menos eurocéntrico de
las invasiones españolas derivó en una nueva corriente historiográca
sobre los grupos mesoamericanos que participaron como aliados en
la derrota del imperio tenochca y las invasiones de Centroamérica
entre 1519 y 1540. Este giro historiográco de carácter internacional
cuestionó la idea misma de la conquista española y provocó distintas
reacciones en diferentes países. Su aportación más importante ha sido
metodológica, insistiendo en una integración más completa entre la
historia mesoamericana, hispana, y republicana.
Palabras clave: El Salvador - Historia y crítica - Invasión, 1524-2024. El
Salvador - Historia - Descubrimiento y conquista, 1524. América Central
- Indígenas - Conquistadores. Nación.
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Matthew, Laura E. La invasión de 1524, medio milenio después:
Una reconsideración de los “indígenas conquistadores. P. 144-153
Abstract
After the quincentenary of Christopher Columbus’s rst voyage to Abya
Yala in 1492, the search for less Eurocentric views of the Spanish conquest
led some scholars to the “Indigenous conquistadors”: Mesoamericans
who allied with the Spanish to take over the Tenochca empire, then invade
Central America. This historiographical turn, which had an international
character, provoked distinct reactions in different countries and a serious
reckoning with the idea of the Spanish conquest itself. Its primary lesson
is methodological, insisting on a full integration of Mesoamerican history
into considerations of the Spanish colonial and republican periods.
Keywords: El Salvador - History and criticism - Invasion, 1524-2024. El
Salvador - History - Discovery and conquest, 1524. Central America -
Indigenous people - Conquistadors. Nation.
Lo que solemos llamar la “conquista española” fue y es, sin duda alguna,
un momento épico en la historia de los continentes que llamamos las
Américas. Para algunos y en su forma más exagerada, representa el
lanzamiento de la dominación global europea, quizá con una violencia
lamentable (o a veces no tan lamentada) pero últimamente como parte
de la marcha inevitable del progreso euro-cristiano en otras palabras, el
desarrollo “occidental”.
Para los pueblos originarios de las Américas, el signicado de esta etapa
histórica es mucho más sombrío: invasiones de sus territorios, la destrucción
de ciudades y la desintegración de grandes confederaciones políticas,
la criminalización de sus maneras de entender el mundo, un desastre
demográco casi incomprehensible, y encima de todo, el nacimiento de
una mentira persistente de que solo algunos pobres remanentes de estas
civilizaciones persisten. Razón por la cual muchas personas rechazan
el término “conquista” y preeren denominarla “invasión”. Concuerdo
que esa palabra es la más precisa y además, enfatizaría las invasiones en
plural, para indicar las múltiples entradas violentas que tuvieron lugar en
Centroamérica entre los años 1524 y 1540.
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Matthew, Laura E. La invasión de 1524, medio milenio después:
Una reconsideración de los “indígenas conquistadores. P. 144-153
Este año, el quincentenario de la primera invasión española en el
territorio que hoy es El Salvador, nos otorga nuevamente la oportunidad
de reexionar. Es la segunda ronda después del quincentenario del viaje
de Cristóbal Colón en 1992, el cual provocó un fuerte rechazo por parte
de varias organizaciones indígenas en toda Abya Yala. Más de medio
siglo de reclamos indígenas por sus derechos humanos y legales frente
a la colonización europea ya habían inuido en el mundo académico.
Como consequencia, en la década de los 1990, surgió una corriente
historiográca que cruzó fronteras disciplinarias y internacionales: la de
los “indígenas conquistadores.”
Este nuevo acercamiento reejó un deseo de buscar fuentes y perspectivas
más allá de las crónicas y cartas españolas tradicionales. Beneció de
una creciente cantidad de estudios basados en documentos de archivo
y en lenguas indígenas, particularmente desde México, Guatemala,
El Salvador, los Países Bajos, y los Estados Unidos. En 1989, el
arqueólogo Fowler (1989) en su libro sobre las civilizaciones nahuas
de Centro América utilizó un documento que sería fundamental para
futuros estudiosos: la probanza indígena de los “yndios conquistadores
mexicanos” de Centroamérica. El antropólogo estadounidense Hassig
(1993) y el historiador mexicano Linares (2000) reconsideraron por qué
tantos indígenas habían participado en la batalla contra Tenochtitlan,
enfatizando tanto sus propias razones por aliarse con los españoles
como su potencia militar. En los 2000, varios miembros de la escuela
estadounidense de la “Nueva Filología” subrayaron la indispensabilidad
de los guerreros indígenas en todas las entradas españolas de los siglos XVI
y XVII y su auto-presentación como conquistadores en siglos posteriores
(Matthew, 2004; Woods, 2003). El aporte de la etnohistoria holandesa de
la Universidad de Leiden se representa en el libro de Matthew y Oudijk
(2007), La conquista indígena de Mesoamérica.
Centro América fue clave en el desarrollo del tema. En 2004, aparecieron
a luz tres estudios importantes: lo del historiador salvadoreño
Escalante Arce (2001), Los tlaxcaltecas en Centro América; lo de la
holandesa Asselbergs (2010) sobre la invasión de Centroamérica en
1527 representado por el Lienzo de Quauhquechollan, Conquered
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Conquistadors; y mi tesis de doctorado sobre el asentamiento “mexicano”
de Ciudad Vieja, Guatemala, luego publicado como Memorias de
conquista (2012/2017). Centroamérica guró en tres capítulos del
libro Indian Conquistadors (Matthew y Oudijk, 2007) publicado en los
EE.UU., mientras que en Guatemala se publicó La visión indígena de la
conquista (Van Akkeren, 2007).
¿Cuáles son los puntos principales de la corriente historiográca de los
“indígenas conquistadores”? En primer lugar, tomar en serio el número
de invasores indígenas, que en las invasiones de Centroamérica entre
1524 y 1542 solieron superar a los invasores europeos y africanos en
proporción de diez a uno. En segundo lugar, reconocer las diferentes
circunstancias de su participación, a veces voluntaria e incluso entusiasta,
a veces forzada, y a veces algo intermediaria.
Y quizá lo más importante, insistir que la única manera de entender la
participación de los indígenas conquistadores es a través de la historia
mesoamericana en toda su profundidad y complejidad – es decir, en los
patrones y las expectativas de la guerra y de la diplomacia mesoamericana,
las alianzas y enemistades históricas, y las maneras mesoamericanas de
entender el mundo, todos ya formados desde mucho antes de la aparición
de los españoles y africanos.
Más de tres décadas de discusión han generado hoy si no un acuerdo, al
menos unos cambios notables en la narrativa de estos hechos históricos
dependiendo del ámbito político y social de cada país. En los EE.UU., en
dónde se suele evitar su propia historia del despojo y genocidio contra los
grupos indígenas del norte y del imperialismo en Latinoamérica, pocos
se quejaron. Es más, la idea de los “indígenas conquistadores” inspiró
aplicaciones al estudio del imperialismo en otras partes del mundo (Lee,
2011). Al mismo tiempo, ha sido sumamente difícil socavar la leyenda
“Disney” de conquistadores valientes pero crueles que milagrosamente
vencieron a cientos de miles de personas. Las críticas más duras
provinieron de algunos académicos chicanos (mexicanos-americanos) y
latinos quienes consideraban la nueva historiografía como un intento de
culpar a las víctimas por su propia subyugación.
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Laura E. Matthew
México quizá sea excepcional por haber creado un mito nacional que
celebre las raíces indígenas de la nación, desde el criollismo de Carlos
Sigüenza y Góngora en el siglo XVII hasta la raza cósmica de José
Vasconcelos. Sin embargo, siempre se ha tendido a tratar a los indígenas
como los vencidos (León Portilla, 1959). A partir de la década de los
2000, algunos académicos mexicanos comenzaron a complicar esa
historia ocial, prestando atención especial a los indígenas que se
aliaron con los españoles para derrotar a los tenochca, más allá de los
supuestos “traidores” tlaxcaltecas (Rozat, 2013; Oudijk y Matthew,
2008; Güereca Durán, 2016). Según las críticas más severas, el mito
nacionalista del mestizaje ignora muchas partes de la población (por
ejemplo, de ascendencia africana y asiática), desprecia las capacidades y
contribuciones de todos los mexicanos, y siempre coloca a los indígenas
en una posición de inferioridad (Navarrete, 2016).
En Guatemala, el concepto de los “indígenas conquistadores” provocó
una discusión seria dentro del mundo universitario dominado por no-
indígenas. En cambio, para los intelectuales mayas el hecho de que
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varios grupos “mexicanos” ayudaron a los españoles no pareció ser una
gran noticia ni tampoco muy relevante. Después de liderar las protestas
a favor de la democracia durante la temporada electoral de 2023, los
pueblos originarios en Guatemala han hecho actas de rememoración
por las vidas perdidas en 1524 en adelante y inaugurado conferencias y
publicaciones educativas. Los temas más recurrentes han sido el impacto
del cristianismo, cómo rescatar la historia de la resistencia, y la necesidad
de recordar su propia experiencia del colonialismo desde las comunidades.
Cabe señalar que aunque los discursos de los académicos no-indígenas
y de las redes indígenas se han dado de manera más paralela que en
conjunto, ha habido mucha coincidencia en sus perspectivas, algo muy
diferente a lo ocurrido en 1992 (Cojti Cuxil, 2024; Esquit, 2024; Ochoa
García et al, 2024; Ivic de Monterroso y Ramírez de Gálvez, 2024).
Desde mi punto de vista, la lección más importante de los “indígenas
conquistadores” no es crear una vaga equivalencia entre los sistemas
humanas “todo somos conquistadores y inmigrantes” y mucho menos
negar la violencia excepcional de la invasión por parte de los españoles,
por ejemplo su codicia, su forma de hacer la guerra, su intolerancia
religiosa y sus abusos de instituciones como el tributo y la esclavitud.
Tampoco se niega el impacto apocalíptico de las enfermedades
epidémicas que llegaron con los europeos y africanos, ni la implantación
de una todavía evidente sistema colonial que se basa en el racismo y el
colorismo y que considera a los pueblos originarios como un problema
por resolver o asimilar, una mano de obra barata, y un grupo de bárbaros
que hay que controlar.
La lección de los “indígenas conquistadores” es metodológica. Nos
orienta hacía una historia que entrelaza lo antiguo con lo colonial, en
lugar de separarlos. Para analizar y entender por qué y cómo se dieron
las alianzas entre indígenas y con los europeos en diferentes momentos
y lugares, y en circunstancias precisas, fue necesario aprender y apreciar
la larga y compleja historia mesoamericana. La misma orientación
es fundamental para entender cualquier otro episodio histórico de
Mesoamérica, hasta el presente y mirando hacía el futuro.
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Matthew, Laura E. La invasión de 1524, medio milenio después:
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Por ejemplo, ¿cómo explicar a un comerciante español de Salamanca
a nales del siglo XVI que vendía en los Yzalcos más de una tonelada
de ayates, huipiles, cotaras “de yndios”, naguas o cortes, caballeras y
penachos de plumas, machetes de Oaxaca, cascabeles del occidente de
México, xícaras, y “pretinas de yndios” – todos artículos de tradición y
origen mesoamericano además de productos de inuencia y/o origen
europeo evidentemente destinados a clientes indígenas, por ejemplo
sombreros “para yndios”, zapatillos “para muchachos,” cabezones,
rosarios, y calcetas de lana? Archivo General de Centro América [AGCA],
A1 (3) leg 363 exp 4164).
Solo recurriendo a la historia antigua podemos apreciar que los españoles
operaban las mismas rutas comerciales deseadas por los tenochca del
imperio azteca, y mucho antes por los teotihuacanos. Una exploración
de la vestimenta de lujo mesoamericana sugiere una coincidencia
entre el cabezón español y el quechquemitl mesoamericano, prendas
femininas triangulares que cubrían los hombros y el escote y, en el
caso mesoamericano, se usaban sobre el huipil para usos ceremoniales.
Los cascabeles importados de Milán y Castilla se vendían junto a los
tradicionales del occidente de México, para decorar trajes tradicionales,
evocar los sonidos del paraíso e incluso intercambiarse como monedas
(Houston et al, 2009, p. 13; Filloy Nadal, 2017; Simmons y Shugar 2013).
De igual manera, las cuentas de vidrio y los rosarios podían haber apelado
al adorno y al estatus, pero también al duelo. Durante el período Clásico
en las tierras bajas del Petén de Guatemala, los adornos con cuentas se
tendían a ofrecerse a quienes morían antes de los nueve años, mucho más
que en los entierros de adolescentes y adultos (Halperin et al, 2024). El
mismo patrón se encuentra para el siglo XVI en Tipu (Belice), poblado
desde el Preclásico, en cuyo cementerio del siglo XVII se encontraron
cantidades de piezas de azabache de rosarios, en su mayoría en los
entierros de niños y niñas de entre 5 y 7 años (Smith et al, 1994).
Los inventarios de comerciantes a nales del siglo XVI revelan una
economía interregional que dependía del consumidor mesoamericano y
de los productos mesoamericanos, ahora inuenciados por materiales,
técnicas, y estilos de otras partes del mundo. Sólo la historia
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Matthew, Laura E. La invasión de 1524, medio milenio después:
Una reconsideración de los “indígenas conquistadores. P. 144-153
mesoamericana en toda su profundidad y antigüedad – accesible en gran
medida gracias a la arqueología – nos permite ver que en el corto plazo,
la llegada de los europeos hizo posible una extensión económica hacía
Centroamérica soñada pero nunca antes lograda de tal manera por la
nobleza y los indígenas conquistadores del centro de México.
Entretejiendo lo antiguo y lo colonial, podemos comprender el cariño
con el que a nales del siglo XVI se preparaba a los niños fallecidos para
su viaje al inframundo, y a las parejas que quizá ya habían perdido a la
mayoría de sus familias en las epidemias, el hambre, la ley española o
la violencia, pero que miraban al futuro buscando huipiles potoncayos o
cabezones europeos para sus bodas. Y así imaginamos, con más detalle
humano, la vida de los mesoamericanos que lograron sobrevivir la
invasión de sus territorios y enfrentar su futuro.
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Matthew, Laura E. La invasión de 1524, medio milenio después:
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colonial Mexico. University of Oklahoma Press.
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Vaso anaranjado no
DIMENSIONES: Alto: 17.2 cm; Ancho: 11.1 cm.
Vaso monocromo, naranja, con base plana, silueta compuestas y borde
irregular. En la parte superior presenta un personaje al pastillaje,
posiblemente Huehuetéotl, antiguo dios del fuego, con su respectiva
barba y rasgos longevos; el resto de la pieza muestra un pectoral y
brazos tallados.
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Palabras de bienvenida al simposio. Rivas, Ramón. p. 155-157
Palabras de bienvenida al simposio
Dr. Ramón Rivas
Director de Cultura
Museo Universitario de Antropología
ramon.rivas@utec.edu.sv
15 de junio de 2024
A las ocho de la mañana de este sábado de lluvia hemos dado inicio al
Simposio Encuentro de dos mundos 1524-2024, en el MUA-UTEC en
coordinación con Universidad de Yale, Consejo International de Museos,
ICOM, Academia Salvadoreña de la Historia y Museo Marte. En la mesa
Ramón D. Rivas, director de Cultura, Utec y Dr. Carlos Flores Manzano
de Yale University.
Comparto con ustedes, amigos mis palabras introductorias al evento.
500 años de las incursiones en el Señorío de Cuscatlán
Para la Universidad Tecnológica de El Salvador y su Dirección de
Cultura / Museo Universitario de Antropología, MUA, es un honor
ser sede del Simposio “Encuentro de dos mundos 1524-2024: A 500
años de la primera incursión española a Cuscatlán”, en conjunto con la
Universidad de Yale, la Academia Salvadoreña de la Historia, el Consejo
Internacional de Museos ICOM, y el Museo Marte, siendo este último
donde, el día de ayer, se inauguró este magno evento.
ANEXOS A ESTA REVISTA
Simposio de dos mundos
A 500 años de la invasión española
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Palabras de bienvenida al simposio. Rivas, Ramón. p. 155-157
Este día, tenemos el honor de presentar a consagrados investigadores,
historiadores, arqueólogos y antropólogos, quienes presentan sus
investigaciones para poder generar un enriquecedor debate y conocimiento
de hechos históricos en torno al denominado período de conquista.
500 años han pasado desde el primer contacto registrado entre los
españoles y el Señorío de Cuscatlán. Durante el periodo Posclásico tardío
y al momento del contacto, este Señorío abarcaba parte, de lo que ahora
es, el centro y occidente salvadoreño.
Tradicionalmente se nos enseña en las escuelas y los colegios que, la
llamada conquista de América se dio en 1521, con la caída de Tenochtitlán,
morada de los pueblos Aztecas. Pero lo cierto es que los europeos se
abrieron paso por el continente americano en diferentes periodos de
tiempo, y por diferentes rutas.
Autores como el arqueólogo Paul Amaroli en su libro Arqueología de El
Salvador (Amaroli, 2015); el connotado historiador don Pedro Escalante
Arce en sus escritos sobre Tlaxcala en Centroamérica (Escalante Arce,
2001), y el arqueólogo e historiador salvadoreño Heriberto Erquicia,
en su más reciente libro Del señorío de Cuscatlán a la villa de San
Salvador (Erquicia, 2023), el cual se presentara el día de ahora en este
magno simposio; nos enriquecen con sus investigaciones sobre los
procesos y recorridos que realizaron tanto los españoles como los grupos
prehispánicos en esta lucha de conquista, que trajo consigo diversos
cambios culturales y sociales.
Las incursiones en lo que ahora conocemos como El Salvador fueron
consecuencia de estos trayectos, iniciando con la disminución de la
población prehispánica a causa de las enfermedades traídas y transmitidas
por españoles, tales como la viruela y el sarampión, posteriormente
con la caída del imperio Azteca en 1521, producto de las alianzas que
generaron las tropas españolas de Hernán Cortez con los Tlaxcaltecas,
como menciona Erquicia en su libro.
Las tropas españolas siguieron su recorrido hacía el sur, llegando hasta
lo que ahora conocemos como Guatemala, doblegando a los grupos
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Palabras de bienvenida al simposio. Rivas, Ramón. p. 155-157
Quiché, y aliándose con los Kaqchiqueles, quienes, según Erquicia,
tenían conictos con los grupos pipiles y alentaron a los españoles en
su expansión. Es así como en 1524, las tropas españolas de Pedro de
Alvarado llegaron a lo que ahora es El Salvador, fundando la primera villa
de San Salvador en el territorio del Señorío Cuscatlán, y refundándola en
1528 en el área que ahora conocemos como Ciudad Vieja.
Hay diversas posturas de que terminología es la más correcta para referirse
a este hecho histórico, conquista, invasión, incursión; generando debates
entre los diversos investigadores.
Este día, tenemos el honor de presentar a loables investigadores,
historiadores, arqueólogos y antropólogos, quienes presentan sus
investigaciones para poder generar un enriquecedor debate y conocimiento
de hechos históricos en torno al denominado período de conquista.
Referencias
Amaroli, P. (2015). Arqueología de El Salvador. FUNDAR.
Erquicia, H. (2023). El Salvador: Del señorío de Cuscatlán a la villa de
San Salvador. Bancoagrícola.
Escalante Arce, P. (2001). Los tlaxcaltecas
en
Centro
América.
Dirección de Publicaciones e Impresos, Consejo Nacional para
la Cultura y el Arte, Biblioteca de Historia Salvadoreña.
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Posición ante los 500 años de invasión.. Latín, Mateo Rafael. p. 158-160
Posición ante los 500 años de invasión
Mateo Rafael Latín
Ex-Alcalde del Común de Izalco
Representante del “Concejo Ancestral
de los Comunes de los Territorios Indígenas”
CACTI
15 de junio de 2024
Palabras clave: El Salvador - Historia y crítica - Invasión, 1524-2024.
Nación. Democracia - Aspectos sociales. Participación ciudadana.
Ni la colonia, ni el estado independiente ha reconocido los derechos
milenarios de los pueblos originarios.
Los Pueblos Originarios de El Salvador no solo fueron sometidos:
También fueron despojados y empobrecidos.
La historia de los pueblos nativos en el territorio que hoy es El Salvador
es una narrativa de resistencia y resiliencia frente a 500 años de invasión
y colonización. Desde la conquista española hasta los retos modernos, los
pueblos indígenas han luchado por preservar su identidad y derechos. Hoy
en día, hay un creciente esfuerzo por maquillar las injusticias históricas,
aunque persisten numerosos desafíos hacia la restitución de derechos
preestatales e imprescriptibles milenarios suspendidos, limitados por la
legislación actual del estado nación.
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18987
URI: http://hdl.handle.net/11298/1376
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Posición ante los 500 años de invasión.. Latín, Mateo Rafael. p. 158-160
En la nueva era de la luz y derechos demandamos al Estado-Nación El
Salvador para que con acciones concretas hagan las transformaciones
y restitución de derechos a los pueblos originarios y que hoy los mas
privilegiados en la función administrativa del Estado deben ser hoy a
estas alturas los descendientes de los pueblos originarios.
Hace ya 500 años que el despojo, marginación y sometimiento se
justicaba con la conquista, hoy se justica con la nacionalización e
inversión privada, lo que preserva casi intacta la lista de deuda histórica
de 500 años de invasión; siendo evidente el despojo, marginación,
sometimiento, empobrecimiento, ecocidios, epistemicidios, linguicidios,
manipulación, impunidad, utilización, servidumbre, exclusión,
usurpación, desplazamiento, adoctrinamiento, violencia, injusticia,
irrespeto, racismo, exhibición, sufrimiento, sobrevivencia, imposición,
persecución, prohibiciones, limitaciones, genocidios, represión, deuda,
humillación patrimonial, alienación, desventaja y desamparo jurídico del
derecho ancestral.
Hoy demandamos restitución de derechos preestatales suspendidos.
Y queremos ser amigos y establecer un dialogo de mutuo respeto para
hacer uso de nuestra autonomía.
Y necesitamos el apoyo incondicional de todos los sectores en el sentido
que ya no estamos para ser otra vez utilizados, estamos para que se
restituyan derechos lingüísticos, económicos, de tierra, políticos, de
participación en la toma de decisiones y orientación.
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Posición ante los 500 años de invasión.. Latín, Mateo Rafael. p. 158-160
Fig. 1. Mateo Rafael Latín representante del CACTI, presentando la “Posición ante los 500
años de invasión”, en la inauguración del Simposio: “Encuentro de dos Mundos 1524-2024: a
500 años de la primera incursión española a Cuscatlán”, el día 14 de junio de 2024 en el Museo
MARTE, San Salvador, El Salvador (Fotografía de Flores Manzano 2024).
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ANEXOS A ESTA REVISTA. Simposio de dos mundos. A 500 años de la invasión española.
Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, In. p. 161-177
Resumen de Simposio
A 500 años de la invasión española
Histórico simposio reunió a investigadores
y profesionales de diversas ramas académicas
en la UTEC
Iván Escobar Urrutia
Periodista Independiente
15 de junio de 2024
Historiadores, antropólogos, arqueólogos, etnohistoriadores, escritores,
docentes universitarios, periodistas, así como una representación de
pueblos originarios de El Salvador participaron en junio de 2024, en
el Simposio “Encuentro de dos mundos 1524-2024: a 500 años de la
primera incursión española a Cuscatlán”, en el marco del 500 aniversario
del inicio de la invasión española en territorio ahora salvadoreño.
El histórico Simposio tuvo lugar en las instalaciones del Museo
Universitario de Antropología (MUA), de la Universidad Tecnológica,
en San Salvador, y contó con el apoyo de la Dirección de Cultura de
esta universidad, la Universidad de Yale, la Academia Salvadoreña de
Historia, el Consejo Internacional de Museos ICOM, y el Museo Marte,
reuniendo una variada expresión académica en torno a estos hechos.
Datos históricos nos recuerdan que, el 8 de junio de 1524, Pedro de
Alvarado llegó a lo que hoy es Acajutla, en el departamento de Sonsonate,
luego de atravesar el río Paz. Venía de Guatemala, donde había iniciado
un recorrido encomendado por Hernán Cortes, autoridad superior y
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, Iván. p. 161-177
conquistador de México, quien le encomendó expandir el poderío de la
corona española sobre tierras al sur.
Para los pueblos originarios de El Salvador dicha fecha está viva y
consideran que fue “una noche oscura”, una época dolorosa, ya que la
batalla de Acaxual, hoy Acajutla, fue una cruenta lucha entre españoles y
poblaciones nativas, que se enfrentaron con férrea resistencia en defensa
del territorio en cada uno de los pueblos por donde pasaron las tropas
invasoras.
Alvarado venía acompañado y apoyado por guerreros tlaxcaltecas, así
como de otras poblaciones indígenas del sur de México y Guatemala,
que establecieron ciertas alianzas en favor de la corona española. Pero en
esta oportunidad Alvarado sufrió una herida de echa, a cargo de Atonal,
líder indígena nahua-pipil, como se les conocía a pobladores locales de
aquella época, que hizo que el conquistador no completara su misión,
tal y como le había ordenado Cortes. Aunque la gura de Atonal ha sido
prácticamente invisibilizada por la historia ocial, lo cual los pueblos
indígenas de occidente del país consideran negativo, y por ello exigen
profundizar en investigaciones que digniquen al cacique ancestral,
símbolo de la resistencia indígena en nuestro país.
Se han cumplido 500 años de aquella incursión primaria, que continuó
a lo largo de junio de 1524, con el objetivo de los invasores de someter
a más poblaciones originarias, es así que el 13 del mismo mes se dio
la batalla de Tacuscalco, otra población del occidente salvadoreño que
enfrentó a los españoles. Se dice que el día 15 de junio de aquel año, llegó
con sus guerreros a Miahuatlán ubicado en lo que hoy sería el cantón
Los Lagartos de San Julián, siempre en Sonsonate, luego continúo días
posteriores hasta llegar al señorío de Cuscatán (hoy Cuscatlán), donde
también encontró resistencia.
Si bien las batallas al nal favorecieron a los invasores, los pueblos
500 años reiteran que están vivos y “seguimos resistiendo”, externó el
tata Rafael Latin, ex alcalde del Común de Izalco y actual vocero del
primer Consejo Ancestral de los Comunes de los Territorios Indígenas
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, Iván. p. 161-177
(CACTI), al cierre la jornada que tuvo lugar el día sábado 15 de junio de
2024, en la UTEC. El representante de la comunidad indígena, agradeció
a los organizadores el tomar en cuenta una comitiva del Consejo, en
representación de los históricos municipios de Nahuizalco e Izalco, en
el histórico Simposio, donde instó a continuar con este tipo de esfuerzos
que contribuyen a entender la historia y también el tener la oportunidad
de escuchar a la voz de los pueblos originarios, que por generaciones han
tratado de ser silenciados, marginados, excluidos.
También llamó a los demás pueblos del país a unir esfuerzos, y en conjunto
buscar soluciones a sus problemas históricos como la marginación,
explotación, marginación, violencia que ha imperado por siglos.
Ramón Rivas, director de cultura de la Universidad Tecnológica destacó
que el Simposio “es histórico” y ha permitido reunir a importantes
investigadores, dejando una huella importante en el quehacer académico
desde ya, incluso se adelantó que se trabajará un libro conmemorativo
para que las participaciones e investigaciones sean conocidas por toda la
sociedad, no solo la academia.
“Presentamos a consagrados investigadores, historiadores, arqueólogos y
antropólogos, quienes presentan sus investigaciones para poder generar
un enriquecedor debate y conocimiento de hechos históricos”, precisó el
Dr. Rivas.
Y subrayó que hay importantes investigaciones que han sido base de
partida para los alcances que hoy en día se tienen a favor de la historia,
sin repetir los errores del pasado y dando voz a todos los actores
involucrados. Así mencionó el trabajo del arqueólogo estadounidense
Paul Amaroli con su libro: “Arqueología de El Salvador”, los aporte del
Dr. Pedro Escalante Arce, con sus textos: “Tlaxcala en Centroamérica”,
y el trabajo del arqueólogo e historiador Herbert Erquicia, con su
más reciente publicación: “Del señorío de Cuscatlán a la villa de San
Salvador”, entre otros. “Sus investigaciones son los procesos y recorridos
que realizaron tanto los españoles como los grupos prehispánicos en
esta lucha de conquista…los poderosos, los que ganan las guerras son
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, Iván. p. 161-177
quienes han manipulado la historia”, dijo, por lo cual la academia hoy
tiene la responsabilidad de dar respuesta a tanta duda que quedó desde
hace mucho tiempo.
En este punto coincidieron los antropólogos Hugo Díaz, Herbert Erquicia
y el historiador Pedro Escalante Arce, quienes ven la necesidad de
reivindicar el trabajo académico y llevarlo a mejor comprensión de la
población, que al nal es la que requiere de datos para entender el porqué
de nuestro comportamiento como sociedad.
Entre los temas que se abordaron en la jornada están: “Los Conquistadores”,
“Cuscatlán: de lo Pipil a lo Maya”, “La Confederación Izalca: un altepetl
complejo registrado por los tlaxcaltecas en 1524”, “La Arqueología
de Cuscatlán”. Los conversatorios: “A 500 años, reexiones sobre la
Provincia de Cuscatlán desde la historia, la arqueología y la identidad
salvadoreña” y “Las guerras de conquista desde la mirada de la leyenda
negra, de indígenas, de españoles y de la historia crítica”.
Además se presentaron los libros: “Del Señorío de Cuscatlán a la villa
de San Salvador”, y “La Visión de la Conquista”, del antropólogo y
etnohistoriador holandés, Ruud Van Akkeren, con una experiencia de
casi 30 años residiendo entre las comunidades indígenas guatemaltecas.
El simposio cerró con el compromiso de los asistentes y ponentes de dar
continuidad a esta temática, y el seguir incorporando a las comunidades
indígenas para ir ampliando los aportes históricos, y así romper con la
desinformación que en muchas ocasiones se impone desde la ocialidad.
Las ponencias y Conversatorios del Simposio 2024
“La palabra invasión describe lo que pasó en 1524”
El Simposio “Encuentro de dos mundos 1524-2024: a 500 años de
la primera incursión española a Cuscatlán” reunió a importantes
profesionales de diversas disciplinas académicas que intercambiaron
información con sus colegas y público asistente.
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, Iván. p. 161-177
Este encuentro inició con la ponencia virtual de Laura E. Matthew
investigadora y profesora asociada de historia en Marquette University,
EE.UU., autora de “Memorias de Conquista: De conquistadores
indígenas a mexicanos en la Guatemala colonial”, quien compartió de
sus investigaciones la experiencia en torno a la temática de conquista.
“Los Conquistadores” se denominó su conferencia, en la cual recorrió
el tema de los indígenas conquistadores, temática que por 20 años ha
investigado a profundidad. “Para muchos de nosotros la idea de indígenas
conquistadores ya tiene un tiempo de circular, provocando conversaciones
y con signicados diversos…es un tema muy delicado”.
“Es una oportunidad para reexionar sobre el signicado, porque hay
hechos históricos que pasaron, pero también parte de nuestra labor es
la interpretación y esto depende mucho del contexto en que trabajemos”
puntualizó.
Para Matthew es importante tener claro el tema de la Conquista, desde
el punto de cómo se entiende, sobre todo en aquellos que quedaron del
lado de los pueblos que sufrieron la misma, por ello recordó que “para los
pueblos originarios, el signicado de la supuesta Conquista es mucho más
sombrío…por lo cual muchas personas rechazan el término de Conquista
y preeren denominarla una invasión”.
“Como historiadora considero más que esta palabra es la más adecuada
para describir lo que pasó entre los años 1524 y 1540 en Centroamérica”,
opinó, en referencia a que los pueblos nativos de estos territorios, como el
ahora El Salvador, sufrieron la llegada de invasores tanto europeos, en este
caso España; así como de esclavos negros que eran traídos con ellos, y en
su caminar desde México hasta Centroamérica, así como representantes
y guerreros de los pueblos nativos que se aliaron y contribuyeron a la
dominación española.
“El patrón de expansión implicaba en Mesoamérica la aceptación de
una responsabilidad por parte de los vencidos para ayudar a futuras
expansiones territoriales”, todo este proceso en la mayoría de casos era
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, Iván. p. 161-177
acompañado de la codicia, otras formas de hacer guerras entre pueblos
enemigos, y la toma de territorios, entre otros comentó la conferencista.
Y precisaban por ejemplo como: “la esclavitud, por la resistencia de
los Nahuas de la costa y el Altiplano de lo que hoy es El Salvador fue
particularmente terrible”.
Matthew además mencionó sobre las reacciones que se dan a partir de esta
corriente historiográca del indígena conquistador, precisando que en
Estados Unidos, por ejemplo los Latinoamericanos, “evitan enfrentar su
propia historia”, es decir, lo ven como algo ajeno el que se haya cometido
un genocidio contra grupos indígenas, no se interesan en la temática.
Mientras que las “críticas más duras en Estados Unidos provienen de los
Chicanos (mexicanos americanos) y Latinoamericanos”, de acuerdo a la
historiadora estos grupos interpretan que es un “intento de culpar a las
víctimas por sus propias implicaciones”.
Habló de las deslegitimación que se tienen a la herencia ancestral indígena,
se ven con ojos nacionalistas acciones diversas, pero se cuestionan
mecanismos de preservación o intentos de resguardo de su memoria, y
solo se atribuye esto a los vencedores, lejos está el creer que los pueblos
invadidos podían guardar su memoria y luchar por sus derechos.
“Difícilmente le damos un rol activo a los pueblos indígenas…”:
Marlon Escamilla
Marlon Escamilla, en su ponencia: “Cuscatlán: de lo Pipil a lo Maya”
también aborda el tema de la invasión codiciosa, los motivos guerreristas
en diferentes pueblos, las pugnas y diversas situaciones que contribuyeron
a que los invasores sumarán aliados.
“La historia de la invasión tiene importante implicaciones políticas y
sociales…mi postura es que hace 500 años algunos mesoamericanos
hicieron guerra contra otros mesoamericanos, no niego la violencia
excepcional ni la invasión y colonización europea…es una manera de
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
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hacer la guerra por su codicia, su intolerancia religiosa, y los abusos de
las instituciones mesoamericanas y de esclavitud”, comentó.
Pero el investigador aclara que este punto de vista lo hace con la nalidad
de tener en cuenta que “…todos somos conquistadores e indígenas, y
emigrantes…hay que aprender y apreciar la larga y compleja historia para
entender por qué y cómo las alianzas entre indígenas y europeos ocurrieron
en diferentes momentos y lugares, y en precisas circunstancias”.
Además comentó lo referente a las migraciones en el territorio, y cómo
a partir de la erupción de Ilopango el panorama cambió y modicó
el comportamiento de grandes poblaciones. “Una característica del
Posclásico temprano es que termina de una manera abrupta, hay mucha
violencia al nal del Posclásico temprano: sitios destruidos, sitios
quemados…entonces sí hubo un nal violento para esta época” remarcó.
Pero añadió que “no hay un sitio arqueológico que vaya desde el posclásico
temprano hacia el tardío…Zinacantan (sitio) probablemente es un buen
candidato”, lo que se conoce como un peñón ubicado en Tamanique, La
Libertad, y donde se tendría presencia de población pipil, una especie de
muralla natural y fuerte de estas poblaciones.
El trabajo de Escamilla proviene de la zona de la Cordillera del Bálsamo,
zona montañosa en el departamento de La Libertad y donde pueblos
pipiles habrían buscado refugio y resistido ante la presencia de invasores
españoles, que no pudieron ingresar fácilmente a este territorio con altas
elevaciones y propicio para quienes ahí se mantuvieron.
“….Cuando uno ve en esta zona que hay ocupación posclásica muy
densa, uno empieza a hablar del concepto de territorialidad pipil, donde
se estaba ejerciendo el poder, para controlar…interpreto que el patrón de
asentamiento de estos sitios en las partes altas estaban construyendo sitios
no habitacionales, pero de prácticas rituales y muy probablemente las
partes bajas en ese sector se estaban utilizando para prácticas agrícolas o
para zonas habitacionales”, puntualizó, y recordó a la vez que “el punto
más alto es de 1,500 metros sobre el nivel del mar”.
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
Escobar Urrutia, Iván. p. 161-177
“La concentración de pueblos pipiles ubicados en la parte central y
occidental del país, vemos al río Lempa como frontera cultural más o
menos…marcando una territorialidad pipil más o menos”.
Escamilla hizo un recorrido histórico de todo el proceso posterior a la
invasión, pasando por la fundación de la primera villa de San Salvador en
1525, el levantamiento indígena y posterior masacre en 1932, así como
otros hechos hasta la rma de los Acuerdos de Paz, en 1992.
Mencionó que durante el conicto los indígenas se organizaron las
poblaciones indígenas en el país, en la Asociación Nacional de Indígenas
Salvadoreños (ANIS), luego de la rma de la paz, “...ahora existen más
de 30 ong´s, que se autodenominan indígenas cuyo accionar es variado,
muchas de ellas sin embargo reivindican la cultura Maya y no la cultura
Pipil, Lenca y Cacaopera, es decir, ningún grupo indígena actual en el
país es Maya, sin embargo algunas asociaciones dicen representarlos a
ellos y sostienen que hay grupos Chortís en el país”.
Entre las razones por las cuales hoy en día, se orienta la organización
indígena a lo Maya, es a partir de la masacre de 1932, consideró Escamilla.
“El haber negado la cultura Pipil durante por lo menos 60 años, desde la
masacre de 1932 hasta los Acuerdos de Paz, en 1992, hizo que muchos
tomaran como referencia la cultura Maya, iniciando un proceso de
Mayanización, está se maniesta de diferentes maneras, por un lado
ocialmente el gobierno hace referencia a la Cultura Maya en sus
programas e impulsa proyectos de desarrollo turístico como: “La Ruta
Maya” o “El Mundo Maya”, haciendo énfasis en sitios arqueológicos
Pipiles promoviéndolos como sitios Mayas…así mismo utilizan glifos
Mayas para promover el turismo en el país, esta posición ocial
obviamente inuye en la adopción por parte de grupos indígenas de lo
Maya como identitario, olvidándose de lo Pipil, Lenca o Cacaopera”,
explicó.
Realización de rituales con el componente Maya, la adopción por parte de
las organizaciones que velan por los derechos indígenas bajo la identidad
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Histórico simposio reunió a investigadores y profesionales de diversas ramas académicas.
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Maya, oculta la raíz ancestral, en este caso lo propio, lo Pipil, así como
otros lugares, por ejemplo en el oriente, en Cacaopera, “han recibido
formación religiosa Maya y se han convertido en sacerdotes Mayas, que
realizan rituales en lenguas Mayas como el Quiché y el Kachiquel, y
promueven la cultura Maya”.
El factor de la masacre de 1932, es primordial en la falta de conexión
con lo Pipil, lo propio, y a eso se suma que “a través de la historia a los
grupos indígenas no se les ha permitido organizarse, estudiar y conservar
su lengua, practicar su religión (espiritualidad)…”.
Hoy en día otro factor que afecta la conexión con lo propio, y tener
que recurrir a lo Maya, es porque los mayores, las abuelas y abuelos
están muriendo, “la última generación de ancianos ha transmitido estos
conocimientos a sus hijos, pero la generación de los nietos para adelante
esta transmisión se ha truncado”.
Al tiempo que dijo que desde la academia se discrimina, y se valoran
ciertos elementos, siguiendo viendo al indígena como lo otro, lo raro,
“difícilmente le damos un rol activo” a las poblaciones indígenas,
concluyó.
Tacuzcal un sitio arqueológico profanado por el mismo Estado
El arqueólogo salvadoreño, Hugo Díaz participó en este Simposio con la
conferencia: “La Conferencia Izalca: un altepetl complejo registrado por
los tlaxcaltecas en 1524”, un trabajo investigado junto a Julio Alvarado
y David Messana, en el sitio arqueológico Tacuzcalco, en el occidental
departamento de Sonsonate.
Díaz quien además es un conocedor a plenitud de este espacio, pues
trabajó en él y fue una de las voces principales en la denuncia por la
destrucción del mismo, durante la administración anterior, y que dio
paso a la urbanización de uno de los sitios más antiguos en la historia de
poblaciones indígenas de lo que ahora es El Salvador.
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Por tanto, enfatizó que la investigación que se presentó surgió a partir de
esta destrucción, “a pesar de lo que se dice, el caso se ganó en todas y
cada una de las instancias judiciales”, dijo.
No obstante, el Ministerio de Cultura de esta y la anterior administración
(que viene desde 2019), “otorgó los permisos a la empresa” para dar
paso a la destrucción del mismo. “El sitio arqueológico data de mil años,
y terminó costando $450 mil, que no sabemos qué se hizo por falta de
transparencia”, lamentó.
Ya entrando en la investigación Díaz, destacó que la investigación se
basa en el estudio del Lienzo de Tlaxcala, que es un documento hoy en
día valioso para su interpretación, y que apenas son detalles de los que
se conocen, pues no se sabe en total todo su contenido, pues es una gran
información, un registro histórico del comportamiento de las poblaciones
indígenas del tiempo de la invasión.
“Cuando analizamos el Lienzo con el compañero que estábamos
encargados de Tacuzcalco, se jó que Tecpán Izalco tenía un símbolo
distinto a los demás toponímios representados…en un momento él lo
asumió que era un cetro, que es justo lo que aparece como aguja…y
cuando lo comenzamos a ver, vimos que algunas representaciones dentro
del Lienzo de Tlaxcala ostentaban un logo, un símbolo propio”, explicó.
Y añadió que la palabra que representaba el símbolo era: “Tecpán”.
Y se descubren otros elementos propios de Tacuzcalco, “….de ahí,
comenzamos a ver a Tecpán Izalco desde otra mirada, ya no como
una provincia de Cuscatan, sino en su dimensión política y simbólica,
percibiéndolo ya como una Confederación”.
Toda la investigación atraviesa la interpretación o el análisis en torno
a lo Pipil, y recordó que muchas comunidades hoy en día, no gustan
que les denominen Pipiles, “tienen el derecho con base a la autonomía…
pero recordemos que Pipil realmente es la visión del otro, como los
tlaxcaltecas nos observaron, cómo se observaron los pueblos con los que
se vincularon en 1524…los mexicas eran expertos en poner nombres a
otras culturas, y recordemos que los abuelos hablaban como niños, no se
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referían de forma peyorativa sino que se cree se estaban reriendo a que
escuchaban un náhuat mucho más antiguo”.
Dentro de la cosmovisión indígena, Díaz resaltó que Tacuzcalco es un
poblado ubicado al sur, y en los pueblos indígenas el sur, es el lugar de la
abuela agua, un elemento sagrado y respetado. “lo que se está planteando
es que el Huey altepetl o Altepetl, complejo de la confederación era
Tecpan Izalco, Tacuzcalco correspondería al conjunto sur, era su altepetl
y lo que sería el Achotlan era una parcialidad”, puntualiza.
Una investigación que evidencia el desprecio al origen de Cuscatlán
o Cuscatan
El antropólogo Carlos Flores Manzano, brindó la conferencia: “ La
Arqueología de Cuscatlán”, una investigación que recorre los lugares
de origen de lo que hoy es el gran San Salvador, y cómo en el tiempo
esta zona ha ido urbanizándose y dejando atrás la evidencia única de
presencia humana en siglos pasados.
El expositor presentó una fotografía de la zona que hoy es conocida
como “El Plan de la Laguna”, en Antiguo Cuscatlán, zona residencial
pero en su gran mayoría industrial, y que genera millonarios ingresos a
la municipalidad de la zona, pero que también es contaminante y ha sido
la principal zona antigua que literalmente se destruyó, lo poco que queda
las nuevas urbanizaciones acaban con ello.
La fotografía de ayer y hoy, es de la laguna drenada para urbanizar
la zona, y que hoy deja a los investigadores sin signos, sin datos
porque el tiempo va cobrando su factura, y el olvido se apodera de
los nuevos habitantes.
“Para estudiar Cuscatlán, es necesario comprender la dinámica
tectónica y vulcanológica de la zona”, otro elemento que aporta el
investigador, y el cual remarca que la naturaleza también contribuyó
a ocultar ese pasado.
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“Este es un territorio moderno que fue construido por erupciones
volcánicas durante los últimos 2 millones de años…mucha gente se
preguntará por qué no hay dinosaurios en El Salvador, por lo mismo,
porque es un territorio demasiado nuevo. “Lo que logramos encontrar es
fauna del último millón de años, o menos”, precisa.
“En los años 70´s se comenzó a urbanizar más al sur (de la ciudad), y la
zona de Merliot (volcán de San Salvador)…todo esto es importante, para
conocer cuando se tuvieron los principales hallazgos”, comentó.
Una de las cosas que destaca el investigador es que todo San Salvador “es
un sitio arqueológico”, el cual debe ser investigado. “Para comprender
cada uno de los hallazgos hay que estudiar por segmentos y hay que
ver las formas en las que este se pueda interpretar, es un trabajo arduo”,
señaló.
Las erupciones tanto de Ilopango y el Volcán de San Salvador o
Quezaltepeque, ocultan importantes sitios, que por ahora no se tienen
investigaciones, solo ciertos conocimientos.
“La idea es investigar en el futuro, tratando de llegar a lo más profundo
de las ocupaciones de la zona, investigar bien y poner en valor el sitio…
entre las interpretaciones de las estructuras”, subraya en referencia a la
zona de Nuevo Cuscatlán, donde se tienen importantes datos de presencia
de sitios que hoy están siendo destruidos, y tienen conexión incluso con
la región centroamericana.
Libros presentados durante el Simposio
El Simposio dio paso a la presentación de dos importantes libros que
hablan de El Salvador, y otro de poblaciones indígenas de Guatemala.
Ruud Van Akkeren, antropólogo y etnohistoriador radicado desde hace
30 años en Guatemala, presentó su último libro titulado: “Visión indígena
de los conquistadores”, un documento basado en el estudio a profundidad
del lienzo de Quauhquechollan, una narración ancestral, y que da a
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conocer el quehacer y actuar de las poblaciones originarias, en este libro
el profesor Akkeren da detalles y deja en claro su trabajo constante en
favor del registro y documentación de la cultura Maya.
Otra de las investigaciones presentadas, fue el libro de Heriberto
Erquicia, titulado: “Del Señorío de Cuscatlán a la Villa de San Salvador.
Un legado para nuestro país, un legado para todas las generaciones”. El
libro contiene fotografías, información e ilustraciones que recrean ese
proceso desde los orígenes de la ciudad, y cómo deben interpretarse estos
procesos de la investigación académica y documental.
Ambos autores coincidieron en la necesidad de contribuir a la
documentación y registro de los hechos históricos para que las nuevas
generaciones sigan aprendiendo de los orígenes de nuestras poblaciones,
y los desafíos que hoy se enfrentan como sociedades.
CONVERSATORIOS
El Simposio “Encuentro de dos mundos 1524-2024: a 500 años de la
primera incursión española a Cuscatlán” dio paso a dos importantes
conversatorios de académicos que ofrecieron datos, aportes desde la
visión de profesionales salvadoreños que trabajan en la recuperación de
información histórica.
“A 500 años, reexiones sobre la provincia de Cuscatlán desde la historia,
la arqueología y la identidad salvadoreña” y “Las guerras de conquista
desde la mirada de la leyenda negra, de indígenas, de españoles y de la
historia crítica” fueron los temas que se expusieron por los académicos,
presentando diversas visiones desde sus campos de experiencia
profesional.
Pedro Escalante Arce, Heriberto Erquicia y Hugo Díaz, desarrollaron el
primer conversatorio desde sus áreas de trabajo investigativa en torno al
impacto de la invasión en el territorio que ahora es El Salvador.
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Para Erquicia es importante espacios como el Simposio, “en el cual
podemos dialogar, reexionar sobre qué sucedió hace 500 años” y no
quedarse solo en ello sino además entender el impacto causado a toda una
región, no solo a Cuscatlán.
El historiador y arqueólogo salvadoreño, recordó cómo nuestras
sociedades han sido educadas desde la visión de la “Historia de Bronce”,
es decir, “se nos educó pensando que los grandes personajes siempre
fueron en este caso criollos, hombres, militares, sacerdotes, pero no
existían las mujeres, los indígenas, los mulatos, o sea toda esa diversidad
que compone una sociedad…esto nos ha hecho mucho daño”, expuso.
Por tanto, consideró que en los tiempos actuales es necesario, “…, ir
viendo nuevas fuentes o haciendo relecturas a estas fuentes, ir viendo
también algunas fuentes de la memoria, de la tradición oral siempre y
cuando, obviamente hay que hilar muy no”.
El arqueólogo Hugo Díaz complementó el hecho de que hay que explorar,
investigar más otras zonas del país que permitan entender la dinámica y
recuperar así información que contribuya a la comprensión de la realidad
del país, desde sus orígenes y sin maquillajes.
“Es llamativo cómo Cuscatlán comienza a agarrar renombre a partir de
los regímenes militares, a partir de 1932 existe un quiebre, que Cuscatlán
eclipsa a todas las demás localidades, y es un problema…desaprender
500 años no va a ser de un día”, señaló.
Y es que desde el punto de vista de Díaz, la visión de Cuscatlán,
se folklorizó, se utilizó incluso en políticas represivas del pasado,
imponiendo una especie de marca en la sociedad, que lejos de promover
identidad solo se utiliza con nalidades meramente turísticas, sin
contenido histórico. “se les habla del tema de la Mayanización, ahí se
trastocan susceptibilidades fuertes, y si al salvadoreño le decimos ustedes
no son cuscatlecos, podrían ser kukatecos…ahí se les está quitando el
80% de su proceso identitario, el indio Cuscatleco se muere, y la Selecta
ya no se diga”, puntualizó.
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Pero esta adopción de lo cuscatleco, viene de lo que considera fue
la adopción con la primera villa de San Salvador, “ahí adquiere la
validación…olvidando nuestra raíz indígena y basándose solo en la
herencia europea”, valoró.
Todo esto cree que debe desaprenderse a partir de investigación sólida, y
dejando en claro la importancia de lo propio, donde se rescaten hechos,
personas o situaciones propias de las comunidades, no solo promover
elementos “culturales” de forma general e imprecisa como suele hacerse
desde la ocialidad, que no es más que una reproductora del pensamiento
del vencedor, de quienes escribieron y dejaron la “historia”.
Por su parte, el historiador Pedro Escalante Arce en su exposición explicó
la tarea difícil y ardua de la investigación histórica en el país, y sobre todo
los múltiples problemas que se enfrentan a la hora de ejecutar esta tarea,
además que hay que tener claro que la documentación en gran medida se
ha extraviado.
“Este problema de la historia es viejo, esto de la falta de conocimiento,
de discusión es un problema que se viene hablando desde que yo tengo
uso de razón”, dijo.
“Desde la época de la Conquista a la época de ahora hay tanto que
se ha detenido, hay tanto que investigar…me siento contento de las
investigaciones que se siguen haciendo a pesar de que aquí la historia,
ahorita señores, no mucha gente le pone interés y los trabajos de
arqueología están durmiendo el sueño de los justos en estos momentos,
espero que eso termine porque es una barbaridad”, lamentó.
El historiador reiteró que se habla tanto del origen de la fundación de la
primera villa, ya con la llegada de los españoles a este territorio, pero ni
siquiera se puede tener documentación, incluso dijo que ninguna ciudad
en este país cuenta con lo que podría considerarse su “acta de fundación”.
“Hace poco alguien se rerió a la celebración de San Salvador de los 500
años (de fundación), preguntando dónde estaba el acta de fundación…
el acta no le da el nacimiento, hay datos históricos que evidencian la
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fecha…, ninguna ciudad antigua en El Salvador tiene acta de fundación,
todas se perdieron, no hay”, aseveró.
En términos generales remarcó que el Simposio y encuentros como este,
“merece todo el respeto, todo interés porque ahora en estos momentos
ya no es cosa común encontrar reuniones en la cual se puedan hablar
temas de historia, como las que están discutiendo aquí…además entre
profesionales entienden, entre conocedores, me siento honrado de estar
aquí”, concluyó.
En el conversatorio de cierre, estuvo a cargo de los historiadores: María
Eugenia López y Adolfo Bonilla, se habló del tema de “Las guerras
de conquista”, una jornada que sin duda cerró el simposio con amplio
análisis académico que brindó elementos propios para entender el
comportamiento de los conictos entre las poblaciones originarias, y
dejar de lado la visión centrista de los invasores o conquistadores.
“Hablaremos de la interpretación y enfoque historiográcos de las
guerras de conquista”, apuntó López.
Bonilla hizo un recorrido histórico por los diversos conictos bélicos, la
violencia con que estos se desarrollaron y las motivaciones. Además hizo
el estudio comparativo de los orígenes de las poblaciones desde México
hasta el territorio centroamericano, dejando en claro hechos o elementos
comparativos con otros escritos o textos de carácter histórico.
“La interpretación de la Conquista, hay dos elementos nuevos. Siempre
está la pregunta, ¿Cómo fue posible que este grupito de españoles
dominaran a estos pueblos gigantescos? La respuesta es que la Conquista
de México no hay, es la conquista de Anahuác, porque después que se
conquista Tenochtitlán se sigue con la conquista Huasteca, que es parte
baja hasta Guadalajara, y es una guerra feroz, de 50 a 60 años…Pedro de
Alvarado es uno de los mayores asesinos”, indicó.
Incluso la historia en una medida presenta información que no es, por
ejemplo explicó que los mexicas, no es que creían que los españoles eran
dioses, “no es cierto, o si no, no hubieran entrado en la guerra, fue una
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guerra feroz”, acotó. Al igual que esa versión que arma que Tenochtitlán
estaba por caer, “es una visión de los españoles”.
Por su parte, López en su participación subrayó como en los últimos
tiempos la tendencia de investigación está dando paso a indagar “fuentes
indígenas”, así como otros actores claves en generar información que
permita entender muchas situaciones, en particular el tema de los
conictos, donde por lo general se ubica a los indígenas en la parte de lo
salvaje y la violencia, sin registrar sus aportes o conocimientos propios
de una sociedad organizada.
El Simposio es un espacio importante que ha reunido a diversas de voces
académicas “que nos han aportado con sus estudios, investigaciones en
torno a estos acontecimientos de hace 500 años, en esta parte que hoy
conformamos y se llama El Salvador”, concluyó el Dr. Ramón Rivas,
precisando que fue un evento histórico para la UTEC.
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Vaso plomizo Tohil
DIMENSIONES: Alto: 14.1 cm; Ancho: 13.3 cm
Vaso trípode con soportes cilíndricos redondeados con sonajas, base
convexa y paredes convergentes. En la parte superior exhibe una banda
circundante de protuberancias piramidales, bajo esta muestra una banda
circular en relieve, con incisiones de líneas diagonales.
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Museo Universitario de Antropología, MUA
Qué es el MUA
El Museo Universitario de Antropología, MUA, es una institución dedicada a
la difusión del pensamiento cientíco antropológico y del patrimonio cultural
salvadoreño, así como a su conservación. Esto se reeja en las colecciones que
se presentan en sus salas de exhibición permanentes y la temporal y, además, en
las muchas actividades culturales que se realizan según su programación.
Objetivo del MUA
El MUA tiene como objetivo principal promover un espacio cultural perma-
nente para la adquisición de conocimientos estéticos y valores de conserva-
ción, que contribuyan a la formación profesional de la población universitaria
y del público en general y su sensibilización ante estos fenómenos, impulsando
actividades de promoción de los insumos necesarios para la generación de in-
vestigaciones de carácter antropológico e histórico, con el único propósito de
desarrollar y difundir la cultura del país.
Qué es lo que hace el MUA
Difunde, por medio de exposiciones permanentes y algunas temporales, las
diferentes y variadas expresiones tangibles de la cultura salvadoreña.
Investigar, desarrollar y difundir el acervo antropológico del país de una ma-
nera integral, hacia el interior de la comunidad universitaria y del publico en
general.
Genera actividades académicas concretas en la forma de conferencias, semi-
narios, talleres, presentaciones de libros, ciclos de cine, foros, investiga-
ciones antropológicas y arqueológicas y otros, con el único n de educar y
sensibilizar a la comunidad universitaria y público en general.
Conserva el patrimonio cultural.
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Salas de exhibición que conforman el MUA
Para una mejor comprensión, el MUA está distribuido en ocho salas de exhibi-
ción, conceptualizadas así:
Sala conceptual
Sala de proceso y comercialización cerámica
Sala etnográca.
Sala de exposiciones temporales.
Sala cultura productiva
Sala movimientos sociales y cultura migratoria
Sala referentes históricos y cultura política
Sala cultura musical y costumbres.
Servicio de guías
Hay cinco estudiantes de antropología que, con previa cita por parte de los inte-
resados en visitar el museo, ofrecen los servicios de guía. El recorrido es de una
hora y quince minutos.
Ubicación del museo en la ciudad de San Salvador
Calle Arce y 17.ª Av. Norte, 1006,
San Salvador, El Salvador, C. A.
Tels. (503) 2275-8836 y (503) 2275-8837
Fax. (503) 2271-4764
E-mail: museo_utec@yahoo.com
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Vaso Chalate tallado
DIMENSIONES: Alto: 19.5 cm; Ancho: 13.5 cm
Vaso tallado, con estuco blanco y rojo, con base plana, cuerpo curvo
divergente y borde plano. Presenta bandas de estuco blanco al interior y
exterior de la pieza; tiene una banda tallada de posibles pseudoglifos, que
se pintó de rojo con hematites especulares.
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Museo Universitario de Antropología, MUA
Tel.: 2275-8836
Horarios
Lunes a sábado: de 8:30 a.m a 11:30 a.m.
Lunes a viernes: de 1:00 p.m a 4:30 p.m
Correo para solicitar visita guiada:
ana.rosales@utec.edu.sv
(NOTA: Los grupos no deben exceder los cien estudiantes; y durante la visita serán distribuidos
en las diferentes salas de exhibiciones que conforman el MUA.)
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Colaboradores
Carlos Flores Manzano
Arqueólogo
Universidad Tecnológica de El Salvador
Contacto: coresmanzano@gmail.com
José Heriberto Erquicia Cruz
Centro de Investigación
Universidad Pedagógica de El Salvador,
«Dr. Luis Alonso Aparicio»
El Salvador, Centroamérica.
Contacto: herquicia@pedagogica.edu.sv
Margarita Cossich Vielman
Maestra en Estudios Mesoamericanos
Posgrado en Estudios Mesoamericanos.
Universidad Nacional Autónoma de México, México
Contacto: cossichmargarita@yahoo.com
Hugo Vladimir Díaz Chávez
Trabajador de la arqueología
Contacto: tunalkal@gmail.com
Laura E. Matthew
Universidad Marquette
Milwaukee, WI, Estados Unidos de Norte América
Contacto: laura.matthew@marquette.edu
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Mateo Rafael Latín
Ex-Alcalde del Común de Izalco
Representante del “Concejo Ancestral
de los Comunes de los Territorios Indígenas”
CACTI
Contacto: coresmanzano@gmail.com
Iván Escobar Urrutia
Periodista Independiente
Diario Co Latino
Contacto: 74ivanescobar@gmail.com
Ramón D. Rivas
Doctor en Antropología Social y Cultural
Radboud University Nijimegen, Países Bajos
Editor de Revista de Museología Kóot
Dirección de Cultura,
Universidad Tecnológica de El Salvador
Contacto: ramon.rivas@utec.edu.sv
Imagen de portada: adaptación por
Carlos Flores Manzano de la obra
anexa a la “Descripción de la ciudad y
provincia de Tlaxcala” de Diego Muñoz
Camargo (1580). Foja 298b: “Guerra de
Cozcatlan”, cortesia de la University of
Glasgow Archives & Special Collections,
digitalizada por el Proyecto PAPIME
PE405219, Reconstrucción Histórica
Digital del Lienzo de Tlaxcala. Dirección
General de Asuntos del Personal
Académica. Instituto de Investigaciones
Históricas, UNAM.
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Universidad Tecnológica de El Salvador
Dirección de Cultura
Museo Universitario de Antropología, MUA
Pieza del mes
NOMBRE: Olla bícroma
CATEGORÍA: Arqueológico
GRUPO/TIPO: Guazapa Engobe Raspado
PERÍODO: Clásico (250 d.C. – 900 d.C.)
MATERIAL: Cerámico
DIMENSIONES: Alto: 24.7 cm. Ancho: 32.6 cm.
NOVIEMBRE 2024
Olla bícroma, presenta colores crema y rojo con la técnica de engobe raspado
en forma de ondulaciones horizontales; de base continua, borde redondeado,
pestaña labial y dos asas verticales en laterales.
Este tipo cerámico se caracteriza por sus diseños en forma de olas u
ondulaciones, posiblemente, elaboradas raspando el engobe antes de que secara
completamente.
Entre sus formas principales se encuentran: ollas, cántaros, cuencos y
sahumerios. Se asocia a contextos domésticos y funerarios.
El tipo Guazapa Engobe Raspado se encuentra, sobre todo, en el actual occidente
y centro de El Salvador, en sitios como Joya de Cerén y Tazumal.
Glosario arqueológico
Engobe: Finísima capa de arcilla muy diluida, cuyo n primordial es cubrir
las pequeñas fallas en el material producidas por su propia porosidad.
DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Vaso de soporte anular
DIMENSIONES: Alto: 15.6 cm Ancho: 13.5 cm
Vaso bicromo, presenta restos de posible estuco blanco y rojo, con base anular,
silueta compuesta y borde plano. La parte inferior del cuerpo es globular,
presenta decoración irregular de estrías circulares.
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REVISTA DE MUSEOLOGÍA KÓOT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Convocatoria y requisitos para la publicación
de artículos de la revista
Kóot,
de la Universidad Tecnológica de El Salvador
Indicaciones para autores Kóot - Publicación.
Universidad Tecnológica de El Salvador
Ramón D. Rivas. PhD, e mail: museodeantropologia@utec.edu.sv
Criterios generales para la aceptación de artículos
El Consejo editorial de Kóot invita a investigadores, docentes-investigadores,
estudiantes y personal administrativos a que participen activamente con sus
aportes; pueden, además participar como autores de artículos de la revista, pro-
fesionales de Museología, Antropología, Historia, Arqueología, Lingüística y
Arquitectura.
La opinión expresada por los autores son de su exclusiva responsabilidad.
La revista Kóot se reserva todos los derechos legales de reproducción. Los ar-
tículos que se reciben deben ser originales e inéditos, por lo que no deben ser
publicados total o parcialmente en otra publicaciones en período previo a su
publicación en esta revista. La presentación y publicación en fecha posterior
será posible con previa autorización del editor y del autor del artículo.
La recepción de los trabajos no implica obligación de publicarlo ni compromiso
con respecto a la fecha de su aparición.
Envío del artículo
Cada artículo debe contener lo siguiente:
• título, subtitulo (si lo requiere);
nombre, títulos del autor, liación institucional (si lo requiere), correo elec-
trónico;
• resumen del contenido (entre 10 a 15 líneas);
• un ítem con expresiones y palabras claves (cinco a ocho términos);
• introducción y desarrollo;
• conclusiones tácitas o explicitas;
• bibliografía completa y
• otas marginales.
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válido o vía e-mail) a museodeantropologia@utec.edu.sv
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Museo Universitario de Antropología, MUA
Calle Arce y 17.ª Avenida Norte, edicio Anastasio Aquino. 1006,
San Salvador.
• Se recomienda al autor conservar copia de todo material enviado, pues la re-
vista no se responsabiliza por daños o pérdidas.
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1. Debe tener claridad, solidez y sustento bibliográco suciente.
2. Enviar adjunto, o al nal del artículo, un resumen de vida.
3. El nombre que aparecerá en la publicación será el expresado en el artículo.
4. En el caso de utilizar imágenes, como grácos, fotografías o ilustraciones,
éstos deberán ser originales (si los tienen), para obtener calidad al imprimir;
si son tomadas de algún texto o sitio web, deberá colocarse su procedencia.
En el caso que el autor requiera imágenes de apoyo, él asegurará también el
pleno logro del objetivo del escrito.
5. Ni la universidad ni el Comité editorial se comprometen con los juicios
emitidos por los autores de los artículos. Cada escritor asume la responsabi-
lidad frente a sus puntos de vista y opiniones.
6. El Comité editorial se reserva el derecho de revisar cada artículo, y remitir-
lo a árbitros para garantizar su calidad; y si es el caso, sugerir modicacio-
nes. Igualmente puede rechazar aquéllos que no se ajustan a las condiciones
exigidas.
7. Las citas a pie de página se numeran correlativamente y deberán estar estan-
darizadas por cualquiera de las normas antes mencionadas.
8. La bibliografía se incluirá al nal del trabajo, ordenándola alfabéticamente
por el autor.
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Idioma
La revista publica material fundamentalmente en español con los respectivos
resúmenes en español e inglés.
Derechos de reproducción
Cada artículo se acompañará de una carta del autor principal, especicando
que los materiales son inéditos y que no se presentarán a ningún otro medio
antes de conocer la decisión del Comité editorial. El autor debe de adjuntar
una declaración rmada indicando qué tipo de derecho presenta su artículo,
recordando que la universidad sugiere utilizar el tipo de libre acceso; sin olvi-
dar mencionar la fuente. Los derechos de reproducción son propiedad exclu-
siva de la revista Kóot.
Extensión y presentación
El artículo completo no excederá de treinta páginas tamaño carta, escritas a
doble espacio, sin espacios adicionales entre párrafos y entre títulos, en letra
tipo Arial y de tamaño 10 puntos; con márgenes derechos de 3 centímetros, y
márgenes superior e inferior de 4 centímetros; las páginas se enumerarán suce-
sivamente, y el original debe ser acompañado de una copia de buena calidad.
Títulos y autores
Se recomienda pensar en títulos que interesen al lector y que tengan plena rela-
ción con el tema, limitándose a 10 palabras o a no exceder de quince. El conte-
nido debe describirse en forma especíca, clara y concisa, evitando los títulos
demasiado generales.
Inmediatamente debajo del título se anotará el nombre y apellido de cada
autor, la institución donde trabaja cada uno, los títulos académicos y cargos
ocupados; vale aclarar que al resultar dicho artículo seleccionado para ser pu-
blicado, estos datos solicitados aparecerán relacionados al nal de la revista
con el título de “Colaboradores”. Es preciso proporcionar la dirección postal
del autor principal para responder la correspondencia relativa al artículo, o
indicar otra dirección donde pueda llegar un servicio de mensajería comercial,
o su dirección electrónica.
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Resumen de palabras claves
Cada artículo se acompañará del resumen en el idioma en que esté escrito,
además del resumen en español, uno en inglés, no superior a 200 palabras;
para el caso de artículos derivados de investigación, el resumen debe indicar
claramente: 1) objetivos de estudio; 2) lugar y fecha de realización; 3) meto-
dología básica; 4) resultados principales con interpretación estadísticas y 5)
conclusiones principales.
Se debe hacer hincapié en los aspectos nuevos y relevantes. Para artículos dife-
rentes a investigación, el resumen debe contener información relacionada con
los objetivos, la metodología en la cual se apoya, síntesis de la tesis principal, la
interpretación académica, los resultados (si los hubiere) y las conclusiones. No
incluirá ninguna información o conclusión que no aparezca en el texto. No debe
incluir abreviaturas, remisiones de texto principal o referencias bibliográcas.
El resumen deberá permitir a los lectores conocer el contenido del artículo y
decidir si les interesa leer el texto completo. De hecho, es la única parte del
artículo que se incluye, además del título, en los sistemas de difusión de infor-
mación bibliográca. Después del resumen se describen de tres a cinco palabras
claves para nes de indización.
Cuerpo del artículo
Los trabajos que exponen investigaciones o estudios por lo general se dividen
en los siguientes apartados, correspondientes al formato Imryd: introducción,
materiales y métodos, resultados y discusión. Los trabajos de actualización, re-
exión y revisión bibliográca suelen requerir otros títulos y subtítulos acordes
con el contenido.
Notas al pie
Estas deberán ser de acuerdo con la misma norma estandarizada con que tra-
bajen las referencias bibliográcas, debido a que se realizan para identicar la
jación (institución y departamento) y dirección de los autores, algunas fuentes
de información inéditas y dar explicaciones marginales que interrumpen el ujo
natural del texto. Su uso debe ser limitado.
Este revista se terminó de imprimir
en el mes de noviembre de 2025
en los talleres de Tecnoimpresos, S.A. de C.V.
19.ª Av. Norte n.º 125,
ciudad de San Salvador, El Salvador, Centroamérica
“El éxito de un museo no se mide por el número de
visitantes que recibe, sino por el número de visitantes
a los que ha enseñado algunas cosas, no se mide por
el número de objetos que expone, sino por el número
de objetos que los visitantes han logrado aprender en
su entorno humano, no se mide por su extensión sino
por la cantidad de espacio que el público puede de
manera razonable recorrer en aras de un verdadero
aprovechamiento. Eso es el museo.”
Georges Henri Riviére
Revista de Museología Kóot
2025 Año 15, n.º 17
ISSN 2078-0664
E-ISSN 2307-3942
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“El éxito de un museo no se mide por el número de
visitantes que recibe, sino por el número de visitantes
a los que ha enseñado algunas cosas, no se mide por
el número de objetos que expone, sino por el número
de objetos que los visitantes han logrado aprender en
su entorno humano, no se mide por su extensión sino
por la cantidad de espacio que el público puede de
manera razonable recorrer en aras de un verdadero
aprovechamiento. Eso es el museo.”
Georges Henri Riviére
Revista de Museología Kóot
2025 Año 15, n.º 17
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