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REVISTA DE MUSEOLOGÍA OT, 2025 AÑO 15, n.º 17, ISSN 2078-0664, ISSNE 2307-3942, ISNI 0000 0001 2113 0101
Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
Después de Ilopango: La arqueología urbana
de Cuscatlán, en los Periodos Clásico
y Posclásico El Salvador
After Ilopango: The urban archaeology of Cuscatlán,
during the Classic and Postclassic Periods, El Salvador
Carlos Flores Manzano
0000-0001-7278-0286
Arqueólogo
Estudiante Doctoral
Yale University
carlos.oresmanzano@yale.edu
Fecha de recibido: 11 de octubre de 2024
Fecha de aceptación: 2 de diciembre de 2024
DOI: https://doi.org/10.5377/koot.v1i17.18986
URI: http://hdl.handle.net/11298/1373
Resumen
Desde 1978, cuando Paul Amaroli identicó formalmente un yacimiento
arqueológico tras un hallazgo fortuito en los alrededores de la Finca
La Esmeralda en Antiguo Cuscatlán, se puede considerar que ese año
marcó el inicio ocial de las investigaciones arqueológicas en el Sitio
Arqueológico Cuscatlán. En las siguientes líneas, se abordarán los
descubrimientos realizados al sur del Área Metropolitana de San
Salvador desde la perspectiva de la Arqueología Urbana —o, por qué
no, la “Arqueología del Desarrollo Urbano Moderno”— destacando la
ocupación durante los períodos Clásico Tardío, Posclásico Temprano y
Posclásico Tardío (431/539-1524 CE). Esto se debe a la densidad de sitios
arqueológicos previos a la erupción de la Caldera de Ilopango, durante
los períodos Preclásico Medio, Preclásico Tardío y Clásico Temprano,
aunque estos últimos no son el objeto del presente estudio. Asimismo, se
presentarán fotografías inéditas de las excavaciones y una reconstrucción
hipotética del conjunto arquitectónico principal, así como el estado actual
del sitio.
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Palabras clave:
San Salvador (El Salvador) - Arqueología - Investigaciones
Área metropolitana de San Salvador (El Salvador) - Historia - Siglo XIX-
XX - Antiguo Cuscatlán sitio (El Salvador) - Excavaciones arqueológicas
- Civilización antigua - Restos arqueológicos - Monumentos históricos.
Abstract
Since 1978, when Paul Amaroli formally identied an archaeological site
after a fortuitous nd in the vicinity of La Esmeralda Farm in Antiguo
Cuscatlán, that year can be considered to mark the ofcial beginning of
archaeological investigations at the Cuscatlán Archaeological Site. In the
following lines, the discoveries made to the south of the Metropolitan
Area of San Salvador will be discussed from the perspective of
Urban Archaeology —or, why not, the “Archaeology Modern Urban
Development”— highlighting the occupation during the Late Classic,
Early Postclassic, and Late Postclassic periods (431/539-1524 CE). This
focus is due to the density of archaeological sites prior to the eruption of
the Ilopango Caldera, which occurred during the Middle Preclassic, Late
Preclassic, and Early Classic periods, although the latter will not be the
subject of the present study. Likewise, unpublished photographs of the
excavations and a hypothetical reconstruction of the main architectural
complex, as well as the current state of the site, will be presented.
Keywords:
San Salvador (El Salvador) - Archaeology - Research.
Metropolitan area of San Salvador (El Salvador) - History - 19th - 20th
century - Antiguo Cuscatlán site (El Salvador). Archaeological excavations.
Ancient civilization. Archaeological remains. Historical monuments..
1. Introducción
El Área Metropolitana de San Salvador posee una ocupación humana
antiquísima y diversa, en el presente documento nos centraremos en los
hallazgos arqueológicos al sur del Área Metropolitana de San Salvador,
en los alrededores de las denominadas Lomas de Candelaria, Loma
del Tacuazín y el Cerro del Caballito, siendo el rasgo topográco más
importante la Laguna de Cuscatlán actualmente conocida como Plan de
La Laguna, los cuales por su geografía y fertilidad del suelo los hicieron
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propicios para el desarrollo de asentamientos humanos durante por lo
menos los últimos 3000 años.
Este es el lugar de ocupación del Cuscatlán Histórico (Flores Manzano
2019; 2024), registrada por primera vez en un documento histórico en
la Crónica Xajil o Anales de los Cakchiqueles (Restall 2010:196) como
“Cuzcatan” para 1524 (Nahuatizado) (Recinos 1980:117-118), registrada
por Pedro de Alvarado (Alvarado en Kurtz 1913:18-20) en su segunda
carta de relación del 28 de Julio de 1524 como la “Ciudad de Cuxcaclan”,
lugar donde habitaban los “Señores de Cuxcaclan” (Alvarado 1524 en
Kurtz 1913:18-20); según el acta del Cabildo de Guatemala del 6 de
mayo de 1525, en la que Pedro de Alvarado se lamenta la imposibilidad
de celebrar el cabildo debido a la ausencia del regidor Diego de Holguín,
el cual “…se ha ido “a vivir y permanecer en la villa de San Salvador, de
la cual es alcalde…” (Lardé y Arthes 1925:37-38).
Fig.1. Sitio Arqueológico Cuscatlán, Mapa LIDAR, debido a la densidad del desarrollo urbano
solo es útil para análisis arqueológicos la topografía del mismo, Imagen proporcionada por el
MARN 2024, procesada con ARCGIS Pro, Licencia de Yale University.
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Para 1526 denominada como “Provincia de Cuzcatlán” según la Crónica
de la Santa Provincia de Chiapas y Guatemala de Fray Francisco Vázquez
de Herrera (Lardé y Arthes 1925:37), siendo la segunda fundación de la
Villa de San Salvador de 1528, la cual para 1532 era denominada como
la “Villa de San Salvador” (Gall 1968 en Amaroli 1986) según la mal
llamada Relación Marroquín , la cual según Amaroli (C.P. 2018) debería
de llamarse “Relación de la villa de San Salvador Cuscatlán”, “…lo cual
se aproxima más a la verdad: fue hecha en (la villa de) San Salvador,
bajo la supervisión del cura, puesto en tinta por su escribano, y son las
palabras vivas de unos 50 de sus residentes… (C.P. Amaroli 2018), por
ejemplo, todavía en el siglo XVII se conoció en otras latitudes como
“San Salvadorou Cuscatlán” (en este caso en francés), así en 1749 según
el Mapa de George Anson en el cual describe “Le Cote de la Mer du Sud”
en su Libro Voyage Autour du Mond. Así también el otrora lugar donde
estaba la Ciudad Prehispánica de Cuscatlán paso a llamarse “Santos
Inocentes de Cuzcatan” por lo menos, desde 1737 (Amaroli 1986:17-18).
La ocupación arqueológica del Sitio Antiguo Cuscatlán fue formalmente
identicada el 16 de febrero de 1978 por Paul Amaroli (1978:1), en la zona
donde hoy se encuentran el Centro de Retiro San Ignacio de Loyola, la
Finca La Esmeralda y el Complejo Deportivo de ANDA. Posteriormente,
en 1994, se documentó el descubrimiento de estructuras al oeste del lugar
original, aunque estas fueron destruidas para dar paso a urbanizaciones
como Residencial Villas de Cuscatlán y Residencial Quetzalcóatl (Flores
Manzano 2019:217).
Sin embargo, los registros arqueológicos formales no implican que
no se hubieran encontrado vestigios en el sur del Área Metropolitana
de San Salvador en épocas anteriores. Ya a mediados del siglo XIX,
Ignacio Gómez Meléndez había identicado montículos y excavaciones
en lo que luego se conocería como “Cuscatlán el Nuevo” en 1858, hoy
llamado Nuevo Cuscatlán (Gómez Meléndez 1860:320). Asimismo,
Guillermo Dawson también registró hallazgos en la zona (Dawson
1890:32), y durante el siglo XX, Atilio Peccorini documentó la presencia
de materiales arqueológicos (Peccorini 1913:176). En 1915, Herbert
Spinden propuso los límites de la ocupación Pipil en Cuscatlán (Spinden
1915:447).
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Ese mismo año, Pedro S. Fonseca, en su “Prontuario Geográco y
Estadístico de la República de El Salvador”, relata que Antiguo Cuscatlán
fue la antigua capital del reino o señorío de Cuscatlán, situada a 8 km al
suroeste de San Salvador. Fonseca también menciona la existencia de
túmulos o sepulcros indígenas y describe una hoya que antes fue una
laguna volcánica, la cual se secó tras el terremoto de 1873. En el terreno
donde estuvo la laguna, se encontraba el ingenio de la familia alemana
“Dheininger” (Fonseca 1915:12), propiedad que Fedor Deininger heredó
de Francis Bogen, dueño original de la Finca Montecristo. El más
conocido de esta familia fue Walter Thilo Deininger, quien asumió el
control de las tierras en 1911.
Fig.2. Dibujo de una pieza cerámica, realizada por Walter Lehmann en 1917, parte de la
Colección Deininger (Gobel 2009:9).
Durante este periodo, el etnólogo alemán Walter Lehmann, discípulo de
Eduard Seler, visitó El Salvador. Como era habitual entre los viajeros
alemanes de nales del siglo XIX y principios del XX, Lehmann llegó al
lugar conocido como “Puerta de La Laguna” o “Plan de La Laguna”. Allí,
Walter T. Deininger le mostró las curiosidades arqueológicas halladas en
su nca, lo que llevó a Lehmann a dibujar una de las vasijas Copador
encontradas en La Laguna. Posteriormente Jorge Larde y Arthes “El
Sabio” (A no confundirse con Jorge Larde y Larin su hijo) discute los
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documentos históricos como las Cartas de Relación de Pedro de Alvarado
y hace las primeras interpretaciones históricas con fuentes sobre el
devenir del Sitio Cuscatlán (Lardé y Arthes 1925:15), ulteriormente John
M. Longyear III en 1944 registra someramente los materiales culturales
que han surgido en la Puerta de La Laguna (Longyear y Boggs 1944:76)
(Lardé y Arthes 1950:39).
A continuación, se da el hallazgo y el registro de parte del Sitio Cuscatlán
en 1978, así como el descubrimiento de más tiestos en la Puerta de La
Laguna en 1980, estos hallazgos dan pie a que, en 1985, Paul Amaroli
realice un reconocimiento supercial en la zona, en el cual delimita
un área con altísimo potencial arqueológico supercialmente. En el
presente documento se discutirá la prospección supercial de Amaroli
de 1985, las zonas arqueológicas denominadas Cumbres de Cuscatlán,
Madreselva y Nuevo Cuscatlán, en las ocupaciones ocurridas posterior
a la erupción de Ilopango entre el 431-539 CE (Dull et al 2019; Smith
et al 2020) y la Guerra de Cuzcatlan en Junio de 1524, es decir entre
los Periodos Clásico y el Protohistórico, así también se aportarán
fotografías inéditas de mapas y algunas excavaciones en el marco de la
arqueología urbana.
2. Generalidades
La Zona Arqueológica de Cuscatlán se encuentra en el Valle de San
Salvador, abarcando áreas conocidas como “Sabanas tropicales cálidas
- tierra caliente - planicies internas en las alturas” y “Sabanas tropicales
cálidas - tierra templada - planicies altas y faldas de montañas” (MARN
2015:19). Estas zonas se sitúan entre los 1812 metros sobre el nivel del
mar (msnm) en la cima del Volcán de San Salvador o Quezaltepec, y
los 512 msnm en el Río Las Cañas, Soyapango. La principal área de
ocupación prehispánica se encuentra entre los 512 y 900 msnm, con una
temperatura promedio de 22 a 28°C, en lo que se conoce como planicies
internas (Información extraída de http://www.snet.gob.sv/meteorologia/
climaelsal.htm). Además, la precipitación anual promedio entre 2011 y
2015 osciló entre 1653 mm y 2780 mm (MARN 2015:19).
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2.1. Actividad volcánica y estratigrafía
La Zona Arqueológica de Cuscatlán se encuentra delimitada al norte y
noroeste por el Complejo Volcánico de San Salvador (SSVC, según sus
siglas en inglés) (Ferres et al 2011), al oeste y suroeste por la Cordillera
del Bálsamo, y al sur del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS)
por varios conos de escoria. Hacia el este se encuentra la Caldera de
Ilopango, cuyas erupciones sucesivas han incrementado la profundidad
del suelo en esa región. Este conjunto de formaciones volcánicas ha dado
lugar a suelos profundos y fértiles, principalmente clasicados como
andisoles (MAG 2012:54), los cuales se caracterizan por su origen en
cenizas volcánicas, estructura granular, textura franca y color oscuro.
Estos suelos tienen una alta productividad, lo que los hace ideales para
la agricultura intensiva (Carias et al 2004:149). Además, la zona cuenta
con áreas de recarga hídrica, lo que ha hecho del Valle de San Salvador
un lugar propicio para el desarrollo de diversas civilizaciones a lo largo
de los siglos.
3. Hallazgos fortuitos 1978-1984
Se identica formalmente al Sitio Antiguo Cuscatlán el 16 de febrero de
1978, debido a un hallazgo fortuito durante la construcción del Tanque de
ANDA y el Centro de Retiros San Ignacio de Loyola, Amaroli (1978:1-
2), describe el sitio como un depósito de desechos domésticos que
contiene hojas prismáticas y núcleos de obsidiana, tiestos de cerámica
tosca y al menos una mano de moler. Así también en un corte de camino,
observo tiestos a profundidades de entre 10 y 70 cm, junto con manchas
de tierra quemada. Se recolectaron tiestos, un soporte egie de vasija y
fragmentos de obsidiana, el área examinada durante el recorrido fue muy
pequeña de 100x100 m.
Para 1980 gracias a datos del señor Cerna y el apuntador Méndez, es que
se registra el sitio arqueológico “Antiguo Cuscatlán” en el registro del
Ministerio de Cultura “...en la nca Santa Elena en las raíces de Nuevo
Cuscatlán, en terrenos de los Guirola a nueve cuadras de Ayagualo,
Cantón el Triunfo, en terrenos de Roberto Parker, se hallaron tiestos...”
(Méndez 1980:2).
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4. En la Búsqueda de Cuscatlán: Prospección cientíca 1984-1985
Entre diciembre de 1984 y febrero de 1985 (Amaroli 1986:81) se gesta
el “Proyecto Cuscatlán”, este estudio arqueológico nace, debido a la
amenaza por las nuevas urbanizaciones que se extendían en ese momento
hacia el sur, contempladas en el Metroplan 2000 (VMVDU 1997:31), el
cual fue propuesto en 1980 por la rma León Sol Arquitectos, este plan
buscaba expandir la ciudad al sur oeste, especícamente en las zonas
de Antiguo Cuscatlán y Santa Tecla, justamente en el sitio que parecía
ser la antigua capital pipil, el Proyecto Cuscatlán buscaba evitar “…la
pronta obliteración de sus posibles restos físicos es una certeza a menos
que se implemente medidas de conservación...(Amaroli 1986:1). El
Proyecto Cuscatlán tenía como objetivo, ante la inminente urbanización
de la zona (Amaroli 1986:1):
“...Recoger las referencias etnohistóricas pertinentes para
Cuscatlán para poder determinar la extensión y otros datos
acerca de su provincia, y la ubicación e índole de su capital. El
próximo paso fue de realizar un reconocimiento arqueológico
en lo que se determinó ser la probable ubicación de la antigua
capital, para así identicar restos prehispánicos de la época
correspondiente, que pudieran relacionarse con Cuscatlán...”
(Amaroli 1986:2).
Este proyecto fue nanciado por el Banco Cuscatlán y administrado
por el Patronato Pro-Patrimonio Cultural (Amaroli 1986:2). En el
mismo se recorrieron 700 hectáreas al sur de Antiguo Cuscatlán y al
Norte de Nuevo Cuscatlán, donde se llevó a cabo un reconocimiento
intensivo, registrándose yacimientos arqueológicos, además de realizarse
recolecciones superciales de materiales diagnósticos (Amaroli 1986:3).
Las hipótesis de trabajo que manejó para conrmar que este lugar
era el Cuscatlán Histórico fueron dos. En primer lugar, el patrón de
asentamiento, basado en el hecho, que para el Posclásico la tendencia
era abandonar las planicies y ubicarse en lugares defendibles, éstos
pueden ser islas y mesetas (Amaroli 1986:77). Estos lugares utilizaron
las defensas naturales como fosos, murallas y portones; las zonas
domiciliares aledañas a las residencias de los nobles albergaba a la gente
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del común. Este tipo de comunidades fue las que Pedro de Alvarado
denominó como ciudades (Amaroli 1986:77).
Fig.3. Área de Prospección supercial, Proyecto Cuscatlán (Amaroli 1986).
Amaroli propone que un centro capital debería de contar con un juego
de pelota con forma de “i”, además que sus zonas residenciales deberían
de poseer plataformas rectangulares con bordes de hileras de piedras
de dimensiones de alrededor de cinco por tres metros y alrededor de 50
centímetros de altura, las cuales poseerían ranchos perecederos sobre
estas (Amaroli 1986:78).
La segunda hipótesis es la ubicación proporcionada por los datos
etnohistóricos, que la colocarían en las cercanías del actual Antiguo
Cuscatlán (Amaroli 1986:79).
La metodología utilizada fue un reconocimiento arqueológico intensivo,
mediante el recorrido en transeptos de entre 20 y 30 metros, examinando
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el suelo; cuando se localizaban materiales culturales, éstos se clasicaban
por su abundancia. De estas colecciones se realizaron 49 (Amaroli
1986:82). En este recorrido pedestre, fueron identicadas plataformas
prehispánicas cuyas piedras habían sido desplazadas por el ahoyado
para cultivar café y por la erosión (Amaroli 1986:82).
Fig.4. Distribución de Materiales Culturales en el Área de Estudio (Amaroli 1986).
Entre los principales resultados arrojados por esta investigación fue el
reconocimiento de restos muy extensos cercanos al cráter de la Laguna,
además hacia el sur del municipio de Antiguo Cuscatlán se identicaron
terrazas naturales con abundante material cultural identicado; entre este
material se encontraban “...tiestos, navajas prismáticas de obsidiana,
ocasionales fragmentos de manos, metates y piedras “donut” y algunas
plataformas de probable uso residencial... (Amaroli 1986:83), así
también durante el reconocimiento, el autor recabó testimonios sobre
hallazgos arqueológicos en la construcción de la Escuela Walter
Thilo Deininger, así como durante el proceso de urbanización de las
residenciales La Sultana y Jardines de Guadalupe (Amaroli 1986:81).
Al sur, sobre las lomas se identicaron distintos lugares con diferentes
densidades de material, de los cuales destacaba un sitio con una “...
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plataforma elaborada con bloques cortados de talpetate... ...su dramática
ubicación en una cima elevada...” (Amaroli 1986:84).
Se identicaron materiales históricos como arranques de ranchos sobre
una colina al sur. Entre otros hallazgos se registraron las ruinas de un
trapiche mezclada con materiales prehispánicos del siglo XIX (Amaroli
1986:84), probablemente el trapiche fundado por Francisco Bogen en
1864 (Fernández y Chávez 2018).
Sobre las estructuras identicadas se menciona el hallazgo de 8
plataformas de uso probablemente residencial, en áreas con materiales
culturales exclusivos del Posclásico. Entre estas había dos grupos de 2
y 3 plataformas y habían 3 plataformas individuales aparte (Amaroli
1986:85). Estas median entre 2x3 y 3x5 metros, cuya altura equivalía
al nivel de las rocas (Amaroli 1986:85). Este tipo de plataformas son
similares a las reportadas por Amaroli (1979) en Atempa Masahua y por
Fowler en Cihuatán (Fowler 1981 en Amaroli 1986:85-86).
Entre los materiales del Posclásico se identicó Cerámica del Grupo
Joateca, los cuales resultaron ser comunes en la recolección supercial,
principalmente en la variedad Joateca Estriada, variedad Joateca “...
distinguida por las estrías horizontales irregulares en las paredes
exteriores de ollas, con paredes “recurvadas” y asas de correa
horizontales... (Amaroli 1986:88). La misma era similar al grupo
Granadillas del Valle de Zapotitan descrito por Marilyn Beaudry
(1983:175) (Amaroli 1986:86). Amaroli considera este tipo cerámico
como el más conable de su investigación.
Igualmente, se logró identicar cerámica beige bruñida y cerámica rojo
sobre beige bruñida, las cuales pertenecen a un mismo grupo cerámico,
cuya diferencia radica en la ausencia o presencia de diferentes motivos
pintados en color rojo (Amaroli, 1986, Pág. 89). Este tipo cerámico
posee características que lo relacionan con el grupo cerámico Marihua,
aunque con varias diferencias. Este material es exactamente similar al
recolectado en el sitio Madre Tierra en Apopa (Amaroli 1986:90), lo
cual convierte este tipo cerámico como otro marcador del Protohistórico.
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De la misma forma, fueron encontrados fragmentos de Comales
relacionados a la cerámica Joateca, las cuales poseían como características
ser “...planos con bordes en forma de “coma”, bruñidos en su lado superior
y dejados sin bruñir en el otro...(Amaroli 1986:90). Este tipo de comales
son identicados desde el Posclásico Temprano (Amaroli 1986:90).
Entre los elementos líticos encontrados están los metates tabulares de
piedra volcánica escoriacea, clasicados con y sin bordes laterales, los
cuales han sido encontrados en contextos Posclásicos en Chalchuapa
(Amaroli, 1986, Pág. 91). Además, fueron identicadas puntas bifaciales
de obsidiana manufacturadas en una navaja prismática. Es digno de
subrayar, que un ejemplar fue encontrado en el campo de la Escuela Walter
Thilo Deininger, con procedencia de Ixtepeque (Amaroli 1986:91).
Del período Clásico Tardío se lograron identicar policromos Arambala
y Salúa conocida también como Babilonia; “...jarras con borde exterior
reforzado en un ángulo agudo...” (Amaroli 1986:91) y una mano
planoconvexa de piedra volcánica escoriacea (Amaroli 1986:91).
Entre los materiales históricos encontrados están tejas, ladrillos,
cerámica vidriada “Quezaltepeque”, “cream ware”, porcelana pintada a
mano inglesa, entre otros (Amaroli 1986:94-96).
Para esta investigación, estaba ausente material marcador del Posclásico
temprano, con un vacío entre el Clásico Tardío y el Protohistórico
(Amaroli 1986:97). Además, señala la ausencia de cerámica Plomiza
Tohil (Amaroli 1986:100). Cabe destacar el hecho que no se realizaron
excavaciones en esta investigación.
De igual forma, Amaroli al comparar este sitio con Atempa Masahua, en
Metapán, inere que la densidad de viviendas en esta zona sería de 340
residencias en las 85 hectáreas en las que se identicó material cultural,
sumando la zona de La Sultana y Jardines de Guadalupe serían alrededor
de 680 residencias (Amaroli 1986:101). Basado en estas inferencias se
calculan 5,600 personas para la población de Cuscatlán, cercano a las
6,500 personas registradas en las fuentes etnográcas registradas en esta
región en la Relación Marroquín (Amaroli 1986:102).
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Amaroli concluye de la siguiente forma:
“...Puesto que Cuscatlán era la única comunidad del período
Protohistórico reportada en la vecindad del área de estudio,
y dada la correspondencia notada arriba en las poblaciones
estimadas, se concluye que los restos arqueológicos bajo
discusión representan parte de 1a zona residencial de
Cuscatlán. Se esperaba identicar los restos del “núcleo élite”
de Cuscatlán dentro del área de estudio” Se anticipaba que
esto incluiría las ruinas de las residencias de los gobernantes
(“palacios”), pirámides pequeñas y por lo menos una cancha
del antiguo juego de pelota. No se localizó indicios de un
núcleo élite en el reconocimiento arqueológico. Hay varias
posibles explicaciones por su aparente ausencia en el área de
estudio, pero la más favorecida es que había sido destruido por
la amplia urbanización de Antiguo Cuscatlán y las colonias
aledañas...” (Amaroli 1986:114).
5. El n de la guerra y el boom urbanístico: Rescate en Madreselva,
1992
Las investigaciones en Madreselva, comenzaron posterior a la denuncia
de un hallazgo fortuito, el cual concluyó en un rescate arqueológico el
6 de febrero de 1992. Posterior a esto se planearon las excavaciones
pertinentes a esta zona, en la cual se había realizado una prospección
supercial entre noviembre de 1984 y febrero de 1985 por Paul Amaroli
(Amaroli 1992:1).
En esta denuncia, un arquitecto informa sobre el hallazgo de materiales
arqueológicos durante las obras de terracería (Amaroli 1992:2). De estas
obras se lograron identicar, varias piezas, aparentemente cuando se
abría la calle Conchagua Oriente hacia el este:
“...Nuestra inspección resulto inmediatamente en la
identicación de cuatro entierros con piezas, expuestas en un
corte de bulldozer y luego después muchos hallazgos más...”
(Amaroli 1992:2).
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en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
El rescate arqueológico formal comenzó en la urbanización Madreselva
el 17 de febrero de 1992 y estuvo bajo la dirección del arqueólogo Paul
Amaroli. En estas investigaciones se documentaron rasgos arqueológicos
no esperados basados en la prospección realizada en la década de los 80, los
cuales están fechados entre el Clásico Tardío y el Protohistórico (600 a 1524
d.C.) (Amaroli 1992:1). Estos rasgos se pueden clasicar de esta manera:
“...unos 22 entierros humanos, más de 65 piezas cerámicas, 8
estructuras pipiles (incluyendo “palacios” y templos), Vestigios
de numerosas viviendas comunes...” (Amaroli 1992:1).
La información arqueológica obtenida en este lugar para el
Posclásico,
Amaroli la calica de novedosa, dado que proporcionó más información
sobre la capital nahuat-pipil que no se conocía (Amaroli 1992:1). Además,
se proporcionó información sobre una aldea muy probablemente maya
contemporánea a San Andrés y a Joya de Cerén, es decir, del Clásico
Tardío, la cual para 1992, era información con la que no se contaba para
el área de San Salvador (Amaroli 1992:1). Amaroli discute que en estas
investigaciones se perdieron dos áreas donde existía arquitectura pipil -
estas se encontrarían en la Urbanización Santa Elena - de las 80 hectáreas
registradas en 1986. A la vez propone que todavía existían áreas de interés
arqueológico para ese año, en las ncas La Esmeralda y Montecristo al
este de Madreselva (Amaroli 1992:2).
Fig.5. Vista en planta de las 8 estructuras identicadas en la Urbanización Madreselva en 1992,
el Grupo 1 se ubica a la izquierda de este esquema y el Grupo 2 a la derecha (Amaroli 1992:7).
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Ya para 1992 Amaroli propone que debería de existir una coordinación
con la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural a la hora de aprobar
la edicación de loticaciones (Amaroli 1992:2), dado que esta
coordinación, en ese entonces, ya había condenado y destruido varios
sitios en El Salvador. La urbanización Madreselva tiene una extensión
de 120 manzanas, de las cuales se propone que el sitio arqueológico se
extendía hacia el este y el sureste (Amaroli 1992:2).
5.1. Descubrimientos en Madreselva, Período Clásico Tardío (600-900 d.C.)
Para el período Clásico Tardío (Amaroli 1992:2), se registran los primeros
hallazgos en esta investigación. Cabe recalcar que para 1992 no se excavó
el estrato de TBJ, el cual en esta zona tiene alrededor de 10 metros de
profundidad, por lo tanto, no se logró alcanzar el estrato con ocupación
del Preclásico Tardío o Protoclásico y mucho menos al Preclásico Medio
bajo el estrato de la erupción de La Laguna de Cuscatlán o Tefra Cuzcatan
(Amaroli 1987).
Durante este período, una aldea de alrededor de 50 hectáreas, o más,
se localizaba alrededor del Plan de la Laguna, la cual consistía en
casas fabricadas como ranchos de bahareque, de los cuales fue posible
identicar una casa que fue quemada (Amaroli, 1992, Pág. 2). En las
inmediaciones de las casas se cavaban agujeros, los cuales se rellenaban
con basura, identicada en forma de tiestos de cuencos y ollas quebradas,
fragmentos de herramientas de obsidiana, fragmentos de gurillas, y,
distintos materiales perecederos como frutas y verduras ,de las cuales
solo se identicaron sus semillas, algunas carbonizadas, entre estas de
aguacate, cacao, ayote y maíz (Amaroli, 1992, Pág. 2), cuyos materiales
culturales son el testigo de la forma de vida de los antiguos habitantes
del Clásico Tardío de esa zona, muy probablemente de liación maya.
Además de cavar agujeros a forma de basurero, los habitantes del Clásico
Tardío, en las inmediaciones de sus viviendas, enterraban a sus muertos,
siendo ésta una costumbre muy difundida y normal en Mesoamérica
(Amaroli, 1992, Pág. 2).
Sobre estos entierros, Amaroli los describe encontrados en posición
estrechamente exionada o “posición fetal” (Amaroli, 1992, Pág. 3), con
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su cabeza orientada al norte, en la cual se ve reejada su cosmovisión.
Además, estos entierros estaban ataviados con ofrendas a los lados del
difunto, las cuales estaban compuestas por comida y bebida colocada
en diferentes recipientes cerámicos, entre otros artefactos, como por
ejemplo una “perfumera” con pintura roja, pitos o una cuenta de jade
(Amaroli, 1992, Pág. 3).
Estos entierros encontrados, fueron identicados dentro del estrato de
tierra blanca, conocido como TBJ (Tierra Blanca Joven), la cual posee
propiedades ácidas, por lo que deshacen los restos óseos. En este sentido,
la mayoría de los entierros identicados consisten en la ofrenda y una
mancha en la tierra de lo que muy seguramente eran los restos óseos
del difunto (Amaroli 1992:3). Amaroli estima que dado a la densidad
de entierros en un área pequeña, se estimaría que existen cientos de
entierros en las inmediaciones acompañadas de miles de piezas cerámicas
completas (Amaroli 1992:3). Además, propone que el grupo étnico del
Clásico Tardío es el mismo que habitaba en Joya de Cerén, San Andrés
y el valle de Zapotitán, emparentado con los habitantes de Chalchuapa
(Amaroli 1992:3). Amaroli aduce que era muy probable que hablaran el
mismo idioma, el cual posiblemente era de la familia lingüística maya
(Amaroli 1992:3). A la vez se determina que esta aldea fue abandonada
alrededor del 900 d.C. en el contexto del colapso maya, cuyo efecto
es registrado en todos los sitios arqueológicos del territorio nacional
(Amaroli 1992:3).
5.2. Descubrimientos en Madreselva, Periodo Posclásico (900-1524 d.C.)
Al momento del colapso maya, se dan migraciones desde el centro de
México hacia el sur (Amaroli 1992:3-4). Muchos de estos migrantes eran
de etnia Nahuat, los cuales establecen diversos enclaves en Nicaragua,
Honduras y Guatemala, pero principalmente en el territorio que los
españoles y su ejército de “nativos amigos” denominaron pipiles (Amaroli
1992:4). Amaroli destaca que, para el momento de la invasión española,
Cuscatlán tenía alrededor de 50 pueblos tributarios y su poder cubría un
área aproximadamente de 7,000 kilómetros cuadrados (Amaroli 1992:4).
En el campo político, fue notado y aprovechado por los españoles esta
situación en la cual los habitantes de este territorio se encontraban en
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guerra con los cakchiqueles, los cuales estaban en plena expansión desde
las tierras altas de Guatemala (Amaroli 1992:4). Se propone que Cuscatlán
poseía al menos dos Señores Principales, la cual era una costumbre entre
los nahuas (Amaroli 1992:4). Además, éstos venían de diferentes linajes,
donde cada linaje poseía un territorio en particular, en donde existían los
equivalentes a viviendas élites o casas para gobernar llamados palacios,
que pertenecían a las cabezas de estos linajes (Amaroli 1992:4).
Entre los hallazgos principales del Sitio Cuscatlán, localizado en estas
excavaciones en la Urbanización Madreselva (Amaroli 1992:4), destacan
dos grupos de estructuras pipiles: un grupo interpretado como una zona
ceremonial (Grupo 2) y el otro grupo como el área de habitación o centro
del linaje gobernante o preeminente (Grupo 1) (Amaroli 1992:4).
5.2.1. Descripción del Grupo 1, Palacios
Este grupo de estructuras son interpretadas como Palacios Pipiles y
consisten en una plazuela en la cual se distribuían tres estructuras largas
de 5 por 20 metros, con apariencia de grandes salas, denominadas
estructuras 2, 3 y 4 (Amaroli 1992:4).
En estas estructuras probablemente residía uno de los linajes gobernantes
(Amaroli 1992:4). Amaroli resalta el hecho que este grupo de estructuras
es similar al relatado por el español Fernando González de Oviedo
(Amaroli, Comunicación Personal 2018), el cual describe el pueblo
Nahuat de Tezoatega en Nicaragua (Myers 2007:259), además de
dibujar los palacios, que son similares en dimensiones con los cimientos
de estructura encontrados en Madreselva. Amaroli describe que estas
estructuras fueron encontradas quemadas y localizó varias puntas de
echas alrededor de sus cimientos. En ese momento se consideró muy
arriesgado asegurar que esa quema y esos rasgos de guerra, fuesen
producto de la invasión española o si fueron producto de un evento
previo (Amaroli 1992:4). Además, se encontró en la parte externa de la
estructura 1 un empedrado de talpetate (Amaroli 1992:20). Dentro de
esta estructura se encontraron chunks de horsteno, así como una navaja
de obsidiana verde quebrada y un solo tiesto de cerámica plomiza Tohil
(Amaroli 1992:20).
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5.2.2. Descripción del Grupo 2, Zona Ceremonial
La descripción del Grupo 2 de Madreselva, consiste en cuatro montículos,
cuyas dimensiones máximas poseen 20 metros de diámetro y 2 metros de
altura, las cuales fueron denominadas Estructuras 5, 6, 7 y 8 (Amaroli
1992:5), de las cuales, hasta el 2 de junio de 1992, solo había sido
excavado un montículo, denominado Estructura 5, descrita como una
plataforma cuadrada con gradas de acceso. Ésta sostenía una construcción
de bahareque en su parte superior, la cual muestra evidencia de haber
sido quemada, probablemente era un templo. Esta hipótesis está basada
en el hecho que se encontró el pie de una escultura cerámica (¿Acaso
Xipe Totec?), cuya nalidad pudo ser religiosa (Amaroli 1992:5).
En el interior de esta estructura se identicaron “...dos cámaras
cuidadosamente hechas con bloques. Posiblemente se tratan de depósitos
para ofrendas o tumbas...” (Amaroli 1992:5).
Fig.6. Estructura 5, Madreselva (Amaroli 1992).
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6. El ocaso de la arqueología de Cuscatlán: Rescate en Cumbres de
Cuscatlán 1993-1994
Las investigaciones se llevaron a cabo entre marzo de 1993 y diciembre
de 1994, dirigido por los arqueólogos Guatemaltecos Juan Luis Velásquez
y Bernard Hermes, nanciado por Cumbres de Cuscatlán S.A. de C.V.
(Velásquez y Hermes 1995) ...el proyecto surgió como una respuesta
a la necesidad de preservar información arqueológica en terrenos que
estarían sujetos a urbanización... (Velásquez y Hermes 1995:1). Las
excavaciones se realizaron en un área de 850,000 m2, entre abril de 1993
y mayo de 1994 (Velásquez y Hermes 1995:2).
“...la información recuperada comprende evidencias de
modicaciones al terreno natural, plataformas domésticas,
terrazas de cultivo, área de actividad, edicaciones de piedra
y tierra, cerámica y lítica, que son muestra de ocupación del
lugar en un lapso de tiempo comprende del Preclásico Tardío
(300 a.C.-300 d.C.) al Posclásico Tardío (1200-1524 d.C.)...”
(Velásquez y Hermes 1995:Pág. 2).
Efectuándose 330 operaciones, excavando un área de 1100 m2,
equivalentes al 0.3% del total del terreno (Velásquez y Hermes 1995: 2).
El objetivo general de los investigadores era “...rescatar y estudiar
toda la información posible sobre los habitantes prehispánicos del
área de trabajo, para incrementar los conocimientos sobre la sociedad
que la habito...” (Velásquez y Hermes 1995:2). Estas investigaciones
comprendieron dos aspectos metodológicos: trabajo de campo y de
gabinete (Velásquez y Hermes 1995:3). La investigación se dividió en
cinco sectores, los cuales fueron dispuestos así por la urbanizadora.
En primer lugar, los investigadores hicieron un recorrido pedestre para
reconocer la zona y posteriormente realizaron la excavación mediante
el control de niveles naturales y arbitrarios (entre 10 y 20 centímetros),
mediante pozos y trincheras. Estos pozos poseían un área en promedio
de 1x1.5 metros y las trincheras, aproximadamente, entre 3 y 7 metros
x 1 metro, utilizándose el sistema de muestreo aleatorio y el sistema de
excavación dirigida basado en ejes, análisis de topografía, documentación
por medio de dibujos y documentación fotográca (Velásquez y Hermes
1995:3).
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6.1. Hallazgos Sector I
El Sector I corresponde al área de la Finca La Esmeralda identicada en
1978 por Paul Amaroli, la cual no fue urbanizada, posteriormente en esta
zona se construiría la Residencial Villas de Cuscatlán.
Fig.7. Dibujo Final, Grupo 1, Sector I (Velásquez y Hermes 1995).
Como resultados de las excavaciones en el Sector I, se lograron identicar
diversos rasgos de ocupación cultural, principalmente la presencia de
estructuras denominadas Grupo 1, el cual se describe como dos terrazas de
uso agrícola, talla de TBJ y nivelación con TBJ para construir sobre ellas
viviendas de material perecedero. Ala vez se observaron muros de piedra que
retuvieron el relleno de las plataformas (Velásquez y Hermes 1995:17). Se
dio el hallazgo de cuatro ofrendas en el eje central de la estructura en forma
de “L”. La primera ofrenda contenía seis vasijas policromas en una cavidad
en el piso del patio, cuatro son del grupo copador, uno probablemente del
grupo Arambala y otro del grupo Palmar, procedente de Peten (Velásquez y
Hermes 1995:17), ofrenda del Clásico Tardío.
La segunda ofrenda consistía en una “...olla globular con el cuello
cortado...(Velásquez y Hermes 1995:17). En el interior de esta olla se
encontraron restos dentales de infante (¿entierro?) y una vasija pequeña
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roja. Es posible asociar esta ofrenda a la ofrenda 4, la cual consistía en
...tres manos de piedra de moler fragmentadas a la mitad...” (Velásquez
y Hermes 1995:17) y un metate plano trípode (Velásquez y Hermes
1995:18). Se asigna la misma al período Posclásico. La tercera ofrenda
poseía una “...olla globular de cuello corto...” (Velásquez y Hermes
1995:18), así como ostentaba decoración de tres círculos con pintura
roja sobre ante, fechada para el Clásico Tardío (Velásquez y Hermes
1995:18). Los investigadores concluyeron sobre las exploraciones, que
se identicó ocupación para el período Preclásico Tardío, basadas en la
cerámica obtenida en las Op. 11 y 12. Simultáneamente, se identicó
una plataforma hecha de talpetate en el corte de la calle bajo la TBJ
(Velásquez y Hermes 1995: 18), sin embargo, no fue identicado material
del Clásico Temprano en la estratigrafía (Velásquez y Hermes 1995: 18).
La ocupación del Clásico Tardío se basó en una fuerte actividad
constructiva y ocupacional de la zona, sustentados en el hallazgo del Grupo
Copador del valle del copan y del Grupo “…Palmar Naranja Policromo
propia de las Tierras Bajas Mayas... (Velásquez y Hermes 1995:18),
evidenciando la presencia de una familia o linaje de “extranjeros” de
alto estatus, como parte del repoblamiento posterior a la erupción de
Carlos Flores Manzano
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Ilopango (Velásquez y Hermes, 1995:18). En la ocupación continua del
lugar se aprecia material del Posclásico Tardío asociada al asentamiento
de Cuscatlán mencionado en 1524 (Velásquez y Hermes 1995:18), así
como la identicación de mayólica del período colonial, la cual no fue
analizada (Velásquez y Hermes, 1995:18).
6.2. Hallazgos Sector II
Para el Clásico Tardío se observaron cuencos policromos Copador y
Arambala, así como ollas y cántaros con engobe rojo del Grupo Guazapa
(Velásquez y Hermes 1995:23). Sobre el material recuperado del
Posclásico, fueron identicadas ...vasijas con engobe rojo especular y
cuencos trípodes del Grupo Cuscatlán, así como cántaros sin engobe
con asas verticales y horizontales...” (Velásquez y Hermes 1995:23), no
existe evidencia de estructuras, probablemente destruidas por el uso del
suelo (Velásquez y Hermes 1995:23).
6.3. Hallazgos Sector III
Este sector consiste en una lengüeta de tierra en la que corren dos riachuelos
a los lados (Velásquez y Hermes 1995:24). Es importante mencionar que
esta zona fue determinada con alta densidad de material arqueológico
por Amaroli (1986) en su estudio de 1984-1985. Es interesante el hecho
que esta zona fuese destruida cuando ya se conocía sobre el avance
del proyecto de rescate arqueológico. Muy probablemente existían
estructuras en esta área, dado que se encuentran cerca del Grupo II.
“...se decidió no efectuar ningún trabajo en las zonas verdes que
comprende el sector ya que estas no serán urbanizadas; al igual
que el área de la avenida Olomega en la que el movimiento de
tierra efectuado al momento de iniciar el trabajo arqueológico
ya era de tal envergadura que cualquier evidencia que pudiese
haber existido tuvo que haber sido destruida. El esfuerzo se
concentró por lo tanto en los Polígonos L-1, K-1, J-1, J-2...”
(Velásquez y Hermes 1995:24).
Entre los hallazgos principales fueron notables los Cortés en la TBJ,
así como la colocación de pisos de arena mezclados con TBJ que
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poseían una relación con bloques de piedra, lo cual indica que existió
modicación del terreno para construir viviendas (Velásquez y Hermes
1995:26), conrmándose con el hallazgo de “...bajareque, carbón,
obsidiana, manos y piedra de moler y vasijas en formas de cántaros
y ollas de pasta rojiza y con inclusiones de mica presentando asas
horizontales y formas sencillas...(Velásquez y Hermes 1995:26). De
lo anterior se concluye que la ocupación de esta área basada en los
materiales culturales sugiere un “...asentamiento rural...” (Velásquez y
Hermes 1995:26) del Posclásico Tardío, conocido como Protohistórico
(1250-1524 d.C.) (Velásquez y Hermes 1995:26). Es sospechoso que
para este Sector los autores no presentaron análisis de contextos, ni de
materiales culturales, así como en los sectores I y II. Además, indicaron
casas de habitación, pero no ofrendas asociadas, ni inventario de
materiales completos.
Fig. 8. Contraste entre el Material del Posclásico identicado entre 1984 y 1985 con el Sector
III (sector color rosado) y el material cultural identicado (Amaroli, 1993).
6.4. Hallazgos: Sector IV, Operación 4
En este sector se cubrió un área de 140,000 metros cuadrados, mediante
198 pozos de excavación de 1x1.5 metros y trincheras (Velásquez y
Hermes 1995:27), la topografía de esta zona posee ...lenguas de tierra
rodeadas de barrancas y riachuelos...(Velásquez y Hermes 1995:27).
En éste se identicó una zona con alta densidad de material cultural,
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circunscrito en la zona denominada como Grupo 2, cuya ocupación es
fechada para el Posclásico Temprano (1000-1200 d.C.) (Velásquez y
Hermes 1995:27).
El Grupo 2 fue encontrado a nales de 1993 sobre una colina nivelada y
modicada, cuyas dimensiones abarcan 80x40 metros, abarcando 3,200
metros cuadrados, de forma oval en su eje este-oeste. Posee dos estructuras
sobre ella denominadas 2-1 y 2-2 (Velásquez y Hermes 1995:67).
Fig. 9. Reconstrucción Grupo 2, Estadio II, Vista en Planta, Sector IV (Velásquez y Hermes 1995).
La Estructura 2-1 posee una “...forma alargada y sus dimensiones son
de 17x14x0.80 mts, compuesta por dos cuartos denidos por muros de
piedras amarradas por mortero, un piso de tierra blanca preparada y
paredes de bajareque y debió tener un techo de material perecedero...
(Velásquez y Hermes 1995:67). La misma fue nombrada como “El
Palacio”, debido a que estas estructuras de más de un cuarto poseen la
misma denominación, cuya razón reside en que son “...residencias u
ocinas administrativas asociadas a la élite (Adams, 1991)...” (Velásquez
y Hermes 1995:67).
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La estructura 2-1 está colocada sobre un terreno que posee una pequeña
pendiente, la cual desciende desde su alto máximo en el muro norte de
80 centímetros hasta el sur donde termina la pendiente. Además, posee
un drenaje de lajas en dirección norte-sur al oeste del cuarto sur y una
remodelación (¿subestructura?). Velásquez y Hermes plantean que es
similar a la estructura C-III de Zacualpa, la cual proyectan es contemporánea.
A la vez, se identicaron dos altares al Norte, lastimosamente solo uno fue
excavado (Velásquez y Hermes 1995:67). Posteriormente en el año de
1997 se presentó una reinterpretación de El Palacio, esto basado en que
en el recinto sur se encontró un drenaje cerrado de sección cuadrangular
construido con lajas, lo que sugiere la posible presencia de un temascal.
Se identicaron dos fases constructivas, denominadas Edicios II-1-1 y
II-1-2 (Velásquez y Hermes 1997:257), esa interpretación ha sido puesta
en duda por Amaroli (Comunicación Personal 2024).
La Estructura 2-2 fue localizada a 30 metros al oeste de la Estructura
2-1, en la cima del Grupo 2, la cual posee una estructura en forma de “T”
tiene una altura de 80 centímetros y cubre una supercie de 25 metros
cuadrados. Está compuesta por muros de piedra unidos con mortero,
que sostienen un relleno de piedras sueltas y tierra blanca. Debido a sus
dimensiones y a la presencia de dos escalones de piedra namente cortada
en su lado sur, que conducen a la parte superior, se le ha denominado “El
Adoratorio”. (Velásquez y Hermes 1995:68).
El Adoratorio fue construido en el Posclásico Temprano y es probable
que siguiera en uso en el Posclásico Tardío, debido a los restos de
incensarios “...de picos y base pedestal...(Velásquez y Hermes 1995:69),
identicados en tiempos protohistóricos, así también en este lugar se
encontraron las ofrendas 5, 6, 7 y 9 (Velásquez y Hermes 1995:69).
Los resultados de las excavaciones en el Sector IV permitieron apreciar
rasgos relacionados al patrón de asentamiento, donde se observó cómo
se aprovecharon las zonas planas para uso agrícola (Velásquez y Hermes
1995:33); el aprovechamiento de rumas en la construcción de viviendas
élite; y, la construcción del Grupo 2, donde se concentró material para
elevar el terreno, mediante la creación de un basamento (Velásquez y
Hermes 1995:33).
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Flores Manzano, Carlos. Después de Ilopango: La arqueología urbana de Cuscatlán,
en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
El Grupo 2 es el primer lugar en la zona de investigación en la cual
se recuperó material del Posclásico Temprano, así como la aparición de
rasgos Toltecas (mexicanos) y foráneos (Velásquez y Hermes 1995:33), es
en esta estructura donde se identica la Ofrenda 7 la cual está compuesta
por 21 vasijas, entre ellas cerámica foránea Plomizo Tohil (8) y Policromo
Nicoya (3), así como de 15 Navajas de obsidiana sin huellas de uso, entre
ellas 13 de obsidiana verde de Pachuca una gris y una café (Velásquez
y Hermes 1997:258). . Se cree que esta estructura servía como altar o
adoratorio, y la posibilidad de una función ritual se ve respaldada por
la presencia de cuatro ofrendas (Núms. 5, 6, 7 y 9), que probablemente
estuvieron originalmente vinculadas a un entierro (Velásquez y Hermes
1997:257).
Fig. 10. Cimientos del Palacio, Sector IV, Suboperación 97N, Cumbres de Cuscatlán
(Velásquez y Hermes, 1995).
6.5. Sector V
El Sector V comprendía un área de 206,000 metros cuadrados, limitando al
oeste con la Urbanización Madreselva, cuya topografía es plana (Velásquez
y Hermes 1995: 34). La metodología de campo al igual que en los sectores
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anteriores se basó en un reconocimiento del área, destacando el muro de
una estructura y una cantidad abundante de material cultural, relacionado
a los grupos de estructuras ubicadas en la Urbanización Madreselva, donde
fueron identicadas 8 estructuras del Posclásico, lo cual conllevó a realizar
excavaciones dirigidas extensivas. En las otras áreas se excavó basándose
en un muestreo al azar (Velásquez y Hermes 1995: 34).
Se identicaron muros en la sub-operación 5-A9-15, denominada
estructura 9, siguiendo el correlativo de estructuras identicadas por
Amaroli en 1992. En el mismo sentido, se identicó la Estructura 10,
descrita como un Palacio (Velásquez y Hermes 1995:39). Además en un
basurero en la sub-operación 5-A9-21, se encontró cerámica del n del
Posclásico o protohistórico (Velásquez y Hermes 1995:40).
6.6. La Cerámica de Cumbres de Cuscatlán
La descripción de los contextos y la cerámica identicada en el Proyecto
Cumbres de Cuscatlán son las mas detalladas de la zona, y nos presentan
un escenario muy importante, destacando la falta de material diagnóstico
del Periodo Clásico Temprano y destacando el hallazgo de material del
Periodo Posclásico Temprano.
Para el Clásico Tardío, se identicó cerámica con engobe café, presente
en cuencos de paredes recto-divergentes, siluetas compuestas, y cántaros
de cuello alto, con motivos incisos y pintura roja (Velásquez y Hermes
1995: 47). También se hallaron cuencos con incisiones sobre pasta rojiza
y engobe crema (Velásquez y Hermes 1995: 47), junto con cerámica
de color crema con incisiones y vasos con pseudoglifos en el borde,
asociados al Grupo Surlo de Honduras. Cerámica similar fue encontrada
en Asunción Mita (Velásquez y Hermes 1995: 47).
En cuanto a cerámica utilitaria o doméstica, se documentaron ollas y
cántaros Guazapa con engobe en tonos rojo, crema y negro; piezas con
engobe crema y borde naranja o rojo; así como Guazapa con engobe
raspado y Guarumal (Velásquez y Hermes 1995: 47). Entre las vasijas
sin engobe, se encuentran cántaros de cuello alto con egies, cuencos
de borde directo, ollas de cuello corto y curvo divergente (Velásquez
y Hermes 1995: 47). En la cerámica policroma destacan los grupos
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Copador, Gualpopa y Arambala, que muestran el estilo Machacal Púrpura
(Velásquez y Hermes 1995: 47). Esta zona se vincula con la fase Payu
y los sitios de Copán, Valle del Motagua, Asunción Mita, Chalchuapa y
Joya de Cerén (Velásquez y Hermes 1995: 47-48).
Entre las gurillas encontradas, se mencionan huevas moldeadas que,
en su mayoría, son silbatos o pitos con representaciones de animales o
personajes ricamente adornados (Velásquez y Hermes 1995: 48).
Para el Posclásico Temprano, se identicaron materiales en el Grupo 2,
donde se hallaron ofrendas de cerámica Plomiza y Policromo Nicoya
(Velásquez y Hermes 1995: 48). En cuanto a la cerámica doméstica,
se constató la continuidad del Grupo Guazapa en este periodo. Se
encontraron cántaros y cuencos sin engobe, destacando las estriaciones
en su acabado nal (Velásquez y Hermes 1995: 48).
Fig.11. Ofrenda 7, Estructura 2-II “Adoratorio” (Velásquez y Hermes 1995), Cumbres de Cuscatlán.
En el sitio se identicó una nueva clase cerámica, denominada
provisionalmente Rojo Brochado. Esta se caracteriza por cuencos de
paredes rectas o curvas con bordes planos y cántaros de cuello corto
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y cuerpo globular, hechos de pasta rojiza con inclusiones blancas.
Presentan un engobe rojo oscuro que, por efectos de la cocción, puede
tornarse marrón, y delgadas ranuras en el exterior debido a la técnica
de brochado (Velásquez y Hermes 1995:48). También se encontraron
cántaros con engobe rojo pulido y decoración modelada, incluidos egies
antropomorfas y zoomorfas.
Se observaron otras piezas con engobe rojo especular, negro sobre
marrón y cuencos con soportes. Además, se hallaron cántaros con engobe
crema y banda naranja en el borde, así como cuencos delgados con pasta
arenosa mezclada con ceniza volcánica que producen un sonido metálico
(Velásquez y Hermes 1995:49). Entre las cerámicas más destacadas está
una con engobe rojo y laca crema con diseños policromos, así como el
Policromo Nicoya y el Grupo Bandera, que presenta decoraciones en
crema, rojo, naranja y negro, similares a la cerámica de las Tierras Altas
de Guatemala.
En cuanto a la cerámica Plomiza Tohil, se identicaron cuencos con egie
y cántaros trípodes. También se hallaron incensarios de estilo mixteca-
puebla y de la clase Las Lajas. La presencia de estos materiales sugiere
inuencias toltecas y del centro de México (Velásquez y Hermes 1995:50).
Durante el Posclásico Tardío, las vasijas locales del periodo anterior
continúan mientras desaparecen las cerámicas extranjeras. Estas incluyen
cuencos de paredes curvas y cántaros globulares con cuellos altos, a
veces múltiples, y asas. También se documentaron piezas sin engobe,
con estriaciones externas, y cerámica con un autoengobe rojo a marrón
oscuro con partículas brillantes (Velásquez y Hermes 1995:50-51).
Finalmente, el Grupo Cuscatlán presenta variaciones en el engobe y
decoraciones con bandas rojas, junto con cuencos trípodes con soportes
en forma de cabezas de animales. Los comales estriados y los sahumerios
con egies y mangos son otros ejemplos de la cerámica local de la zona
(Velásquez y Hermes 1995:51-52).
La cerámica del Periodo Colonial se observa porcelana europea y española
bicromía, la cual posee diseños naturalistas y geométricos en color verde,
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azul, rojo/blanco, similares a la mayólica de producción Guatemalteca
(Velásquez y Hermes 1995:52).
8. Hallazgos: Arqueología de Rescate/Fase II en Antiguo Cuscatlán,
1995-2022
Se dieron muchas investigaciones de arqueología de rescate y arqueología
preventiva en este periodo donde destacan los hallazgos de materiales
asociados a los Periodos Clásico y Posclásico, entre ellos de plataformas
al sur del Boulevard Luis Poma (López Rodríguez 2015a, 2015b, 2015c),
en algunas zonas la ocupación tardía estaba totalmente alterada como es
el caso de la construcción de Wal-Mart Santa Elena, por edicaciones
anteriores (Ramos 2017) y la mayoría de material identicado en las
excavaciones realizadas posteriormente eran del Periodo Preclásico
(Barrera Tolentino 2017; Arévalo 2017).
7. Rescate arqueológico en Vía del Mar, Nuevo Cuscatlán 1993-1994
El rescate arqueológico en Vía del Mar, rmado el 22 de noviembre
de 1993, tenía como fecha límite de nalización el día 8 de abril de
1994, el cual estaría a cargo del arqueólogo Emmanuelle Broillet. Este
procedimiento se planicó realizarse durante tres semanas. Por motivos
prácticos, la excavación fue dividida en tres sectores I, II y III (Amaroli
1994:1).
Entre los hallazgos realizados se recuperaron cuatro entierros, cada
uno acompañado de entre dos y seis vasijas del periodo Clásico Tardío
(600-900 d.C.). Estos entierros son similares a los de Madreselva,
pertenecientes al mismo periodo, y suelen estar asociados con
arreglos de lajas. Las ofrendas incluyen cuencos, presumiblemente
para alimentos, y jarras para bebidas. No se han hallado restos óseos,
pero al igual que en Madreselva, la ausencia de estos se atribuye a
los efectos de la tierra blanca en la que fueron depositados. Las fosas
de enterramiento eran visibles, y los grupos cerámicos representados
incluyen Arambala, Salúa (con un ejemplar destacado que presenta
un diseño de petate) y Guarumal, todos correspondientes al periodo
mencionado. (Amaroli 1994:2).
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8. Investigaciones en el Sitio C “La Viuda”, 1996
Las investigaciones realizadas en el sitio conocido como “La Viuda” o
Sitio C, respondieron a la prospección hecha en el lugar, en la cual se
identicaron tres sitios denominados A, B y C, este último fue el único en
el que se llevaron a cabo investigaciones intensivas (Earnest y Sampeck
1996:1). Estas investigaciones fueron realizadas en el marco del proyecto
Urbanístico conocido como “Ciudad Nuevo Cuscatlán” (Earnest y
Sampeck 1996:1).
Fig.12. Rasgo 117, Ciudad Nuevo Cuscatlán, Sitio C “La Viuda” Estructura de laja y talpetate
(Earnest y Sampeck 1996:16).
El análisis cerámico para el sitio crea dos nuevas fases cerámicas para
la zona central de El Salvador, llamadas Fase Viuda (550-700 d.C.) y
Fase Loma Linda (700-850 d.C.) (Earnest y Sampeck, 1996, Pág. 13).
La primera de ellas está caracterizada por existir previo al desarrollo
del policromo copador y se identica el tipo cerámico Cháncala como
el principal material de esta fase (Earnest y Sampeck, 1996, Pág. 13).
Por otra parte, la segunda Fase, es decir, la Fase Loma Linda, comienza
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con el tipo cerámico Arambala en cajetes faceta temprana, luego con el
tipo Copador en cajetes faceta tardía (Earnest y Sampeck, 1996, Pág.
13) y se identica el tipo cerámico “Chanseñora”, el cual se identica
por ser “...cajetes policromados con diseños de animales acuáticos en
pinturas anaranjadas es mas importantes en la faceta temprana, y el tipo
Campana es más evidente en la faceta tardía... (Earnest y Sampeck,
1996, Pág. 13).
Fig.13. El autor, Carlos Flores Manzano, en el 37 Simposio de Investigaciones Arqueológicas de
Guatemala, fotografía tomada por el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, Julio de 2024.
9. Enfoques teóricos e interpretativos
9.1. La Arqueología Urbana de Cuscatlán
El presente trabajo busca enfocarse en los asentamientos posteriores a la
erupción del Volcán de Ilopango acaecida entre el 431 y el 539 CE (Dull
et al 2019; Smith et al 2020), dado que est os han sido los más afectados
por la expansión de la ciudad.
El Sitio Arqueológico Cuscatlán puede interpretarse desde diversas
perspectivas, entre ellas la Arqueología Urbana. Según Schávelzon
(2020:13), esta disciplina se dene como “la arqueología de la ciudad
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moderna” y se enfoca en el proceso de transformación del entorno habitado
que experimentamos y construimos diariamente, independientemente de
cuándo haya comenzado la ciudad. Lo relevante es que haya llegado hasta
el presente, con el énfasis principal puesto en el estudio arqueológico de
la ciudad misma (Schávelzon 2020:13).
Cuscatlán adquiere una notable importancia económica hasta su repoblación
a mediados del siglo XIX cuando se da el quiebre en el monocultivo del
añil debido al desarrollo de colorantes sintéticos, y se incrementa el interés
en la zona impulsado la vocación de esta tierra para el cultivo del café,
azúcar y lácteos. Así también esta zona era crucial en el desarrollo de la
nueva matriz económica salvadoreña, como la entrada al Valle de San
Salvador desde el Nuevo Puerto de La Libertad, todas estas circunstancias
reactivaron la economía y la dinámica urbanística en la zona.
En este contexto se trató infructuosamente de eliminar al municipio de
Cuscatlán en 1842 (Lardé y Larín 2000:56). Posteriormente al construir
el puerto de La Libertad se creó el Municipio de Nuevo Cuscatlán en
1853 (Gómez Menéndez 1992:321), para que sirviera como lugar de paso
antes de llegar a San Salvador. Dicho municipio perdió la importancia
con la que fue diseñada originalmente, debido al traslado de la capital
San Salvador a la Nueva San Salvador en los terrenos de la ex hacienda
Santa Tecla la cual era parte del municipio de Cuscatlán entre 1854 y
1856 (Contreras Callejas et al 2004:17).
Este traslado se debió al terremoto que destruyó San Salvador en 1854
(Lardé y Larín 1955:265). Para esta época, la ya asentada familia Bogen,
se comenzó a interesar en las tierras de Cuscatlán, ahora conocido
como “Cuscatlán el Antiguo”, donde adquieren la Finca Montecristo,
entre otras. Alrededor de 1864 comenzaron a cultivar caña y café, e,
introdujeron la cría de ganado. En el contexto del desarrollo de la zona
impulsado por el café y la caña de azúcar, se diseñó un proyecto para
mejorar la irrigación de las tierras, el cual en ese momento era un gran
problema. Debido a ello, se diseñó el dreno de La Laguna de Cuscatlán
por medio de máquinas de vapor hacia la quebrada La Soledad (Fernández
y Chávez 2018), la cual provee de agua a las ncas El Espino y San
Benito. Es digno de mencionar que, además de crear un lugar óptimo
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para cultivar caña de azúcar, donde el agua nunca faltaría, este lugar es
el lecho de La Laguna y donde se funda la compañía The Central Sugar
Factories of El Salvador Limited, propiedad de Francis Bogen (Cañas
Dinarte et al 2009:83).
Es interesante como en dos hechos cruciales del siglo XIX fueron
culpados los terremotos, en el contexto de la expansión del café para
obtener tierras aptas para este cultivo; primero el terremoto de 1854
en el que se traslada la capital a Nueva San Salvador; y, segundo el
terremoto de 1873, o terremoto de San José al cual se culpa de causar
el dreno de La Laguna de Cuscatlán, cuando ya existía un plan para
drenarla desde 1868.
Se mantiene el uso de las tierras como ncas hasta mediados del siglo
XX, donde el Plan de La Laguna se convierte en un Parque Industrial.
Impulsado por la baja en los precios del Café, el fallecimiento del
mayor terrateniente de la zona Walter Thilo Deininger en 1965 - el
cual no deja hijos o herederos directos - y los planes gubernamentales
de expansión hacia el sur del Área Metropolitana de San Salvador es
que comienza la transformación de la vocación de los suelos de rural
a urbana sin ningún tipo de medida. El casco urbano del municipio de
Antiguo Cuscatlán inicia su crecimiento alrededor de los 60 debido a
que Walter Thilo Deininger dona terrenos y casas a los trabajadores de
las ncas. En Nuevo Cuscatlán la expansión urbana se demora hasta
la década de los 1990, principalmente por las zonas con protección de
Medio Ambiente, las cuales se han ido eliminando a pasos agigantados
en los últimos años.
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Fig. 14. Fotografías de la Fuerza Aérea Salvadoreña; Finca Santa Elena y parte de la Finca
Montecristo, no se observan estructuras por la vegetación (Proporcionada por el CNR 2018).
9.2. Análisis comparativo: La Arqueología de Cuscatlán en el Clásico
y Posclásico
La ubicación de los asentamientos en Cuscatlán obedece principalmente a
la geografía de la zona, la cual coloca al sitio en un área que es defendible
militarmente, así también su ubicación es fundamental en la comunicación
y comercio entre la costa y el Valle de Salcoatitán o Quetzalcoatitán.
Es importante mencionar que la zona tiene un alto contenido simbólico y
religioso, al poseer una Laguna, la cual en la cosmovisión mesoamericana
era importante, y estar rodeado de volcanes y montañas, para las culturas
Mesoamericanas existían lugares comunes que eran importantes en
su cosmovisión, siendo estos estudiados como “Meaningful Places” o
“lugares signicativos” los cuales se describen como
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“... un lugar discreto de comportamiento, materiales y memoria,
un lugar signicativo, un producto de las interacciones de las
personas con la naturaleza y lo sobrenatural, así como entre sí.
El lugar se convierte en una categoría de cultura material en
virtud de la transformación a través de la actividad humana...”
(Traducido de Agnew 1987; Bowser 2002:136-144; Carroll
2007; Zedeño 2000:206 en Nieves Zedeño y Bowser 2009:6).
Posterior a la Erupción de la Caldera de Ilopango, en el proceso de
repoblación de nuevos grupos locales y foráneos durante el Periodo
Clásico Temprano, se dio más importancia a la zona de Nuevo Cuscatlán,
(Sitios Vía del Mar, La Viuda) lugar en el que se construyeron estructuras
similares a las encontradas en Chalchuapa y San Andrés, siendo el
principal elemento el ser la zona en la que se recibía a la gente que venía
de la costa, y a la vez siendo el lugar de nacimiento del Rio San Antonio,
en este sentido durante el Clásico Tardío limitando la zona de Madreselva
y Cumbres de Cuscatlán para mantener villas similares a Joya de Cerén,
por el momento sospecho que probablemente buscaron un sitio con
agua y refugio ante una posible segunda erupción del volcán, al cual
probablemente -asumiendo que no existieron testigos-, culparon ya sea
al Volcán de San Salvador o Quezaltepec o a La Laguna de Cuscatlán, la
cual había hecho una erupción que probablemente existía en la memoria
de los habitantes de la zona unos 1000 años antes, dado que no eran
ajenos a las erupciones volcánicas, creo que esta zona era un lugar
relativamente seguro ante cualquier contingencia en los primeros años
de la reocupación posterior a la erupción de Ilopango.
Durante el Clásico Tardío, se comenzaron a crear aldeas y posiblemente
otros centros ceremoniales en Nuevo Cuscatlán, Madreselva, Cumbres
de Cuscatlán especialmente en el Sector 1, así como en otras partes del
Valle de San Salvador.
Durante el Periodo Posclásico, posterior al Colapso Maya, se da el
fenómeno de diásporas desde el centro de México, este fenómeno
cambio absolutamente la demografía de la Costa Sur-Este de
Mesoamérica, en este proceso migratorio en los nuevos asentamientos,
la diáspora nahua-pipil construyó culturalmente el paisaje a través
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de metáforas, de esta manera permitió a las personas estructurar
relaciones sociales, percepciones y crear conexiones (Whittlesey 2009
en Nieves Zedeño y Bowser 2009:8), y crearon nuevas biografías
de lugares donde modicaron y acomodaron signicativamente
las identidades étnicas, para mantener una continuidad material
signicativa, estas nuevas biografías de lugares están conectadas con
un cambio en las relaciones políticas, sociales y económicas de sus
nuevos usuarios (Nieves Zedeño y Bowser 2009:9). En la creación
de estas nuevas biografías de lugares, la diáspora Nahua-Pipil, - la
cual ha sido estudiada profundamente en Mesoamérica por William
R. Fowler (1989) y últimamente por Marlon Escamilla en El Salvador
(2022) - se enfrentó a un nuevo paisaje que de alguna manera era
familiar en las creencias mesoamericanas, en el que han identicado
cinco clases principales de características rituales: árboles (ceibas),
pasos de montaña, aberturas en la tierra (llenas de agua), montañas
y rocas inusuales (Vogt 1981 en Palka 2014:101), por ejemplo estos
lugares fueron identicados en Chiapas para los mayas tzotziles, y
son bastante importantes en toda Mesoamérica. Estas características
rituales se asociaron con eventos históricos y míticos y fueron el origen
de los nuevos Paisajes Rituales, que son características del paisaje que
se asocian con la memoria social para preservar las historias, mitos
y verdades de un grupo (Feld y Basso 1996; Moore 2004:84-87).
Estos Paisajes Rituales son importantes para el establecimiento de los
grupos indígenas, fundando sus identidades y creando los límites de
su poder político (Palka 2014:102), son especialmente importantes
para los grupos de la diáspora ya que los Paisajes Rituales crean un
vínculo con los lugares a los que llegan (Gonzalo 1999:258 en Palka
2014:101).
Es muy probable que este Paisaje Ritual, hubiese servido como un lugar
de peregrinación desde tiempos remotos, destacando la formación de la
Laguna de Cuscatlán, al ser las Lagunas o formaciones similares en forma
- como los cenotes - lugares de mucha importancia, como es el caso de
los diferentes cenotes en Yucatán, siendo el más famoso el de Chichen
Itzá, es muy probable que al ser un lugar de peregrinaje fuera necesario
que lideres políticos y religiosos lo utilizaran para consolidar su poder
en la zona (Palka 2014:5-6). Así también es necesario compararla con
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en los Periodos Clásico y Posclásico El Salvador. p. 11-59
otros posibles sitios arqueológicos importantes que tenían lagunas en El
Salvador como Chalchuapa y la Laguna Cuscachapa o La Laguna de
Guija en Metapán.
Es interesante que aparentemente no hay un abandono entre los Periodos
Clásico y Posclásico y Protohistórico en la zona, es evidente la sustitución
de la cultura material, y no es de extrañarse dado que debido al vacío de
poder y a la cercanía de la costa era un lugar donde era mas accesible
la entrada de grupos foráneos en la zona. Futuras investigaciones
en la zona ayudaran a elucidar muchas de las interrogantes que dejan
los sitios arqueológicos del Área Metropolitana de San Salvador o
como propongo, Zona Arqueológica de Cuscatlán, por el momento me
encuentro impulsando el Proyecto Arqueológico Cuscatlán asistido por
Yale University, esperamos que este se lleve a cabo a la brevedad posible.
10. Preservación y conservación
El estado actual de las ocupaciones del Periodo Clásico y Posclásico es
alarmante, dado que el desarrollo urbano no ha parado, y se continúa
transformando el paisaje y los suelos sin tomar en cuenta los antecedentes
arqueológicos de la zona, a menudo siendo la mayor parte de estas
ocupaciones totalmente destruida.
Muchas veces se piensa, como es el caso del Proyecto Cumbres de
Cuscatlán, que por haber hecho un “rescate” ya se “acabo” la arqueología,
lo cual es totalmente erróneo, máxime cuando en el informe de Cumbres
de Cuscatlán se menciona que solo se excavo el 0.2% de la zona
(Velásquez y Hermes 1994), igual como los estimados de población de
Amaroli (1986) en el cual propone la ocupación total a través de distintos
tipos de niveles de patrones de asentamientos en los alrededores de la
Laguna de Cuscatlán y Nuevo Cuscatlán durante los Periodos Clásico y
Posclásico.
En 2018 durante mi trabajo de grado de Licenciatura en Arqueología,
identique un mapa con la Zona de Preservación del Sitio Arqueológico
Cuscatlán en los archivos del Departamento de Arqueología, del
Ministerio de Cultura de El Salvador, esta zona de protección la visite
por primera vez en julio de 2024, con el permiso de la comunidad, es
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decir los vecinos de la Residencial Madreselva 2 y con el permiso de
los dueños es decir el Ministerio de Educación, en esta visita, esperaba
encontrar lo que quedaba de la Zona Ceremonial del Sitio Arqueológico
Cuscatlán: 3 montículos o estructuras basado en los informes de Amaroli
(1992:7). Cual fue mi sorpresa cuando identique un montículo extra
en la zona este, el cual es posiblemente parte de la estructura 5 la cual
fue movida para poder hacer la calle de la Residencial Madreselva 1
y mi mayor sorpresa fue encontrar una estructura que no estaba en los
planos y que basado en sus tamaño y arquitectura parece ser uno de
los Palacios Pipiles del Grupo 1 (Amaroli 1992:7), el cual fue movido
piedra por piedra inspirada por la Campaña Internacional para salvar los
Monumentos de Nubia iniciada en 1954 cuando se construyó la presa
hidroeléctrica de Asuán en Egipto.
a)
b)
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c)
Fig.15. a) Escaneo 3D usando el Software Polycam y el LiDAR de un IPAD Pro de los
cimientos de la estructura identicada en la Zona de Preservación de Madreselva, Antiguo
Cuscatlán, potencialmente siendo la Estructura 2. b) Dibujo en planta de la Estructura 2,
del Grupo 1, Los Palacios, un Palacio Pipil (Amaroli 1992:8). c) Reconstrucción hipotética
(Amaroli 1992:8). Pueden observarse que el tamaño es similar, con una longitud alrededor
de 16 metros y con dos puertas o accesos en su costado.
A continuación, se presenta una reconstrucción hipotética de la Ciudad
de Cuscatlán, especícamente del Cuscatlán Histórico de 1524 del cual
se tiene evidencia arqueológica según las investigaciones realizadas por
Amaroli (1992) y Velázquez y Hermes (1994), esta propuesta esta basada
en la ocupación del Periodo Posclásico Tardío y Protohistórico del Grupo
1 conocido como Los Palacios y el Grupo 2, conocido como la zona
ceremonial.
a)
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b)
Fig.16. Reconstrucción hipotética, Zona Monumental del Periodo Posclásico Tardío, Ciudad de
Cuscatlán, Antiguo Cuscatlán a) Grupo1, Palacios Pipiles vista al norte (se observa la Laguna de
Cuscatlán a la derecha). b) Grupo 2: Centro Ceremonial. Software SketchUp 2023.
11. Conclusiones
La Arqueología Urbana de Cuscatlán o como propongo de manera irónica
como una “Arqueología del Desarrollo Urbano”, dado que, si bien es
cierto se continuo el desarrollo de la Ciudad, la densidad e importancia
de esta zona bajo durante entre 1524 y 1853, y aun conociéndose el valor
de los yacimientos arqueológicos de la zona, estos fueron destruidos a
favor de la modernidad y el capital.
El patrimonio arqueológico ha sido notablemente visibilizado en el
siglo XX y se ha hecho eco del peligro que corre alrededor del mundo,
este sensibilización se da posterior a la catástrofe de la Segunda
Guerra Mundial, los planteamientos teóricos alrededor del patrimonio
cultural mueble son muchos, entre los cuales Leonardo López Lujan
lo menciona como la “arqueología de la substitución urbana en un
mundo globalizado” (López Lujan et al 2021), o Fabricio Valdivieso
propone la arqueología de la Ciudad de San Salvador por poseer
“contextos intensamente transformados”, esta teorización del problema
ha resultado con diferentes propuestas para la conservación no solo del
patrimonio arqueológico sino del paisaje cultural al limitar el tamaño
de la construcción de ciertos edicios o cierto tipo de arquitectura en
Centros Históricos, el caso de la Ciudad de Cuscatlán prehispánica es
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notable dado que este se encontraba en la periferia de San Salvador y se
mantuvo en un estado prístino hasta 1992.
Fig.17. Evolución Urbana del AMSS “1935”-1995: Blanco, 1935; Amarillo, 1955; Rojo, 1977;
Rosa, 1995 (VMVDU 1997:24).
Como se ha podido observar durante la presente propuesta, el yacimiento
arqueológico al sur del Área Metropolitana de San Salvador ha sido
identicado desde las fuentes históricas desde que se gesta la victoria en
junio 1524 de los habitantes de la “Ciudad de Cuzcatan” ante la invasión
de los ejércitos tanto de españoles liderados por Pedro de Alvarado como
de “indígenas conquistadores” que acompañaban la empresa colonial.
Se hacen registros de las ocupaciones de la zona por diferentes fuentes
coloniales, entre ellas gracias a a los documentos que mantenía la Iglesia
Católica, y es hasta el siglo XIX que bajo la luz de las ideas Republicanas
y al cambio de la matriz económica de El Salvador de Añil a Café, es que
algunas áreas anteriormente olvidadas recobran un nuevo interés por su
vocación agrícola relacionada al café, en perjuicio de otras locaciones las
cuales son abandonadas al disminuir al colapsar la producción de añil.
Este cambio abrupto en la economía conguraría las divisiones políticas
de la naciente República de El Salvador, la “República Cafetalera”.
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Es interesante ver como las dinámicas políticas y económicas en
su conjunto afectan directamente la ocupación del suelo, siendo la
producción de añil lo que mantiene alejada de esta zona durante la matriz
económica de la época colonial, viendo se afectada por el nuevo cambio al
monocultivo del café a mediados del siglo XIX y siendo el sitio totalmente
devastado con el nuevo paradigma económico nales del siglo XX: el
desarrollo urbanístico de viviendas unifamiliares en promedio de dos
plantas, para familias de clase media y alta al sur del área metropolitana
de San Salvador, en ese sentido, este paradigma constructivo acabo con
la mayoría de contextos del Periodo Clásico y Posclásico en la zona, y a
la vez preservo la mayoría de contextos del Periodo Preclásico Medio y
Preclásico Tardío.
El nuevo paradigma constructivo en el siglo XXI, los edicios de
apartamentos está destruyendo la mayoría de contextos del Periodo
Preclásico en el AMSS, la nueva conguración del Área Metropolitana
de San Salvador en la cual el ahora “Distrito de Antiguo Cuscatlán”
- que de una forma interesante esta recobrando el terreno que le fue
segmentado en 1854 en la nueva división política impulsada por la
industria del café -, esta amenazando todos los contextos arqueológicos
más profundos y antiguos.
Es necesario que el gobierno se siente con los especialistas, y con los
pueblos originarios, no con aquellos que hacen llamarse arqueólogos o
poco conocen de arqueología y conocen más de legalizar la destrucción del
patrimonio arqueológico. Y se logre un plan de rescate integral en todas
las zonas donde se están llevando proyectos de desarrollo urbano -porque
el progreso económico no es enemigo de la arqueología, al contrario, van
de la mano con la cultura material de los pueblos-, dado que lo principal
en la arqueología es registrar los contextos in situ y evitar el saqueo
y tráco ilegal de piezas al extranjero, donde su principal mercado es
Estados Unidos, y esto solo puede evitarse con la concientización de los
ingenieros, arquitectos y representantes del estado, solo de esa forma se
puede parar la destrucción del Tesoro Cultural Salvadoreño, dado que en
todos los países modernos y avanzados, uno de sus atractivos principales
es la protección del Patrimonio Cultural en todas sus formas, ya sea en
capitales con un patrimonio impresionante en sus formas como Ciudad
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de México o Roma u otras con un patrimonio diferente en sus formas, la
arqueología siempre puede contar una historia que ayuda a engrandecer
la cultura del país así como su turismo. Personalmente, creo rmemente
en el gran potencial de la arqueología salvadoreña para transformar el
país. Espero que mis compatriotas también lo vean así.
11. Agradecimientos
El simposio conmemorando los 500 años de la invasión a Cuzcatan,
no hubiese sido posible sin el apoyo de el Council for Archaeological
Studies at Yale University, en especial gracias al apoyo de los profesores
Oswaldo Chinchilla, Richard Burger, William Honeychurch y Anne
Underhill, el nanciamiento del Fondo Josef Albers de Yale University.
Así también agradezco el apoyo de Ramón Rivas y Melissa Campos
de la Universidad Tecnológica de El Salvador, así como al Museo
Universitario de Antropología por abrir su espacio y por la publicación
de las presentes memorias del simposio. Agradezco a la junta directiva
de ICOM El Salvador, Rafael Alas, Madeleine Imberton, Andrea
Quintanilla y una vez más Melissa, gracias por su apoyo en la gesta del
simposio. Un agradecimiento especial a Eugenia López Velásquez y a
la Academia Salvadoreña de la Historia por su apoyo y participación.
Quiero agradecer a la Alcaldía del Común de Izalco por participar y
representar al CACTI, especialmente a Rafael Latín por denunciar los
atropellos del pasado y del presente y extender su mano a la academia.
Así también un agradecimiento especial a todos los ponentes y al Museo
MARTE por colaborar en la organización del evento.
Quisiera expresar un agradecimiento especial a Paul Amaroli y resaltar
su legado en la planicación del Proyecto Cuscatlán de 1984-1985, así
como en la gestión, registro y documentación del Sitio Arqueológico
Cuscatlán, entre otros. En numerosas ocasiones, Paul propuso la creación
de Zonas de Protección más amplias e investigaciones intensivas en
Antiguo Cuscatlán. Lamentablemente, sus propuestas no prosperaron
como él esperaba, para desgracia del pueblo salvadoreño.
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Fig. 18. Paul Amaroli en un Puente de Hamaca sobre el Rio Lempa, Masahuat, Santa Ana, 1978.
12. Referencias
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Salvador, Tonacatepeque, Santo Tomas y Panchimalco. San
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DIRECCIÓN DE CULTURA
MUSEO UNIVERSITARIO DE ANTROPOLOGÍA
COLECCIÓN JOSÉ LUIS CABRERA
NOMBRE: Vaso Tiquisate
DIMENSIONES: Alto: 15.5 cm Ancho: 12.1 cm
Vaso monocromo, en tonos crema y rojizas, con base plana, pared vertical
y borde evertido. Presenta dos paneles tallados en relieve, ambos con
un personaje antropomorfo en posición sedente, con penacho, ricamente
ataviado, posiblemente es un gobernante.