88
E-ISSN: 2218-3345, ISNI 0000 0001 2113 0101 https://isni.org/isni/0000000121130101
Educacn para el trabajo o para el
desarrollo humano
Marlon Elías Lobos Rivera
Licenciado en Psicología, máster en Docencia Universitaria,
estudiante de Doctorado en Educación
Universidad Tecnogica de El Salvador
ORCID: 0000-0002-7995-6122
Scopus Author ID: 57222023834
Web of Science ResearcherID (Publons): AAS-2268-2021
Loop profile: 1307424
marlon.lobos@mail.utec.edu.sv
Marvin Josué Flamenco Cortez
Licenciado en Psicología,
posgrado en Masculinidad, Género y Prevención de Violencia
Investigador independiente
ORCID: 0000-0001-8224-7602
Web of Science ResearcherID (Publons): GYU-4725-2022
josue.flamenco92@gmail.com
Recibido: 10 de abril 2024
Aprobado: 11 de agosto 2024
Resumen
La educación y el trabajo son dos constructos
interrelacionados que permiten el buen desarrollo
económico del individuo y de la sociedad. El objetivo
de este trabajo es analizar el papel de la universidad
en el contexto actual y mostrar su tendencia a
formar para el mercado laboral en detrimento de la
formación para el desarrollo humano. Se discuten
elementos como el papel de la universidad en la
preparación de los profesionales para el mercado
laboral y los desafíos de la educación superior en la
formación de profesionales. Se concluye que la visión
de la educación debe alejarse de la dicotomía de la
educación para el trabajo o educación humanista,
donde no debería haber conicto entre ambas.
Abstract
Education and work are two constructs that
are related to each other since they allow good
economic development of both the individual and
society. The purpose of this paper is to analyze the
role of the university in the current context and to
highlight its tendency in training for the labor market
to the detriment of training for human development.
Elements such as the role of the university in
preparing professionals for the labor market and
the challenges of higher education in professional
training are discussed. It is concluded that the vision
of education must emerge from the dichotomy of a
work or humanistic education, where there should
not be a conict between the two.
DOI: https://doi.org/10.5377/entorno.v1i77.18435
URI: http://biblioteca2.utec.edu.sv:8080/jspui/handle/11298/1364
Education for work or human development
Artículo académico
Revista entorno Universidad Tecnológica de El Salvador, www.utec.edu.sv, julio - diciembre 2024, número 78: 88-95, ISSN: 2071-874
89
número 78, ISSN: 2071-8748, E-ISSN: 2218-3345, ISNI 0000 0001 2113 0101 https://isni.org/isni/0000000121130101
Palabras clave
Modelos de enseñanza, Sistemas de enseñanza,
Desarrollo económico-Aspectos sociales, Objetivos
educativos, Educación superior, Desarrollo humano
Keywords
Teaching Models, Teaching Systems, Economic
Development-Social Aspects, Educational
Objectives, Higher Education, Human Development
Introducción
La conexión entre la educación superior y el mercado
laboral es directa (González García, 1993), puesto
que ambos dependen uno del otro para el crecimiento
económico. Esta relación es mencionada en la
literatura (Camarena mez y Velarde Hernández,
2009; González García, 1993; Mungaray Lagarda,
2001) desde diferentes enfoques, como que las
instituciones de educación superior trabajan con
objetivos propios y diferentes a los del mercado laboral
(Mungaray Lagarda, 2001), o que estas instituciones
deben cumplir un papel en cuanto a la calidad (referido
a garantizar el valor público de la extensión de los
títulos académicos) y la pertinencia (responder a los
requerimientos que demanda el mercado laboral), y, a
su vez, responder a las necesidades que surgen para
estas instituciones como consecuencia de la economía
del conocimiento, la globalización y la convergencia
tecnológica (Rodríguez Ponce, 2009).
Actualmente, parece que la educación universitaria
busca responder en sus planes de estudio solo
a las demandas del mercado laboral, incluso el
propio discurso en algunas clases lo connota, con
expresiones como “esto les servirá para el trabajo” o
“lo que aprenderán en esta asignatura es lo que las
empresas requieren que hagan”. La Organización de
Estados Iberoamericanos para la Educación, Ciencia y
Cultura [OEI] (2021), en su informe Educación superior,
productividad y competitividad en Iberoamérica, señala
que el mejoramiento de las habilidades y competencias
de los estudiantes por parte de las universidades para
adaptarlos al mercado laboral debe ser estratégico, es
decir, debe permitir el desarrollo de capacidades para
incrementar la productividad a través de la tecnología,
el equipamiento y la maquinaria actualizada y que
se requiere para atender las demandas del contexto
laboral. Sin embargo, esto no involucra el desarrollo
humano como factor esencial para la formación en
la educación superior, restringiendo el desarrollo del
pensamiento crítico y la reexión.
A pesar de que la educación superior debería
enfocarse principalmente en desarrollar en sus
graduados el pensamiento crítico, la reexión y una
actitud íntegra para que puedan contribuir a la sociedad
que los rodea, lo cierto es que en la actualidad, se
enfoca más en dotar los estudiantes de habilidades,
aptitudes y competencias especícas requeridas
en el campo laboral, provocando que al graduarse
tengan pensamientos reduccionistas, enfocándose
únicamente en la búsqueda de un empleo que les
permita desempeñarse profesionalmente y beneciarse
económicamente de ello, olvidando otros aspectos que
son esenciales para la sociedad, como sus valores
para sus semejantes y para la sociedad. Por lo tanto, el
graduado genera un pensamiento más individualizado
y utilitarista que solo piensa en el benecio personal e
ignora la realidad social en la que vive, enfocándose
solo en lo que el mercado laboral espera de él. Por
ello, el propósito de este trabajo es analizar el papel
de la universidad en el contexto actual y demostrar
su tendencia a formar para el mercado laboral en
detrimento de la formación para el desarrollo humano.
Desarrollo
El papel de la universidad en la preparación de los
profesionales para el mercado laboral
La universidad es una institución de índole social
(Carlevaro,1986), es decir, tanto la universidad como
la sociedad tienen una relación directa. Sin embargo,
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número 78, ISSN: 2071-8748, E-ISSN: 2218-3345, ISNI 0000 0001 2113 0101 https://isni.org/isni/0000000121130101
las propias instituciones universitarias olvidan la
relación que deben tener con la sociedad, pero esta
falta de conciencia no es un factor que impida que esta
relación exista (Carlevaro, 1986). Por lo tanto, su papel
en esencia está en relación con una vinculación directa
con la sociedad. Esto se puede ver especialmente en
las actividades de investigación y proyección social
que implementan o tras o, donde tanto docentes
como estudiantes se involucran en su ejecución. Sin
embargo, su papel no solo está orientado a intereses
sociales o humanísticos, sino que también responde
a nes económicos. Esto no quiere decir que a las
universidades solo les interese el dinero que ingresa,
sino que la formación de sus estudiantes responde a
intereses especícos del mercado en algunos campos
de estudio.
Dentro de los planes de estudio de las universidades,
se debe tener en cuenta que su única nalidad no es
formar individuos integrados en la sociedad. Incluso
los propios estudiantes son conscientes de que
su preparación académica y profesional se centra
mayoritariamente en la adquisición de habilidades,
aptitudes y competencias que respondan a lo que el
mercado laboral busca en sus las de trabajadores,
tanto en empresas privadas como instituciones
públicas, entre otras.
No es de extrañar, ya que es básicamente lo que se hace
en las instituciones de educación superior, abarcando
más preparación para el mercado y poco se efectúan
actividades que benecien el desarrollo humano de
los futuros graduados. The Economist Intelligence
Unit Limited (2020) señala que se deben implementar
cinco modelos de enseñanza en la educación superior
para hacer frente a los nuevos retos y exigencias del
mercado laboral del futuro, entre estos se encuentran:
el primer modelo está en relación con la promoción de
las universidades en línea, estas estarán al alcance de
cualquier persona sin importar donde se encuentre,
lo que permitirá un aprendizaje exible tomando
en cuenta el tiempo del individuo, tanto personal
como laboral, entre otros. El segundo modelo está
relacionado con el modelo de clúster, el cual vincula
a la universidad con las instalaciones y servicios de
empresas o instituciones que permitan al estudiante
adquirir competencias directamente relacionadas con
el campo laboral donde se desempeñará.
El tercer modelo trata de las instituciones
experimentales que permitirán los estudiantes tener
diversas experiencias de aprendizaje fuera del contexto
de la educación superior, tales como prácticas externas
que diversicarán sus competencias, proyectos
que permitan su propia formación profesional y que
al mismo tiempo sean retos de carácter personal.
El cuarto modelo se centra en la escuela de artes
liberales, que permiten la personalización de la
experiencia universitaria y ofrecen el desarrollo de
la capacidad intelectual y reexiva por encima de las
habilidades técnicas. Por último, el quinto modelo está
relacionado con la asociación, que tiene como objetivo
crear vínculos dentro de la institución de educación
superior con organizaciones externas, lo que
permite la creación de nanciación para mejorar las
perspectivas de empleo de los futuros profesionales,
estas asociaciones permitirán a los empleados de una
empresa realizar cursos especializados y centrados
en las competencias que deben poseer los graduados
(The Economist Intelligence Unit Limited, 2020).
Con los cinco modelos anteriores, se espera que al
ponerlos en práctica el futuro profesional tenga las
competencias idóneas para ser una persona no solo
con vinculación al mercado laboral, sino también una
persona reexiva y creativa. Sin embargo, a pesar de
que la propuesta es bastante acertada para que los
futuros profesionales tengan una formación completa,
lo cierto es que son pocas las universidades que
ofrecen un servicio educativo que incluya modelos
humanísticos. La mayoría de las universidades parecen
responder solo a los intereses del mercado laboral
y gradúan futuros trabajadores y no profesionales
con pensamiento crítico y de servicio a la sociedad.
Como señalan Stramiello (2005) y Vargas (2010),
armando que la misión de la universidad asume
posiciones que excluyen sus nes esenciales, como el
abandono o rechazo de la formación humanística. Para
las universidades, parece que la formación de seres
integrales ya no es tan relevante. Si bien promueven la
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creación de una cultura adecuada y formar a los seres
humanos en valores como la justicia y la solidaridad,
entre otras, no les resulta rentable y mucho menos se
considera un impulso efectivo para el progreso de la
sociedad (Pizzul, 2013).
Los retos de la educación superior en la formación
de profesionales
El World Economic Forum (2015) se reere a las
competencias que deben desarrollar los estudiantes
de educación formal ante los nuevos retos que traen
consigo los cambios en el ámbito tecnológico y social.
Las habilidades son divididas en tres grandes grupos,
que son: a) alfabetización fundamental, que se reere
a las habilidades básicas que los estudiantes aplican
en las tareas cotidianas, como la lectura y escritura,
aritmética, habilidades sicas relacionadas con la
ciencia, tecnoloas de la información y comunicación,
nanzas, cultura y civismo; b) competencias, que
reeren a cómo los estudiantes abordan retos
complejos, estas habilidades son el pensamiento
crítico, creatividad, comunicación y colaboración; y
c) cualidades de carácter, que se reeren a cómo
los estudiantes abordan los cambios dentro de sus
entornos. En este grupo se encuentran la curiosidad,
iniciativa, persistencia, adaptabilidad, liderazgo y la
conciencia social y cultural.
De igual manera, la educación superior se ve afectada
por los cambios políticos, sociales y económicos que
ocurren a escala mundial, y, con ello, las universidades
deben ajustar sus procesos de formación de los
futuros profesionales. Según Valera Sierra (2009),
este proceso implica un desarrollo humano progresivo,
donde adquieran un compromiso social y profesional.
Esto demanda cambios curriculares en la educación
superior, orientando la formación de profesionales
a través del desarrollo de competencias; es decir,
dotándolos de actitudes, destrezas, conocimientos
y habilidades que les permitan desenvolverse en
los campos especícos en los que los estudiantes
puedan actuar. En otras palabras, la formación por
competencias en las universidades se fundamenta
en la visión de que cada egresado es un profesional
participativo, reexivo, creativo, responsable y humano
frente a los problemas especícos relacionados con su
profesn.
Uno de los factores s inuyentes cuando una persona
opta por estudiar una carrera universitaria es poder
integrarse al mercado laboral. Además, las crecientes
necesidades de contar con una fuerza laboral más
tecnicada y especializada, especialmente en aquellas
áreas relacionadas con la tecnología, ponen sobre la
mesa otro reto que las universidades deben enfrentar,
y este es la empleabilidad de sus egresados (Finkel,
2021), marcando así la necesidad de enfocarse más
activamente en el desarrollo de aquellas competencias
para el trabajo, tales como la colaboración, la
imaginación, la creatividad, el pensamiento lógico, el
pensamiento crítico y la resolución de problemas. Estas
competencias son esenciales para ser desarrolladas
por todos los profesionales no solo en el futuro, sino
también en el contexto actual, ya que los avances de
la ciencia y de la tecnología, y la aparición de nuevos
problemas en todas las esferas de la actividad humana,
son cada vez más vertiginosos.
Según Finkel (2021), esta formación en competencias
no tiene por qué estar reñida con la formación humanista
como la ética, ya que los factores sociales de los
estudiantes y de la sociedad siguen siendo importantes
a la hora de la inserción de las personas en el campo
laboral. La formación de personas que puedan adquirir
capacidades y habilidades para el campo laboral, así
como principios y valores éticos sicos, habilidades
interpersonales, habilidades analíticas e interpretativas
y habilidades empresariales, es crucial para tener
profesionales que puedan desempeñarse de manera
eciente y ecaz en las empresas, siendo un recurso
humano valioso (Posada Álvarez, 2004).
En relación con lo anterior, las habilidades y
competencias básicas demandadas para que los
profesionales se integren adecuadamente en el
mercado laboral (World Economic Forum, 2016), son
las siguientes: capacidades sicas (fuerza, destreza
manual y precisión), capacidades cognitivas (exibilidad
cognitiva, creatividad, razonamiento lógico, conciencia,
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razonamiento matemático y visualización), habilidades
de contenido (aprendizaje activo, expresión oral,
comprensión lectora, expresión escrita, habilidades
en TIC) y habilidades de procesos (escucha activa,
pensamiento crítico, autocontrol). Además, se identica
otro grupo de habilidades que surgen como necesarias
para los empleos del futuro relacionados con los
avances tecnológicos e industriales (World Economic
Forum, 2016). Este grupo se denomina habilidades
transversales. En él se encuentran: habilidades
de administración de recursos (administración de
recursos nancieros, materiales, gestión de personas
y del tiempo), habilidades de sistema (juicio y toma de
decisiones y análisis de sistemas) y habilidades de
resolución de problemas complejos.
Asimismo, se hace mención de las habilidades sociales
(coordinación con otros, inteligencia emocional,
negociación, persuasión, orientación al servicio,
formación y enseñanza) y habilidades técnicas
(reparación y mantenimiento de equipos, operatividad
y control de equipos, programación, control de calidad,
diseño de tecnología y experiencia de usuario y
resolución de problemas) [WEF, 2016]. Por lo tanto, las
universidades tienen la obligación de crear programas
exibles y adoptar metodologías innovadoras que
permitan a los estudiantes desarrollar competencias
transversales que puedan satisfacer las necesidades
de la sociedad actual y las demandas del mercado
laboral (Echeverría Samanes y Martínez Clares, 2018).
Conclusión
Como se mencionó al inicio de este artículo, la
educación superior y el mercado laboral están
directamente relacionados entre , ya que permiten el
desarrollo económico de las sociedades. Sin embargo,
la educación superior no debe ser solo una entidad
que produzca personas cuyo único n sea ingresar al
mercado laboral y desempeñarse como un trabajador
más. Si bien el ejercicio de una profesión es uno de los
objetivos que los estudiantes buscan alcanzar cuando
inician sus estudios y es una de las principales metas
que pretende cumplir, la universidad también busca
desarrollar el pensamiento crítico, la ética profesional,
las habilidades sociales y de comunicación que
les permitan el desempeñarse adecuadamente en
diferentes contextos sociales, siendo un agente
de cambio social, aportando sus conocimientos y
habilidades a diferentes grupos sociales.
El objetivo de ingresar a una institución de educación
superior y obtener un título universitario es que, al
terminar, el egresado pueda trabajar en un empleo
relacionado con su profesión. Sin embargo, el ingreso
al mercado laboral dependerá del individuo, quien
tiene la opción de trabajar y formarse al mismo
tiempo o conseguir un empleo hasta la nalización de
sus estudios. Esto suele variar según las demandas
del mercado laboral. Por un lado, en el caso de las
carreras relacionadas con las ciencias aplicadas,
como las ingenierías, informática y áreas anes a la
tecnología, las empresas e instituciones públicas
anuncian sus ofertas laborales, cuya remuneración
varía en función de, además del grado académico,
la experiencia previa en puestos similares. Teniendo
en cuenta que en este tipo de carreras hay poca
auencia de personas formándose y graduándose, la
mayoría de los egresados de las ciencias aplicadas
termina encontrando un empleo que sustenta total
o parcialmente sus necesidades económicas. Sin
embargo, se enfocan únicamente en las exigencias
del mercado laboral, dejando de lado la importancia o
la necesidad del aporte social que podrían y deberían
hacer para ayudar a un grupo de personas necesitadas.
No obstante, esta rama de estudios se ve afectada por
la sobreeducación (Domínguez Moreno, 2009; Mora,
2005; Muñoz Izquierdo, 2006), que afecta directamente
al profesional porque no se ven los benecios de su
inversión en su propia formación, teniendo que aplicar
a ofertas de trabajo de empresas e instituciones que
buscan un profesional altamente calicado, pero que
ofrecen un salario inferior al esperado o al que merece
obtener (Angulo Pico et al., 2012).
En el caso de otros campos como las ciencias sociales,
humanísticas y salud, existe una sobresaturación
de profesionales y la oferta laboral es muy baja.
Esto provoca que muchos profesionales pasen
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meses e incluso años buscando un empleo que esté
directamente relacionado con su formación profesional,
afectando considerablemente sus nanzas y generando
incertidumbre respecto a las decisiones pasadas
relacionadas con su formación académica superior.
Cabe señalar que durante el proceso de formación
de este tipo de carreras, la propia universidad los
involucra en actividades de servicio a la comunidad,
brindando diferentes tipos de atención (por ejemplo,
atención a la salud como en el caso de medicina,
enfermería y carreras anes; atención psicológica,
prácticas docentes, entre muchas otras), que si bien
ayuda a distintas comunidades, también ocasiona que
la prestación de esos servicios profesionales sean
subvalorados para el mercado laboral, ya que son
percibidas por el mercado y la sociedad como carreras
vocacionales y no como carreras profesionales.
Esto interere con uno de los objetivos que los
estudiantes esperan de la educación superior, que
es la inserción al campo laboral, ya que las mismas
instituciones gradúan masivamente a una gran
cantidad de profesionales, afectando el mercado
laboral, publicando ofertas de empleo con bajos
salarios, que en algunos casos se acercan o incluso
están por debajo del salario mínimo, y la realidad de la
sociedad es que existe la necesidad de trabajar, lo que
lleva a los profesionales del área humanística, social
y de la salud a aceptar empleos con salarios que no
les permitirán recuperar la inversión en su formación
académica, incluso deciden aceptar empleos ajenos
a su formación profesional, como el sector servicios,
empleos como atención al cliente. Además, otros
egresados optan por abandonar su país de residencia
para ejercer su profesión o buscar una oportunidad
laboral, lo que genera una fuga de profesionales.
A pesar de los diferentes enfoques, las instituciones
de educación superior se encuentran inmersas en
un contexto social en el que la tasa de desempleo
es considerablemente alta en cuanto al número de
graduados de las diferentes carreras que ofrecen
estos centros educativos, pocas vacantes laborales,
salarios poco competitivos y el exceso de graduados
que terminan en las garras del subempleo, ocupando
diversos empleos poco o nada relacionados con su
formación como profesionales (Camarena Gómez y
Velarde Hernández, 2009). Además, la educación no
es un factor crucial en la formación de empresarios,
empleados o emprendedores (Navarro Cendejas,
2017), en consecuencia, un título universitario no es un
factor que pueda asegurar que este profesional pueda
desempeñarse en el mercado laboral, ya sea en su
área de formación o en cualquier otro empleo al que
pueda optar.
Existe un gran número de empleos que pueden ser
ocupados por personas que han tenido formación
de diversos tipos y niveles, no necesariamente de
enseñanza superior. Esto nos invita a repensar el
papel de las universidades en términos de la formación
profesional y el valor agregado que ofrecen. Este
valor agregado reside en la formación del desarrollo
humano de sus egresados. Asimismo, las habilidades
y competencias de los profesionales del futuro deben
estar orientadas a poder desempeñarse en un mercado
cada vez más cambiante, automatizado y tecnológico.
Se vuelve vital enseñar habilidades blandas, que no
es más que otra denominación para referirse a la
inteligencia emocional, habilidades de comunicación,
pensamiento crítico, resolución de conictos, etc. Estas
habilidades no solo son útiles en el lugar de trabajo,
sino que también son importantes en distintas esferas
de la vida privada y pública de las personas.
Para concluir, la visión de la educación debe alejarse de
la dicotomía de educación para el trabajo o educación
humanística, donde no debería existir un conicto
entre ambas, ya que es tarea de las instituciones de
educación formal desde los primeros niveles preparar
a los individuos para integrarse a la sociedad, es decir,
como ciudadano y como profesional, en otras palabras,
la educación no debe estar encerrada entre lo ideal
y su practicidad. En esta misma línea, dado que la
formación para el mercado laboral no es exclusiva de
las universidades, tiene que ser un punto de inexión
para el quehacer de las universidades, que deben
de adaptarse a las nuevas demandas del mercado
y de la sociedad en general, formando individuos
con competencias y habilidades que les permitan
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número 78, ISSN: 2071-8748, E-ISSN: 2218-3345, ISNI 0000 0001 2113 0101 https://isni.org/isni/0000000121130101
desempeñarse en su área laboral óptimamente y, a
su vez, ser una persona consciente de los retos que
enfrenta la sociedad en la que vive y que desde su
profesión puede contribuir como agente de cambio o
innovando al ofrecer alternativas para enfrentarlos.
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